-¡Estás loco! -exclamó Rodrigo, pues ya no le cabía duda de que Nicasio estaba desquiciado por estar viviendo aquel infierno, después de su reacción inicial y de su ataque al abad; entonces, una idea le vino a la cabeza-. ¡Esperad! Nicasio, tu espada está manchada de la sangre del abad, que durante el combate nos pidió ayuda. ¡Tal vez funcione! ¡Seguidme!
Y marchó hacia el último piso de la torre, donde se encontraba el altar. Por el camino, no dejó de maravillarse de que la bendita locura de Nicasio al final podría salvarles la vida, y aquello hizo que su fe arraigara aún más hondo, pues había sido, quizás, el propio Dios quien había hecho actuar al joven guerrero de aquella manera para que ahora pudieran completar el ritual.
Nicasio que ahora sostenía la espada enfilada a su abdomen no entendía bien lo que quería decir Rodrigo, a pesar de todo al ver que el noble salía corriendo escaleras arriba y que la puerta no duraría mucho decidió imitar al resto y les siguió escaleras arriba.
Subísteis arriba. Quizá antes Rodrigo no se dio cuenta, pero en un extremo del altar que allí había, junto al gran ventanón de la torre, había una daga. Jurásteis que la otra vez no estaba allí. Sea como fuere, teníais aquello delante, y Nicasio portaba la sangre del moribundo y reconocido abad Lucas. ¿Qué pretendía hacer Rodrigo?
Os dejo via libre. Esto es Aquelarre, no un truco de rapel de tres al cuarto.
-No sé si va a funcionar, pero no tenemos otra salida -dijo Rodrigo, tomando la daga y situándose frente al altar-. Según dice en el libro, debemos rezar a Cristo y derramar la sangre del moribundo en un altar de juicios; luego tenemos que ir a la iglesia y rezar Padrenuestros y Credos, y por último volver y quebrar esta daga sobre este altar. No vamos a poder ir a la iglesia, pero tal vez sirva rezar aquí... no lo sé, pero no podemos hacer otra cosa; si salimos, nos matarán. A no ser que se os ocurra otra manera de salir de aquí, comencemos a rezar mientras Nicasio deja que la sangre de su espada gotee en el altar.
Pensé que el arma que me había dado Jimeno, que era la que estaba en las catacumbas, era la que servía para el ritual, pero supuse mal.
Sé que la ejecución del ritual va a ser algo chapucera, pero no se me ocurren más ideas...
Nicasio hizo tal, llevó la espada y la alzó sobre el altar de manera que las gotas de sangre cayeron de una en una sobre el altar creando un pequeña mancha y después un charquillo y después un charco hasta que la espada dejó de gotear. Una vez toda la sangre del moribundo había dejado la hoja del arma de Nicasio, éste buscó una cruz y se postró ante ella, se persignó y comenzó en voz alta:
- Pater Noster, qui es in caelis, sanctificétur nomen Tuum,...
-Credo in unum Deum,Patrem omnipoténtem...
Mientras rezaba se humillaba ante Dios, pedía perdón por sus pecados y rogaba su ayuda.
Supongo que habrá alguna cruz ante la que postrarse.
Primero rezásteis, luego añadísteis la poca sangre del Abad impregnada en la espada sobre aquel altar... sin embargo... ¿era aquel un lugar sagrado para rezar los Padres y los Credos (como el ritual exigía)? No, no, no, nada de eso. Es más, aquel lugar no era precisamente santo (pues en un lugar ritual os encontrábais), y no había cobertura alguna de cruz, imágen de la Santa Virgen o cristiandad en aquel piso... Y aún os quedaba rezar en lugar Santo.
La única opción era ir a la capilla y rezar allí lo planteado, pero.. ¿Cómo salir?
¡¡BOOOOMMM!! ¡¡BOOOOMMM!! ¡¡BOOOOMMM!!
La puerta de abajo, la de la entrada, que era tremendamente fuerte, aún aguantaba (y lo sabíais bien porque hasta en dos ocasiones desistísteis de abrila al no poder). Sin embargo ¿podrían entrar alguna vez aquellos engendros que llamaban con puñetazos y lamentos para devoraros? Sólo había un lugar por donde descender del último piso del torreón hasta el tejado de la capilla y entrar por uno de sus ventanucos para orar una vez allí:
El ventanón junto al altar.
No había otra opción de salida.
-Esto no funciona -dijo Rodrigo-. Vamos a tener que ir a la iglesia.
Volvió a levantarse y se dirigió hacia la ventana.
-No tenemos más remedio -dijo mientras la abría-. Si al menos tuviéramos una cuerda... -añadió, mirando alrededor, esperando que se diera la misma coincidencia que con la daga; pero eso habría sido ya demasiado. El único apoyo que les quedaba era el de la fe, que hasta ahora les había mantenido vivos; Dios no dejaría que murieran así, cuando estaban a punto de librar el monasterio de aquel infierno.
Escribo desde el móvil, esta noche pongo las letras en negrita.
La cuerda que figura en mi equipo la llevo encima?
- ¡ Hombre de poca fe!
Nada de lo que hacía últimamente funcionaba, aún así, Nicasio no era de los que perdiera la esperanza... se agachó y rebuscó en el fardo que siempre llevaba a su espalda para extraer de él una cuerda bien hermosa de muchas varas. Miró a Rodrigo y sonrió
- ¿Qué os parece esto Don Rodrigo? - y lanzó la cuerda al noble , se acercó al ventanal y se dispuso a abrirlo.
No tenemos otra opcion. dijo Jimeno al fin. Huyamos por la ventana antes de que consigan entrar. La mera idea de tener que bajar con una cuerda hacia temblar al sevillano. Evidentemente no confiaba mucho en sus fuerzas pero tampoco podia hacer otra cosa. Los engendros no dejaban de torturar sus timpanos con semejante retaila de golpes y lamentos demoniacos.
No se que me da mas miedo si la tirada de la cuerda o los zombies...
Rodrigo cogió la puerta ante los incesantes golpes (entre los cuales, quizá de un momento a otro, derribarían la puerta). Luego Nicasio abrió el ventanón, más bien una de las ventanas, Rodrigo pudo atar la cuerda en los hierros forjados de ésta, como sujección. Al echar la cuerda abajo, vísteis que daba justo al tejado de la parte de la capilla, pero no llegaba hasta él, sino que quedaba a unas cuatro varas y había que hacer un salto sobre las tejas una vez se acabara la cuerda. Aquella era la situación.
Descenderéis sin tirada alguna, pero al final de la cuerda tendréis que superar una tirada de Saltar (AGI), para no caeros malamente. Narrad quienes descendáis (y tirad, claro).
Empezó a descender y mirando hacia arriba dijo
- Observad y mirad cómo se baja por la cuerda, tened cuidado con el salto pues podéis despeñaros a nada que os mováis mucho
Y siguió descendiendo hasta abajo del todo, al llegar al otro extremo de la cuerda dio un salto al tejado.
Motivo: AGI
Tirada: 1d100
Dificultad: 13-
Resultado: 59 (Fracaso)
Es Agi x1? vamos a morir todos...
Motivo: Saltar
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 59 (Fracaso)
Voy a esperar a ver si es AGI x 1 o que es antes de ponerme a rolear.
No es que sea X1, es que es la competencia o en su defecto la característica :)
Dudas al off.
Rodrigo, agradeciendo la previsión de Nicasio, agarró la daga y descendió por la cuerda en pos de sus compañeros. Cuando llegó al extremo, viendo el mal salto de sus compañeros, se le ocurrió que podrían haber atado sus ropas a la cuerda para salvar unos metros más, pero ya era tarde; cerró los ojos, apretó los dientes y se dejó caer.
Motivo: saltar
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 49 (Fracaso)
Me apunto la daga?
Decir que sería fácil saltar al vacío casi cuatro varas descolgándose de una cuerda para caer en un tejado y parte en piedra un poco destartaladas sería injusto; y por si fuera poco caer con sutil y grácil equilibrio sería más propio de un equilibrista o bufón de palacio, o tal vez simplemente de un gato, y eso parecía un poco imposible. Lo cierto es que, de uno en uno, os descolgásteis cayendo de la cuerda (dejandoos caer lo mejor que podíais). Todos no tuvísteis la misma suerte:
La peor parte se la llevó Nicasio, el cual quedó como tendido nada más ser el primero en caer, y quizá por eso tuvieron un poco más de cuidado Jimeno y Rodrigo, al descender. Nicasio quedó como tendido, bocabajo, aunque comprobásteis que aún estaba vivo... ¿Sería un irónico milagro el salvar así la vida por querer ir a rezar a una capilla? Quién sabe, lo cierto es que estábais allí arriba, y podíais ver un poco lo que los muros que protegían el exterior os tapaban: la sierra de Guadarrama en su plenitud.
También, y por si fuera poco, veíais el patio interno del monasterio, justo en el lugar donde el espectro de Damián había ido poseyendo a los monjes, aunque allí ya no estaban. Tan sólo podíais ver el ir y venir de hombres muertos y andantes por el patio interno* y oís cómo rugen esa amalgaba de seres que aún deambulan por entre sus pasillos. Bajar abajo sería una locura. No había ni rastro de los hermanos de allí o los caballeros del Filo Sagrado, o quizás sí: quizá se hubieran convertido en tales "muertos" y no los reconociérais entre todos los que había, entre todos los que se lamentaban y gritaban.
Las pequeñas ventanas colocadas de la capilla que estaban construida estratégicamente para que se internara el sol por ellas al medio día estaban cerradas, aunque no tenían candados ni cerrojos. Con un gesto de mano estaríais dentro.
Motivo: Daño Rodrigo
Tirada: 1d6
Resultado: 2
Motivo: Localización Rodrigo
Tirada: 1d10
Resultado: 2
Motivo: Daño Nicasio
Tirada: 1d6
Resultado: 6
Motivo: Localización Nicasio
Tirada: 1d10
Resultado: 6
Motivo: Daño Jimeno
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Motivo: Localización Jimeno
Tirada: 1d10
Resultado: 4
Motivo: Nicasio: Secuela en pecho
Tirada: 1d10
Resultado: 8
Secuela Nicasio: 8: Pulmones Dañados: La herida afecta a los pulmones, que quedan dañados de forma permanente. Reduce en 2 puntos la Resistencia y la Fuerza del personaje.
*El patio no tiene techo, veis el suelo del patio entonces.
Aquel no era el día del pobre Nicasio; Rodrigo, en cuanto se recuperó del golpe, que no había sido más que una magulladura, fue a socorrerlo, le ayudó a levantarse con mucho cuidado y dejó que se apoyara en él. Jimeno también se había llevado un buen golpe, pero no parecía tan grave como el de Nicasio, que había caído de pecho y se había hecho trizas.
-¿Estás bien? -preguntó solo a Jimeno, pues era obvio que Nicasio no lo estaba en absoluto-. ¿Puedes adelantarte y abrir la ventana?
Después se dirigió a Nicasio, mientras lo sujetaba.
-No creo que podáis seguir en estas condiciones. Deberíais quedaros en la iglesia.
Creo que estoy bien. respondió palpandose con las manos la zona dolorida en busca de alguna fractura. Si. Estoy bien. No tengo nada roto. aunque el dolor era fuerte parecia que la caida no le produciria mas que unos cuantos moratones.
Me adelantaré. Intentaré abrir alguno de los ventanales de la Iglesia. Jimeno comenzó a andar buscando mantener de buena manera el equilibrio entre aquellas tejas. El sevillano tiritaba de frio y sentia como el pulso se le desbocaba como un caballo huyendo de una jauria de lobos hambrientos.
Como antes vio*, Jimeno comenzó a andar entre las tejas. Realmente el estado era malo, pero su colocación parecía sólida (claro está, a excepción de un zarandeo o caída como la vuestra sobre ellas). Asi que con un gesto de mano, llegó hasta una de las ventanas y abrió su sobria vidriera (cristal translúcido más bien), y pudo ver el interior de la iglesia, desde las alturas, casi al lado de las imágenes a las que rezaban los hermanos días atrás: allí abajo no había nadie, la puerta estaba cerrada. Al menos ese lugar santo no habiá sido profanado por la hedorosa muerte y el Mal.
¿Bajáis todos?, ¿uno sólo? Contadme qué haceis (no hace falta tirar nada para bajar, se puede acceder a través de un retablillo y descender sin problema).
*: Ya lo narré.