Øystein
Consigues el efecto deseado. Los guardias dudan. No te pasa desapercibido que uno de ellos tiene un walkie. Sin embargo, el monitor inferior izquierdo muestra una puerta cerrada con un hombre plantado delante que habla a través de ella. Conoces el sitio, pasasteis por un corredor de paredes parecidas cuando te echaron y fuiste con Gaia a la salida.

Sin perder tiempo corres hacia allí. Te cruzas con varios humanos (trabajadores y guardias) que te miran algo confusos, pero como sigues corriendo sin prestarles atención, ellos continúan su camino.

Llegas hasta el lugar, el pasillo del almacén que viste lleva hasta unas escaleras de ladrillo descendentes que dan a una puerta blindada. Un hombre mayor pero musculado está de pie delante del portón metálico que permanece cerrado. El eco de las paredes traen la voz de Hyde desde el otro lado -¡Averígualo!-. La orden del primogénito es contundente. El humano duda pues su cometido siempre ha sido guardar aquella puerta. -Sí señ- su frase queda cortada cuando depara en ti. Sus ojos se abren como platos y dirige su mirada a su asiento junto a la puerta. Sobre éste hay un cómic, pero detrás te parece distinguir un arma de fuego.

Éste es un guardia diferente a los otros. Está bien entrenado, sin duda sabe defenderse y deduces que también sabrá usar bien el arma que esconde.

Gaia
-No te precipites- le digo con cierto desagrado -El clan Tremere no fue convertido como nosotros, se hizo a sí mismo cazando vampiros y usándolos para este fin.- Susurro -Y se especializaron en cazar vampiros del clan Nosferatu, Tzimisce y... Gangrels. Saben cómo pensamos y lo usan en nuestra contra.- Tras estas palabras esperé a que ella se girara hacia mí y añadí -No te fíes de tus sentidos-. 

Sabía que esa afirmación provocaría en ella una contradicción importante. -¿Cómo podía no fiarse de sus sentidos si pretendía rastrear?- Debía hacerlo. Debía aprender que el clan Gangrel dispone de un arma mucho más poderosa que sus sentidos agudizados: su instinto.

No tardo en captar trazas del rastro entre tanto desorden, pero no me lanzo a la carrera. Indico con un gesto por dónde se han marchado y nos adentramos, despacio, en el corredor. A estas alturas ella también debe haber captado el olor. La miro inquisitivamente esperando su reacción y que sea ella la que diga qué movimiento han hecho a continuación.

Mikael
La tapa enrejada cede pero la sujetas bien para no dejarla caer. Sales del agujero dejandola en su lugar. Miras en derredor sin divisar a nadie cerca hasta que ves girar por una esquina un coche patrulla. Sin duda atraído por el enorme estruendo. El vehículo se dirige hacia la entrada principal del almacén por lo que debe pasar por tu lado. Sus focos alumbran toda la calle pero, afortunadamente, un pilar de la fachada del almacén oculta la salida y, en consecuencia, a ti. Sin embargo, no lo hará si el coche patrulla se pone a tu altura. 

Krampus
Tus perros se excitan. No tarda mucho en salir. Nada más desaparecer los guardias la rejilla se abre con sumo cuidado. Ves la cámara orientada hacia el lugar, sin duda enfocándolo.

El individuo que sale no es Ibrahin ni nadie que conozcas. Aparenta ser un hombre joven, quizá atractivo, pero nada destacable. No es musculoso, no parece moverse como lo haría alguien entrenado... parece un tipo completamente normal.

Ves que va a salir pero se detiene tras el pilar de la izquierda que oculta la entrada si alguien mira desde el extremo de la calle que, de pronto, es iluminada -un coche patrulla-.

Sin duda atraído por el estruendo, el vehículo avanza lento hacia la entrada principal, es decir, que recorrerá toda la calle y volverá a girar bordeando el almacén. Tanto tus perros como tú estáis fuera de su campo de visión, pero no se puede decir lo mismo del furtivo. En cuanto el coche patrulla supere el pilar podrán verle.

Miras hacia abajo y encuentras una vara de metal de un metro y pico, algo oxidada pero resistente.

Nicholas
 

El Nosferatu hizo callar y retroceder a los perros, una necesidad siempre crea una oportunidad. Aquel patán estaba siendo gravado, por el momento solo era un allanamiento, sin embargo Krampus quería debilitar a su presa antes de cazarla. A pesar de no parecer amenazante trato de sentir la bestia en él, se concentró en su autentica naturaleza para conocer sus intenciones a través de su instinto. Dudaba que el Tremere fuera hostil, pero nunca estaba de más ser precavido, no iba ha arriesgarse ni ha exponerse ante la cámara. Dejaría que la policía lo acosase, le iría siguiendo invisible sin ser advertido, ahora armado con la barra de metal. Si en verdad era un tipo normal en algún momento la cagaría y se vería atrapado, ese sería el momento de usara los perros o de salvarle el culo, pero eso ya lo decidiría en función de como se viera la situación.

Por otro lado, creo que esa convicción es demasiado abierta, podríamos cerrarla sólo a los indignos o como autodefensa ¿qué te parece?

Me parece bien, el tema de no creyentes lo veo para otro tipo de personaje tipo un converso o un predicador y el tema de combate justo...pues a ver, es un sabgre débil que ha vivido su vida de humano y lo que lleva de no-vida como parte de la escoria social de turno, para el no hay combate justo porque no hay justicia en general.

Ahí está la clave: "Sin arrepentimiento o compensación". ¿Cómo se siente Nicholas tras haber caído (con toda su intención(la de la bestia)) sobre el humano causándole graves daños?

Vamos a ver, lo narro a ver si hay consecuencias o no. 

La gatita aflojó su ritmo al escuchar la voz de su sire sintiendo una contradicción enorme respecto a su forma de actuar. No conocía demasiado bien a los Tremere, jamás había interactuado con uno de ellos, pero si sabía aquel extraño cuál iba a ser su próximo movimiento estaría tejiendo su tela de araña para cuando ella estuviera a tiro. La joven se paró en seco para mirar a Raider a los ojos y expresar abiertamente su duda.

- Mi instinto..., ¿no es eso lo mismo que mis sentidos?... ¿Cómo hemos llegado a todo esto Raider? ¿me lo explicarás luego?... - ella duda, pero confía plenamente en su sire, aquel hombre que le había dado una nueva oportunidad de vida, que le dio una familia, la estabilidad que necesitaba, el varón que le aportaba valor y confianza, quien le instruía. Le amaba sobre todas las cosas y lo que él dijera sería tenido en cuenta -...Confiaré en mi instinto... - dijo ella avanzando, despacio, ya no iba con el ímpetu de antes, precipitada e impetuosa por el corredor. La joven esperaba alguna señal intensa que le hiciera sentir algo fuera de lo normal. No actuaba ya como un animal cualquiera si no como una vampira que se movía al acecho, midiendo cada uno de sus pasos.

Las palabras felicitándome por parte de Aguilar y la prisa para escabullirnos hicieron que la adrenalina lograra que ignorase lo desafortunada que fue mi huida. Cuando me dispuse a cerrar la rejilla que cubría el conducto por el que escapamos lo vi. El vigilante estaba tirado en el suelo con una postura contorsionada de forma abstracta, como si un forzudo hubiera retorcido una figura de plastilina. La cara del hombre mostraba un sufrimiento que pocas veces había visto. 

- ¿Quieres que Rayder nos coja? ¡Vamos!- Me instigó el tremere. Conforme avanzábamos por el estrello conducto la cara del vigilante se iba grabando con más fuerza en mi memoria. Fue entonces cuando el rostro de Betty Turner desencajado llorando mientras sostenía en su regazo el cuerpo de su marido se solapaba con el del hombre al que acababa de aplastar. Recordando la caída una presión fuerte en el pecho me molestaba cada vez que la rememoraba la sensación que experimenté al caer sobre la espalda del desdichado. En ese momento lo disfruté, algo en mi lo buscó sabiendo lo que pasaría. La presión se convirtió en un dolor punzante que hizo que me tuviera que detener un instante. 

-¡Joder!- Valvuceé. Entre dientes me maldije.

-¡Nicholas!- Reclamó mi atención Aguilar. Parecía que mi mentor  intuía lo que me ocurría y estaba atento a cómo actuaba.  - Ya tendrás tiempo de martirizarte cuando estemos seguros.- Dijo acompañando su consejo con un movimiento de cabeza indicando que tenía que seguir sin detenerme hacia delante.

La apoyo flanqueando a Hyde 

La mirada del Brujah sigue la trayectoria de la del guardia. Ambos observan lo mismo, y, probablemente, piensan lo mismo.

El arma no lo intimida, pero el estruendo de las balas o incluso una confrontación directa podría poner a Hyde en alerta. La cercanía del Malkavian le infunde un vigor sin igual. Observa los ojos como platos de su oponente al tiempo que muestra sus colmillos con una sonrisa obscena, enloquecida, mientras se lanza en pos del arma del guardia, con la intención de ir tras Hyde a continuación.

Gaia
-¿Qué soy, un profesor? Estar con el retoño sangre débil te ha ablandado la mente- dije con desprecio -Yo te enseño a sobrevivir. Tus caprichos que te los enseñe Poppet- La alusión al Sangre Débil era un golpe bajo, lo sabía. Implicaba demasiadas cosas y, en este contexto, ninguna positiva.

-Adoptaste a un repudiado y te ha traicionado.- La desaprobación en mi voz era evidente -A mis ojos ha sido él quien ha jugado bien sus cartas... a costa tuya. Te ha dejando en muy mala situación.- Seguía pinchando, podía oler su parte bestial revolverse por la humillación, pero era necesario, debía aprender.

Agachabas la cabeza, la alzabas insultante, apretabas puños y dientes, relajabas los hombros... tu cuerpo era una maraña de sentimientos encontrados y, como si fueras un panal, Raider te zarandea con el palo del sermoneo. -¿Ahora?¿En serio?- haces un gesto de negación al recordar los buenos momentos con Nicholas. En el fondo no crees que te haya traicionado, no a conciencia. -Ese Tremere...- 

Pero en esa negación captaste su olor y fue cuando te diste cuenta. Raider estaba parado, lanzándote pullas. Bajas la mirada a la rejilla en el suelo y, al alzarla guarda silencio sonriéndote. -Eso es, lo has encontrado- decían tus ojos.

-¡Bien! Lo has captado. Lo hueles.- Asiento -¿Te está engañando?¿Ha dejado su olor?- niego con la cabeza, ambos sabemos que han huido por ahí -El mundo es un libro abierto a nuestros sentidos, puedes leer sus páginas pero el instinto las interpreta y puede llegar al subtexto. ¿Lo entiendes?- Abro la rejilla y le hago un gesto para que entre, la sigo sin perder tiempo pero tengo cuidado al cerrarla -Yo he llegado a esto por mi voluntad, puedo, este mundo es mío- avanzo delante de ella -Y estas situaciones son la salsa de nuestra existencia- sonrío mostrando los dientes con expresión lobuna.

Te mueves con Aguilar hasta que el conducto gira. Una esquina en 90º y desciende en línea recta en una importante caída. Ambos miráis hacia abajo.

Tus finos oídos detectan el leve chirrido que produce la trampilla por la que habéis entrado al cerrarse -Os siguen- no tenéis mucho tiempo.

-¡Baja!- te ordena Aguilar mientras se acuclilla en el suelo. Tiene algo en las manos pero su cuerpo te impide ver qué es. -Usa pies y manos para ralentizar la caída.¹- 

Tiene razón. Es hora de revelarse y, si no es ahora...

Estamos uno a cada lado del primogénito pero aún nos vemos. Asiento, debemos atacar los dos juntos. -A por él- pronuncian mis labios en un susurro inaudible pero fácil de entender para el que me está mirando y, acto seguido, di dos golpecitos en mi sien indicando la cabeza. -Ambos, al cráneo. Con suerte lo aturdiremos y tendremos ventaja-

Hyde aún está distraído por el estruendo exterior y por que su guardia no haya terminado la frase -¿Por miedo?¿Por otro motivo? Quizá vengan refuerzos- Cerré los puños, flexioné las rodillas y me dispuse a atacar.

Mientras salto hacia la cabeza de Hyde veo que la puerta se va abriendo, pero no puedo darme el lujo de distraerme. Ahora no.

Identificas al guardia como un tío de la calle. Sabes lo que temen y sabes cómo personificar sus miedos en una expresión aderezada con tu verdadera naturaleza vampírica. Como resultado el tipo sale corriendo dejándote a solas frente a la puerta con el arma en la mano.

Al abrir, descubres una estancia agobiante, de ladrillos rojos con sangre seca. El olor está viciado ahí dentro. -Una sala de torturas en toda regla-. Más o menos en el centro, Hyde te mira sorprendido al tiempo que Billy Drago (a su izquierda) y Linn (a su derecha) saltan hacia él atacándolo con sus potentes puños.