Partida Rol por web

El destino quiso que vuestros pasos os hiciesen llegar al Ducado de Parker.

Lo cierto era que únicamente tratabais de dejar atrás la ventisca invernal que os había tomado desprevenidos desde el cielo mientras tratábais de cruzar la cordillera de Picos Dragón.

El invierno parecía haberse adelantado aquel año pues cualquiera habróia apostado a que habriais podido cruzar a tiempo aquellas traicioneras montañas sin embargo en cuestión de días el tiempo otoñal transmutó en un crudo invierno, las temperaturas se desplomaron y la ventisca hizo acto de presencia.

Tras más de tres días seguidos de aquella helada tormenta teníais claro que habías perfido el sendero y lo único que buscabais era un resguardo donde dejar pasar el tiempo evitando así el morir congelados, pues vaya una muerte miserable iba a ser esa para un grupo de avezados aventureros como era el vuestro...

Y fue vuestro explorador quien os halló el salvoconducto, puesto que si bien no estaba para nada habituado a aquel clima o terreno, fue él quien notó aquella brisa cálida entre los helados soplos del viento.

Con dificultad seguisteis la dirección marcada por el infante y en apenas  cinco pasos pasasteis de las extremas temperaturas del invierno montañoso a unas agradables y templadas temperaturas dignas de la más amable primavera. El paisaje cambió drásticamente de la nieve y el hielo a campos verdes floridos y llenos de tierras de labranza. Teníais claro que aquello no era obra natural, más de no haber sido por eso, lo más probable es que hubieseis acabado pereciendo bajo la nieve.

Tras dos horas de caminata atravesando zonas cubiertas de verde exhuberancia y de algunos campos de cultivo en plena maduración, con lo que parecían granjas alejadas del camino principal, acabáis por encontrar lo que parece la villa de aquel extraño lugar, envuelta en una empalizada simple pero bien hornamentada, casi como si fuese más de decoración que para cumplir deberes defensivos. La madera estaba labrada con motivos dracónicos. En en interior de aquel bello muro, se encontraba lo que parecía una villa grande, bastante próspera, de no menos de doscientas casas y una torre de piedra de varias alturas que parecía erguirse en el centro de la villa.

En vuestro camino os habéis cruzado con algún que otro aldeano que, si bien os ha observado con curiosidad, no se han mostrado hostiles ni preocupados por vuestra presencia allí.

Odio el frío! En Verbobonc ni teníamos heladas cómo estás! A dónde me dijistes que íbamos Conde?

El gran Timmy, héroe de El Encinar , siervo del Conde de Miramonte y Papaencurt seguía siendo un niño, ya no era esa maraña de lágrimas y mocos
Rescatada de las garras de la muerte, pero no dejaba de ser un joven de menos de 12 veranos al que la vida le había obligado a sufrir tormentos que muchos no tienen en toda una vida.

A él no le solía preocupar a dónde iban, era el encargado de encontrar el camino, y por poco no lo cuentan esta vez.

En esa villa quizás podremos avituallarnos , qué opináis?

Con voz nasal, entre sorbetón y sorbetón de moco líquido, intentando que los goterones se mantuviesen intra-napia, respondo a nuestro buen explorador, adelantándome al buen Conde:

-... pues opino que un buen caldito de pollo, calentito, me vendría estupendamente, si quieres mi opinión.

Tras una pausa prosigo..., sonriendo

-Tu al menos tuviste la buena idea de que te hicieran algo con la piel del lobo; creo que eres el que ha ido mejor equipado en medio de ese valle helado. ¡A ver si aprendo de tí, caramba!, que se nota que eres previsor. Por lo menos en este valle se está muy bien,.... pero sigo sin entender cómo es posible.

-Opino igual que Ruff, aunque no lo parezca, bajo la máscara tengo unos carámbanos saliéndome de la nariz, jamás había estado en un paraje helado como el que hemos atravesado- Durante toda la vida había estado viviendo en climas que variaban en todo el rango de temperaturas, pero como el de aquel lugar, nunca lo sentí en mis carnes, el frío era penetrante, como si aunque te resguardaras de él, pudiera llegarte hasta el tuétano de los huesos. -Deberíamos habernos comprado ropa de abrigo antes de dirigirnos hacia aquí, ahora todos cogeremos un catarro de narices, bueno, salvo el pequeño Timmy, a él al menos le dieron algo con lo que protegerse,  aa...   aaaa.... aaaaaaa...chuuuu....; maldita sea- Fué tal mi estornudo que hasta me alzo 1 palmo del suelo.

-No perdamos tiempo contemplando el paisaje, vayamos a comer algo calentito y luego ya haremos indagaciones- Si que era raro que justo al atravesar esa ventisca hubiese unos paramos tan hermosos y frescos, es como si algo mágico cortase por la mitad el cielo, separando el clima de un lado al otro.

El conde aún se encontraba tratando de desempolvar su capa de los últimos rastros de nieve cuando esta se fundió por efecto del cambio brusco de temperatura, dejando la tela empapada.

-¡Recojones! No habríamos durado mucho más bajo aquesta maldita tormenta de nieve, ¡Buena labor husmeando aqueste lugar, joven Timoteo, más... ¿En qué extraño lugar nos hemos metido?-dijo mirando a su alrededor con asombro.-La frontera con Hanzo era nuestro destino, recuerda que nos pagaron unos buenos doblones por investigar sospechosos movimientos en la zona...-dirigió momentáneamente su atención al joven muchacho que había realizado la pregunta.

-Sin duda aquesto es obra de brujería, no existe otra explicación, más debemos dar gracias por haberla hallado...

Observando con asombro, el conde se limitó a seguir los pasos del resto, que les llevó hasta aquella villa.

- ¿Con Hanzo? - Preguntó la enana. - ¡Anza! se dice Anza. El gran reino de Anza. El hogar de esos feos hombres amarillos. - Le corrigió la enana al conde. Su extraño modo de hablar, a veces le hacía confundir términos. ¿Pero Hanzo? - Si no fallan mis cálculos, debemos haber cruzado por fin las montañas de Pico Dragrón. Este es sin duda el valle donde se encuentra el ducado de Parker. - Dijo la guerrera. - Lo que me preocupa son las tierras al este. Todavía nos separan del reino de Hi-Thien las montañas de la sierpe... - Hizo una pausa para hacer memoria. - ...como se llame. ¿Por qué los dragones tienen nombres tan impronunciables? - Hizo una pregunta retórica, pues enseguida continuó hablando. - Sólo espero no toparme con hombres lagarto. Están muy cerca de su reino y no me extrañaría que hubiera actividad suya por la zona. - Les advirtió. - Por lo demás... ¡Un buen caldo de pollo estaría muy bien! ¿Nos ponemos en marcha?

-Yo discrepo Dama Dwama! Yo quiero acabar con unos cuantos de esos hombres lagarto para hacerme una armadura de cuero con su piel! dicen que son muy resistentes a los atauqes! Nada como vestirme con los restos de los seres que me han atacado para que nadie me moleste por mi edad! Dijo sacando músculo para hacerse el poderoso.

De pronto, de debajo de su capa de Lupo Terribilis asomó la cabeza de un buho, había estado durmiendo calentita dentro de los ropajes de su amo para resguardarse del frío.

-Obelix! Ya has acabado el sueño? Vuela un poco ahora que se está calentito y buscanos una buena ruta para llegar al pueblo! El animal, muy joven aun, obedeció y después de extender sus plumas comenzó a volar.

Esta no era la primera mascota que portaba el joven explorador, su anterior compañero animal, Valtonyc el perro-castor, se quedó en la aldea de Viecas para protegerla de los Lupos si volvían, la guardia le había prometido que lo usarían para engendrar descendencia con la poderosa estirpe de ese animal que se había enfrentado de tu a tu con un Hombre Lobo, eso era lo que necesitaban y a cambio le habían dado un polluelo recién nacido de buho, el cual era ideal para otear desde las alturas.

Con los labios ya amoratados por el frío, Elenair tiritaba al andar con los brazos cruzados para intentar no perder más calor -Una buena chimenea, un buen fuego al que arrimarse. Eso es lo que necesito. Y cuatrero paredes que impidan que el aire me corte el rostro. Tampoco me disgustaría un techo que impidiese a la lluvia mojar mi pelo- La elfa estaba helada de frío pero no había dejado de hablar y protestar. La espada que antes siempre portaba en el cinto, ahora descansaba oculta entre una manta a su espalda junto con la mochila.
Noxse como me pude dejar engañar por Ruff “Compra una ballesta, yo te enseñaré a utilizarla que te va a venir muy bien”- Miró a su compañero mientras sonreía -No sabes cuánto pesa este trozo de madera¿no?- Elenair, ligeramente encorvada por el peso que cargaba, no había dejado de protestar sobre el tamaño de la ballesta que a día de hoy, no había disparado aún.

Al cambiar el paisaje se detuvo para erguirse y respirar profundamente -Por fin. Ya pensaba que iba a mori de frío

A pocos metros de la entrada de la empalizada localizasteis lo que parecía una ostentosa Taberna. La fachada estaba blanqueada con cal, la madera exterior brillaba de un color rojo radiante y de la fachada colgaba un cartel de madera con la forma de un dragón alado en el que rezaba " Taberna del Dragón Rojo"

A decir verdad todo en aquella villa parecía nuevo y ostentoso. No se veían construcciones desvencijadas ni maderas viejas y centenarias, muy al contrario las casas lucían nuevas, todas ellas con colores vivos en los adornos y la gran mayoría de fachadas  blanqueadas y brillantes.

Del interior de la taberna procedía un amable bullicio típico de un animado local de bebidas y comidas y al entrar, esas impresiones fueron confirmadas al entrar en el edificio.

5 mesas estaba ocupadas por parroquianos que os prestaron algo de atención al entrar si bien en seguida volvieron a ocuparse de sus asuntos. Tras la barra, un horondo hombre se afanaba a secar unas jarras con un trapo de lino crudo bastante limpio.

Al veros entrar entrecerró su ojo derecho alzando la ceja.

-Que me aspen si estoy viendo lo que creo...¿Acaso son forasteros lo que entra por la puerta? Sí... ¡Forasteros!

¡Quien lo iba a decir! ¡En pleno invierno! ¡Pasen, buenas gentes,  pasen y tomen mesa!

El joven estaba feliz por llegar a un pueblo tan bonito y bien cuidado como aquel, no como la apestosa Rastor o la infame Nulb, este parecía un buen lugar donde asentarse algún día.

Posadero! 6 raciones de caldo hirviendo y algo de pan! Casi nos mata la helada! Menos mal de encontrar aquesta bonita villa para retomar fuerzas,

Timmy era ya un prepuber con bastante iniciativa, el hecho de sobrevivir a cosas imposibles le había quitado ese miedo y esa timidez que tenía antes de que le degollaran años atrás.

Espero que Obélix esté bien, supongo que estará buscando una buena rama donde esperar nuestra marcha o quizás esté cazando ratas o conejos! Si un buen consejo! Eso es típico de mi búho!

-¡Eso, así se habla, Timmy! ... busquemos una buena mesa, en el lugar más cálido que podamos

En un tono más bajo comento a mis compañeros...

-Es el pueblo más limpio que recuerdo haber visto.... es... perfecto, al menos lo que llevamos visto hasta ahora

- ¡Y cerveza! - Dwama soltó una tremenda risotada. - ¡Sí, vamos a necesitar mucha cerveza!

Dwama estaba alegre por haber llegado a aquel lugar. No era algo nuevo, siempre que pisaba una taberna su ánimo aumentaba. Se podía decir que ese era su estado natural, rodeada de rufianes etílicos y jarras vacías.

La enana localizó una mesa vacía cercana a un escenario. La mesa era grande y cabían todos sin problema. Una ventana estaba cerca y desde ésta se colaban los rayos de sol. La pega era que esa mesa ya estaba ocupada por un solitario hombre que por su aspecto físico y si edad ya debería haber fallecido no menos de un lustro atrás y cuyo nombre sin duda era algo así como Zurnastasio, Ñefistofoles o Herminio...

- ¿Le importa que mis amigos y yo le robemos un poco de sol? - Dijo sentándose a su lado sin esperar respuesta. - ¿A ver si adivino... Atanasio?

Todo en aquella villa me parecía fuera de lugar, para empezar, que estuviera en mitad de una tormenta invernal y el clima fuera el típico de la primavera, las casas tenían aspecto de reciente construcción, en ellas no se apreciaba el más mínimo daño por las inclemencias del tiempo y clima, las palabras del tabernero también me llamaron la atención, ¿pleno invierno?, ¿con el clima tan bueno que hace fuera?; algo huele raro en esta villa; no debía bajar la guardia.

Con mi estoque fuertemente agarrado en la mano, esperé a que el tabernero se girase y entonces seguí a mis compañeros a la mesa que la Dama Dwama había elegido. Por alguna razón, al hacer esto creí oír como un sollozo del tabernero, debían ser imaginaciones mías.

La alegria del Gran Timmy siempre era bien recibida -Ahora que ya has tenido tu bautismo de fuego ya podrás beber algo más no que caldo. Tendrás que comenzar a decirte ¿Serás hombre de vino o de cerveza? Es algo importante porque desvelará mucho de ti mismo. Nosotros- Elenair se apuntaba a ella misma con uno de sus dedos para referirse a los elfos -Solemos elegir la hidromiel. Un Livornos exquisito que otras razas no saben saborear. Yo no suelo tomarla porque me nubla la vista y se me traba la lengua, algo imperdonable para mi profesión- Elenair esperó a ser atendida por el posadero y así preguntarle -Esta villa me ha sorprendido. La prosperidad que se respira es abrumadora ¿no es cierto?

Aquel anciano miró extrañado a la enana. Parecía no comprender demasiado lo que le estaba diciendo, pero en cunto entendió que lo que quería era sentarse en la mesa alzó las cejas y asintió.

-¡Puñetas! La mesa no es mía, sentáos si os place, forasteros...

El individuo hizo sitio en la mesa para que cupiesen todos.

-¡Que extraño ver forasteros en esta época! ¿Que os trae al condado de Parker, si puede saberse?-preguntó sin tapujos mientras daba un trago a su cerveza

Justo en ese momento os trajeron humeantes tazones de caldo así como una cerveza por cabeza excepto para la elfa, que aún no había pedido. Lo cierto era que hacía rato que el frío había abandonado vuestros huesos, si bien el cuerpo os seguía pidiendo meteros algo caliente entre pecho y espalda.

El posadero se dirigió a Elenair-¿Y para la dama que será?

- Al condado de Parker nos ha traído la providencia... - Dijo la enana mirando al resto y esperando que ninguno de ellos la crontradijera. - Sólo somos un grupo de viajeros perdidos, buen hombre. Viajeros perdidos que han tenido la suerte de llegar a éste extraño lugar y poder vivir un día más. - Dwama dio un trago largo a aquella cerveza. - ¡Ahhh! Pensaba que no volvería a probar su sabor. - Dijo sonriendo. - ¿Cómo es que cambia tanto el clima al pasar de esa cordillera helada y mortal y acceder a este valle elevado? No me malinterprete, me encanta que así sea, pero calculo que debemos de estar a no menos de mil quinientos metros de altura y aquí debería hacer mucho más frío...

¿Que frutas teneis aquí? Me valdría casi cualquiera para tomar un zumo. Alcohol no suelo beber porque estropea la garganta y la necesito para narrar mis fábulas como la historia del Gran Timmy cazador de licántropos. Es es una de mis favoritas - Elenair estaba mazno atenta de lo que podía parecer a las resfpurstas del extraño clima. Siempre se encontraba con situaciones de lo más curiosas y eso era algo de alabar para alguien de su profesión. Era una forma de generar historias, canciones y como no, dinero

Tomando la pregunta de la elfa por una comanda, el posadero, sin responder nada se marchó tras la barra. A los pocos minutos volvió con un baso de arcilla cocida lleno de un zumo de color rojo oscuro.

-Has tenido suerte, chica. Mi mujer fue ayer a por bayas al bosque, pues un día normal no hubiese tenido nada de fruta. Zumo de zarzamora, cerezas y madroños. Espero que le baste.

Una vez dejó el baso en la mesa junto a las jarras de cerveza volvió a sus quehaceres tras la barra.

-Más que viajeros, yo diría aventureros. ¿ O acaso me equivoco?-dijo en tono suspicaz el anciano.

-¡Unos simples viajeros no van tan pertrechados ni armados hasta los dientes como vosotros, pardiez!

Dió un trago a su cerveza, llenandose el bigote de espuma.

-Y tengo que decir que te equivocas enana, el tiempo por aquí no cambia... Muy al contrario, puest tenemos primavera todo el año, ni más ni menos...Cosas del Duque-Se encogió de hombros.

- Me gustais don Zurnastasio. - Dijo la enana. - Sois un anciano enclenque y maloliente, pero inteligente y perspicaz... - Dwama se quedó un momento callada y olisqueó el ambiente. Acto seguido alzó su brazo y olió bajo su sobaco. - ¡Disculpe señor, la que huele a muerte soy yo! - Y entonces soltó una sonora carcajada. - Oiga... ¿Ese duque es algunas clase de mago?