Partida Rol por web

Tenéis vuestros masajistas personales. Os miman y os ayudan con cualquier tipo de molestia o contractura. Incluso si solo deseáis un masaje por placer. Sus manos experimentadas están dispuestas para vosotros todo el día. Además que tienen una agradable sauna donde podéis entrar y relajaros. Solos o acompañados, lejos de miradas indiscretas.

Ino                        Shahid     

 Entro en la sala de masajes, para a continuación buscar a Ino, para que me dé el masaje que me han aconsejado y que por o visto tanto necesito. En cuanto la encuentro, la saludo amablemente:

 - Hola, querría un masaje, por favor...

 Espero que me de instrucciones, para seguirlas al pie de la letra.

-Claro, Talon- te sonríe amable, como todos los que están allí.- Ya sabes cómo proceder, va tras el biombo y cámbiate. Ven solo con la toalla. ¿Notas molestia en algún sitio específico?- posa con suavidad la mano en tu espalda y te guía hasta el biombo ella misma.

 Mientras me dejo guiar, le respondo a su pregunta, negando con la cabeza, en señal de negativa:

 - No noto ninguna molesta física, pero últimamente noto alguna molestas mentales. La doctora Saunders me a recomendado que viniera aquí para relajarme...

 Procedía a situarme detrás del biombo y cambiarme, como me habían ordenado hacer...

-Molestia mental... No deberías...- dice casi más para ella que para ti.- Seguro que lo arreglamos con un buen masaje- se reafirma enseguida con un tono jovial y animado.

Te cambias y sales solo con una toalla liada a la cintura. Ella te tumba en una de las camillas, boca a abajo. Los dedos de Ino eran expertos. Se unta ambas manos en aceite tibio y comienza a pasarlas por tus hombros. Busca cualquier tipo de tensión o nudo que puedas tener, intensifica la fuerza de sus dedos para deshacerse de cualquier tipo de problema que guarden tus músculos. Sus manos combinan con maestría la fuerza y la suavidad de las caricias posteriores.

-¿Te sientes mejor, Talon?- susurra, para no romper el momento con la música relajante de fondo.

 Disfruté al máximo del masaje, notando como la chica recorría con sus manos cada parte de mi cuerpo, de manera magistral, dándome un gran placer y relax en cada fibra de mi cuerpo:

 - Si, mucho mejor, gracias, por favor, no pares... - Le respondí, también en susurros, con los ojos cerrados, mientras le dejaba seguir con su trabajo, Desde luego este masaje me estaba sentando de maravilla.

-Mejor, solo relájate... Luego, si quieres, puedes entrar a la sauna- sus dedos describen movimientos circulares sobre tus hombros y van bajando lentamente. Busca con habilidad el mínimo nudo que puedas tener y lo deshace con firmeza. Cuando acaba con tu espalda, sigue con tus brazos y por último tus piernas.

 - Aha... - Respondo, somnoliento, mientras continuo disfrutando del masaje. La verdad es que estoy disfrutando al máximo de la experiencia y no deseo que termine nunca. Luego pregunté, inocentemente. - ... ¿Entrarías conmigo?. Me encantaría disfrutar de tu agradable masaje dentro de ella...

Ella para de inmediato el masaje ante tu propuesta.

-No, Talon, lo siento. No puedo dar masajes dentro de la sauna, ni entrar contigo...- dice con cierta incomodidad ante tus palabras.- Si no quieres entrar solo, podrías entrar con algún... compañero, sí eso- asiente y sonríe de forma nerviosa. Luego reanuda el masaje.- Yo solo estoy para haceros sentir bien, pero no puedo... entrar contigo, lo siento.

 Miré confuso a la chica, sin entender el motivo por la que se comportaba de ese modo y tampoco la razón por la que ella no podía acompañarme al interior de la sauna:

 - ¿Y por que no?. No lo comprendo...

 La verdad es que me parecía que iba a ser muy agradable recibir un masaje dentro de la sauna y no comprendía la razón por a que ella no podía.

Ella te mira un poco confusa por la repentina pregunta.

-No, Talon- dice en un tono de voz calmado.- Estoy para trabajar aquí y hacer que os sintáis bien, no puedo entrar contigo, yo trabajo aquí fuera...- intenta hacerte comprender.

 Mi cara es la viva imagen de la decepción, mientras respondo, con voz ronca y un ligero tono infantil de niño herido:

 - Esta bien... ¿Y quien podría entrar conmigo?.

 Acto seguido, me levanto, para alejarme de ella, mientras espero su respuesta. Si para ella solo soy un trabajo y no quiere ser mi amiga, pues no quiero estar con ella.

Te sigue y acaricia tu hombro con suavidad, viendo tu reacción.

-Puedes entrar con cualquiera de tus compañeros, pero yo no puedo entrar... Lo siento, Talon.

 Sin decir nada más, pues no me sentía con ánimos de escuchar más excusas, fui a buscar a algún activo que quisiera meterse conmigo en la sauna. Con suerte, encontraría a alguien dispuesto a hacerlo sin poner tantas pegas...

 Antes de nada, decido ponerme algo encima, para no llamar innecesariamente la atención, como la ropa que estaba usando hasta ahora, y voy a buscar a una de mis compañeras para que me haga compañía en la sauna. Con suerte, tendré donde elegir entre todos los activos que hay...