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[DM] Huir de la Abadía de Puente Galeon.

Huir de la Abadía de Puente Galeon. (Rojo)

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18/10/2020, 22:53
Narrador

La etapa en la Abadía de Puente Galeon:

Tras casi tres años de búsqueda, Bertrand recibió el perdón del Patriarca de la Iglesia de Mitra. Tras agotar hasta la última vía y la última pista que podían hacer que diera con el resto de reliquias encontradas hasta el momento Harlak Burroms decretó en su lecho de muerte que Bertrand Dotter debía regresar a Ristlat. La dedicación y el esfuerzo que había dedicado, sin haber reportado queja alguna, valieron para que Harlak admitiera su error y revocara su condena.

Ya de regreso en Ristalt, lo primero que hizo fue ir a ver los tres objetos que había hallado tiempo atrás en la cueva del valle. Los tres se encontraban expuestos en el Templo de Mitra de Ristlat, a la espera de encontrarles un lugar mejor donde ser protegidos. Bertrand se marcó entonces un propósito. No fue otro que los objetos sagrados fueran devueltos a la Abadía.

Tras mucha lucha y casi ocho meses después de su regreso a Ristlat, la nueva Matriarca de la iglesia de Mitra, Ordsa Frecon, aceptó a regañadientes que los objetos fueran devueltos al a la Abadía de Puente Galeon y que Bertrand Dotter se convirtiera en el nuevo Abad del santuario, a cargo de una decena de monjes que se encargarían de custodiar las reliquias y de administrar los gastos de la Abadía, llevar a cabo los oficios diarios, atender los viajeros y peregrinos y de la explotación en general de aquel enclave religioso.

Tardaron sólo nueve meses en tener a punto el antiguo edificio de la abadía, adecentar los jardines y reconstruir el hospedaje que fue derribado cerca de un año y medio atrás tras un huracán que asoló la zona. Una vez se puso en marcha la actividad de aquel lugar de peregrinaje, no tardaron en comenzar a llegar peregrinos y viajeros y Bertrand tuvo que ocuparse de encontrar personal para administrar el hospedaje y guardias para garantizar la seguridad de los objetos sagrados y los monjes.

Pese a que los gastos iniciales fueron muy elevados, no se tardó en comenzar a generar beneficio, el cual íntegramente se rembolsaba la iglesia de Mitra, tras descontar los gastos que generaba la Abadía, así como una pequeña paga que quedaba para los monjes, el propio Bertrand y otra partida que se dedicaba al mantenimiento y mejora de las instalaciones.

Bertrand se sentía orgulloso de todo lo que había conseguido y por aquel entonces, salvo en sueños húmedos en sus solitarias noches el valle de Galeon, había olvidado casi por completo a su amada. No obstante, el destino le tenía reservada una sorpresa. Tan solo dos meses después de que el Abadía de Puente Galeon abriera de nuevo sus puertas, recibió una inesperada visita.

Fue Tobard Thiem, su segundo al frente de la Abadía y el encargado de las cuentas y el inventario, quien fue enseguida a buscar a Bertrand para que acudiera de inmediato ante los recién llegados. Para sorpresa de Bertrand, unos rostros conocidos habían acudido a Puente Galeon para apreciar lo que el hombre que logró el exorcismo de su hija, había erigido en la cima de aquella montaña.

La familia Casmaxadel al completo había peregrinado hasta la Abadía, con Umsaralen Carsio a la cabeza, junto a su esposa, así como su hija Lachard y su marido el barón Tisef Oderlof. Tras un grato reencuentro, acudieron a los oficios del mediodía que a punto estaban de empezar y una vez finalizados, Bertrand invitó a comer a sus invitados, acudiendo también a dicha comida su segundo, el señor Thiem.

Durante aquella comida se hablaron de muchos asuntos, siendo los temas estrella, el exorcismo de Lachard, los viajes en busca de las reliquias de Bertrand, la administración de aquel lugar de peregrinaje, así como los nuevos intereses comerciales de la familia Casmaxadel y las rutas marítimas.

Tisef le desveló a Bertrand que había sido él quien más había insistido en realizar aquel viaje de fe, pues su esposa le había hablado mucho de él y de cómo le ayudó durante el exorcismo y después de éste. Quería conocer a quien había hecho posible su feliz matrimonio y a quien había librado de las garras del maligno a su ferviente esposa.

La familia Casmaxadel pasó una semana en la Abadía dejando importantes beneficios en el hospedaje y haciendo una cuantiosa donación que sirvió posteriormente para construir el campanario del templo. Durante su estada en Puente Galeon, la relación entre Bertrand y Lachard no fue más allá de la más pura de las cordialidades. De hecho, fue Tisef quien más tiempo pasó con Bertrand fascinado por sus historias y demostrando una férrea fe en Mitra.

Lo cierto fue que Tisef y Bertrand fraguaron durante aquella semana una gran amistad y el joven Oderlof, creyó haber encontrado en Bertrand un consejero y un amigo fiel. A partir de aquel entonces, muchas fueron las cartas que tanto el señor Casmaxadel como Tisef enviaron a Puente Galeon en busca de consejo espiritual y muchos los donativos que llegaban tras sus éxitos mercantiles.

Sin embargo, todo cambió de nuevo cuando el remitente de una de las cartas procedentes de Último Hogar, no fue ni Tisef Oderlof, ni Umsaralen Carsio Casmaxadel, sino su fogosa hija Lachard. El contenido de dicha carta hizo que los cimientos de aquel nuevo Bertrand se tambalearan y que se desmoronada todo lo que había construido tras sus viajes en busca de las reliquias. Lachard Casmaxadel, una mujer casada le acababa de confesar sus más íntimos secretos. Seguía amándole y deseándole como el primer día en que se enamoró de él y quería verle.

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18/10/2020, 22:55
Murciélago

Un fuerte golpe en la ventana te sacó de un duermevela visitado por los sueños húmedos con Lachard, más frecuentes desde la visita de los Casmaxadel a la Abadía. Te levantaste de la cama aún adormilado y excitado a partes iguales, y te apresuraste a encender la vela que siempre tenías a mano en la mesilla de tu austera celda. Agarraste el portavelas y te dirigiste a la ventana. El cristal estaba manchado de sangre, y en el alféizar había un murciélago.

El animal estaba despatarrado y malherido; sus heridas parecían más antiguas que el trompazo que acababa de darse contra el vidrio. Sus alas se movían espasmódicamente, y su pecho bajaba y subía con rapidez. Colgando alrededor del cuello había un pequeño cilíndrico metálico como los que les ponían a las palomas mensajeras. Era la primera vez que veías un murciélago desempeñando esas funciones, pero parecía que eso era exactamente lo que tenías delante.

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01/11/2020, 23:40
Bertrand Dotter (Rojo)

Abrí la ventana y agarré al animal con sumo cuidado. Luego, lo deposité en la mesa, le quité el canutillo con el mensaje y rogué a Mitra para que lo curara canalizando su energía a través de mis manos.

A continuación, tras trocear una fruta y dejarla para que el murciélago la mordisqueara, cogí y extendí el mensaje con una sensación entre extraña y perturbadora. El animal utilizado no era el acostumbrado, y las horas tampoco. ¿Quién sería el remitente y cuál sería el objeto de su misiva?

Con estas dudas en mente, leí lo que mis ojos tenían delante suya.

Notas de juego

Acciones:

-Imposición de manos sobre el murciélago para curarle todo lo posible.

-Abrir y leer el mensaje

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01/11/2020, 23:53
Narrador

El animal se acercó a la fruta, olisqueó pero no la mordió. Una vez impusiste tu toque curativo sobre él, este pareció recuperarse rápidamente y acto seguido voló hasta una viga de la estancia y se agarró a ella boca abajo para descansar. 

Al abrir el canutillo, extrajiste un pergamino manuscrito y enseguida reconociste la letra de Lachard. Inequívocamente había sido escrita de su puño y letra.

Conciso y directo a lo que deseaba: justo como la recordabas. Apenas te dio tiempo a terminar de leer el mensaje cuando escuchaste el sonido de unas botas martillear a toda velocidad por las escaleras que conducían a tus aposentos.

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02/11/2020, 00:00
Bertrand Dotter (Rojo)

Terminé de leer la carta y me quedé completamente ensimismado, hasta que noté la anormal velocidad de mi corazón. Me obligué a tranquilizarme.

Mitra, ayúdame a obrar bien—recé en voz baja.

Con un resignado suspiro, acerqué el papel a la llama y esperé a que se consumiera del todo, mientras pensaba sobre qué podría hacer.

Finalmente me decidí: Asistiría al encuentro con Lachard, con la firme intención de ponerle fin a esta relación. Mitra me ponía a prueba una vez más, y debía demostrar mi valía.

Para ayudarme, escribí en un papel un boceto con las palabras que le diría. Era importante ser sincero, pero que entendiera que yo no iba a continuar con esto. Lo hacía por mí, por ella, por su familia y, sobre todo, por la confianza de Mitra en mí. No caería en los errores del pasado... NO

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02/11/2020, 02:25
Tyris

La puerta no fue golpeada con violencia, sino que se abrió, de sopetón. En el otro lado del umbral había un par de generosos pechos que subían y bajaban rítmicamente. Aquel par de senos estaban detrás de una armadura, y pertenecían a una de las guardias de vuestra pequeña congregación. Tyris era su nombre, y habías oído decir de ella que era una mujer hermosa y voluntariosa. Pero al parecer lo de llamar a la puerta antes de entrar como una tromba en las dependencias personales del abad no iba con ella. 

La mujer tenía un antorcha humeante en una mano y la espada desenvainaba en la otra. Jadeaba por haber subido las escaleras a toda velocidad con la armadura puesta.

—¡Señor abad! —te llamó en cuanto pudo recuperar el resuello—. ¿Estáis bien? ¡He visto un monstruo estrellarse contra vuestra ventana!

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02/11/2020, 09:22
Bertrand Dotter (Rojo)

Me asusté cuando la guardia entró, y del respingo casi caí al suelo. Entonces una idea me sobrevino. En lugar de llevar esto con secretismo, le contaría a Tyris mis intenciones, convirtiéndola a la garante de mi verdad. Había rezado a Mitra y la soldado había aparecido.

Estoy bien. Gracias por la preocupación—empecé diciendo mientras me recomponía del susto—No te preocupes por el montruo. Es un simple murciélago mensajero—continué con gesto sorprendido, señalando a donde se encontraba el animal—Tyris, me vas a ayudar para que haga lo correcto. El mensaje me cita en la torre de Lucien, y allí me he de encontrar con un amor que tuve años atrás. Tengo que frenar esta situación por el bien de todos, pero no quiero que su marido se entere, pues ella es víctima de un profundo amor con el que es difícil luchar, y no merece que su marido la castigue, abandone o humille por ello.—hice una breve pausa, intentando averiguar los pensamientos de Tyris, y proseguí—El nombre de mi antigui am... de la mujer es Lachard.

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02/11/2020, 14:34
Tyris

Tyris alzó una ceja. No parecía demasiado convincente aquella explicación, pues aunque era mujer, rubia y con generosos pechos, no era tonta aunque a veces pudiera parecerlo. Cuando Bertrand confesó lo del viejo amor se llevó las manos a la cabeza. No es que estuviera prohibido tajantemente el amor carnal para los miembros de la Abadía, pero no estaba bien visto, pues normalmente le desviaba a uno del recto camino que marcaban los designios de Mitra. Pero cuando dijo que deseaba que el marido de Lachard no se enterara de nada, comprendió que cuando dijo antiguo amor, quiso decir antigua amante.

Mi buen Abad... - Tomó aire. - No será yo quien le diga como debe actuar, pero un hombre de fe como usted debería ir de cara y contarle lo sucedido al marido de esa tal Lachard. - Se encogió de hombros. - Si es un amor del pasado, no creo que haya nada que ocultar. -  Hizo juna breve pausa. -  Y esa nota, si no es demasiada indiscreción... ¿Pone algo  más?

- Tiradas (1)
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03/11/2020, 10:10
Bertrand Dotter (Rojo)

La soldado reaccionó más o menos como esperaba. Era una situación difícil y poco común entre los muros de una abadía, y las circunstancias no favorecían que todo se desarrollase como yo deseaba.

No, no pone nada más. La quemé para evitar algún malentendido, aunque escribí algunas notas al respecto. Espero no haberme equivocado.—Chasqueé la lengua pensativo, y señalé a mi escritorio antes de continuar—Bueno, no se hable más. ¿Me acompañas a la torre, por favor? Si el problema persiste hablaré con su marido, pero de momento prefiero solventarlo sin armar revuelo.—Miré directamente a los ojos a Tyris, con expresión severa, y sentencié— No sólo se trata de hacer lo correcto, también el modo ha de serlo.

Entonces le pedí al murciélago que me guiara, y a Tyris que me siguiera, y anduve en la dirección que me marcaba el animal.

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03/11/2020, 10:34
Tyris

Iré a preparar  las provisiones para  el camino.  - Comentó Tyris.  - Además, estamos en plena noche. ¿No cree que sería mejor esperar al alba?  - Preguntó expectante la guardia. - Además, como abad se debe a sus obligaciones. Antes de partir, debería hablar con el padre Ander, ¿no le parece?

Tyris estaba algo confundida por las prisas que tenía el abad por salir de los muros de la Abadía. Hacerlo con nocturnidad y de forma repentina, sin tan siquiera dejar una nota o algo, era cuanto menos motivo de excomunión. Por ello, esperaba que Bertrand atendiera a sus palabras y calmara su urgencia. Además, no sabía si Bertrand conocía la ubicación de aquella torre, porque a ella  ni le sonaba de pasada y tenían que hacer una previsión para el viaje.

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03/11/2020, 11:43
Bertrand Dotter (Rojo)

La contestación de la guardia me hace detener el paso. Con la urgencia del momento no había tenido en cuenta la distancia o la responsabilidad de la abadía.

Tienes razón, Tyris. No creo que esté muy lejos esa torre, pero coger alguna provisión es buena idea. Mientras lo haces, me pondré una ropa más adecuada y escribiré una nota  al padre Ander. Cuando acabes vuelve a mis aposentos, por favor.

Entré de nuevo en la habitación, cogiendo papel y pluma para escribir, y me a

¡Tyris! Espera, entiendo tu posible alarma. Esto es muy poco ortodoxo. Pero confía en mí, por favor. La forma en la que quiero encararlo es la más humana, y si sale bien, la mejor. Confío en que actuarás con la máxima discreción posible. Muchas gracias.

Le hice un gesto para que se fuera a hacer sus cometidos, y continué escribiendo la carta.

Notas de juego


Para Padre Ander


Querido Padre Ander,

un asunto personal muy urgente ha arreciado a altas horas de la noche. Me veo obligado a irme, acompañado de la guardia Tyris como testigo de los sucesos que pudieran acaecer, y dejar la responsabilidad de la abadía en vuestras manos.

Siento el momento y las formas, y no ser tan claro como me gustaría. Pero la idiosincrasia de este problema me exige discreción absoluta, por el momento.

Espero no ausentarme más de un día o dos. Confío en vuestra sabiduría y capacidad para gestionar la abadía y cualquier situación aparejada que pudiera surgir.

Sin más, me despido cordial y respetuosamente.

Que Mitra, a quien nos debemos, bendiga nuestros pasos, y nos ayude a darlos correctamente.

Bernard Dotter, Abad.

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03/11/2020, 12:29
Tyris

- Descuide mi buen Abad. - Le dijo Tyris. - Seré muy discreta.

Posó su mano sobre el hombro de Bert y este sintió como algo de animaba dentro de él. Sobre todo en la zona de la entrepierna. Le apretó con dulzura y asintió antes de soltarle y marcharse por dónde había venido antes de ir en dirección a las cocinas. 

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03/11/2020, 12:34
Narrador

Las puertas de sus aposentos temblaron sobre sus goznes cuando alguien las aporreó con la fuerza de un ariete. Bertrand conocía a una sola persona en toda la abadía con semejante fuerza. Un escalofrío recorrió su columna vertebral al comprender que sólo unos centímetros de madera le separaran de la persona más temible de la abadía. Alguien que hacía que a barbarrabiosa (una de las múltiples maneras con las que Bertrand de refería al Padre Ander) le temblaran las canillas: Clotis, la jefa de cocina.

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03/11/2020, 12:36
Clotis

Bertrand cometió un error fatal: demorarse un par de latidos de corazón en abrir la puerta. 

La punta de una hachuela de cocina penetró entre los tablones de su puerta enviando una lluvia de astillas.

—¿¡Cómo que provisiones para dos personas para un viaje!?

El murciélago comenzó a volar de forma errática de nuevo, por toda la habitación. ¿Cómo había sido capaz Clotis de trasladarse con aquella velocidad de la cocina a sus aposentos?

—¡A ver si se cree el señor abad que está en la fonda del sopapo!

Casi podías imaginar a Clotis gesticulando, moviendo sus dedos de forma burlona por encima de su cabeza. Tras un instante notaste como apoyaba el pie en la puerta y soltaba la hachuela de un tirón.

Silencio expectante... hambriento.

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03/11/2020, 12:37
Tyris

- ¡Traté de ser discreta, mi buen Abad! - Se escuchó la voz de Tyris tras la puerta. - ¡Pero ya conoce a Clotis, puede ser muy convincente! ¡Lo siento!

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03/11/2020, 13:02
Bertrand Dotter (Rojo)

Pe... pero... ¡Clotis! ¡¿Qué escándalo es este?!—era tal la sorpresa que me vi gritando sin darme cuenta—shhh, hay gente durmiendo. Hablemos bajo.—susurre, en un intento de tranquilizarla. Luego respiré hondo, rogando que nuestra cocinera entrase en razón y continué—Hay una urgencia que ha surgido hace apenas unos minutos. Debemos partir de inmediato, y le he pedido a Tyris que traiga provisiones—la idea había sido de la guardia, pero preferí tomar la responsabilidad frente a Clotis para que ésta, la guardia, no tuviese problemas con la cocinera.—Le ruego, por favor, que nos ayude, Clotis. Tenemos prisa, y una necesidad a-cu-cian-te de discreción. ¿Le importaría prepararnos a Tyris y a mí, el abad, unas provisiones para 2 días? Lo que usted prefiera y le resulte más cómodo estará bien.

La paciencia y la diplomacia solían ser bazas de un paladín, y por Mitra, daba gracias por ello. Sólo esperaba que no hubiera más sobresaltos.

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03/11/2020, 13:29
Tyris

Clotis volvió a clavar la hachuela en la puerta, y salió en dirección a la cocina diciendo algo muy parecido a "molido abad de los melones".

—Eh... ¿abad? — llamó Tyris la atención de Bertrand. —. Ha dejado un cuchillo de cocina clavado en vuestra puerta. - Dijo desclavándolo y encargándose de custodiarlo. - ¿Cree que preparará las... - Dudó mucho de que la respuesta fuera afirmativa incluso antes de finalizar la pregunta. - ... provisiones?

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03/11/2020, 13:36
Bertrand Dotter (Rojo)

Las dudas de Tyris eran iguales a las mías. Pero Clotis, pese a su carácter, debía ser en el fondo buena persona. Aunque no sabía cómo de lejos estaba el fondo, o cuán enfadada. En cualquier caso, me recompuse y respiré aún más hondo que la otra vez y contesté a la guardia:

Yo... creo que sí. Hagamos una cosa, ayúdame a ponerme esto—hice un gesto a la armadura colocada en el maniquí—ve a preparar los caballos y espérame allí, mientras hago lo propio con Clotis. Tendrá ese tiempo, y si no, esperemos que se nos de bien cazar.

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03/11/2020, 13:50
Tyris

- ¿Usted cree que... ? - Tyris parecía apurada. Miró por la ventana de la habitación del Abad. - Es noche cerrada todavía. Salir de la Abadía así, con nocturnidad y sin preparación alguna. - Tomó aire. - No deseo meterme donde no le llaman, pero... ¿No cree que sería mejor descansar hasta el alba y salir entonces? Con más calma y con los preparativos necesarios para el viaje...

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03/11/2020, 13:52
Botella de Licor de Cereza

Bertrand recordó entonces el licor de cereza que se fabricaba en la misma Abadía y del que era custodio de gran cantidad de la producción. Tenía una botella debajo de la almohada y necesitaba un trago.