Partida Rol por web

Me fui dándole al Zippo, todo orgulloso, saludando a los amigos de la cola, -Suerte, chicos, no es tan difícil - fanfarroneé un poco, disfrutando del momento junto a Borjius y Maiden. Borja también lo había conseguido, estábamos en racha.

Salté un poco alrededor de mis dos colegas, delante de ellos, entusiasmado - Y ahora qué. Propongo Montaña rusa, Túnel Terror, y los coches de choque. ¿Qué os parece? ¿Luego el Toro? Y repetimos la que más nos guste. ¿Qué, qué decís?  

Con esos dos disparos éramos como mínimos los héroes de la barraca, pudimos pasar por la cola fardando de premios. Lo que si me sorprendió fue la elección de Iron, estos dos se traían un rollito raro, seguro que será la emoción de la feria.

- Yo ya he elegido la última y ha sido todo un éxito. - Otra vez aproveché para sacar a pasear el premio y enseñárselo a un par de compañeros que pasaban por ahí. - La siguiente la que queráis vosotros, pero Túnel del Terror y autos de choque me molan.

Pues cada uno escogió un Zippo, con un dibujo molón. La rana azul quedó colgando del puesto, moviéndose al compás del viento. Unas lágrimas caían por sus mejillas al quedarse sin dueño. El tema de mi walkman cambiaba a los Creedence, otro grupo chachi.

-"Vale, vamos a la montaña rusa y después al túnel del terror, que seguro que saldréis mareados de tanto movimiento. Un buen susto de Fredy y como nuevos, jajajajajaja."

Esperé a que los demás avanzaran para ir con ellos a otra atracción. El ruido de la gente y las otras atracciones, unido a la musiquilla que salía de mis cascos, no me dejaban oír bien a mis amigos. Un fuerte olor a palomitas, caramelos y manzanas asadas caramelizadas pululaba por el lugar.

Con los Zippos en sus manos, Borjius y Torres marcharon hacia la montaña rusa, y detrás Ana, quien había quedado momentáneamente prendada del olor a palomitas, caramelos y a un puesto de manzanas asadas caramelizadas, quien también vendía algodón de azucar de varios colores. Sin embargo, enseguida los alcanzó, y juntos marcharon hacia la montaña rusa.

El "Wild Mouse", o "Ratón Salvaje", era una atracción de medianta altura, de raíles rosas y andamiaje amarillo "chillón".  En una caseta azulada comenzaba una cola que no era ni por asomo la de la caseta de Balines, y que tampoco tenía un público excesivamente infantil: allí había todo tipo de grupitos de chavales de mediana edad, adolescentes en pleno estado "de efervescencia" y también las primeras parejas que se atrevían a montar en aquella montaña rusa.

Tras hacer un rato cola, comprásteis las entradas en forma de ficha verde pistacho. El caso es que el vaivén de las cabinas sobre los raíles que observábais mientras esperábais era constante, y dicha cabinas viajaban demasiado rápido. Un tramo recorría en forma de parábola justo detrás de la caseta de fichas, al lado de vosotros, y podíais oir los gritos de los viajeros de ese momento. Un escalofrío os recorrió la nuca...

Tras un rato esperando (no tanto como en la balinera), os tocó montar. Anita Ramirez, Toni "Flaquillo" y Julián Gómez y su hermano (vecino de Borjius) fueron vuestros compañeros de viaje. Una vez todos sobre la atracción, un joven comprobó la barra de seguridad e hizo una señal al tipo de la caseta para que la atracción pudiera comenzar. La barra estaba húmeda, fruto del sudor de los anteriores inquilinos...

¡¡Brrr!! Vueltas y vueltas. Tramos alargados, cerrados, altos y bajos... ¡Bruuummm! una subida prolongada y lenta daba paso a una caída precipitada y en curva...  ¡¡Aaaaahhh!! Los gritos de unos y de otros se fundían en uno sólo, mientras las gentes que paseaban por el recinto ferial miraban hacia arriba, hacia vosotros, expectantes ante vuestra reacción y lo majestuosa de la atracción...

Tras unos minutos y tres vueltas completas, os bajásteis de la atracción... Alguno de vosotros se llevó la mano a la frente, fruto de la adrenalina, pero Toni "Flaquillos" y Anita Ramírez se llevaron la mano al estomago y... ¡PUAAAJJJJ!: echaron "la pota" delante del acceso de entrada a la atracción, y casi vomitan en los pies de los siguientes viajeros... Mientras os alejábais hacia la casa del terror, vísteis que el feriante que comprobaba la barra de seguridad acudía fregona en mano a recoger el vómito de los chavales.

* * *

En la mansión del terror, que estaba enfrente del barco pirata (que pendulaba una y otra vez de un lado a otro), apenas había gente. Estaba claro que a los chavales, en general, no les gustaban gastar sus duros en atracciones para pasar miedo. Y en principio era entendibles. Sin embargo, vosotros tres no es que fuérais unos "gallinas" (en general), por lo que os alegró saber que no había nadie en la cola de la taquilla.

La mansión del terror se llamaba así "La mansión del terror", sin ningún tipo de temáticas concreta más allá de visibles payasos terroríficos en su fachada, acompañados de fantasmas, casas tenebrosas, vampiros, demonios y algún que otro personaje de película. Lo cierto es que imponía bastante, pero más debía imponer el interior.

Sacásteis enseguida la ficha de entrada, y tras subir las escaleras de acceso (cartón-piedra que parecían escalones de roca medievales) os encontrásteis a un tipo en la entrada, caraterizado por la Muerte (Capa negra, capucha, y guadaña). Éste os dio la bienvenida con voz ronca (y un pestazo a alcohol en el aliento, todo hay que decirlo), y comenzó a explicar las reglas de la atracción (las típicas normas de "no tocar a nadie", "gritar, pero no pegar", "no escupir o agredir", y un largo etcétera).

La montaña rusa fue una pasada. No decepcionó para nada. En mi caso era la favorita, siempre desde hacía años me fascinaba. Bueno, eso sería exagerar, pero que vamos, me flipaba mucho.

-Ha sido genial, eh!  Y has aguantado bien, Borjius. Maiden y yo te llevaremos al lado oscuro de la Fuerza, jajaja. La bajada ha sido bestial, fiiuuuuuuuuu, brutal. ¡Y tres vueltas! No recordaba que fuesen tres veces, pensé que dos. ¡Tenemos que repetir!

Otros no lo pasaron tan bien, o las consecuencias del ajetreo se hicieron notar -Menos mal que no hemos picado nada todavía. Y el desayuno ya está asentado. Eso, o tenemos aguante, eh, chicos. 

Después, super animados, encaramos el Túnel del Terror. Esto era otra cosa. A mí me dio no se qué en el estómago y en la espalda sentí como si hormigas se pasearan arriba y abajo. Que todo era de mentira, pero una vez dentro de la atracción...pasabas miedo. Al menos yo. El cuerpo reaccionaba y superaba a la lógica de mi mente. Pero esa atracción tiraba de nosotros tres, era un prueba de valor, sin duda.

-No se si Fredy nos recolocará todo en su sitio, Maiden, pero lo que tengo claro es que no podemos marcharnos de la Feria sin haber entrado al menos una vez en el Túnel y enfrentar sus peligros. Trankis, que el explorador Héctor os sacará de cualquier apuro. - Me envalentoné, risueño, mirando a Ana. 

Sin embargo, el tipo de la entrada me hizo tragar saliva. No se...el aspecto de la Muerte, me pareció muy bien caracterizado, y luego esa voz y el pestazo a alcohol. Jolín, me puse pálido y me quedé parado, si me pinchan no me sacan sangre. Comenzaba bien, y delante de mis colegas. Por suerte, el pitido estridente de otra atracción me sacó de ese estado de pánico absurdo, me sobresaltó y me agarré y abracé a la primera persona que tenía al lado...que fue Borjius...

Aunque la espera fue dura, oír los gritos de la gente al pasar a toda velocidad me dio ganas de salirme de la cola, tengo que admitir que la montaña rusa me gustó mas de lo que pensaba, además nos tocó con mis vecinos los Gómez y otros compañeros pero sobre todo porque logré mantener el desayuno dentro - Bien bien tampoco jaja, he estado a punto de echar las tostadas y la leche.

Ahora tocaba la mansión del terror que estaba justo en frente del barco pirata. - Venga rápido, vamos a entrar ahora que no hay gente. - Metí prisa a Torres y Maiden, no quería que le echasen el ojo al barco, la montaña rusa había estado bien pero no era cosa de tentar a la suerte.

- No seas tan fantasma Torres que te van a confundir con uno de los de la atracción. - Le di un codazo cómplice a Maiden.

Una vez en la entrada la verdad que la atracción estaba bien hecha y La Muerte explicando las reglas con esa voz ya te metía el gusanillo en el cuerpo, tanto que Torres ya empezó a asustarse y no se le ocurrió otra cosa que abrazarme. - Ahora si que pareces un fantasma jaja, estás todo blanco del todo tío.

Pasamos a la siguiente sala que es un pasillo donde unas pintadas en las paredes nos guían hasta el final a casi cada paso que damos nos saltan unos tíos con máscaras de zombie o pelis como Viernes 13 que la verdad tampoco eran para tanto, algún susto me dieron pero no lo suficiente como para gritar.

Luego pasamos a una prisión, creo, porque no se ve absolutamente nada salvo por las luces parpadeantes que colgaban del techo que iluminaban rastros de sangre y partes de cuerpos de varios presos. Cuando estábamos por salir apareció detrás de unos barrotes que apenas se veían un hombre lobo, ligeramente iluminado por la tenue luz de una lámpara con forma de luna, que no paraba de aullar y golpear los barrotes intentando salir para dejarnos como los otros presos. Pero sabiendo que todo era falso tampoco logró meterme el miedo en el cuerpo mas allá del salto que di cuando golpeó el metal.

Dejando atrás la prisión dio paso a un dormitorio aparentemente tranquilo con una niña durmiendo plácidamente y aunque estaba seguro que el susto vendría de ahí no pude evitar dar un sonoro grito y empujar al resto de personas que había en la atracción para poder salir lo mas rápido posible. Cuando las luces se apagaron y la niña saltó de la cama dando gritos y echando una especie de vómito verde y rojo por la boca sin parar de perseguirnos, caí en el miedo mas irracional. - ¡¡¡Venga rápido, corred que viene a por miiii!!! - A pesar de saber que todo era ficción y de no haber caído en los sustos previos.

No sé si será que me recordó a la visión de Rafa con la bici viniendo a por mí o alguna broma de mis hermanos mayores de carnaval cuando se disfrazaron de la niña del exorcista, pero me fastidiaron poder chulear de no haberme asustado cuando salimos de la barraca. - Uff con esta última si que me ha entrado el canguelo, creo que he sacado a todo el mundo fuera con mis empujones jaja, parecía un ñu en estampida. Ha estado bien pero este año no repito, eso sí, ahora estoy con la adrenalina por las nubes.

Fue horrible. Nunca me había pasado eso. Qué mieditis. El pasillo estuvo bien, sin problemas. Sonriendo y riendo. Nada raro, convencido de la falsedad del asunto y lo divertida que resultaba la atracción.

Pero la prisión y el dormitorio. Mi madre. El aullido del hombre lobo me descompuso. Mi cara se pintó de terror h hubiese salido, escapado, de no quedarnos solo una prueba más.

Lo peor. La niña me espantó de verdad, ¡Es que estaba dndemoniada de verdad! Bueno, seguramente no, pero yo casi me meo encima. Menos mal que no fui el único, a Borjius le pasó como a mí. Salimos por piernas, empujando, abriéndonos paso hasta la salida, corriendo.

-Es lo que se espera de una buena atracción, que te meta miedo. Tranki, Borja, si casi tengo los pantalones mojados, jajaja. - Me reía para apartar los fantasmas del cuerpo.- ¿ Y tú, Maiden?

Un tipo con una máscara blanquecina y un cuchillo de gomaespuma logró asustar a Maiden mientras pasaba por el largo pasillo, despidiendo un grito que no había dedicado al tipo de la entrada. Acto seguido, tras cruzar la prisión sin pena ni gloria, la chica se quedó también pálida, como Torres, cuando miró a la niña del exorcista (sí, esa que parecía la de la "peliculita"...). Otro grito y salió corriendo, no sin antes llevarse la mano al cinturón, donde su walkman estaba enganchado con la pinza de plástico...

El caso es que los tres salísteis de allí con cierto sudor en la frente. A unos os habían parecido más terroríficos unas zonas que otras, y finalmente salísteis por las otras escaleras, las de salida. Afuera seguía el tipo de la guadaña, quien, al veros, trató de asustaros a modo de guinda final (pero ya estábais en el exterior con todas las luces y ruidos de la feria, y aquello parecía más bien un ebrio intento de reirse de unos niños que parte del espectáculo).

Tras resoplar un poco mirásteis el reloj y... ¡eran casi las dos! Ese día lo íbais a dedicara estar en la feria, pero antes había que comer algo. Claro que, no íbais a volver a casa, pues habíais quedado el día anterior en comer allí, en algún puesto de perritos o hamburguesas. Andásteis por el recinto industrial, pisando la gravilla, esquivando a la gente y divisando las casetas de comida. Varias de ellas no tenían rótulo alguno, sino que atraían a la gente por el delicioso olor de carne picada, patatas de cucurucho, sandwiches mixtos con salsas varias y las ya citadas hamburguesas y perritos, colocados en distintos tipos de panes y formas. Al final comísteis junto a una caseta que vendía una especie de tortitas rellenas de carne y queso, refrescos y también vendía bocadillos de varios tipos (que alguno de vosotros pidió como "segundo plato"). La idea estaba clara: comer rápido y seguir con las "aventuras" de la Feria de Laguna Alta, aprovechando así el tiempo en aquel día.

No todo fue, a partir del comienzo de la tarde, acudir a una u otra atracción. Tuvísteis tiempo para observar a otros usuarios colocar monedas en "La roca mágica" (un utensilio de cartón-piedra y lucecitas integradas que podía leerte el futuro si metías la mano en una abertura); también mirásteis cómo el padre de Marcos Pinto (un chaval un curso menor que vosotros), golpeaba en presencia de su hijo un guante rojo de boxeo y la inercia de un peso conectado a éste lo hacía levantar hasta el máximo graduaje...; por otro lado os quedásteis embobados en observando el "Pirulí", una atracción que era solamente para "corazones fuertes y estómagos a prueba de vértigos" (según rezaba en el subtítulo del letrero pintado a mano sobre la taquilla de entrada. Y es que se trataba de una estructura larga y gigante, en cuyo extremo había una especie de esfera que enjaulaba a los participantes y los rotaba, una vez montados, en trescientos sesenta grados al tiempo que realizaba una traslación y caída libre... (una locura...).

Y cuando el sol ya comenzaba a ponerse, tras haber descansado en algunos bancos y marear la mirada observando vueltas y vueltas de la noria, decidísteis que era el momento de volver a casa. Había sido un día estupendo y en realidad la gran multitud que había a media mañana no se concentraba en esos momentos "ni por asomo". En una hora, tal vez menos, anochecería del todo.

* * *

Más de media hora después...

Mientras regresábais andando por la cuneta de la carretera que unía la zona industrial con Laguna Alta, un nuevo apagón sumió la ciudad en la oscuridad. Ahora si que era de noche, y las farolas que ya se habían encendido parpadearon hasta apagarse. Eso sí, el único punto de la ciudad que se mantenía iluminado era el que acabábais de dejar atrás, que era la feria (ahora más resplandeciente incluso).

En medio de la oscuridad, entonces, fuísteis testigos de otro extraño episodio: dos hombres uniformados con ropas pardas, marrones y antiguas, así como con rifles de largo alcance, aparecieron saliendo del bosque del baluarte para cruzar la carretera, muy muy cerca de vosotros. De hecho corrían con sus armas en la mano y pasaron delante de vosotros, pero no os hicieron caso alguno. Parecía como si tuvieran la urgencia de llegar a algún sitio, mientras uno de ellos iba gritando algo:

-¡Brigadistas de la 57, rápido, los Nacionales están atacando el Baluarte! -gritó el de la boina negra-.

Resultó un día frenético. Se cumplieron todas las expectativas, todos los deseos de risas, bromas, aventuras, exploración, nuevas experiencias, un sin fin de atracciones.

-¡Y mañana más! -Aullé al cielo, super contento, mordiendo el último trozo de perrito caliente bañado en mostaza y ketchup - Ha sido super guay, eh, amigos. Y lo mejor de todo, la compañía, vosotros dos. -Paseé la mirada de Borja a Ana, y me quedé unos segundos colgado de los ojos de Maiden. ¿Cómo no me había dado cuenta antes de lo bonitos que eran? Aparté deprisa la mirada, un tanto nervioso.

-Bueno, mañana más. Que nos queda la tira. ¿A qué hora?

Y de nuevo el apagón. Jolín. Pronto ya sacaba mi inseparable linterna, qué oscuridad más profunda cuando estás fuera del casco urbano, qué pasada. Pero descubrí que la feria seguía iluminada. -¿Cómo es posible? ¿Es que chupa la energía del pueblo? La policía debería hacer algo, o el alcalde, ¿no?

Más raro fue lo siguiente. Tiré de mis amigos para que se agachasen. -Hala. ¿Qué es esto? ¿será una atracción? -No tenía pinta, pero es que no tenía ni idea de lo que sucedía. Eso sí, sentía una emoción en mi estómago, mezcla de intriga, curiosidad y temor.

La Casa del terror no defraudó. Salimos los tres escopetados de allí, bastante acojonados. La verdad es que me había puesto tan nerviosa que algún grito di, pero lo que no había podido evitar fue dar algún arañazo en las espaldas de mis amigos, que iban delante mía a toda mecha. Una vez fuera, respiré hondo para tranquilizarme. Cuando me preguntó Torres, respondí con un gallo en la voz.

-"¡Joder! Que miedo he pasado. Creo que no somos muy valientes que se diga. Borjius, si no llega a ser por ti, que has arrasado con todo para poder salir rápido, creo que nos hubiéramos terminado de cagar encima. Lo siento chicos por los arañazos, ¿os duelen?" Dije aún nerviosa.

Fuimos a comer algo, ya que era mediodía. Yo me pedí un perrito caliente y una Coca Cola, ya que no comía mucho. Tampoco me sobraba el dinero, así que... con ese tentempié estaba bien. No se me pasó por alto la mirada que me echó Torres. La tarde la pasamos montando en alguna cosa más, divirtiéndonos como nunca. Fue un día espectacular y divertidísimo. Al anochecer, con poca gente ya en la feria, decidimos volver a la guarida y volver a por más diversión al día siguiente.

A mitad de camino de nuestro rincón favorito, sucedió algo extrañísimo. A parte de que se volvió a ir la luz en todo el pueblo, menos en la feria, unos tipos raros, con escopetas, salieron del bosquecillo y cruzaron la carretera hasta el otro lado. Yo me quedé ojiplática, observando las armas que portaban. ¿Quiénes eran esos tipos que iban por la noche con armas de fuego? ¿Cazadores tal vez? Las pintas que llevaban eran bastante raras, al igual que sus escopetas. Parecía que no nos habían visto, por lo que me agaché e intenté esconderme detrás de algo que hubiera por al lado y que me cubriera. Tire de la camiseta de mis amigos para que hicieran lo mismo.

-"Cuidado, escondámonos, que van armados. A ver si van a ser dos locos y nos van a disparar."

Recordaste nada más ver a esos tipos que Laguna Alta fue el escenario de varias batallas de la Guerra Civil, siendo la defensa del Baluarte su episodio más famoso. Recordaste, además, que tu abuelo paterno murió luchando en la Guerra Civil, según te contó tu madre, junto a sus compañeros soldados de la... Brigada 57. ¿Acaso eran soldados de la guerra? ¿Pero la Guerra Civil no había acabado hace cuarenta... o cincuenta años?

Los dos tipos desaparecieron, alejádose del bosque del Baluarte* y avanzando hasta la zona descampada antes de llegar a los Talleres Paco. Enseguida los perdísteis de vista. Los vehículos pasaban a vuestro lado, por la carretera, y estaba claro que no podíais quedaros allí (aún teníais que ir a por algunas cosas a la casa-árbol). Además, tampoco podíais llegar muy tarde a casa, puesto que vuestras familias os habían dicho que "antes de las diez en casa". Asi que, tras unos cinco minutos de caminata, llegásteis a la casa árbol, donde subiríais un momento antes de que "cada mochuelo se fuera a su olivo", como solía decirse. Subísteis las escaleras de la misma, pensando en que aún quedaban un par de días de feria y diversión (el día siguiente, el sábado; y también al otro día, el domingo).

Otra vez se fue la luz, empezaba a extrañarme, dos veces dos días, en filan ,alguien tendrá que mirarlo.

De repente dos sombras parecen, dos sombras no, dos soldados uniformados y armados, parecían algo antiguos, dijeron algo y desaparecieron igual de rápido. - ¿Oye y esos? Serían de la feria o de donde habrán salido, los disfraces eran algo viejos ¿verdad? - Me quedo pensando un momento. - ¿Han dicho algo del Baluarte o me lo ha parecido a mi? ¿Será el Baluarte del pueblo? - La aparición de esos dos tipos no me había dejado mas que preguntas, era todo muy raro. Que iba a decir, en los días de feria podías ver cualquier cosa, por eso era la mejor época del año.