Partida Rol por web

Se dice que los cruces de caminos son lugares mágicos según la vieja tradición legendaria catalana. Se dice que en ellos se puede invocar al Diablo y hacer tratos con él, por eso es menester colocar cruces y objetos sagrados y las bifurcaciones.
 

Marchad pues ─dixe a los tres exploradores ─que ya habréisme de contar luego que habéis visto u oído.

Sera menester descansar mientras aquesto anden fuera, que ya habremos de montar guardia et turnos luego cuando tornen.

Sin decir nada más púseme cómodo et reclinéme intentando conciliar algo de sueño et descanso.

Paseando por la aldea, me sorprendió un poco la afluencia de gente. ¿Porqué no construían más hogares? Lo cierto es que uno mesmo, en habiendo viajado tanto y por tan dispares sitios, siempre tiene que hacer preguntas sobre lo que vé, ¿y si aquellas gentes vivían a la par que bien de tal forma? Sea como fuere, metido en tales pensamientos andábame yo, y, para ser sinceros, la compañía de Khaled no dejábame a gusto. Aquel hombre parecía muy bien adiestrado, un súbdito perfecto para don Jaume. Sin embargo, aún no entendía bien qué hacía allí, con nosotros (no en la noche, sino con el grupo). Traté de acostumbrarme, al igual que trataba de hacerlo con el nuevo patrón, Joan. Si había querido acompañar a Agneta era por algo en concreto no para andar de exploradores y cazadores en un pueblo al que ya había llegado algúna vez desde mi hogar, Besalú. En fin, ya habría más ocasiones para estar a solas con la gitana.

En cuanto a las gentes "al fresco", parecían parcos en palabras; más bien callado de más ante nuestra presencia.

¿Querías ver algo en concreto, Agneta? -le dije a la mujer-. Estaría bien sentarnos con estas gentes un rato, hablar con ellos.

Miré a la gitana y al tal de Besalú con cierto desgaire. Claro era que al menos uno dellos no me tenía en gran estima. Tampoco íbalo a tomar yo en cuenta, que desprecios había sufrido muchos, y nada de nuevo tenía que alguien desconfiara de un mudéjar, más teniendo el rostro más deformado que una rata.

- Voy a entablar conversación con algún lugareño, a ver qué sonsaco. - díjeles - Acompañadme si gustáis, o id a dar vuelta si preferís, que yo puedo apañarme por mi cuenta.

Dicho lo cual, acerqueme a algunos lugareños con intención de ver qué les sacaba, aunque antes más valdría caerles en gracia, que de moriscos linchados sobraban historias en toda la península.

- ¿Qué hay, compadres? - díjeles como si tal cosa - ¿No habréis por ahí un vinacho con el que este pobre desgraciado pueda ahogar la pena de que Dios le haya dado tan feo rostro? - sonreí, con la ironía que mandaba la frase - Vos pago la bota, por descontado, y a todos invito al trago.

El marino asintió a don Jaume, mas non le era posible dormir ni descansar con aquellos malos pensamientos en su cabeza. Tras unos minutos se levantó y comenzó a rondar la habitación. A falta de otra cosa con que distraer sus tribulaciones, curioseó a su alrededor.

-Ahora volvemos guapetón, - le digo a Khaled, con desparpajo gitano, - yo quiero comprobar algo antes.

Me vuelvo hacia Valentí, -nada especial, sólo descartar lo improbable. ¿Oíste esa canción? ¿a que se referá con lo de los 'Quatre Termes'? 

Hago un signo para apartar el mal de ojo, - no se compañero, mal fario me da to'esto

Cuando estemos algo más solos le pregunto, - ¿querías contarme algo?

Asentí a Khaled. La idea no era mala, et no sabía si darse uso de bufón o juglar podría. Al menos, en eso que ofrecióse, agradecíle por dentro, pues a buen seguro que al menos estas gentes sabrían contarnos, para bien o para mal, buenas historias (llenas de mentiras, tradición o quién sabe si pizcas de verdad). Fuime pues con Agneta, alejándome.

Y en estando ya con la morena mujer, estuve un tiempo pensando en si hacerlo. Mientras caminábamos dudé, me decidí y volví a dudar. Jaume podría ser la mejor baza, pero su brazo y su espada estaba al servicio de Dios (et por lo cual, quedaba descartado). No tiene ni que decir que despaché a Diègue, por eso de que era francés y no todo podría contarle en tal idioma, et que de Khaled, ni tan siquiera del Joan, habláramos.

Muchacha. ¿Qué pensáis vos de las Brujas que encontramos en Ribes? Los calores, las tormentas, la nieve en pleno bosque, por no hablar de su cadáver. ¿Qué opináis d'estos temas? -supuse que era algo menor, aunque no era yo tal y tan viejo como nuestro patrón o nuestro querido Jaume-.

Sí, hace referencia a un cruce de caminos.

- Buena noche. Aquí tenéis buen hombre -dijo un muchacho de unos quince o dieciocho tendiendo un odre a Khaled. El vino no era para nada bueno, más bien áspero, pero era lo que había y quitaba el frío y reconfortaba el espíritu. Los lugareños os miraban pero no decían nada, hablaban entre ellos en voz baja, aunque se mostraban cordiales y correctos.

-Mi buen Valentí, bien sabes que esos temas los conozco desde niña, y aunque a ojos de todos, cualquiera se tilda de bruxería, a mi me gusta no prejuzgar, e investigar antes de acusar. 

Me detengo mirando hacia el camino

- El maligno toma muchas formas, y está últimamente muy presente. Pero acusar rápido sin juicio, no paréceme correcto. En Ribes claramente todo era muy negro, pero si algo se, es que siempre se empieza sin mala intención. Tengo casos muy cercanos, que empezaron con buenas intenciones, pero luego fueron oscureciéndose, hasta volverse totalmente malignos.

Le miro directamente a los ojos, - es por ello que voy con vuesencias, porque temo que ese momento me llegue en algún día, y espero que si eso ocurre, no dudéis en cortar por lo sano, lo más rápido posible. Prefiero justicia por mano amiga.

Durante mi charla con Valentí, intento buscar, o hacer memoria, por si hubiera algún cruce caminos a la entrada del pueblo o a la salida, o de camino al monasterio.

Entiendo, mujer -respondile levemente y asintiendo con la cabeza a todo lo que me decía-. Et que claramente comprendí que aquesta mujer no había sido testigo de sólo Dios sabe qué (es un decir) rituales, ponzoñas, hechizos y cánticos perdidos en el abismo del tiempo había vivido y experimentado, probado o visto tan nítidamente como la luna llena... Et comprendí que, lejos de haber hablado en exceso con ella, fuera tal vez la más afín a mí (aunque me llevara yo tan bien con el caballero Jaume).

He de contarvos una cosa... -le dije en bajo-. Cuando salimos de Ribes en busca de la cueva de la bruja, justo antes de encontrar la extraña nieve en el bosque vimos aquella serpiente ¿recordáis? ¿Sabéis porqué su cabeza brillaba tanto? Dentro había, que fué lo que saqué, una extraña piedra verdosa, como la esmeralda o incluso más... He confesarte que no sólo curo los humores de forma galénica... sino que sé algo de hechicería... poco, pero lo ínfimo que conozco lo uso para alargar las vidas y taponar más fuertemente heridas. No soy, por ende ningún brujo... Mirad.

Et entonces, saqué esa especie de orbe pequeñito e irregular que extraje del aquel temible ser, jornadas atrás.

Sé que algunos practicantes de la magia -continué mientras se lo dejé para que lo tocara- lo usan para inmunizarse del veneno, aunque no sé exacatamente cómo. Tienes en tus manos algo muy valioso... Mi razón de venir aquí contigo es... ¿sabes lo que és? ¿sabés cómo emplearlo? Siempre pensé que sabrías d'estos temas, et que quizá tu eras la más indicada para iluminarme...

El pueblo mismo de Navata está precisamente en un cruce de caminos, enclavado en el Camino Real. Es un pueblo importante, o al menos lo era.

Miro asombrada el extraño orbe, - mmm...-  replico a sus comentarios sobre sus conocimientos de hechicería, - la hechicería relacionada con la curación es de las más peligrosas, la linea que separa la sanación de la nigromancia es delgada. Debes mostrar gran voluntad, y firmeza.

Tomo el orbe, cuando me lo da y lo examino cuidadosamente a ver si puedo averiguar que es, con lo que veo y con lo que me ha dicho el propio Valentí sobre la inmunidad al veneno.

Más que un orbe se trata de una perla. Se dice que este tipo de perlas de un horpí libran a su portador de los efectos de cualquier tipo de veneno. No es necesario salmondiar o ejecutar ningún tipo de hechizo, la mera posesión de la perla libra a su portador del veneno. Eso es lo que cuenta la leyenda al menos, claro que no es cuestión de envenenar a Valentí para probar la veracidad de la leyenda.

Tras dar las gracias a los hombres por el vino, continuásteis por el pueblo. No había nada más de interés y no había plaza como tal sino un claro entre varias casas. Agneta pudo comprobar que no había ninguna cruz en el pueblo. Ya era noche cerrada cuando terminásteis y a nadie se veía, a decir verdad, no veíais nada de modo que Valentí tuvo que encender una antorcha para poder volver a la choza en la que pasaríais la noche.

Khlaed por su parte entró en la choza principal para cuidar de vuestro nuevo patrón.