Partida Rol por web

Es demasiado estrecha para nosotros, no cabriamos por ahí.

Además estamos agotados y Kroggra mal herido, deberiamos subir, explicar lo que ocurre y dejar que ellos lo arreglen, con el sótano limpio de ratas no les costarrá empezar a usar el agua del torrente natural.

—Nadie impide que si se cierrra la brrecha no la vuelvan a abrrirr. E igual que se puede cerrar, podemos hacerr esa brrecha más grrande. Perro si querréis descansarr, está bien.

Borzos sabía que aquello era todo lo que iban a sacar de Kroggar, asi que asintió, guardó las armas y se volvió a a dirigir a la escalera.

El grupo desando lo andado, y se dirigió a la entrada donde una escalera ascendente llevaba a la planta 0 de la torre. Habíais dejado en el sótano una situación dantesca, lleno de cadáveres de ratas, pero habíais cumplido con una obligación en la que no estabais obligados a hacer nada, más allá de lo moral o ético. Poco a poco se os arrastraba al descanso haciendo que os retrasarais en vuestra tarea de regresar a Khazad Felek.

Como era de esperar estaba cerrada. Golpeasteis la trampilla tres veces tal y como Jilda os había indicado. El olor pestilente del subsuelo ascendió haciendo que la enana arrugara la nariz con un gesto amargo.

Los tres enanos entraron en la extraña gruta. Conforme avanzabais por el estrecho pasillo empezasteis a notar en vuestra nariz un ambiente húmedo y frío, debido a la roca que aislaba la formación del mundo exterior.

Se trataba de una apertura en la pared bastante limpia, pero no había indicios de que algo la hubiera formado de manera natural. El suelo no presentaba curvas sinuosas propias de un río que emergía del interior de la montaña. Las paredes no parecían desplomadas, ni formaban ninguna clase de arco que explicara la presencia de aquella cueva allí. Y lo más importante de todo era que, si ninguna explicación de formación natural había hecho aquello, ¿dónde estaban las raspaduras y arañazos propios en las paredes de picos, palas o herramientas?

La situación se volvía extraña por momentos, y avanzabais alerta dispuestos a encontraros con cualquier cosa. El silencio se hizo patente en el aire, lo cual os hizo que os inquietarais más. Parecía que los sonidos que provenían del interior de la cueva, aquellas voces reptiloides se habían difuminado en la oscuridad. Era probable que ahora fueran conscientes de vuestra entrada.

Vuestros ojos poco a poco se hicieron a la oscuridad, cambiando los cálidos colores del exterior, a tonalidades grises, y visteis una cueva, de altas paredes y un tamaño considerable. Dentro escuchabais el borbotear de agua en el interior. Parecía que aquél lugar tenía una conexión con el río subterráneo de la avanzada sur.

Al frente de la comitiva Toril caminaba tan silenciosamente como podía, no tanto por no hacer ruido sin no por escuchar cualquier indicio de movimiento. En una cueva casi siempre oías ala presa antes de verla. El ruido del agua no ayudaría, pero también serviría para enmascarar un poco su propia presencia.

Avanzo hacia a delante, para usar como parapeto la columna de roca que se elevaba frente a ellos.  Había guardado sus hachas y portaba su ballesta entre las manos, preparada para anticiparse a cualquier movimiento, las distancias cortas no eran la mejor opción con los Kobolds, siempre sería útil eliminar a algunos antes de que se echaran encima.

El avance cauto de los enanos por el túnel permitió al explorador ver lo impensable. En la oscuridad de la caverna, donde la luz no llega, entre sinuosas sombras, y juegos de luces engañosos, Toril pudo discernir como los kobolds, que originalmente estaban en la entrada, estaban tácticamente apostados en diversas localizaciones situadas a la entrada.

Lo que en principio iba a ser un avance estratégico en busca de una posición favorable para atacar directamente a los habitantes de la madriguera, ahora se convertía en una posición favorable para contrarrestar una emboscada. Toril decidió detenerse durante unos cortos instantes mientras pensaba qué hacer a continuación.

Aun que su idea original era colocarse en la columna, pudo ver cómo al otro lado un miembro de la tribu reptiloide estaba al otro lado esperándole. El silencio se hizo eterno y el tiempo de distorsionó extendiéndose a los ojos del explorador, quien decidió cambiar de táctica en menos de un segundo.

Solo dio un paso cuando cano entre la sombras y guiado por su instinto cazador los vio. Paró en seco y con unos bailes señale de sus manos explico la situación del enemigo. Estaban en la entrada estrecha, eso les daba ventaja si ellos avanzaban, si permanecían en sus posiciones podían seguir disparándoles y mermándoles.

Toril les explicó como pudo por señas a sus compañeros las opciones que veía, necesitaba consensuar un ataque bien organizado y aprovechar que habían descubierto a esas sabandijas.

Kroggar, atento a los gestos de Toril, no se lo pensó dos veces. Agarró el medallón de su abuelo antes de comenzar a recitar una pequeña oración.

—Ante los enemigos de tu pueblo, te solicitamos auxilio Señorr de las hachas. Bendícenos y guíanos en el combate.

Al terminar el reza alzó la mano con la que había sujetado el símbolo sagrado y de ella brotó una luz que inundó a los tres enanos de una energía sagrada.

—¡VAIS A MORRIRR COMO PERRROS!—le gritó entonces a los kobolds.

Borzos sintió el poder divino corriendo por sus músculos mientras sacaba una jabalina, enfurecía y la lanzaba con toda la potencia de sus músculos. Después, como habían hablado, se colocó en un punto en el que pudiera proteger a sus compañeros y sacó el bastón.

La jabalina de Borzos fue tan certera que Toril decidió en el último momento cambiar su blanco hacia el otro kobold antes de retroceder. La bendiciones del clérigo templaban su animo y su puntería.

Pero quizás no lo suficiente. después retrocedió unos pasos par asituarse bajo la proteción de la furia de Borzos.

El silencio dio paso a movimientos abruptos y rápidos en una ofensiva directa contra los kobolds. El grupo se replegó y se colocó en posición, pillando desprevenidos a los kobolds que no esperaban para nada aquella jugada.

Kroggar inició la bendición de sus compañeros provocando que un aura de color dorado apareciera del viejo medallón de su abuelo, haciendo que Bargenta estuviera presente durante el combate, ayudando a Borzos en el primer golpe.

La lanza atravesó al ser humanoide haciéndole saltar por el aire debido a la fuerza con la que fue proyectada, no dejándole emitir nada más allá que un gemido ahogado.

Toril comenzó de esta manera el repliegue, moviéndose antes de tiempo y haciendo que el disparo con su ballesta fallara golpeando en la pared de piedra, donde el kobold se cubría.

Viendo que su emboscada había sido saboteada, el grupo de kobolds decidió iniciar una ofensiva. Escuchasteis pasos en el pasillo de piel desnuda que se movía a través de la roca de la cueva. El kobold más retirado que poseía una honda se posicionaba al lado del kobold que estaba al inicio del pasillo con la intención de atacar con una posición más favorable.

Borzos recibió un desafortunado golpe en el costado que le desequilibró un instante para rápidamente volver a su posición original empoderado por la furia bárbara que le embriagaba.

Seguidamente el miembro que se encontraba oculto tras la columna, empezó a emitir sonidos cacofónicos, similares al gorgoteo de un ave, llamando al resto de miembros del lugar que estuvieran cerca. Tras esto se colocó frente a frente con Borzos, en una posición agazapada listo para cargar contra él y listo en el caso de que el bárbaro se abalanzara en su contra.

Por último, el que quedaba aún en pie, y que se encontraba guareciendo al disparador inició un ataque directo contra el bárbaro, realizando un quiebro para mantener la posición abierta con su compañero.

Pese a todo, el bárbaro quien ya se encontraba alerta por el anterior golpe, pudo esquivarlo de manera certera.

Borzos avanzó balanceando el baston por encima de la cabeza y asestó un golpetazo de baston al primer kobold para seguir con un rodillazo en pleno plexo solar que lo levantó un metro en el aire

—!PORR EL PUEBLO ENANO!

Kroggar avanzó con el hacha en alto hasta colocarse junto a Borzos, antes de llegar dio un mínimo salto (el suficiente que su orondo cuerpo permitía) y descargó el ataque con todas sus fuerzas. Después, llevado por el ímpetu, lanzó un segundo ataque.

Kroggar avanzó directo a por el kobold quien no se esperaba la reacción súbita del clérigo enano. Los dos hachazos seccionaron por la mitad a la pobre criatura a quien no le dio tiempo a nada más que a mirar con ojos de perrito degollado, arrepintiéndose de haber iniciado el ataque contra Borzos, ya que a causa de este se había quedado desprotegido ante el enorme compañero.

Aprovechado que el camino estaba despejado Borzos inició un espectacular juego de movimientos con el bastón seguido de un rodillazo impulsado por la inercia que llevaba. El primer enemigo salió volando, mientras que el segundo quedó tendido en el suelo con un gemido ahogado debido al rodillazo del bárbaro.

Por aquél entonce los enanos del grupo no lo sabían, pero ese fue el instante en el que se inventaron las obras de teatro de Akie Chan de Kara Tur, o eso es lo que se comentaría en Khazad Felek en un futuro.

En la lejanía, más adentrados en la cueva, se escuchaba a un grupo de kobolds que se aproximaba desde el sur. Sus pies desnudos y sus largas uñas emitían un sonido característico sobre la roca desnuda del suelo de la cueva.

Viendo que los compañeros han despejado el camino Toril avanza entre ellos para posicionarse y disparar contra el Kobold que asoma sobre la roca frente a ellos. Esta vez con mejor puntería, el virote en el blanco y parece ser mortal.

El explorador avanzó veloz por la cueva. Apenas unos segundos haciendo ver aparecer su sombra en la oscuridad, lo siguiente que se escuchó fue el golpe seco del arco de su ballesta siendo disparada. Un sonido afilado y agudo se deslizó por el lugar, dando a parar a un kobold que se encontraba a una distancia considerable asestándole un disparo mortal.

En lo alto de aquella roca quedó el cuerpo inmóvil de la criatura.

Poco a poco las pisadas se hacían cada vez más presentes, hasta que otro grupo apareció de entre las sombras dispuesto a hacer frente a los tres enanos. Los refuerzos habían llegado. Al verlos, vuestra valentía y ganas de luchar no aminoró, pero durante un segundo, sentisteis cierta inquietud al ver a vuestros enemigos, aquella cantidad de kobolds salida de la nada. ¿Cuántos más habría en aquella cueva?

Kroggar avanzó y cuando tuvo una visión completa del enemigo, en lugar de sentir temor sintió regocijo. Entonces avanzó con el hacha en alto.

—¡Torril! ¡Borrzos! ¡A mi izquierrda! ¡Hay que bloquearr su avance!—les indicó mientras descargaba dos golpes contra el kobold que iba a la cabeza.

Borzos se echó a reir como un maníaco y se lanzó contra el primer  kobold con alegría asesina, destrozándole el cráneo con su bastón, como si fuera un bate de beisbol. A continuación, el enano sanguinario arremetió con un cabezazo que reventó la cara del siguiente y se rió con el rostro cubierto de sangre.

Haciendo que el propio Bargenta descendiera al mundo material, el clérigo inició el segundo ataque incitando a sus compañeros a abalanzarse contra el grupo de kobolds. La pesada hacha unida a la pequeña carrera hizo que fallara su primer golpe, pero aprovechando la inercia de su movimiento corrigió la trayectoria de su hacha eliminando de un solo corte a su enemigo.

Abierto el camino, Borzos quien poco a poco empezaba a estar menos consciente de sí, y más metido en el fragor de la batalla, se metió de lleno entre el grupo enemigo taponando la entrada en el túnel. Apenas pudieron reaccionar y se vieron con el bárbaro entre sus filas y dos bajas más.