Partida Rol por web

- no te confundas -dijo mientras bajaban las escaleras- yo estoy aquí por la recompensa y porque el jefe me lo ha pedido

Llegaron al final y una puerta daba paso a una sala muy extraña, donde se supone que debería estar Arroka. Liros no sabía que ese bastón pertenecía al gnomo, para él era un palo más en mitad de una estancia siniestra. No tenía claro que fuera a estar ahí, sólo porque el resto así lo pensara. Tal vez el gnomo estaba en otra sala.

- ah... pero yo no soy tu peón, jovencita -miró a Ágnofos con amabilidad- ¿detrás de esa fanfarronería tal vez haya miedo? y por eso no quieres entrar -la mirada de la Liros cambió y la sonrisa se volvió perspicaz- si tanto os apañáis solos y no necesitáis mi ayuda...

Y el elfo frenó el paso ante la puerta con las manos cruzadas detrás de la espalda mirando al resto con una sonrisa. Parecía un señor mayor viendo la construcción de una nueva edificación.

La habitación extraña al final de la escalera era una extraña habitación más en aquella extraña mansión. Nada que no hubieran visto antes. Sin embargo el cuerpo sobre la mesa hizo que un escalofrío recorriera el espinazo de la mediana.

- Kurg, échame una mano - dijo avanzando sin dudar un instante - Ya sabes cómo se las gasta esta casa con las visitas. No quiero que la mesa me salte encima o algo por el estilo.

Y dicho esto se aproximó, arma en mano, hacia la mesa. ¿Qué hacía el bastón del gnomo ahí tirado? ¿quién descansaba sobre aquella superficie? ¿porqué Liros y no el bueno de Nuevededos?

En cuanto cruzasteis el umbral, escuchasteis un zumbido. Algo se había activado.

Una especie de piedras brillantes empezaron a emitir luz, iluminando por completo la estancia.

En la habitación podéis ver lo que ahora entiendes como una mesa de operaciones y una especie de experimento constructo hecho de carne medio podrida cosida entre sí. Parece que está a medio construir (o desconstruir) y ves que le falta las manos, los pies y el cerebro. Parece que hay una nota colocada exactamente en el centro de la mesa, parece que de alguna manera el bastón de Arroka que hay en el suelo lo señale.

Un gran mecanismo metálico de bronce y cobre, lleno de tubos, cables y piezas que no concibes entender para que sirven parece conectar con aquel ser humanoide.

A un lateral está lleno de cubos -enumerados, pero sin un patrón claro- con distintas partes de cuerpo: cerebros, pies, manos, músculos, tendones y algunas cosas que ni reconocías.

En el otro lado hay una mesa auxiliar con todo tipo de herramientas, cuchillos y aguja e hilo para coser.

Detrás de todo al fondo, parece haber un cadáver fosilizado.

Un fuerte golpe os hace girar hacia atrás para ver que la pesada puerta metálica se ha cerrado de golpe. Parece que tiene una especie de mecanismo con unas tuercas con números grabados.

Escucháis también un leve siseo y compruebas que por varios puntos de la sala hay unos pequeños agujerillos de los que sale un gas de color verdoso, totalmente inodoro.

De repente la pesada puerta de metal rodó sobre sus ejes y se cerró a una velocidad pasmosa, dejando encerrados a Kurg y a Nana dentro.

La puerta se cerró de golpe y Liros rugió de rabia. Rabia por no  haber visto la trampa, rabia por no estar ahí buscando tesoros, rabia por la posibilidad de que desaparezcan más personas.

- ¡mierda! al final va a ser verdad que esta casa no es lo que parece

El elfo se acercó a la puerta para investigarla. - rápido, intentemos entrar, no sabemos qué hay ahí dentro

La puerta parecía cerrada a cal y canto.

Había una manivela enorme en medio de la puerta pero intentasteis girarla ambos y no se movió un ápice. No teníais ni idea que tipo de criatura iba a ser capaz de mover eso.

Quizá el mecanismo de apertura estaba dentro.

Os tocaba esperar o seguir investigando.

- ¡Oh, no, no, no! ¡Otra vez no! - exclamó Nana al ver cerrarse la pesada puerta a sus espaldas - Genial, separados otra vez. Y a todas luces atrapados en una trampa mortal. El día no podía ir a mejor.

Nana observó la sala con detenimiento. No parecía haber otra salida que la que acababan de atravesar. La puerta parecía extremadamente sólida y ni adoptando su tamaño colosal sería capaz de moverla un ápice. El cadáver recompuesto no era una visión alentadora y el cuerpo reseco del fondo le hacía pensar que aquel podía ser el fin de aquella misión.

De haber estado sola se habría dado por muerta, pues no era la más lista de la clase, pero en este caso contaba con apoyo. Aunque bien podría haber sido uno de los arcanistas en lugar del semiorco, que solían jactarse de resolver ese tipo de acertijos con soltura. Sin embargo Kurg era un hombre de equipo. Y eso es todo lo que necesitaba en esos momentos.

- ¿Qué tal se te da leer, Kurg? - le dijo señalando la nota que, a su vez, el bastón también señalaba - Algo me dice que tendremos que buscar la forma de resolver esto antes de volver a ver a la pareja de magos.

Ágnofos no tenía su mejor día y para colmo tenía que soportar a aquel tipo... - elfo egocéntrico como me espachurren a Nana y Kurg será tu culpa, ningún grupo necesita dos líderes y tú has llegado tarde, y con esa estúpida idea de cobrar una recompensa solo por mirar... ¡Ahora haz algo útil y haz estallar esa puta puerta! O sus paredes o algo...

La Áasimar dio unos pasos atrás esperando que Liros explosionara la puerta.

Cogiste la nota y la leíste. Tardaste unos segundo en hacerte la idea de lo que había allí, parecía unos dibujos muy técnicos con garabatos de loco por encima, como si alguien hubiera escrito cosas a a posteriori.

El cadáver estaba completamente seco y momificado, como si algún agente externo hubiera propiciado a resecar esa carne y dejarla totalmente seca, haciendo que se conservara de una manera terrible pero efectiva.

En cuanto al mecanismo parece algo muy complejo, parecen muchas piezas extrañas unidas y conectadas mediante unos cables, parece que por todo aquel dispositivo había unas pequeñas luces que brillaban de diferentes colores y algunas palancas y accionadores. Una de esas palancas era mucho mas grande que el resto estaba justo en la parte final de aquel circuito.

Tanto él como Nana avanzaron decididos hacia el interior de la habitación y respondió a Nana con un gruñido confirmando que tampoco le gustaba la casa, mientras su atención se centraba en encontrar a Arroka pues su bastón estaba allí. No se separó del lado de ella con el escudo al frente protegiendo a ambos mientras miraba con atención por encima a la mesa. Cuando sus sentidos le revelaron un zumbido, la luz comenzó a brillar en la sala iluminándola y un fuerte golpe se escuchó a su espalda.

Kurg se llevó del sobresalto las manos a la boca y se les escapó: - Los ha aplastado. pero tras acercarse de nuevo y apagando su mano debido a la estancia iluminada se fijo que no había sangre. - Menos mal, pensaba que ... ¿espera porque no nos siguieron?. Se quedó dubitativo pero no perdió mas tiempo mientras escuchaba a Nana y trató de tranquilizarla. - Tranquilicemonos, seguro que lo que hagamos aquí nos lleva a Arroka. Si pudimos con las gárgolas, ¿no vamos a poder con esto?. Respira hondo y deja que ... empezó a toser de repente. - Vale no respires hondo hay mucho polvo.

Se fijó en la mesa y lo que vio no le gustó nada, empezaba a entender lo que ocurría fuera. - Nigromancia. susurró mientras se fijaba como el bastón de Arroka les señalaba una pista. - Sin duda el gnomo pasó por aquí y nos ha dejado pistas. Seguro que el consiguió salir de aquí y nosotros también lo haremos.

Siguió mirando la mesa y los instrumentos que había junto con el resto de material. Tenían que operar y lo peor no era eso sino que un gas comenzó a salir por varios agujeros de la habitación. No dijo nada y mantuvo la calma como Nana lo estaba haciendo.

- Bien y en varios idiomas, veamos que pone y esperemos nos sirva de ayuda. Parece que la única salida es la puerta por la que entramos. Temió entonces por Arroka pues parecía no haber salido. Leyó en alto la nota mientras Nana se desplazaba al cadáver fosilizado. - ¿Será el modelo que debamos de seguir? la preguntó. Una vez terminó de leer las notas sacó sus conclusiones.

- Debemos reconstruir el cuerpo para abrir la puerta, tenemos los instrumentos a un lado y las partes del cuerpo al otro. Asqueroso. dijo pensando en lo que iban a tener que hacer y si debían de coser todo no les iba a dar tiempo. - Hay que recolocar el cerebro, manos y pies y de alguna forma, creo, según coloquemos bien las cosas y activemos el mecanismo sobre esa parte algo debería indicarnos si lo hemos echo bien o no. respiró hondo mirando de nuevo el mecanismo. - Total, que aquí nos indican las partes que necesitamos para cada uno de las partes a reconstruir y faltan 3 números para completar. Aunque algunos números se repiten.

Gruñió un poco molesto por la complejidad pero se puso a examinar el mecanismo concienzudamente viendo como se conectaban los cables y tubos con el cuerpo. Se fijó también en las palancas y las luces siguiendo con un dedo las partes que conectaban con las manos, cerebro y pies y comparando los colores con el resto de las luces. Una vez acabado el examen se marchó hacia la puerta para examinar posteriormente los números que había en las tuercas.

El elfo empezaba a perder los nervios.

- deja de evadir tu culpa, muchacha, ha sido tu decisión dejar que tus compañeros entren mientras tú te quedas fuera -Liros cogió su libro que empezó a brillar con una luz negruzca- todavía no te he visto ni intentar aportar

Apoyó su mano libre sobre la puerta de metal y con voz grave recitó un hechizo. Un brillo viajó desde su libro, atravesando su cuerpo y llegando a la mano apoyada. Un sonoro ''¡crack!'' retumbó por el pasillo. Y esperó a ver si daba resultado...

Aquel extraño gas empezaba a hacer efecto, os notabais lentos y pesados, os costaba concentraros. Cuando girabais la cabeza rápido notabais como todas las luces se arrastraban.

Aquel mecanismo estaba fuera de vuestra comprensión, pero parecía que estaba activado. Emitía un leve zumbido y parecía que vibraba al tacto, como si estuviera encendido.

A aquel cuerpo encima de la mesa de operaciones le faltaba el cerebro y cerrarle el cráneo. Encima de la mesa había varias herramientas que parecían haber sido usadas recientemente: hilo y aguja, un extraño conector de cables y unas tenazas. Parecía que tanto las manos como los pies habían sido cosidos recientemente, de una manera algo básica pero funcional.

Había muchos cubos con cerebros repartidos tanto por el suelo como colgados del techo por unos ganchos, estaban enumerados con distintos números que no parecían seguir ningún patrón en concreto. Todos los cerebros tenían cuatro cables que parecían conectar con otros cuatro cables que surgían del centro del cráneo abierto.

Un fuerte ruido, como si alguien hubiese golpeado una gran gong resonó por toda la mansión:

De repente aquella pesada manivela empezó a girar sola y tras unas cuantas vueltras, la gran puerta se abrió emitiendo un fuerte chasquido, de la sala salió un humo de color verdoso que se disipó rapidamente con el contaxto del exterior.

Dentro Kurg y Nana parecían algo aturdidos.

En cuanto la manivela empezó a girar Liros quitó la mano de la puerta, soltó el libro para que levitara a su alrededor enganchado a la cadena y entró rápidamente a la sala. Se acercó a Nana y Kurg y les puso una mano en el hombro a cada uno.

- ¿estáis bien, qué ha pasado aquí dentro?

Echó un vistazo a la estancia.

En la habitación podéis ver lo que ahora entendéis como una mesa de operaciones y una especie de experimento constructo hecho de carne medio podrida cosida entre sí. Parece que está a medio construir (o desconstruir) y ves que le falta las manos, los pies y el cerebro. Parece que hay una nota colocada exactamente en el centro de la mesa, parece que de alguna manera el bastón de Arroka que hay en el suelo lo señale.

Un gran mecanismo metálico de bronce y cobre, lleno de tubos, cables y piezas que no concibes entender para que sirven parece conectar con aquel ser humanoide.

A un lateral está lleno de cubos -enumerados, pero sin un patrón claro- con distintas partes de cuerpo: cerebros, pies, manos, músculos, tendones y algunas cosas que ni reconocías.

En el otro lado hay una mesa auxiliar con todo tipo de herramientas, cuchillos y aguja e hilo para coser.

Detrás de todo al fondo, parece haber un cadáver fosilizado.

Escucháis también un leve siseo y compruebas que por varios puntos de la sala hay unos pequeños agujerillos de los que sale un gas de color verdoso, totalmente inodoro.

Sus sentidos estaban ya embotados por aquel maldito gas y no conseguía acertar a adivinar que demonios era aquel mecanismo, de pronto se abrió la puerta de nuevo y el gas le tenía abotargado. Vio como Liros entraba y Kurg levantó la mano para detenerle pero esta se levantó muy pero que muy despacio.

- Nog entgéis. Pero para cuando quiso darse cuenta Liros estaba a su Lado. - Bagtón Agoka. Tgampa mogtal, no gespires gas. Salig dijo mientras salía hacia las escaleras a una velocidad tremendamente lenta.

Tosiendo y apartando inútilmente el gas con la mano la mediana sigue al semiroco de vuelta a la seguridad de las escaleras. Aquella estancia era, como bien decía su compañero una trampa mortal diseñada para acabar con aquel que osara adentrarse en ella.

- No ha pasado nada. ¡Cof! Por fortuna - dijo desde más allá del umbral dedicando una mirada airada al funesto mecanismo - No hemos dado con la forma de abrir ¡cof! y el aire viciado de este lugar tenía por misión asfixiarnos e incluirnos en la colección de cadáveres que cuelgan del techo. ¡J****os psicópatas! ¡Odio esta casa!

Miró entonces la puerta y luego al elfo de porte orgulloso. Si bien habían tenido encontronazos con él en otro tiempo esta vez, y a todas luces, le había salvado la vida.

- Gracias, Liros. Parece ser que el viejo Gundren no se equivocaba contigo. Pero, dime ¿cómo c*****s has conseguido abrir la dichosa puerta?

El bastón de Arroka daba una pista de la presencia del gnomo en aquella sala, aunque era probable que el muy sinvergüenza hubiera superado la prueba y adelantado al grupo. La pregunta era: ¿dónde se encontraba ahora? ¿habría vuelto a subir o había descubierto un camino alternativo? Nada es lo que parece en la mansión de los Margaster.