Partida Rol por web

Por mi parte todo había quedado dicho y me marché hacia la entrada de aquel singular lugar. Yo no llevaba ningún cofre que guardara nada, al contrario que mis compañeros, así que no me costó nada llegar hasta el recibidor donde encontré ese extraño mapa. ¿Aparecerá aquí mi habitación? Lo dudo, pero supongo que estará dividido de alguna forma para que me entere. 

No dejaba de sorprenderme que nuestros idiomas fueran similares pese a pertenecer a planetas distintos; ¿sería eso debido a otros contactos entre nuestras culturas en el pasado? ¿quién habría dado el primer paso? Yo no conocía historias de humanos en Terra, pero yo era el ejemplo claro de que al revés había sucedido. Quizá fue uno de los nuestros los que instauró nuestro idioma en su planeta, o quizá fue al revés, aunque yo prefería pensar en lo primero.  Me hice una imagen mental de las zonas del mapa que me interesaban y me encaminé a la zona de los dormitorios de chicas: ese debía ser mi nuevo aposento. 

Estaba intranquila por el hecho de saber que yo no encajaría aquí, pero era también por la idea de que este descuido me hiciera vivir en la Tierra más tiempo del que me gustaría. Pensé en lo que diría mi padre, algo así como "aprovecha la experiencia pero no dejes que nadie te mire por encima del hombro" y en ese momento sonreí: echaba de menos a ese cascarrabias. 

Caminé en silencio mientras portaba la lanza derecha en la mano y me exponía a que la gente me mirase extrañada por mi aspecto, pero eran ellos los que vestían mal, al menos para mí.  Dediqué alguna que otra mirada desafiante a quien no me agradara y al ver mi nombre en una de las habitaciones arrugué la frente. Habitación compartida, esto es horrible. Más me vale que no sea problemático.  Me había costado quedarme con los nombres, pero no recordaba quién podía ser mi compañera de cuarto: prefería ponerles mis propios apodos, porque los nombres de este mundo eran difíciles de memorizar.  Sin pensármelo más abrí la puerta de mi habitación y me adentré en ella, cerrándola detrás mía. 

Ver a los recién llegados admirando la entrada del edificio y el excepcional mapa en 3D me recuerda a mi mismo hace apenas unos días. Ese lugar parece un sitio increíble.

El paseo es entretenido, pronto nos separamos de las chicas, para pena de Gabriel y seguimos hacia nuestro destino. La actitud de Eclipse al caminar, su forma de mirar entre extrañada y retadora todo lo que le parece raro o desafiante me divierte muchísimo. Aunque me guardo de reír... esa chica es capaz de rebanarme la cabeza a la primera de cambio.

Gabriel Lázaro

Sonrío al ver el cartel, des de luego no me voy a aburrir. Acostumbrado a dormir en los grandes dormitorios compartidos se me hará raro tener una habitación con tansolo un compañero... aunque Gabi se mueve por 5!

- ¿Crees que des de aquí podrás ver las habitaciones de las chicas? - estallo en una carcajada, sabiendo que es lo primero que irá a comprobar.

La habitación es sencilla, pero bastante completa. Cuenta con dos camas amplias, separadas por una mesita de noche ancha de más, un armario suficientemente amplio para que dos personas puedan meter sus cosas y siga sobrando espacio, y un par de escritorios, además de una amplia estantería de almacenaje. La decoración es acogedora, pero nada recargada, y la ventana cuenta con vistas a un magnífico jardín de altos setos que forman un complejo laberinto.

La habitación es sencilla, pero bastante completa. Cuenta con dos camas amplias, separadas por una mesita de noche ancha de más, un armario suficientemente amplio para que dos personas puedan meter sus cosas y siga sobrando espacio, y un par de escritorios, además de una amplia estantería de almacenaje. La decoración es acogedora, pero nada recargada, y la ventana cuenta con vistas a la cancha de baloncesto y la piscina.

La habitación es sencilla, pero bastante completa. Cuenta con dos camas amplias, separadas por una mesita de noche ancha de más, un armario suficientemente amplio para que dos personas puedan meter sus cosas y siga sobrando espacio, y un par de escritorios, además de una amplia estantería de almacenaje. La decoración es acogedora, pero nada recargada, y la ventana cuenta con vistas al bosque.

La habitación es sencilla, pero bastante completa. Cuenta con dos camas amplias, separadas por una mesita de noche ancha de más, un armario suficientemente amplio para que dos personas puedan meter sus cosas y siga sobrando espacio, y un par de escritorios, además de una amplia estantería de almacenaje. La decoración es acogedora, pero nada recargada, y la ventana cuenta con vistas a un magnífico jardín de altos setos que forman un complejo laberinto.

Cuando entras, ves a esa mujer de antes, la que saltó tan ágilmente desde lo alto del edificio para llegar a la chica esa que gritaba de ese modo tan extraño. La mujer está sentada en una de las camas, junto a un bulto encogido bajo las sábanas, al parecer tu compañera de habitación.

La mujer acaricia el bulto, que se agita un momento, antes de ponerse en pie y acercarse a ti.

Eclipse, ¿verdad? -Se acerca a ti. Es una mujer delgada, aunque con curvas remarcadas, que parece en un aceptable estado de forma. Aunque es mucho más pequeña que una buena terrana- Es un placer conocerte, cariño. Yo soy Lourdes, la orientadora de la fundación. Espero que no te importe que haya esperado un poco a que llegaras. Tu compañera de cuarto es... un poco especial. Y prefería hablar contigo antes de que la conozcas. -Te fijas en la cama, donde la figura de la chica dibujada en las sábanas se mueve ligeramente- Ahora está durmiendo.

Sonrío ante el comentario de mi compañero mientras me asomo a la ventana. Mi sonrisa se amplia aun más al contemplar las vistas.

-Te equivocas mi querido Watson.- Le digo poniendo mi mejor cara de detective.- Las vistas a la habitación de las chicas son inútiles, ese es nuestro objetivo final, acabar dentro de estas. ¿Qué vistas son las importantes?- Digo frotando mi barbilla y respondiendo antes de darle tiempo a Trece.- ¡¡La piscina!! Sabremos cuando hay material interesante para dirigirnos a la misma, además con unos buenos prismáticos podremos elaborar una minuciosa lista de ligues potenciales.

Dicho esto me acerco a mi maleta y la vacío lo más rápido que puedo en el armario.

-Listo.- Digo tras completar mis tareas.- Vamos a tener que buscar algo de decoración.- Entonces dirijo una sonrisita picara a mi compañero.- Ya verás que bien nos lo vamos a pasar aquí.

Respiré algo más tranquila al abrir la puerta y ver el lugar en el que iba a quedarme hasta que encontraran la manera de devolverme a mi hogar: era bastante espacioso, aunque para mi gusto era asfixiante el hecho de encontrarme entre tantos muros. Al menos tenía la ventana para poder apreciar desde ahí el jardín, lugar en el que pasaría bastante tiempo si la cosa se alargaba más de lo previsto. Si mis amigos pudieran ver esto se reirían, y tirarían todo lo inútil hacia abajo.  Aún así no está mal, me esperaba algo peor, pero preferiría estar sola.

Recaí en que en la habitación no había una persona, sino que era la mujer que se había movido con agilidad y encima también había un bulto oculto entre las telas. No me digas que me va a tocar con la rara que grita cosas... puse una mueca de desagrado justo antes de que la mujer comenzara a hablar y se me acercara.  Asentí cuando dijo mi nombre y le eché un vistazo sin pudor alguno a todo su cuerpo. Serviría de espía, pero en un uno contra uno seguramente acabaría hecha pedazos. Es demasiado pequeña, pero eso tiene sus ventajas. Me extrañaba ese modo tan cercano de hablar suyo, pero había tantas cosas raras en la Tierra que yo no podía ni quejarme ya.  ¿Es la chica que gritaba antes en el patio? Para mí no tenía nada de especial- pregunté, aunque estaba claro que sí- No planeo quedarme demasiado, Lourdes, pero puedes hablar de lo que quieras, te escucho- al menos de momento. Si esto se vuelve aburrido saltaré por la ventana.  Relajé un poco la postura corporal, porque parecía que en cualquier momento iba a tirarme a por alguien, pero mantuve la lanza a mi lado todo el tiempo. 

Después de acomodar mis cosas, abro la ventana dejando que entren los agradables aromas del bosque que tantos buenos recuerdos me traen. - Yo solía acampar bastante, ¿sabes? Hay un parque natural enooorme al lado de mi casa, errr, bueno, la casa de mis padres. Y me gustaba mucho, era un lugar... acogedor -.

Viendo que aún quedan más de un cuarto de hora, compruebo si hay señal WiFi con mi tablet, la cual saco de una mega funda que parece a prueba de balas, impermeable, etc. Tras trastear un rato, comprobando bien mis ebook o el mail me dirijo a Neithan. - Bueno, parece que se va haciendo la hora, ¿vamos? - digo cerrando la ventana. - Por cierto, cada uno tiene sus costumbres, así que prefiero preguntar, ¿cómo prefieres que te llame? Neithan, Algren... a mi todo el mundo me llama Romasanta, no es muy típico, pero es de estos casos en los que el apellido prevalece sobre el nombre, tipo Fonseca o Sancho, así que me llaman así de toda la vida -.

En cuanto dejo la mochila sobre la cama empiezo a colocar las pocas cosas que llevo de forma ordenada dentro del armario.

Sin darme la vuelta sonrío de forma nostálgica ante el comentario de Gabriel. Tras mi triste experiencia lo último que tengo en mente es pensar en chicas, pero lo cierto es que el carácter tremendamente extrovertido de Lázaro es contagioso.

- No sé yo si el director es de la clase de hombre que permite que colguemos algún póster de Pilar Rubio en la habitación - digo intuyendo el tipo de decoración en la que andará pensando.

- ¡Terminé! - cierro el armario al colocar la última camiseta y doy una palmada - cuando quieras Gabi.

Aquellas esperas, tampoco eran para tanto. Sabía como rellenarlas.Organizó sus cosas sin prestar mucha caso a Romasanta. Si hubieran entendido un poco, cualquiera podría decir que la parte de la habitación de Neithan era ordenada, muy espartana, zen y con un toque de Feng Shui. Eran sus creencias, era su vida. Iba con lo justo en su mochila deportiva. Y mientras ponía las cosas, siempre había algún libro que releer o alguna enseñanza que recordar.¿qué necesidad tenía de contarle el otro chico cosas de su vida anterior? La información era un arma, y por eso era normalmente reservado, para que no pudieran usarla contra él. Había aprendido esa lección hacía poco.

Se suponía que tenía que contestar algo a... Romasanta, mejor dejar claro como que le llamara siempre, sino era una persona jocosa, mejor:

-Puedes llamarme Neithan, es lo correcto, pues vamos a ser compañeros de habitación... de momento, valdrá.

Pensó un poco en lo de salir. No tenía muchas ganas pero a parte de Romasanta tendría que tratar con los otros chicos. Ni bien ni mal pero debería hacer un esfuerzo por conocerlos... como mínimo. Así podría evitar a ciertas personas:

-Iré contigo, tengo que tomar un poco el aire.

Y si, Neithan era un poco seco y parco al hablar.Parecía que comiera limones cada cinco minutos.

Todos hacemos planes, cariño... -Dice Lourdes con exceso de confianza- Que se cumplan o no, a veces depende de nosotros y otras no.

Tan enigmática frase no parece ser pronunciada con mala intención. De hecho, casi dirías que hay un toque de melancolía en ella, como si recordara algo de su pasado y eso le despertara una cierta tristeza.

Sí, es la chica que sufrió el ataque en el patio. Se llama Cassandra Balboa, y es una chica muy especial aunque para ti pueda parecer poca cosa. La gente como ella escasea, Eclipse, pero incluso en tu mundo los hay, según tengo entendido. -Otra persona más que sabe cosas acerca de tu mundo. Eso te molesta, aunque la mujer se apresura a aclararlo- Me he estado informando sobre el tema, he leído algunos tratados terranos. En Terra los llamáis Oráculos, son personas con una gran sensibilidad, capaces de sentir el flujo del tiempo y de las posibilidades. Vosotros lo relacionáis con el flujo de la energía mágica, o algo así. Bueno, puede que esto sea algo avanzado para una terrana joven como tú, pero puede que hayas oído algo...

Y en efecto, lo has oído alguna vez. El flujo de la energía mágica es un concepto bien conocido en tu tierra, y guarda mucha relación con el hechizo de Percepción Mágica que te enseñara tu padre años atrás. Pero también has oído hablar de esos casos raros de gente, habitualmente mujeres, capaces de ponerse en contacto con ese flujo, no sólo verlo o manipularlo, sino hacerse uno con él, y vislumbrar los deseos de los dioses. Esa gente puede ver el futuro, se dice, los muchos futuros posibles. Reyes y tiranos los buscan, empleándolos como consejeros, aprovechándose de su saber para planear sus estrategias y eliminar a sus enemigos antes incluso de que lleguen a serlo. Acostumbran a llevar una vida peligrosa y dura, cargada de sufrimiento.

Aún estáis en la habitación, cuando ambos oís una voz en vuestra cabeza. Es una voz femenina y familiar, la de la psicóloga de la fundación, esa tal Verónica.

Chicos, siento molestar, pero me gustaría tener una breve entrevista con vosotros dos. ¿Sería posible? Os espero en mi despacho.

Aún estáis en la habitación, cuando oyes una voz en tu cabeza. Es una voz femenina y familiar, la de la psicóloga de la fundación, esa tal Verónica.

Algren, siento molestar, pero al director le gustaría tener una breve entrevista contigo. ¿Sería posible? Te espera en su despacho.

Sus palabras no me ayudaban a ver el futuro con mejores ojos, pero tampoco quería que fueran condescendientes conmigo por pertenecer a otro planeta: la posibilidad de quedarme atrapada aquí hasta que muriera era probable, pero no pretendía rendirme tan a la ligera. Si ellos eran incapaces de devolverme yo me haría lo suficientemente fuerte como para manejar ese tipo de magia, eso estaba claro.  No obstante parecía, en cierta medida, que Lourdes hablaba más en ese momento para ella que para mí, así que me encogí de hombros. Bueno, yo me esforzaré para que se hagan realidad, eso no es un problema.  Cuando se trataba de cabezonaría pocas personas podrían compararse a mí, así que no me daba miedo los golpes que tuviera que llevarme para conseguir mi objetivo. Sólo necesitaba tiempo en caso de que el resto de cosas fallaran. 

Cassandra... otro nombre más a la lista. ¿Por qué no pueden tener nombres más sencillos? Son ganas de complicarse inútilmente.  Realmente no me molestaba, pero mi subconsciente buscaba la más mínima para odiar lo que fuera distinto a mí, y por ahora iba ganando por paliza.  Sería cuestión de tiempo -o no- que eso cambiara.  Me quedé en silencio escuchando todo su preparado discurso y cuando mencionó mi planeta puse una mueca de desagrado.  Ellos lo conocen todo sobre mi hogar y yo estoy aquí sin información alguna. ¿A qué se debe tanto conocimiento?  Y no solo hablaba de mis cuestiones con tranquilidad, sino que encima me hacía quedar como una idiota.  Claro que conozco qué es un oráculo-  me apresuré a decir, aunque parecía más bien que se lo estuviera escupiendo- Los oráculos son peligrosos en malas manos y más si son débiles- dije dedicándole una clara mirada a la "oráculo" de la sala. Hasta donde yo sé es algo muy complejo de controlar, le espera un duro camino- durante un segundo miré a aquel bulto con algo de comprensión, lo cual ya decía bastante de mí. Ese tipo de dones eran más bien una maldición para aquellos que no supieran protegerse, y este parecía un claro caso.  ¿Es mi compañera por algún motivo especial o ha sido azar? 

Ahora no podía evitar sentir cierta pena por aquella muchacha -algo que no reconocería en voz alta, ni mucho menos- y solo esperaba que en este planeta las cosas fueran distintas para alguien como ella, porque sino lo tendría realmente difícil para sobrevivir. 

La sonrisa con la que había apremiado a Gabriel a salir se borró de repente cuando escuché aquella voz. Pronto la reconocí, era la psicóloga.

- Mierda... - no soporto a los loqueros, he pasado más tiempo entre psicólogos que entre familias. No me traen buenos recuerdos.

Miré alrededor buscando los altavoces por pura intuición, hasta caer en la cuenta de que aquél sonido no había producido ningún eco en la sala, entonces miré a Gabriel con los ojos muy abiertos.

-T-tú... ¿Tús has oído eso? - me llevo dos dedos a la sien ¿ha sonado en mi cabeza?

Tras hablar del asunto con mi compañero de habitación, salgo en dirección al despacho de Verónica.

-Bueno, el director no quiere saber gran cosa de las que vamos a hacer.- Le digo con una sonrisa traviesa.

La sonrisa se transforma en asombro cuando empiezo a escuchar aquella voz... ¿en mi cabeza?, miro en todas direcciones y mis ojos se me iluminan.

-Como mola.- Digo ilusionado.

Pero entonces acabé de entender que se trataba de la psicóloga, la verdad es que no me apetecía nada ir a verla, por buena que estuviera. ¿Qué pasa? ¿ha leído que no pensaba acercarme a ella?

-¿Qué la psicóloga tenga algún tipo de poder telepático no es increiblemente evidente?- Bromee acompañando a mi compañero.- ¡Es como si a un profe negro lo pusieran a enseñar atletismo!

Por el camino reflexione sobre lo que sabía de la gente con poderes mentales, por pelis más que nada, ¿sería en realidad increiblemente fea? seguro que podía hacernos verla buenorra...

Grrrr. Ahora que tenía planes. ¿Que era eso que oía en su cabeza? Había oido hablar de ello... que hay poderes raros que con tu cabeza hacen cosas. ¿Era eso? No quería dar explicaciones a Romasanta porque no le creería Tendría que despacharle... a su manera seca. Tampoco le importaba mucho lo que pensara pero si eran compañeros quizás no le compensara. Antes de irse donde le habían convocado, solo le dijo a Romasanta:

-Lo siento pero ha surgido algo... en otro momento será...

Y ya estaba. Salió de su habitación con lo puesto, sin dar más explicaciones. No sabía donde ir donde tenía que ir pero por suerte en la Fundación no faltaban señalizaciones y lo pudo conseguir, demorándose más de lo que le hubiera gustado.... 

Cuando estuvo delante la puerta del director García, picó a la puerta, a ver si le respondían. Era mejor pedir perdón que permiso, por eso picaba, sin saber si el director estaba reunido o había alguien más. Pero eso no quitaba que esperara a que le invitaran a pasar... si tardaran mucho en decirle que pasara o nada, solo diría algo del estilo:

-Soy Neithan Algren, la señora Verónica me ha "convocado" aquí... creo...

Tampoco tenía mucho que decir. Sin estar incomodo, aquel no era su sitio, o como mínimo no era a lo que estaba acostumbrado...