Partida Rol por web

—W... Wynne, ¿desvelar esto sería suficiente para que Ayla no... ?—preguntó Lynn atragantándose con la palabra—. E-Es decir, rompió su filacteria y se escapó y todo eso pero... no es una maleficar, ni intentaba hacer nada malo. ¡Más bien al revés!

—Pues para ser al revés han muerto unas cuantas personas gracias a mí, Evelynn.

—¡Tú no has matado a nadie, ha sido ese demonio!—protestó la clériga con la voz a punto de rompérsele—. ¡Deja de decir eso! No pudiste hacer nada por evitarlo. Te has arriesgado por todo el mundo. Sé un poco más positiva, jod-d-d...

Se mordió la lengua.

Wynne le acarició el cabello en un intento por confortarla.

—Pequeña, ten fé en Irving y en el Caballero Comandante—dijo—. Si os sirve de algo, tenéis mi respaldo en lo que queráis alegar. A fin de cuentas, la misión se os entregó a vosotros y lo que digáis tendrá peso.

Lynn aún parecía preocupada pero aquello debió aliviarla bastante ya que cogió la mano de la anciana y asintió tragando saliva con ojos aguanosos. Wynne os miró al resto.

—Debéis partir cuanto antes hacia la Espalda Helada. Normalmente no lo haría pero confío en que tenéis recursos para lidiar con esa criatura si le da por aparecer y no me refiero precisamente a que seais más. Tan sólo no le toméis a la ligera aunque pertenezca a la jerarquía más baja. Me volveré a reunir con vosotros en Refugio.

—No temo al demonio —dijo Gabrielle con resolución—, pero no somos rival de un mago como Adrath, y en el Templo de Mythal estaba custodiado por un varterral, y también nos superaba a todos. No sabemos lo que nos vamos a encontrar en Refugio ¡pero necesitamos ayuda! La tuya y la de todos los magos y templarios que puedan enviar contigo. Esto es un asunto demasiado grave para dejarlo en las manos de alguien como... ¡nosotros! Deberían encargarse los Buscadores. Les envié una carta, pero no sé si pensarán que estoy loca.

Alexei frunció el ceño pensativo. En la cabeza del joven guerrero había cosas que le resultaban simples, muy simples, pero con todo lo que estaba en juego tenía la sensación de que pasaba cosas por alto.

—¿Y no sería mejor que fueramos todos al Círculo? Quiero decir, puede que Adrath consiga el otro fragmento de Glandivalis pero mientras no consiga la cabeza... no le servirá de nada, ¿no? Necesita el bastón entero. Y por muy poderoso que sea, no creo que lo suficiente para someter al círculo él solo.

Una vez más, volvió a dudar.

—¿No?

—Tú no viste lo que hizo Uldred con el Círculo—masculló Ayla frotándose un brazo como si le hubiese dado un escalorío—. Y él "sólo" tenía un Demonio del Orgullo a su lado.

»Adrath no sólo tiene con él a saber qué demonio; aunque esté dividido, el bastón tiene poder. Siento el de este trozo como si pesara. Y no tengo ni idea de lo que puede llegar a hacer pero quedémonos con que no es un bastón cualquiera. Si él consigue dos trozos...

— ... tendrá más bastón que nosotros y nada le impediría venir al Círculo a por el tercero y borrarlo de la faz de Thedas en el proceso, o algo aún peor—sentenció Wynne cerrando la frase—. Porque probablemente él no sería tan sensato como tú, que has decidido no tratar de manipular algo que no entiendes por lo que pueda desatar.

Fritz tragó saliva tan sonoramente que hizo un pequeño eco en la sala.

—Si yo no he dicho que...

—Oh, cierto—Wynne rió entre dientes—. No lo habías dicho.

Ayla no pareció tener muy claro si la anciana se estaba quedando con ella, tratando de dar a entender algo o acusándola de algo así que no dijo nada pero se la quedó mirando con expresión cautelosa.

Wynne se volvió hacia Gabrielle sin borrar la expresión afable.

—¿Y exactamente qué es alguien como vosotros, Gabby?—preguntó—. ¿Alguien "pequeño"? Yo conozco a alguien muy pequeño también, es más bajita que tú de hecho. Y una vez todo Ferelden dependió de ella. ¡Cuantas veces me dijo que semejante empresa le quedaba grande!

»A veces, cuando estamos al borde de un abismo, no queda otra que saltar. Aunque lo que nos espera abajo sea incierto. Traeré cualquier ayuda que pueda, pero no dudéis ni por un momento que, aun sin ella, las cosas no están automáticamente en vuestra contra.

Os habíais cruzado con un Varterral y seguíais con vida después de todo.

Wynne se quedó un momento en silencio sin emabrgo antes de responder al asunto de los Buscadores, algo más seria. Meditando tal vez las palabras adecuadas para no elucubrar demasiado o demasiado poco sobre las consecuencias de aquello.

—Bueno... si alguien en Thedas pudiera estar dispuesto a indagar sobre la veracidad de lo que prácticamente todo el mundo consideraría una blasfemia inombrable a la primera de cambio, esos deberían ser los Buscadores—contestó con aire pensativo como si estuviese analizando sus propias palabras conforme las decía—. Tan sólo espero no equivocarme. Pero no adelantemos acontecimientos. Si está todo claro deberíais partir cuanto antes: cada segundo cuenta.

Fritz estaba algo rojo por alguna razón y se frotaba una y otra vez las manos nerviosamente. De hecho, pareció costarle formular la pregunta.

—Yo, um... eh... ¿vuelvo al Círculo también?

Frunció el ceño a Wynne como una cría enfurruñada.

—Eso es trampa, estás hablando de la heroína de Ferelden. Ella ya formaba parte de los legendarios Guardas Grises y combatió en la Batalla de Ostagar antes de llegar tan siquiera a conocerte. Puede que ella se sintiera pequeña, pero no lo era en absoluto —señaló con un dedo acusador a su maestra—. Y no me vayas a decir que es lo mismo ¡porque no lo es!

No respondió a la petición implícita de Fritz. Esa decisión recaía en Wynne, pues era su responsabilidad.

Las cosas nunca eran sencillas con la magia, no. Aunque admiraba los prodigios que realizaban los magos, Alexei se alegraba de no ser uno de ellos viendo todas las complicaciones que acarreaba. Tras escuchar porque no podían marchar todos juntos al Círculo, el joven guerrero asintió, tenían que ir a Refugio, pero él compartía las reticencias de Gabrielle.

Sin embargo todo cambió al oír hablar de la heroína de Ferelden y como Wynne los comparaba con ellos. Las palabras de la anciana maga le pusieron los pelos de punta, haciendo mella en él, llegando hasta ese lado optimista y jovial que se había quedado en el templo de Mythal. No eran rivales para alguien como Adrath, pero después de todo lo vivido, quizás algo podían hacer.

—Gabby piensa en todo lo que hemos pasado—le dijo a la joven maga con un renovado ánimo—. Dabona y Janus, el incendio de la capilla,los engendros tenebrosos, los arlequines, el varterral... Y eso sin contar el inicio de vuestro viaje, antes de conocernos. No siempre hemos salido bien parados, algunos compañeros...—la voz de Alexei se quebró, aunque haciendo de tripas corazón, continuó con su discurso aunque con un tono mucho más cauto— pero... pero aquí estamos a fin de cuentas. Hemos sido capaces de salir adelante. Wynne tiene razón—al nombrar a la maga su voz volvió a ganar fuerza—. Aunque lo único que podamos hacer es ganar tiempo hasta que lleguen refuerzos del Círculo, tenemos que intentarlo. No somos la heroína de Ferelden pero, ¡no podemos rendirnos ahora!

—Hemos tenido mucha suerte Alexei. Suerte que no han compartido nuestros compañeros —le recordó al guerrero de cabellos relucientes antes de volver a dirigirse a Wynne—. Creo que puedo igualar a Cassidy en un duelo de magia...

A decir verdad, estaba más que dispuesta a inculcarle algo de humildad y sentido común en esa cabeza de chorlito.

—... pero no me considero una rival de Adrath. Con o sin magia de sangre. Wynne, ven pronto, te lo ruego.

Wynne se echó a reir. La risa de la anciana era cálida y llena de vida.

—Es lo malo de ser famoso, ¿sabes? Todo el mundo te vé como una especie de diosa indestructible... y en realidad no eres más que una persona normal y corriente con las mismas dudas y temores que podría tener cualquier otra.

Le acarició el cabello a su alumna.

—La verdadera grandeza no está en ser valiente en los momentos fáciles. Sino en serlo cuando las cosas han sido crudas o resultan aterradoras—dijo. Aunque enseguida su rostro se tornó algo pesaroso—. No tengo claro si Cassidy sabía en lo que se metía o si también es una víctima de esto al igual que lo fué Fritz pero sé que, sea lo que sea, haréis lo correcto. Y no te preocupes, no os dejaré sólos.

Miró al aprendiz para responderle.

—Creo que sería lo mejor. Es gracias a ti que hemos podido lanzar esto antes de que fuera demasiado tarde pero diría que ya has llenado el cupo de emociones fuertes para un aprendiz de las próximas dos semanas, hijo.

El muchacho asintió aunque enseguida hizo un molino con los brazos como si acabase de caer en la cuenta de algo.

—¡U-Un momento!—exclamó—. Ne... Necesito hablar con Gabrielle. No os retrasaré.

—Por la sangre de Andraste. ¡Si te vas a declarar hazlo de una puñetera vez!—resopló Ayla mirando al techo—. ¡Me estás poniendo de los nervios!

—¡¿Qué?! ¡NO!—la cara de Fritz se puso como un tomate en cuestión de segundos mientras negaba a toda velocidad con cabeza y manos por igual—. ¡No, no, no, no! ¡No es eso! Sólo necesito que venga conmigo. Sólo ella. Es decir, si no le impor...

—Lo dicho, que se va a declarar.

—¡Q-Que no! No pretendía sonar... —el elfo se cubrió la cabeza con la capucha muerto de vergüenza—. ¡Oh, Hacedor!