Partida Rol por web

La mujer guardó silencio durante un momento que se hizo eterno, como si estuviera meditando sobre lo que habíais dicho.

—¿Queréis que os ayude a encontrar a las niñas? —preguntó, sin dar explicaciones de ningún tipo sobre lo que le habíais preguntado—. Ayudadme vosotros a matar a mis hermanas.

-Un poco de calma, puede que tengamos diferencias en la Fé, pero que impere el sentido común.-El joven tomó aire, a gritos no iban a conseguir nada.

-En primer lugar, me llamo Ánder y me gustaría saber tu nombre, no te deseamos ningún mal, como habrás visto, y espero que tú tampoco nos lo desees a nosotros.

-Estamos buscando a varias niñas desaparecidas y queremos encontrarlas lo antes posible. Si sabes algo del tema, te agradeceríamos que nos lo dijeras. Si aquellas que llamas tus hermanas están detrás del rapto, te ayudaremos a dar con ellas y darles su merecido.

-¿Que nos dices?, yo te he expuesto las cosas claramente, hablemos, ahora o delante de un fuego y algo de comida, y encontremos la mejor solución.

La loviatarita no parecía impresionada por el discurso de Ánder, pero respondió de todas maneras.

—Me llamo Payne y como he dicho, sé dónde encontrarlas —volvió a tensar la espalda como la cuerda de un arco y quedarse sin respiración durante unos momentos. Dirigió su ojo abierto a Tabin—. Ella lo ha dicho muy bien: las raptan para hacerlas sacerdotisas. Pero se equivoca como se equivocan ellas: la fé no es un manto que puedas ponerte porque alguien te amenace.

Jadeó por el esfuerzo de hablar.

—A cambio os pido que me dejéis enviar a las que me hicieron esto al Infierno. Oh... os aseguro que cuando lleguen les parecerá el Paraíso comparado con lo que les habré hecho en vida —vomitó otro cuajarón de sangre y se limpió los labios con el brazo desnudo antes de continuar—. Son las mismas que planearon el rapto de las niñas. Las niñas viven, las zorras mueren. Todos contentos.

Tirame averiguar intenciones anda, y dime como de sincera me parece :)

Ánder miró hacia los demás, a ver que pensaban del pacto propuesto por la mujer. No quería decidir por el grupo, ni mucho menos, porque sabía que había gente mucho más sabia que él, y además con intereses personales en el asunto.

Sinceridad brutal y sin adornos.

Ulfe aspiró sonoramente por la nariz.

—Sabiendo que hay una pequeña comunidad podré rastrearlas con más facilidad. No tenemos por qué pactar con ella.

Nanthleene se horrorizó por la perspectiva.

—¡Pueden estar torturando a mi hija! ¡No podemos perder ni un sólo momento! Por muy buen rastreador que seas, esta mujer nos llevará directamente allí.

Los labios se Payne se curvaron en una sonrisa.

—¿Que tienen a tu hija? —repitió, y tuvo un acceso de hilaridad que pronto derivó en nuevo acceso de tos.

-No, claro que no. La fe no se toma por amenaza, sino por convicción. Estoy segura de que unas niñas indefensas sometidas a horas de tortura acabarán adorando al dios que cualquiera les diga. ¿Es por eso que seguís vosotras a Loviatar? ¿Alguien os torturó sin piedad cuando no érais más que niñas?

Tabin no sentía lástima por ellas: sentía lástima por las niñas. Incluso las almas más castigadas podían volverse hacia los dioses del bien, ¡o si no que se lo dijeran a cualquier clérigo de Ilmáter! Empujar a otros al mismo camino, en la infancia, era monstruoso. La idea de que se hicieran trizas entre ellas no le parecía mal si con ello conseguían salvar a las crías. Ulfe hizo una proposición que le sonó mejor que dejar que la tal Payne se cobrase su venganza, pero la prisa de Nanthleene y la risa de la mujer le hizo darse cuenta de otra cosa: no les sobraba el tiempo.

-Ulfe, no pongo en duda tus habilidades, pero no podemos perder ni un momento. ¡Son niñas, por el cabello de fuego!

La semielfa se dio cuenta de que aquello la había delatado como adoradora de Sune, lo que desembocaría en algún comentario cruel por parte de la mujer herida. No podía importarle lo más mínimo. No era ella quien había sido traicionada por sus compañeras y abandonada a su suerte. Ese era el camino espinoso que sigue el que no conoce el amor.

 - Si Ulfe dice que puede rrastrrearlas, yo digo que empiece a hacerrlo ya mismo. - Espetó con la evidencia y naturalidad que suponía aquel asunto. Parra él todo  se mostraba cristalino como las piedras preciosas en la oscuridad de la mina, a muchos les confundía esa oscurridad, pero sólo los enanos veían más allá de ellas contemplando el brillo de los minerales de los que Morradin había conformado a su raza.

 - ¿No veis que todo cuanto dice son viles mentirras? - Dijo, aunque no sabía a ciencia cierta si en verdad había algo de cierto en todo lo que había "confesado". ¿Alguien se había parado a pensar en que quizás esas adorradorras de Lovitar o Loviatacar o Loviatar, tendrrían su propia versión de los hechos?

 Aquella mujer no erra una cobarde, perro estaba cegada por la venganza.

 ¿Qué había de ellos? ¿Debían acceder sólo por las pobrres niñas? ¡Manipulados! No harrían lo correcto por querrer hacer lo correcto, harrían lo que esa vengativa mujer apalizada querría que hicierran, estarrían a su merced...y luego..¿Qué? ¿Pensaba suicidarse por haber creído en aquella diosa? ¿O ella erra mejor que las demás "hermanas"?

 Todo aquello lo decía Glimgmar con una mirada de recelo que se podía leer con total claridad.

 - Dinos donde están, y luego ya verremos que te dejamos hacer.

 Así a muy pocos podrrás someter...

  Quizás tu juicio sea injusto. Y no permitirré esto.

 Parecía que Glimgmar estaba dispuesto a decirle a aquellas "hermanas" que entregasen a las niñas y luego irse sin más. ¿Quienes erran ellos parra juzgar a todo un culto? No erran bárbaros sanguinarios. Si querrían proteger a las niñas de las manos salvadoras del enano, morrirían haciendolo, perro no antes...

 Debían ir con pies de plomo.

 Azuzó con las manos a Ulfe desde la distancia parra que se pusiese manos a la obra. El ya estaba mirando el suelo en ese momento...sin mucho éxito.

Céfiro asomó ligeramente desde detrás de uno de los hombros de Kayle con su omnipresente costumbre de meterse en todas las conversaciones.

—Pero si total pretende seguirlas para darles una paliza, ¿qué nos quita rastrearla a ella?

Kayle suspiró, "pulsó" la cabeza de su Familiar con un dedo para esconderlo de nuevo (o al menos lo que se puede considerar remotamente "cabeza" en un tornado) y le chistó.

—A ver, ¡calma!, por favor. Centrémonos en lo que importa—pidió sacudiendo la suya y levantando las dos manos como si la apuntasen con un arco—. A voces no vamos a ninguna parte...

Que la elfa la hubiera ignorado al presentarse era una cosa, pero que ahora aquella mujer ignorase también su pregunta ya empezaba a no tener gracia, ¡no le gustaba nada que la ignorasen!

—Quiero encontrarlas rápido porque la nieta de alguien a quien se lo debo todo está entre ellas—confesó—. Pero no he venido a matar gente, he venido a rescatarlas. Atacaré a quien trate de impedírmelo o de hacerles daño, a nada más.

Le daba la impresión de que la postura acusadora de rechazo de la semielfa y la impaciencia exigente del enano estaban echando a perder el intento de razonar de Ánder. Eso suponiendo que aquella tipa quisiera razonar, claro. Igual un término medio ayudaba... Además, tenía la sospecha de que a Payne le importaban un pimiento las niñas y lo que quería era vengarse. De todos modos, preguntar por qué le habían hecho eso parecía no tener efecto.

—Y, eh... bueno. Vale que hablemos con una loviatarita, o ex-loviatarita, o lo que cuernos sea ahora. Pero a mi por lo menos no me hace gracia mirar cómo alguien se desangra en mis narices—dijo, entonces añadió con timidez:—. Al margen de decisiones ¿No podemos... curarla aunque sólo sea lo suficiente para que pueda hablar sin ahogarse?

Céfiro volvió a asomarse despacito, se quedó un momento en silencio como si estuviera analizando algo de lo dicho mentalmente y entonces giró la cabeza hacia arriba para mirar a Ulfe.

—¿Y cuánto decías que tardarías rastreándolas, grandullón?

Tabin debió dar en el blanco, porque Payne le dirigió una intensa mirada ciclópea.

—No te aburriré con los detalles de mi triste vida —le replicó con aspereza—, no los soportarías de todas maneras.

Después le dedicó un bufido desdeñoso al enano.

—¿Y si me niego? ¿Qué vas a hacerme? ¿Meterme una paliza? Lo siento, pero llegas tarde —proyectó la cabeza hacia delante—, ¿matarme? Hace falta más valor para sufrir que para morir y créeme: entiendo de sufrimiento.

Luego escuchó a Kayle, ignorando a Céfiro.

—Oh sí. Una solución muy pragmática. Hasta que las responsables vuelvan a ordenar más raptos. ¿Entonces, qué?

La elfa solar le lanzó un mirada asesina al enano.

Pese a que Payne no había pedido vuestra ayuda, Nanthleene se dio por aludida por las palabras de Kayle. Echó una corta carrera marcada por el frufrú de su faldas y se acuclilló junto a la Hermana en el Tormento. Musitó una plegaria en élfico y la rozó la mejilla con el dedo índice. La energía curativa recorrió el cuerpo de la loviatarita, que se estremeció hasta castañearle los dientes.

Nanthleene: lanza espontáneamente curar heridas moderadas y le cura 17 puntos de golpe a Payne.

 Glimgmar: tu relación con Nanthleene ha aumentado en 2 puntos: Rivalidad — Asociado (3)

Ulfe miró a la criatura mágica con suspicacia, como si hablarle fuera a robarle el alma.

—No sé. Depende. Un par de días o tres, a lo sumo —se encogió de hombros.

—¡Por el Seldarine y la Reina Amlaruil! ¡No quiero que mi niña esté en las garras de esas mujeres todo ese tiempo!

Kayle había dado en el clavo, y se había sincerado, Ánder pensaba muy similar pero él tenía que llegar más allá. Por sus juramentos no podría dejar a las secuestradoras libres. Pero estaba seguro que llegarían a un acuerdo. Mientras pensaba las palabras adecuadas, Payne replicó de forma amarga a Tabin y a Glimgmar, Ánder sonrió y fue raudo en responder a la mujer, aunque seguía hablando con amabilidad.

-Ten cuidado con nosotros, Payne, es posible que seamos un peligro mucho mayor de lo que puedas imaginar, puede que lo que veas aquí, osea amor, comprensión, deber y bondad te haga dudar y replantearte las ideas de venganza que ahora te embargan.

Se volvió hacia los demás-Sin embargo en éste caso nuestros propósitos coinciden, yo creo que Payne dice la verdad, y que además nos llevaría a las niñas de la manera más rápida. Por ello me inclino, y creo que debemos inclinarnos todos a aceptar su idea.

-Ésta es mi propuesta, ella nos lleva hasta sus antiguas hermanas que retienen a las niñas. Seamos francos, probablemente tengamos que enfrentarnos y acabar con todas igualmente y si aunamos fuerzas con Payne estoy seguro que tendremos más posibilidades al conocer su número y fortaleza.

-Una vez estén a salvo las pequeñas, yo por lo menos te ayudaré a acabar con la organización. Si no hemos terminado con ella antes. Es cierto que no podemos dejar que sigan haciendo de las suyas.