Partida Rol por web

ya había vencido a la capitana, pero todavía no iba a rematarla, podría sernos util, por lo que me dirijo hacía el elfo que estaba enfrascado contra Shae, "Acabemosss con essste inutil y dejemosss este barco vacio, la capitana puede sssernosss de utilidad para sssacar información" le digo a Shae cuando ataco a su rival.

Turno: 3 - Hasta 23:00 CEST 24/09

Aquel hechizo de Sildara chamuscó el pelaje más superficial del oso, sin provocarle molestia alguna

Thespia perdió la sonrisa al comprobar que el oso tampoco se dejaba sobrecoger por la ira y que ahora veía con claridad mientras su nube de coral seguía perforándole.

Palzigún por su parte rompió la defensa de la elfa frente a Shae y esta cayó como un muñeco roto sobre el suelo.

Las elfas restantes del barco se miraron entre ellas. Pese a sentir la furia del oso en su interior sabían que aquella pelea estaba perdida y sus compañías heridas o muertas, intercambiaron palabras, una increpación y una se quedó disparando mientras que la otra saltó al agua. El disparo, si bien cargado con intención asesina, rebotó contra la dura piel de Shae.

Kalandri cargó con toda su furia tras hacer que su armadura cobrase fulgor, su ataque hudiéndose en el pelaje pero pareciendo quedar acolchado en buena parte.

El oso se movió en torno a Kalandri en un círculo amplio, esto le sacó del daño de coral y le dio ángulo para lanzar sus garrazos contra una criatura con mucha menos armadura, el primero desgarrando sus vestiduras y el segundo incapaz de traspasar su defensa mágica. Su hocico miró atrás para ver que sólo una elfa quedaba con él en el barco, de manera que con un agitar de su pelaje conjuró poderes verdosos que atravesaron el espacio entre ellos y se enroscaron alrededor de ella.

Shae volvió a lanzar su rayo, esta vez contra la última elfa en pie sobre el barco, y una vez más la arrastró asta donde se encontraban él y Palzigun. Rodeada por los cuerpos de sus compañeras caídas la elfa supo que aquellos eran sus últimos momentos, sólo cabía esperar que su compañera lograse llegar a la costa y alertar de aquel peligro.

Fue entonces que los gritos de pánico se alzaron desde las aguas, Flotsam y Jetsam habían visto caer algo y no tenía cola ni escamas.

Mapa: https://natilla.comunidadumbria.com/tableros/ver/608

Shae abre sus brazos, mientras la última elfa se ve arrastrada inexorablemente hace el, invoca sus hojas y cuando esta lo suficientemente cerca, se funde en un mortífero abrazo en el que cada mano porta una esquirla de muerte dirigida a los órganos de la elfa.

Tu descanso ha llegado

Al alejarse la princesa Sildara el garrazo salió volando tratando de hacerla pagar por su retirada, una vez más el chisporroteo mágico cuando el ataque fue incapaz de atravesar el conjuro protector de la naga. Un rugido de frustración acompañado de otro de molestia al recibir el impacto de la explosión en el hocico.

- ¡Meridia! ¡Mi amor! -gritó el druida al principio del ataque- ¡Monstruos!

- ¡A las armas, hermanas mías! -fue todo lo que llegó a decir la capitana.

- Sira, has de avisar a nuestra gente- le indicó una elfa a la otra.

- No te dejaré atrás- le respondió esta.

- ¡Haz lo que te digo! Los mantendré a raya- le amonestó la primera

- Selune te proteja, hermana -se despidió la segunda antes de saltar al agua

a la elfa no les quedaba mucho tiempo en este mundo, "acaba con ella, Ssshae" le digo con mi cimitarra lista para rematarla si fuera necesario.

Turno: 4 - Hasta 23:00 CEST 25/09

Aprovechando el impacto del hechizo de Sildara en el hocico del oso Thespia mostró sus colmillos hacia él y gesticuló con la mano, llevando a que el animal agitase la cabeza con desagrado pero no pareció conseguir nada con ello.

Palzigun trató de herir a la elfa restante pero su cimitarra chocó una vez tras otra contra su sable, la mirada de determinación de la última de las marineras con vida la hacían casi parecer un rival digno. Sin embargo, en el último momento se confió al empujar hacia atrás el arma del mirmidón, lo que este aprovechó Shae para abrazarse a ella y Palzigun para girar sobre su eje, para cuando la cimitarra terminó de hacer su recorrido, esta vez no hubo sable que la detuviese.

Kalandri no se quedó atrás y golpeó de nuevo al oso sobre su pelaje y musculatura que parecían amortiguar el impacto, pese a que mostraba ya signos de profundo malestar y dolor no por ello dejó de combatir con ferocidad, ahora que sabía a quién protegían como él habría querido proteger.

Pese a ser una mole descomunal aquel animal conocía el barco como la palma de su mano y con habilidad contranatura se hizo hueco a través de la defensa de Kalandri para asestar terroríficos garrazos que dejaron tiritando a la Hidromántica. Dos destinos habían chocado en aquel navío y uno de ellos se negaba a desaparecer sin dejar su huella.

Shae no iba a consentir que aquello quedase así y rápido se lanzó a la carrera para alcanzar al oso.

Mapa: https://natilla.comunidadumbria.com/tableros/ver/608/4

Mar1, pero también la escuchaste gritar de miedo al caer al agua, algo ha pasado.

Sorprendida por el aguante de la criatura, Kalandri ve como sus compañeros son heridos y esto hace enfurecerle -Cesa de combatir y acepta el descanso eterno que dicta nuestra señora sobre ti!- Gritó mientras arremetió.

Este combatiente ha ganado el respeto de Kalandri, ser capaz de soportar todos los ataques sufridos y aun estar con vida es algo que no esperaria, por lo que algo de su deseo combativo, deseó poder batirse en duelo sin nadie a su lado y asi poder humillarle, demostrándole la superioridad de su diosa. Lastima que moriría cazado como la bestia que era. 

Sildara escuchaba las voces de los elfos, que al parecer no eran comprensibles por sus compañeros. Sin embargo Sildara recordaba sus lecciones, y una vez pasada la sorpresa inicial, comenzó a entender lo que decían. Nada relevante, hasta la última parte, cuando una de las elfas le dijo a la otra que fuese a avisar a su pueblo. 

Sildara se retiró, tan preocupada por eso que ni se dio cuenta de que el oso se cernía sobre ella, y aprovechó su movimiento para atacar con sus garras afiladas como cuchillas. Sildara se vio muerta, pero el primer zarpazo se quedó corto y solo rasgó la ropa, y el segundo fue detenido por la fuerza mágica. Por segunda vez en poco tiempo, la armadura mágica le salvaba la vida. Ahora entendía por qué sus maestros habían puesto tanto empeño en que aprendiera ese conjuro. 

Thespia no tuvo tanta suerte, y el oso se lanzó sobre ella, abriendo graves heridas de las que manaba su sangre azulada. En un principio a Sildara se le paró el corazón, pero luego vio que Thespia aguantaba y que Shae acudía en su ayuda. Sildara se tragó el miedo lo mejor que pudo y gritó en el idioma de las nagas:

-¡Palizgun! ¡No te preocupes por nosotros, la elfa que se ha lanzado por la borda va a avisar al resto! ¡Detenla cueste lo que cueste!-había oído gritar a la elfa, pero había que asegurarse de que estuviera muerta.

Acto seguido, a pesar de lo cerca que estaba, alzó una mano y volvió a conjurar. Por desgracia, el oso se movía demasiado y amenazaba con arrancarle algo más que la ropa con su siguiente zarpazo, y Sildara perdió la concentración, por lo que el rayo salió desviado. 

Engendro...
Falsa bestia.
Te traigo tu justo castigo
YO SOY TU OPONENTE, ENFRENTAME

Shae grita mientras se abalanza sobre el oso blandiendo sus dagas, pese a sus inescrutables y deformes facciones se puede sentir el odio rezumando por cada poro de piel. Verdadera ira hecha movimiento, sin pensar en las consecuencias usa todo su peso en la carga con el objetivo de arrollarlo

había vencido, aunque oía los rugidos de la bestia de la superficie, no era concieste de la situación de mi señora, "Ssseñora, una de losss..." decia fuerte, para que se me escuchara entre el combate, mientras salia de la cabina, pero al ver la situación a mi señora vencida, "Maldita bessstia, pagarasss caro el haber tocado a mi ssseñora" le grito y corro todo lo posible con mi única cola hacía la bestia con mi cimitarra en mano.

Thespia había infravalorado la resistencia de ese druida. La magia de trasformación era fuerte, no había que ser una hidromántica para saberlo. Su sagrada sangre gotea en suelo de la cubierta, mientras apoyada en mi bastón trato de recuperar el resuello. El pecho me arde como si se me fuera a caer. Cierro los ojos por un momento y pienso en dejarme caer para detrás, pero no puedo pensar sólo en mí, mis niños están en peligro y no me pueden ver caer.

Apretando los dientes levanto la mirada hacia el oso, en mis pupilas, se empiezan a arremolinar en un color azul intenso, por detrás de mí se alza una ola por encima del barco que lanzo contra el Druida y suena como un trueno al golpearle el pecho.

• ¡¡Que el mar te engulla, Malfurión!!- le grita, salpicándole con su propia sangre que le escupe al gritarle, con una versión distorsionada del pasado, presente y el futuro

El rayo de Sildara se estrelló contra las maderas del navío, haciendo reventar varias tablas que salieron despedidas contra el agua. Explosión que habría herido de haber impactado contra el druida.

La magia de Thespia, sin embargo, arrambló con fuerza contra el oso que pareció quedar helado a medio camino de ponerse a cubierto, recibiendo el impacto de lleno. Aquella ola cargada de rayos hicieron que la criatura se retorciese a medida que perdía terreno del soberano empujón.

Palzigun escuchaba perfectamente y entendía la lengua nazjar con claridad, sin embargo la instrucción de una princesa resbalaba como el agua sobre sus escamas cuando su señora estaba en peligro; la lealtad irracional del mirmidón por la Hidromántica que tanto había deseado Lady Vashj para sí aquí se cobraba la deshonra de desobedecer una orden con tal de proteger con su propia vida la de Thespia. 

Fieramente se lanzó contra el oso y le asestó un tajo sobre su lomo, una vez mas sus pieles protegiéndole de buena parte del daño del arma.

Kalandri no se quedó atrás y sumó su martillo a los esfuerzos por acabar con la vida del druida.

Cuando sus cuartos traseros golpearon contra la borda hizo un último esfuerzo por mantenerse en cubierta pero en su lugar volteó hacia atrás con un rugido mientras se destranformaba a su forma élfica para tener manos con las que aferrarse a algo, logrando a penas agarrar un cabo de tan mala manera que no pudo conjurar ni alzarse.

Lo cual Shae aprovechó para abalanzarse sobre él, mole de tentáculos y armas filosas; la última expresión sobre la faz del druida fue una de terror ante lo que sólo podía ser una criatura de pesadilla.

--- FIN DEL COMBATE ---

Sabes que has desobedecido a la sangre real, otro naga se estaría preparando para aceptar su muerte pero tú estás orgulloso de lo que has hecho y lo repetirías. Eso no quiere decir que no pueda haber consecuencias, de esto eres perfectamente consciente.

Puede que hasta estés disfrutando de tus últimos instantes de vida con la tranquilidad que te da saber que nadie es tan leal como tú, Palzigun.

Palzigun ha hecho sin dudar lo que ningún naga en su sano juicio siquiera podría llegar a considerar plantearse: desobedecer. Desobedecer a una naga, desobedecer a una noble, desobedecer a la sangre real de la Reina Azshara; a ti.

Es algo que imaginabas pudiera llegar a ocurrir, seguro, si hubiese órdenes enfrentadas entre Thespia y tú, aquello sería el orden natural de las cosas ¿Pero aquello que acababa de pasar? Villanía, sedición, traición imperdonable.

De quedar impune tu posición quedaría desprestigiada y todo por lo que te has esforzado tanto, poniendo tu pensamiento, palabra y obra a la altura de tu sangre sería agua de borrajas.

La vergüenza se te apila con el hecho que Kalandri, tu guardia real y protectora, haya cedido a sus impulsos del combate inmediato en lugar de acatar la orden de no dejar supervivientes que dio Thespia cuando vio con sus propios ojos que una elfa se había tirado por la borda.

Las mieles de la victoria se te vuelven amargas ante el acto de Palzigun, una vez más anteponiéndote a toda otra lealtad, incluso a la corona. Cualquier otro naga sería descuartizado por sus compañeros en el acto, uno noble sería ejecutado de manera civilizada pero para tu mirmidón ¿quién será el primero en alzar su filo contra él?

Herida cuesta tenerse en pie pero sabes que de no amolestarle con terrorífica firmeza y castigar su acto con agonía ejemplar el honor de la princesa, y por tanto de la Sangre Real, quedaría en entredicho. Algo por lo que casa más poderosas que la tuya han caído sin que la corte moviese un dedo en su defensa.

No es una situación sencilla y han sido demasiados años en los que el pánico inicial a que aquello pudiese ocurrir quedó relegado al olvido, pero acababa de pasar a ojos de todos.