Partida Rol por web

El mediano Jack, que estaba enzarzado con el gnoll, notó un temblor tras de él que avanzaba de su izquierda a derecha, de un vistazo rápido observó como un gigantesco enano avanzaba en dirección a sus compañeros de aventuras Eldon y al joven Timmy y con su enorme mangual atacar a Eldon; la cosa se estaba poniendo seria; debían acabar rapidamente con el gnoll para ayudar a sus compañeros cuanto antes.

Jack hace un pequeño movimiento a S11 para flanquear al enemigo con el Perro y Tyra y de paso acercarse a la espalda del Enano engrandecido y ataca al Gnoll con ambas armas.

A pesar de pillar al Gnoll enzarzado en el combate y por la espalda, era como si la criatura tuviera reflejos de lince, pues aun estando en clara desventaja, aquella criatura logró detener el ataque de su estoque, pero no el de la espada, que aun asi solo llegó a rozarle la piel.

Jack logró asestar un golpe, introduciendo su filo entre las rendijas de la armadura del gnoll. No obstante, la herida causada no fue demasiado dolorosa. De seguir así, tardarían una eternidad en acabar con aquella criatura y moriría antes por aburrimiento que gracias a su buen hacer en el combate.

Pro suerte Mug'hitall, el elfo oscuro, seguía tratando de atravesar la telaraña y ciertamente no estaba teniendo demasiado éxito. Le costaba demasiado abrirse paso entre las hebras y iba a estar entretenido un buen rato antes de poder ver la luz al final del túnel. No obstante, si no aprovechaban esos momentos para acabar con los enemigos que se encontraban en el exterior de la telaraña, difícilmente sobrevivirían. 

Tyra se movió para buscar un hueco en la defensa de aquella bestia, empezaba a estar bastante enfadada porque la pelea estaba resultando entre vergonozosa y un completo desastre. Lanzó un tajo al gnoll que no fue más que un arañazo para aquella critura.

-Me cago en tus muertos -le gritó a la criatura. A decir verdad, una sacerdotisa de Onone no debería emplear tales palabras, pero estaba claro que Tyra empezaba a enfadarse de verdad.

El clérigo aún permanecía pegado entre las hebras de la telaraña. Por mucho que lo intentaba, le resultaba imposible moverse ni un ápice. Mucho menos desplazarse entre la maraña de hebras que le rodeaba. Sin ayuda de un tercero, difícilmente saldría de ahí. Estaba condenado a permanecer en la telaraña hasta que esta se disipara o fuera abatido por sus enemigos. Lo que sucediera antes.

El perro de Timmy se movió para poder asestar un golpe mas certero al Gnoll; era curioso ver a ambas criaturas luchando, sus semejanzas eran graciosas pues parecían el mismo ser, uno de pie con armadura y el otro a cuatro patas. Timmy por su parte disparó sus flechas a las criaturas que tenía a la vista, centrándose en desgastarlas lo mas posible. Hoy no está siendo nuestro día! Godofredo y Dwama ya habrían dado muerte a estos Hideputas!!. Rió el niño mientras disfrutaba del combate a vida o muerte. Donde está Naz bastardos!! es a él a quien quiero! decidmelo y viviréis!! lanzó al aire su propuesta, era obvio que pasarían de él, pero lo decía muy en serio, sólo quería a Naz.

Váldenar extendió sus manos enguantadas en dirección al gnoll, sin imprimir sus dedos tensión alguna. Los guantes refulgieron un momento, enviando tres dardos de energía banco-verdosa que se clavaron con pavorosa violencia al gnoll, fulminándolo en el acto en respuesta al pueril comentario de Timmy. 

—Hmpf. ¿Es que tengo que hacerlo todo yo? —le dijo Váldenar al universo, en tono de auténtica consternación—. Si tan hábiles son Godofredo y Dwama podrían haber venido aquí.

En vez de tú —apostilló en su fuero interno.

Tras la muerte del gnoll que tantos problemas le había dado a Tyra, todos respiraron tranquilos por un momento, pues las amenazas que se cernían sobre ellos, eran ahora la mitad. Sin embargo, aquel enorme enano oscuro había demostrado ser un adversario cuando menos temible.

El propio Eldon estaba celebrando en su interior que el combate comenzaba a decantarse a su favor. Entonces le dio por mirar por el rabillo del ojo, como la energía mágica que el elfo había lanzado contra el gnoll, acababa con este y al devolver la mirada a donde debía estar, el atroz enemigo que tenía frente a él, tan solo pudo ver como aquella enorme bola armada de puntiagudos filos, se estrellaba contra su rostro.

La cara del pobre y confiado mediano, se hundió en su cráneo. El terrible golpe derramó sangre y materia gris por doquier. Por suerte para Eldon, la muerte fue inmediata, aunque de tener seres queridos y éstos querer recuperar su cadáver para celebrar un entierro digno, no podrían reconocersu rostro, pues se había convertido en una masa sanguinolenta e informe cuyos globos oculares habían salido de sus cuencas.

- ¿Quién es el siguiente? - Alzó la voy arrogante y envalentonado tras matar a el primero de sus adversarios. 

Jack iba a dejarse de tonterías de una vez por todas. Al ver como aquel enano había acabado fácilmente con su buen amigo Eldon, decidió poner toda la carne en el asador. Activando el poder que le concedía su armadura, una bruma surgió a su alrededor y se desplazó con ésta hacia el lugar donde se encontraba el bastardo oscuro. 

Fue entonces cuando lanzó un ataque contra ésta, quien al no verle a través de aquella bruma, recibió el impacto sin poder hacer demasiado. Por desgracia, pese a que iba bien dirigido, la armadura del enano absorbió la mayor parte del impacto y el daño no fue grande, pero habían descorchado la botella y entre todos tenían que bebérsela.

- ¡Vamos compañeros! - Arengó a los suyos. - ¡Es ahora o nunca!

El elfo oscuro mientras todo eso sucedía, trataba en vano se salir de la telaraña. Aquella maldita trampa mágica le estaba causando demasiadas molestias. Veía imposible salir de allí, no obstante, no se rendiría hasta el final, pues de ello dependía su vida.

- ¡Vamos Dru, no te rindas! - Le gritó al enano. - ¡Enseguida estoy contigo!

La cuestión era que aquella pelea estaba siendo una masacre. Tyra ni siquiera había tenido tiempo de salvar la vida de su compañero cuando fue completamente destrozado por el enano. Tragó saliva, sabía que Váldenar lo tenía todo bajo control con sus conjuros. Colocó la espada en vertical justo delante de ella.

-Onone, dame tu bendición, acompáñame a la batalla.

Mientras iban sucediéndose las bajas en el combate, el clérigo humano trataba de despegarse de aquellas hebras, pero no era lo suficientemente fuerte.

- ¡Ayúdme Mug'hitall! - Le imploró.

—Tú eres el siguiente, duergar —gruñó Váldenar—. Equilibremos las tornas

Extrajo un pergamino del estuche y lo leyó en voz tonante. Cuando terminó, el pergamino se hizo cenizas y Tyra empezó a crecer a ojos vista para equiparar su tamaño al del duergar. 

—Ahora eres aún más formidable, campeona de Onone. ¡A la batalla!

Bastardo! Has matado a mi compañero, tu no te salvas ni diciendome donde está Naz!!!! Ataca chico. gritó furioso y a la vez daba órdenes a su compañero animal, que fiel se lanzó a la carga contra el enorme enano gris.

Una vez vio contento como su compañero atacaba y daba con carne enana le lanzó dos flechazos a la vez que se movía un poco para mejorar su visibilidad ahora que el hobbit había usado su útil armadura dadora de nubes.

Era el turno del enano. Tenía encima a la molesta criatura que Timmy había lanzado contra él. Le había propinado un buen mordisco y aunque estuvo tentado a lanzarle un buen golpe y quitárselo del medio, sabía que la verdadera amenaza era en esos momentos la enorme mujer que se había aproximado hasta su posición. Por ello, Tyra fue el objetivo de su mangual pesado, pero por surte para ella logró esquivarlo de forma grácil.

- ¡Maldición! - Gritó el enano. - ¡Necesito ayuda, ya! - Les gritó a los suyos que trataban sin éxito, salir de la telaraña.

Tras ver como a uno de sus compañeros le reventaba la cabeza el enano mastodontico, supo que de aquella situacion solo se podria salir a base de desatar muerte y destruccion.

Gracias a la magia de la telaraña, los aliados del enano no podian socorrerlo, asi que era el momento e acabar con él rapidamente antes de que se engrosaran las listas de aliados caidos.

Aprovechando la capacidad de olcultacion que le confiere la niebla que libera su armadura lanza una serie de ataques contra aquel gigantesco enano, pero por desgracia todos impactan contra su armadura negando cualquier daño.

Pese a lo que pudiera creer Jack, su estoque si logró atravesar la armadura del enano incrustándose entre sus costillas y causándole una dolorosa herida, que casi le dejó incapacitado para el combate. No obstante, aquel imponente enano, no se amilanaba y lucharía hasta el final, pues sabía que cualquiera de sus golpes podía barrer del mapa a alguno de sus enemigos.

Fue entonces cuando escucharon una risa procedente del interior de la telaraña. El elfo oscuro al fin había logrado desembarazarse de algunas de las hebras de la telaraña y había comenzado a avanzar hacia el exterior de la trampa mágica. Confiado en que ahora podría salir al exterior y pelear equilibrando las tornas, reía a carcajada suelta, sin embargo, cuando se sintió agotado por el esfuerzo y no logró abrirse paso hasta donde pretendía, su risa cesó de golpe.

- ¡Mierda! - Gritó enfurecido. - ¿Pero que grosor tiene ésto? - Dijo malhumorado.

El perro de Timmy lanzó otro mordisco aunque la gran altura del enano le imposibilitó engancharle como el quería, cayendo al suelo y colocándose en posición defensiva, sin duda ese can estaba bien entrenado, ya había hincado el diente en el gnoll y en el enano y la próxima vez que pudiera saborearía su sangre. el joven Timmy por su parte se dedicaba a lanzar flechas al enorme enano a la vez que vigilaba al humano, tratando de tumbar al primero antes de que llegase su compañero elfo; para el arquero sin duda sería muy beneficioso acabar con el cabrón que había matado a su compañero a la hora de negociar la derrota de los demás, quizás el humano que todavía estaba atrapado se avendría a hablar con ellos y decirles donde estaba Naz si sus dos compañeros gigantes morían.

Onone estaba de su parte, Tyra sentía la bendición de su diosa en el centro del pecho. Fue entonces cuando Váldenar desencadenó un conjuro sobre ella. Si la sacerdotisa ya tenía una apariencia amenazante en combate, una Tyra de más de dos metros de altura enfundada en una reluciente (y salpicada de sangre amiga y enemiga) armadura plateada, asustaría al más valeroso de los guerreros.

-Vengaré la muerte de mi compañero -murmuró mientras avanzaba un paso en dirección al enano-. ¡Por Onone!

Levantó el mandoble por encima de la cabeza, el arma medía más de dos metros de largo y era tan ancha como uno de los brazos de aquel robusto enano. El guerrero interpuso el hacha para detener el ataque, pero nada pudo hacer para frenar el brutal impacto. Tyra lanzó un grito que se escuchó por todo el bosque, su arma rompió la defensa del enano, se incrustó en su cráneo, pero su dura cabeza no detuvo la trayectoria. Se partió en dos como un melón, descendió hacia la mitad del torso y seccionó al enorme guerrero en dos pedazos dispares. La sangre brotó a chorros, tiñó la hierba de rojo, a Tyris de la cabeza a los pies y a todos los que estaban a un paso del enano.

El mandoble detuvo su movimiento cuando impactó contra los restos de un árbol que siempre había estado ahí. Tyra se limpió los ojos de sangre y miró en dirección al drow, alzando de nuevo la espada en su dirección.

-¿El siguiente? -preguntó.

A veces la arrogancia de Váldenar se le pegaba sin querer.

Tan solo quedaban dos de los enemigos iniciales en pie, pero ambos estaban atrapados en la telaraña. De aquella manera no eran una amenaza para nadie, por lo que los asaltantes podían respirar tranquilos y pensar en sus siguientes acciones.

Mientras todo eso sucedía, Bradock, trataba inútilemente de despegarse de la telaraña, no obstante le estaba resultando una tarea imposible.