Partida Rol por web

Laura mira al hombre de la máscara que parece divertido ante la confusión de que Rasputín es el director, habla de que es algún tipo de profesor, Laura mira a todos con los ojos entrecerrados mientras piensa:

- No me digas que nos hemos metido en alguna clase de colegio... bueno, si estos son os power ranger normal que todo para ellos gire en torno a los institutos y demás mierdas

Ella no había ido a ningún instituto por lo que realmente le sacaban de quicio ese tipo de niñatos y tonterías de los institutos, no sabían realmente que era lo que tenían y solo se quejaban de tonterías. Entonces se fija en la postura de la chica de azul, la cual trata de aparentar tranquilidad aunque no lo está, Laura sonríe levemente pero en ese momento siente una fuerte luz, la luz casi la ciega y dice en un susurro:

- Bien, aquí esta...como se llamaba la cabeza esa de los power ranger...

Cuando por fin se despeja la luz aparece Rasputín y Laura se acerca, da un paso hacia el hombre, bastante peculiar por su aspecto, Laura le enseña la mano y dice:

- Por esto y ya que me dijo que aquí podrían ayudarme más de una vez, pues... aquí estoy

Laura recuerda lo que le dijo en alguna ocasión de que acudiese a esa fundación, cosa de la que ella no hizo ningún caso por otro lado y por el momento solo tenia intención de ir para solucionar lo de la mano, nada mas

Los comentarios del joven del pañuelo rojo y la muchacha azul desvelan información interesante, voy repasando mentalmente la información, separándola de la paja según van hablando. Rasputín es un maestro, enseña ¿magia?, Garcia es el director de este lugar, sea lo que sea, estos dos, "desprecian" las enseñanzas del tal Rasputín. Voy mirándolos alternativamente, y de vez en cuando, miro en la dirección en que salí corriendo, esperando que el tercero regrese.

El lugar se ilumina de manera repentina, cierro los ojos y mis músculos se tensan, aprieto la mandíbula, y de manera incosciente mi cuerpo busca fundirse con alguna sombra, pero el terreno ha quedado tan iluminado que no hay ninguna a mi alcance. Las gafas, necesito las gafas, con los ojos entornados, casi a tientas, me dirijo al coche.

Su voz me recuerda a la de una serpiente, aún no puedo verlo, pero puedo notar su mirada sobre mi negro cuerpo.

Cuando consigo encontrar las gafas escucho hablar a Laura, cubro por fin mis ojos, pero aún puedo observar pequeños halos danzando ante estos a causa del fogonazo de luz.

Debo ser mas cuidadoso, ya no me encuentro en la seguridad del asilo.

Entonces poco a poco mi vista se aclara y observo a Laura, demasiado cerca del recién llegado. Avanzo hacia ellos, dispuesto a tomarla de la mano y ocultarla conmigo si fuese necesario. No me fío de ninguno de ellos, y aunque Laura ya los ha conocido, desconfío. Cuando me acerco, las sombras que forman mi cuerpo tratan sin éxito de engullir la luz que trajo Rasputín.

Me cuesta hablar, demasiado tiempo escondido en las sombras. Algo desubicado tan solo acierto a responder brevemente, y en los mismos terminos que respondió antes ella, - viajamos juntos.

El hombre enarca una ceja cuando Laura le muestra la mancha de su mano, a la cual presta atención apenas un instante, antes de volver a mirar a Nicte. Parece que el tulpa tuviera encandilado al experto arcano. No es vano, es u a criatura singular, muy infrecuente y difícil de encontrar.

Y viajas con un hijo de la noche, un vampiro del miedo, nada menos... -Constata más que pregunta, con cierto tono curioso- ¿Y cómo es que viajáis juntos, vosotros dos...? Espera... -El mago fija su atención ahora más profundamente en el rostro de Laura, pensativo- Sí que me suena tu rostro, chiquilla. ¿No eras esa ladronzuela que se teletransportaba? Cómo era... ¿Laura?

Mientras Rasputín habla, los dos guardias parecen relajarse. Incluso miran alrededor, sin prestaros demasiada atención.

Si quieres que estudie eso que tienes en la mano, será mejor que vengas a mi laboratorio. Con tu "amigo", si quiere acompañarnos...

La atención que me dedica Rasputín me resulta incómoda. Mucho tiempo acostumbrado a vagar entre las sombras, lejos de la mirada de la gente, por lo que me muevo algo intranquilo, como lo haría un animal salvaje encerrado en una jaula. Y ya cuando reconoce realmente lo que soy me muestro algo agresivo, - Si, brujo, así es, me conoce y sabe que puedo hacer, debo tener cuidado con él, y de nuevo las sombras que me rodean ondulan desvelando mi inquietud.

Debo ser cuidadoso al responder, pero tras su pregunta dirigida a los dos, se centra de nuevo en Laura, interrogándole, ¿ladrona?, para invitarnos después a acompañarles, no voy a dejar a Laura ahora, ella es mi única manera de encontrarle.

 - Ella está... tomo unos segundos tratando de encontrar la respuesta que mas se ajuste a nuestra situación, - ... bajo mi cuidado, concedo finalmente, sin querer rebelarle mas detalles y dejando claro que donde vaya ella, por el momento, iré yo.

Laura se queda unos segundos mirando al mago mientras habla y le responde:

- Me da igual lo que sea me ha ayudado y es lo que me importa ahora mismo para que negarlo... y si, me teletransporto y lo de ladronzuela es discutible, solo cojo lo que me hace falta, para que negarlo y si, me llamo Laura.

Entonces les invita a ir con ellos a su laboratorio y Nicte habla también diciendo que viajan juntos, ella asiente y dice:

- Es lo importante realmente, que viajamos juntos y nos ayudamos, te acompañamos a tu laboratorio, mientras sirva para quitarme esto...

Interesante...

El profesor se atusa el bigote mostrando grandes dosis de curiosidad ante la respuesta de Nicte. La posterior confirmación de Laura no hace sino acrecentar su intriga, mostrando una amplia sonrisa. En el momento en que Laura accede a acompañarle, el mago se fija finalmente en los dos guardias, quienes esperan impacientes una resolución respecto al dilema de la intrusión.

Señores... La señorita Laura y su acompañante serán mis invitados por el momento. Permanecerán en mis dependencias exclusivamente, hasta que se resuelva su situación. Pueden ustedes informar a su superior, yo trataré el asunto con el director a primera hora de la mañana.

La chica azulada se cruza de brazos, haciendo un mal gesto con la cara mientras se gira y mura a su compañero. Éste, sin embargo, se encoge de hombros, como si el asunto le importara más bien poco. Es más, pareciera por su actitud que estuviera deseando que el tema concluyera. Finalmente, la chica lanza un suspiro y se despide con la mano, dirigiéndose ambos guardias hacia la oscuridad del bosque, mientras comienza a transmitir por emisora lo que ha sucedido.

Todo arreglado, cuando gustéis podéis acompañarme... -Dice Rasputín, girándose y adentrándose en la luz.

La explicación de Laura me aclara algunas cosas, fue así como lo hizo, se teletransporta, eso es realmente interesante.

Cuando despide a los vigilantes y nos trata de invitados, pero confinados en sus aposentos, no termino de tener claro si realmente somos invitados o presos, pero convencido de que Laura y yo podemos salir juntos de cualquier atolladero, accedo a acompañarle.

Avanzo hacia la luz, deteniendome justo en el linde, dudando sin saber como me afectará la luz, yo no tengo miedo, yo soy el MIEDO, alzo la mano antes de adentrarme en el foco, sumergiéndola en su interior con suspicacia, por si tengo que retirarla rápidamente. Mientras vuelvo mi vista hacia Laura - debemos ser cuidadosos Laura, si las cosas se ponen feas, te tomaré de la mano y nos ocultaremos en las sombras.

Laura escucha lo que dice el hombre y finalmente asiente, ve como se marchan los dos guardias y sonríe mirando a la mujer azul para decir:

- No os preocupéis seremos buenos y no saldremos de la habitación de Rasputín

Decía usando un tono infantil bastante forzado tratando de sonar como una niña buena. Entonces tenían que marcharse al interior de esa extraña luz cuando observa como a Nicte parecía costarle un poco entrar se queda pensando:

- Así que parece que no es muy amante de la luz... bueno, es bueno saberlo, por el momento habrá que acostumbrarse a la oscuridad más que a la luz... no es ningún problema precisamente

Es entonces cuando este le habla y ella asiente mientras dice:

- No te preocupes, como decía esa canción antigua, hago chas y aparezco a tu lado

Decía guiñando el ojo mientras caminaba hacia la luz

¿Habitación...? -La voz de Rasputín reverbera a vuestro alrededor, justo cuando os adentráis en la luz. La intensa luminosidad os envuelve, sin calor, sin apenas sonido, tan sólo unos pasos en una total calma hasta que la oscuridad que resulta tan natural para Nicte os envuelve de nuevo.

Abrís los ojos, con molestia, habituándoos. El lugar en que os encontráis es inmenso, una amplia estancia de techos altos, robustos muros de roca, anchas columnas y enormes tuberías de metal que desprenden un intenso calor. En el lugar cuelgan lujosas lámparas de araña antiguas, caros muebles de madera tallada originarios de distintas culturas, y expositores con raros objetos de origen seguramente místico.

Dependencias, no habitación. -Aclara el maestro de artes arcanas, acercándose a vosotros y señalando una zona donde varios asientos rodean una amplia mesa de madera circular, una invitación a tomar asiento con él- Este es mi laboratorio, mi templo, un lugar tranquilo donde centrarme en mis asuntos sin distracciones ni molestias. Podréis comprobar que no cuenta con puertas ni ventanas, es completamente estanco respecto al exterior, algo que no es problema para mí... ni para ti, Laura. Eso evita visitas indeseadas. -Os sentáis alrededor de la mesa, Rasputín adoptando una cómoda postura, recostado en el asiento- Si deseáis tomar algo, sólo tenéis que decirlo. Mientras tanto, Laura, quizás convendría comenzar por una breve explicación del modo en que eso ha llegado hasta tu mano...

Tras comprobar que la luz del haz no me daña, me siento mas tranquilo, pero aún así desconfio de las intenciones de Rasputin y de la organización. Poco a poco la luz va perdiendo terreno al tiempo que lo gana la oscuridad, y a medida que esta lo va engullendo todo, va aumentando mi hambre. Y cuando todo alrededor se ha desvanecido, desde las mas profundas tinieblas, vuelve a surgir poco a poco la luz, una luz menos intensa que la del haz, pero mas cálida, mostrandonos un peculiar habitaculo.

Dedico unos segundos a repasar con la mirada las dependencias de Rasputin, pero no me interesan ni los muebles extraños, ni los objetos místicos, si observo con atención las sombras de la dependencia, donde se proyectan, donde son mas oscuras, cuales son mas grandes, tratando de trazar un pequeño mapa mental para poder ocultarme, no por miedo, sino por costumbre.

Continua explicandose Rasputin, y cuando habla de la imposibilidad de salir del lugar me giro para observarle con cierta suspicacia, entornando aun mas los ojos. Encerrado. Camino entonces hacia donde se encuentran los asientos, pero permanezco sentado cerca de las sombras mientras aguardo. - Nada, gracias.

Laura observa la sala, realmente era grande y espaciosa, el tipo era raro, eso no lo podía negar, pero también había que admitir que sabia montárselo bastante bien. Se queda observando los muebles caros y los objetos mientras piensa:

• Umm seguro que esos objetos son realmente caros y podría sacar una buena cantidad por ellos… Laura espérate… que primero tiene que ayudarte con lo de la mano, que no es buena idea que se enfade antes de que te ayude…

Se da una vuelta por el lugar mientras el hombre explica que no podrían salir de allí, ella sonríe divertida cuando dice que ella si podría salir, a fin de cuentas no sería la primera vez que se escapa de un sitio donde no es posible entrar o salir, la  mutante mira a Nicte, le notaba algo nervioso buscando las sombras, parecía que él se sentía más seguro cuando termia localizadas por así decirlo todas las sombras de un lugar, así que simplemente le dejo hacer. Una vez toma asiento a la pregunta del hombre dice:

• Si, de hecho tomaría cualquier cosa acompañada de una Coca Cola, el viaje ha sido bastante largo y tengo hambre…

Entonces le pregunta por como se le puso eso en la mano, ella hace un gesto de “no lo se” y dice:

• Realmente no sabría decirlo, estábamos en un pasillo y un hombre lagarto andaba cerca y también un tipo un poco extraño, Nicte me arrastro a las sombras y cuando estaba en ellas empecé a sentir el ardor en la mano

Laura se quita el guante sin dedos de la mano donde tenía el ardor y dice:

• Así que supuse que era cosa de Nicte, pero parece que no y como recordaba que usted era bastante amante de los misterios y como pese a que conozco a mucha gente no conozco a nadie mejor que usted para saber qué es esto dije, voy a que Rasputín pueda tener un misterio mágico que resolver

Lo último lo dijo con un tono inocente demasiado forzado, se notaba que estaba en realidad tratando de darle coba al hombre para que actuara

Cuando Laura comienza a hablar mi mirada vuelve a vagar por la estancia, y al nombrar al hombre lagarto, distraído, no me doy cuenta y apostillo - Enrique.

Para continuar de nuevo mi recorrido visual por la sala, hasta que el exagerado tono de voz de Laura llama mi atención, obligándome a mirarla.

Mientras Laura va explicando, con su particular forma de hablar, todo lo sucedido, vas percibiendo el modo en que sus párpados comienzan a cerrarse progresivamente. Es algo que has visto antes. No es una forma habitual de coger el sueño, de verse superado por el simple cansancio. No, es algo que has visto en pacientes de tu hogar, hombres y mujeres sujetos por las correas de esas jeringuillas de los médicos, sedantes que les adormecen y los llevan al mundo de los sueños por el camino más rápido.

Y eso te pone alerta.

No has visto que nadie le haya clavado nada a Laura. Y has estado atento, como siempre lo estás. Sin embargo, este tal Rasputín es un experto en magia, ¿no es así? Ves a Laura terminar de explicarse con un bostezo sonoro, y cuando matizas el nombre de aquel al que buscas, al que reclamas, sus ojos se cierran del todo y la mujer cae en un profundo trance.

Mientras tanto, el viejo te observa curioso, quizás esperando tu reacción.

Quizás preparando su próxima jugada...

Y comienzo a observar unos signos, que me resultan extrañamente familiares, ladeo la cabeza paladeando, curioso, pero ella no es capaz de darse cuenta de lo que sucede, YO si, tantas veces me he alimentado de enfermos en este estado, en los que tan solo el susurro adecuado en su oído, puede provocarles que se orinen de terror.

Una sonrisa afilada aflora entonces a mi rostro, destacando en medio de las sombras, al tiempo que un pensamiento se abre camino en mi mente, me la está entregando... ¿qué quiere de mi? podría haberla tomado sin su ayuda, pero ha decidido hacerme este regalo.

Miro al brujo de reojo, siente curiosidad por mi, miro de nuevo a la joven, ella ya no me es útil, pero quizás el pueda serlo.

Siento entonces la punzada del hambre, un hambre atroz y primigenia, y un gruñido que nace de mis entrañas, finalmente escapa por mi boca, - grrrr

Miro de nuevo al brujo.

- Ella es mía ahora, digo mientras me aproximo a Laura, sin dejar de mirar al hechicero, eludiendo eso si sus ojos, y dispuesto a fundirme entre las sombras al menor de sus gestos. - Cuando me halla alimentado, si quieres hablaremos.

Me temo que eso no va a ser posible... -Murmura el mago, haciendo un gesto con su rostro, como si le restara importancia a tus palabras y al peligro que entrañan. Sin embargo, cuando tratas de acercarte a Laura, algo te lo impide. Es como si la rodeara una especie de cúpula invisible, algo que te detiene y no te deja avanzar. La chica reposa plácidamente, incluso su cabello comienza a flotar en el aire, como si estuviera sumergida en agua, hasta que es todo el cuerpo el que flota y comienza a ascender. Un fulgor de brillo dorado la envuelve, muy tenue, apenas perceptible. Pero tú eres hijo de la sombra, y por tanto, buen conocedor de tu enemiga la luz.

Ella es mía, en realidad... -Dice finalmente el profesor, haciendo que te gires hacia él con fiereza ante tal ofensa- Ha acudido a mí en busca de ayuda, pero buscaba un remedio sencillo y directo, algo que no le puedo ofrecer. Esto... -Señala a la muchacha, suspendida en el aire a metro y medio del suelo, aproximadamente- ...ralentizará el proceso de transformación, o lo detendrá, dependiendo de lo avanzado que estuviera ya. Pero no puede revertirlo. Eso sólo puede hacerse de una manera... -Te mira con una interesante expresión, con una ceja más levantada que la otra y una socarrona sonrisa bajo su espeso mostacho- ¿Sabes? Los tulpa sois criaturas escasas, hoy en día. No sabemos mucho acerca de vosotros. Me intriga conocer en detalle los motivos que te han traído hasta aquí... y ver si tu objetivo puede coincidir con el mío... y el suyo.

- ¿No?, pregunto con curiosidad cuando comenta que no podré alimentarme de ella, hasta que trato de alcanzarla y me resulta imposible... golpeo frustrado, con el puño, esa burbuja que me impide acercarme a ella, y siento el dolor conocido que me causa la luz, seguido de un ligero escozor, similar al que siente uno frente a una quemadura.

Tras la frustración, me concedo un breve instante de melancolía, agonizamos... ya no hay espacio para nosotros en este mundo, los miedos bajo cuyo amparo hemos nacido, ahora se han desvanecido.

Pero vuelve la ira al escuchar al brujo, - ¿tuya?, pronuncio casi escupiendo esa palabra, en realidad, todos sois nuestros, mios... me encorvo ligeramente mientras le observo con mayor suspicacia... pues aún no he conocido ninguna criatura, que no sienta el miedo, ni loco, ni cuerdo, ni sabio, ni necio, sonrio sin dejar de observarle, mientras mi enojo va remitiendo, todos en algún momento, os convertis en nuestras presas.

Vuelvo a enderezarme haciendo un gesto con la mano indicando que poco me importa la muchacha, - no me importa lo que le pase, pero si me gustaría estar cuando cambie, para alimentarme de su miedo, cuando vea que su cambio, es irremediable, no puedo ocultar un brillo en los ojos al dedicarle un último vistazo a la muchacha.

Me alejo de la esfera invisible, sin ser consciente rehuyo la tenue luz que de ella emana, mientras dando la espalda al brujo, voy buscando las sombras de la estancia, los rincones mas oscuros, mas seguros... y cuando escucho sus palabras, me demoro unos segundos en responder, - si, lo se, hemos vivido tiempos mejores, no puedo evitar recordar la guerra y las trincheras que me vieron nacer, el miedo a la noche, al frio, al hambre, el temor a dormirse y no despertar jamás...

Me vuelvo y lo encaro, ignorando su velada pregunta acerca de nosotros, - mis motivos... miro a la chica de soslayo, - busco al que le hizo eso, me arrebató algo que me pertenece, como tú, niego con la cabeza antes de seguir hablando, - no me interesa recuperarlo, me encojo de hombros tratando de imitar un gesto tan humano, - pero no puedo dejarlo pasar.

Miro alrededor buscando para informarle después, - necesito alimentarme, sino es de ella, de otro será.