Partida Rol por web

Mire a Linn entendiendo sus señales, a la cabeza. Terminariamos con esto como fuera, habia que derrotar al gigante. Me lanze hacia delante, con mis puños esperando acertar el craneo de mi oponente.

Lo peor que podía pasarle en esos instantes sin duda era que, además del sentimiento de traición se uniera la reprimenda de Raider. Era humillante que la llamase débil y que mencionase a Poppet cuando ella le había pedido concretamente a él instrucción.

Su sire estaba cabreado, molesto y sobre todo celoso, lo peor es que no podía culparle, Gaia en su situación habría estado muy disgustada, ¿esto implicaba de alguna manera que su sire se alejaba de ella? Raider dejaba claro que Poppet había jugado bien sus cartas pero no ella, en el pasado no había tenido suerte, pero ahora que tenía su familia, su manada, había fracasado y la culpa era de su persona, de las decisiones tomadas. Sentía vergüenza.

Poppet... Daba igual si le había o no traicionado, la manera que tuvo de hablar a Raider y a ella misma, con esa altivez de saberse vencedor debía merecer una respuesta por su parte, lo único realmente importante en su vida era la manada y ella parecía tambalearse con las palabras frías y secas de Raider, en su interior la bestia se revolvía, costaba mantenerla controlada

Gaia bajó la cabeza y un olor impregnó sus sentidos. La rejilla del suelo tenía la respuesta, la alzó y la mirada a Raider cambiaba, aquello era parte de la prueba, enseñarle, no con suavidad si no con la fiereza que le caracterizaba. Sólo los fuertes podían sobrevivir en ese mundo y Gaia debía adaptarse, no ser la hembra delicada que en ocasiones adoptaba como carácter, el mundo era cruel y si bajaba la guardia moriría. Él la amaba, a su manera estaba claro y Poppet había sido un consentimiento, un capricho que llevaba impreso un aprendizaje, Raider ya sabía que la tendencia de ella por él era un error, ahora se lo mostraba.

- Ha huido por aquí, lo sé... - reiteró Gaia sin reprochar nada a su sire, aprendiendo, aceptando la humillación, deseando mostrarle de que era fuerte, que podía confiar en ella -...Lo entiendo Raider..., siento que es como tú dices... Han huido como las ratas que son, por las alcantarillas....Sólo faltan los cazadores... - Gaia sonríe, le encantaban los juegos de persecución, bajó la primera pero el avance lo comienza su sire, era el líder de la manada, no iba a negarle ese privilegio -... Raider...no tengo dudas de quien eres, lo que haces y lo que simbolizas para mi... Esto no va a repetirse jamás... Nuestra supervivencia es lo primero... - remarcó ella entendiendo que tenía un problema si volvía a dejarse llevar por los sentimientos, temía que su sire la abandonase.

Gaia avanzó por el espacio subterráneo dejándose llevar por el instinto, oliendo y sintiendo dónde podían encontrarse Poppet y el tremere. Esta vez no volvería a sentir la humillación de que le reprendiese su sire. No más errores. Los enemigos de Raider eran sus enemigos. La mujer a la par sintió que debía calmar a la bestia, avisar a su compañero sería algo sabio para que estuviera atento a su propio control.

- Voy a necesitar alimentarme en breve.... Espero encontrar en esta zona algo más suculento que las ratas... - estaba claro que su hurón no era una posibilidad.

 Vuelvo a meterme por donde he salido, para acurrucarme y no me vean desde el coche patrulla, para esperar a que pasen, y poder irme en cuanto se vayan a atender el incendio. Desde luego, para ser un lugar por la noche supuestamente desierto, está resultando ser tremendamente concurrido.

 Lo bueno es que ahora mismo la gente estará más centrada en el estropicio que en buscarme, pero debo de darme prisa en irme, antes de que cambien las prioridades de estos.

Sonrió con desfachatez ante el espectáculo. Su sire seguía viva, al igual que Billy.

- ¿Por qué razón envías a tus mascotas tras de mi, Hyde? - grita, mientras se abalanza desenfrenadmente hacia el Malkavian. - Ahora tendré problemas con los de maltrato animal. Al menos, no tendrás que sacrificarlos. De eso ya me he encargado yo - añadió mostrando los colmillos. El Malkavian no tenía forma de saber la verdad.

Si algo odiaba, eran las disculpas. Los hechos son los hechos y aquel que se disculpaba demostraba no haber actuado en consecuencia. -... Raider...no tengo dudas de quien eres, lo que haces y lo que simbolizas para mi... Esto no va a repetirse jamás... Nuestra supervivencia es lo primero... - eso suena a disculpa, a lamento. Pero estoy siguiendo el rastro -Ya... ya- comento distraído -A mí dame hechos, no palabras- Sin embargo, guardé sus palabras en mi memoria. Ya tendría ocasión de recordárselas. Es lo bueno de los chiquillos, siempre te dan opción a que les enseñes y la experiencia con sangre entra.

Salté hacia Hyde sin saber que el que entraba era mi chiquillo. Orienté mi puño a su desproporcionada cabeza pero dejé que Drago golpeara primero.

Hyde es un antiguo y, como tal, tiene un sexto sentido en cuanto a otros vampiros se refiere. La distracción de Øystein no fue suficiente. El primogen esquivó el puño de Billy pero a tiempo para orientar la trayectoria de mi puño. Impacté en su frente con tal fuerza que el golpe hizo retumbar la estancia, pero sólo fue eso. Sonido de impacto. La capa que cubre al antiguo se ha fracturado pero ha absorbido el impacto al tiempo que me he destrozado los nudillos. -Mierda-

Tras el puñetazo de Linn cierro mi mano en torno a su muñeca fuertemente y la traigo hacia mí mientras abro la boca mostrando los colmillos. -¡Te comeré!-

Siento la presión en mi brazo. Giro e intento zafarme pero me tiene bien cogida -¡Mierda!- grito mientras veo cómo se abre su boca mostrando una mueca horrible. -¡Billy, Øystein!¡A la cara!- digo desesperada.

Raider y tú seguís avanzando, con cautela, pero un sonido sordo os detiene. Es un sonido familiar, como cuando arrojas un saco de arena (o un cuerpo) desde un segundo piso, pero está amortiguado por paredes metálicas. Raider te hace un gesto de precaución al tiempo que se agacha y se pega a la pared izquierda.

Avanzáis aún más hasta que llegáis al final del estrecho pasaje. El conducto forma una T cuyas astas están en vertical. Algo o alguien ha caído hasta el fondo.

Empiezas bien, pero un pie se escurre demasiado rápido en la superficie de metal y todo tu cuerpo cae a plomo. Rompes el conducto, desciendes algunos metros y golpeas contra el suelo de cemento. Aterrizas de espaldas, con el brazo izquierdo debajo del cuerpo. Al dar tu cabeza contra el suelo, lo ves todo negro y te quedas sin aire en los pulmones, ergo no puedes hablar ni gritar.

No pierdes el conocimiento. Te quedas allí tendido, sin poder moverte y sin ver. El tremendo golpe te ha dejado ciego.

Poco a poco recobras la visión y te pones a parpadear percibiendo la penumbra de la estancia. Te duele mucho un hombro y notas el sabor de la sangre en la boca. Sigues sin poder llevar aire a tus pulmones por lo que no puedes hablar para avisar a Aguilar que, si sale por el conducto caerá sobre ti.

Intentas rodar sobre ti mismo para liberar el brazo, pero tu cuerpo no te obedece. Te has roto el cuello... o la espalda...

Al cabo de unos largos y aterradores momentos, consigues dar una bocanada, y luego otra. Exhalas un suspiro de alivio y comprendes que al menos tenías una costilla rota, además de todo lo demás, pero mueves un poco los dedos de las manos, luego los dedos de los pies. Funcionan. No te has roto la columna vertebral.

La caída no ha sido tan grave como pensaste en un principio: tres costillas rotas, una conmoción cerebral leve y un hombro dislocado.

Ante la perspectiva de ser descubierto por el coche patrulla, el vampiro vuelve al agujero y espera a que pase. Segundos después de que el vehículo girara la esquina, vuelve a salir camina calle abajo en dirección contraria, hacia el centro.

El coche pasa, abres la rendija y lo ves girar sin que hayan deparado en tu presencia. Tras ello sales y desciendes con decisión calle abajo, alejándote del almacén y perdiéndote en la noche...

Sin embargo, tienes una extraña sensación. Como si alguien te estuviera observando desde la distancia.

Una vez estuvo fuera del angulo de cámara los perros le asaltarían sin dudarlo intentando cercarle y guiando a la presa hacia algún callejón sin salida mientras Krampus se mantenía oculto buscado el mejor momento para actuar. 

- Joder, justo en el mejor momento, casi le hago el trabajo a Rayder.- Pensé mientras me volteaba para dejar sitio al aterrizaje de Aguilar. Intento ponerme en pie mientras miro a mi alrededor para intentar ver en que lugar estamos y que posibles salidas hay.

La respuesta cortante de Raider dejaba claro de que para él las disculpas no valían nada, y que estaba malgastando saliva intentando excusarse, así no iba a ganarse de nuevo su favor. Así que la mujer optó por callar y asentir ante la clara orden de que debía darle hechos y no palabras.

El avance por aquellas alcantarillas no era complicado, asemejaba a la ruta que debía seguir un hamster para llegar hasta su comedero. Ambos pararon al unísono cuando un ruido sordo les sorprendió y Gaia imitó el movimiento de su compañero, totalmente en silencio, agachándose y pegándose a la pared izquierda, justo detrás de él. Avanzaron y al final del estrecho pasaje llegaron a un conducto donde había caído un cuerpo.

Gaia olió el ambiente por si había algún aroma particular que le diera indicaciones, seguiría su instinto para descender el conducto y llegar hasta donde estaba el cuerpo o el objeto caído, a no ser que Raider se lo impidiera. Todo esto sin volver a abrir la boca.

 Tratando de no hacer notar que he percibido que me siguen, doy un rodeo, en lugar de ir directamente al refugio, mientras trato de encontrar la manera de averiguar quien me está siguiendo, a ser posible sin que esa persona sepa que la he descubierto, y encontrar una manera de zafarme de ella, para no llevarla al punto de reunión...

El golpe que le había propinado su sire fue formidable, y, aún así, la forma bestial que adoptaba aquel Malkavian apenas parecía haberlo acusado. La facilidad con la que había esquivado el golpe de Billy, pese a la distracción, había sido también asombrosa.

Por primera vez en la noche, Øystein sintió desesperación, tal vez impotencia. Sin embargo el grito angustioso de Linn despertó nuevamente en él toda la rabia que sentia. Se lanzó hacia Hyde con todo el peso de su cuerpo concentrado en su puño cerrado. La cara del Malkavian se le antojaba como una enorme sandía que debía ser reventada con presteza.

—Maldito trastornado, ¡Suéltala ya! ¡Es a mi a quien quieres!

Me acerco de lado pensando en que las cosas pueden ir muy mal o muy bien.

Holtet Acabemos con esto. y me acerco al malkavian ahora que está ocupado para morderle

Avanzas cogiendo un desvío, cuando estás lo suficientemente lejos del almacén, escuchas gruñidos y ladridos. Ves un par de perros al final de la calle y tuerces a la derecha sin desviarte del camino que ibas a tomar, pero los perros no hacen más que aparecer a lo largo de todo el recorrido. Ladran, gruñen, te muestran los dientes. Al principio lo hacen desde la lejanía, pero luego te persiguen activamente. Cuentas tres, no cuatro... o quizás cinco. Te van acorralando.

Tienes dos perros delante y otros dos detrás. Sabes que has visto más, pero se mantienen ocultos, quizá aguardando ocultos. A tu izquierda hay un callejón con varios montones que puedes usar para eludir a los perseguidores en una carrera. También puedes enfrentarte a dos de ellos, corriendo en línea recta con la esperanza de conseguir saltar y seguir corriendo.