Partida Rol por web

La sombra que se había encaprichado de Astucia volvió a intentar atacarlo y el espíritu volvió a esquivarla, aunque aquello volvió a costarle otro golpe por parte de Malicia. Si bien, de nuevo tuvo lugar el extraño fenómeno del destello plateado.

Las demás continuaban cerniéndose sobre vosotros, una de hecho volvió a sacar sangre de uno de los costados de Lynn.

Sombra m9 ataca a Astucia pero falla
Malicia ataca a Astucia y le hace 14 puntos de daño. 4 son bloqueados y se quedan en 10.
Sombra i16 se mueve a h16, ataca a Lynn y le hace 4 puntos de daño (olvidé el bono de flanqueo pero le da igual)
Sombra q15 se mueve a l18

—¡No puedo pasar, Alexei!—gruñó llevándose la mano al arañazo.

Ayla estaba empezando a resollar como un caballo de tiro. La maga no debía haber hecho tanto esfuerzo físico en su vida como el que estaba haciendo en aquel momento y la cuchillada que le lanzó a la sombra que tenía delante erró el blanco pero por suerte el proyectil de fuego no lo hizo y la criatura se disipó en una voluta de humo con otro de aquellos horrendos chillidos.

—Joder... ¡Quitad de en medio! ¡PEGAJOSOS!

Ayla ataca a la Sombra i18, la cuchilla falla pero el proyectil la mata.

Lynn miró alternativamente en dirección a Ayla y en dirección a Astucia con la duda reflejada en los ojos. Si bien la apóstata había hecho todo lo que podía en aquel momento para despejar un camino, no era suficiente ni de lejos; ella todavía estaba encajonada entre dos sombras. ¿Y qué te iba a pasar a ti si se alejaba?

Tras unos segundos más de tortuosa lucha interna, la oiste coger muchísimo aire. Luego te se señaló.

—Te estoy vigilando—repitió.

Acto seguido, se cubrió con los brazos como buenamente pudo y, en un arranque de algo que no estaba muy claro si era valor o locura, corrió en dirección a Ayla. Las sombras le asestaron sendos zarpazos desgarrándole la túnica a la altura del hombro y una de las mangas, regando el suelo con un mosaico de gotitas de sangre pero ignoró el dolor y llegó adonde estaba Ayla, levantó el arco apuntando a la sombra que atacaba a Astucia y le disparó. La flecha voló a estrellarse justo en el centro del brumoso cuerpo de la criatura y de nuevo se produjo el chispazo de luz que habías visto antes y que disolvió a aquella cosa en una nube de lúcilos.

Te pareció ver de lejos como el espíritu lanzaba un suspiro de alivio al verse libre del acoso.

Lynn se marca un yolo de la hostia se mueve a i18, ataca a la Sombra m9 y la mata.
Sombra f16 efectúa un ataque de oportunidad contra Lynn y le hace 2 puntos de daño (crítico, sí, CRÍTICO)
Sombra h16 efectúa un ataque de oportunidad contra Lynn y le hace 6 puntos de daño.

A Ayla se le agolparon tantas protestas en la garganta que apenas atinó a saber si sorprenderse o enfadarse así que hizo las dos cosas a la vez.

—¡¿E-Estás loca, Evelynn?!

La clériga respondió con un quejido entre dientes digno de un cachorrito pidiendo clemencia porque acaban de pegarle. 

Mientras tanto, una nueva sombra se sumó a tus alrededores que ya se estaban convirtiendo en un mar de oscuridad del que no paraban de surgir garras. Dos nuevos ataques tuvieron lugar, aunque por suerte lo único que hicieron fué hacer saltar chispas de tu armadura.

Sombra g14 ataca a Alexei pero falla
Sombra c12 se mueve a g15 y ataca a Alexei pero falla

25 - Sombra h16
24 - Sombra l18
19 - Lynn (21 daños)
17 - Ayla (2 daños)
10 - Sombra g14
10 - Sombra g15
8  - Alexei (28 daños)
7  - Sombra h14
6  - Sombra f16
6  - Sombra g10

¡Turno de Alexei!

Allure abrió la boca tal vez para preguntar cómo demonios sabías que era ese, pero en cuanto el cúmulo de lúcilos flotó hacia el recuerdo apretó los dientes en un gesto de expectación... 

... y la brisa volvió a soplar.

De nuevo el color y el movimiento habían vuelto a aquella escena. Habías escogido el fragmento correcto.

Shartan continuó su movimiento girándose hacia Andraste, que se lo había quedado mirando.

—¿Qué?

—¡Oh!—la profetisa apartó la vista de golpe, llevándose una mano a la frente en un sereno gesto de auto-reprimenda—. Lo siento, dónde están mis modales...

Shartan ladeó la cabeza.

—No, en serio, ¿qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?

Andraste soltó una risita entre dientes.

—De hecho, sí.

Bajó la mano y volvió a mirarlo.

—Perdona, es sólo que no había visto muchos dalishanos hasta ahora—confesó—. Me he estado fijando en esos tatuajes que lleváis, pero cada uno es diferente. Me parecen muy bonitos.

—¿El vallaslin?

Esta vez fué el turno de Andraste de ladear la cabeza con gesto confundido.

—El tatuaje. Se llama así—explicó el elfo. Luego añadió con una risa sin ganas:—. Aunque el significado le quita algo de encanto... así que mejor no te lo digo. Son los símbolos de los creadores.

La profetisa giró el cuerpo hacia su interlocutor.

—Los creadores... ¡Ah!, ¿son los símbolos de vuestros dioses?

Shartan abrió la boca para responder pero pareció pensárselo al caer en la cuenta de con quien estaba hablando. Dudó, volvió a cerrarla y desvió la mirada con un carraspeo diplomático.

—No creo que sea un tema que te interese, la verdad...

—¡Claro que me interesa! ¿Por qué no iba a hacerlo?—Andraste arqueó las cejas con genuina inocencia—. Lo que yo crea no le niega la existencia a otras creencias... ¿Y desde cuando es malo aprender de otras culturas? Pienso que todas tienen algo valioso que ofrecer y enseñar. Conocer cosas diferentes siempre es sumar, no restar.

Lo viste justo en ese momento: El brillo en los ojos de Shartan, el cambio en su cara. Era la expresión de alguien que lleva tanto tiempo esperando por un imposible que cuando finalmente éste llega es incapaz de creérselo. ¿Aceptación? ¿Empatía? ¿Reconocimiento en vez de desprecio?

Literalmente sentiste que no supo que decir, pero que aquella respuesta no podía haberlo hecho más feliz.

—Te... agradezco que pienses así—carraspeó con torpeza—. Y de hecho creo que eres la primera humana que oigo que los considera "bonitos".

Andraste sonrió entrecerrando los ojos un instante, luego señaló la frente del elfo.

—¿De quién es ese?

—Ghilan'nain... —respondió Shartan—. La madre de las hallas.

La expresión de la profetisa se iluminó repentinamente, de hecho dió una pequeña palmada con las manos.

—¡Hallas!—se entusiasmó. Aunque fué un gesto en absoluto brusco o estridente—. He oido hablar de ellas pero nunca he visto ninguna... sólo en libros. Tienen que ser unos animales hermosos.

Shartan se cruzó de brazos y esbozó su característica sonrisa pícara.

—Oh. Así que he descubierto la debilidad de la Sagrada Profetisa... —dijo teatralmente—. ¡Animalitos peludos y abrazables!

Andraste se cubrió media cara con la mano. Te diste cuenta que la mejilla que quedaba visible se había ruborizado un poco.

—¿Qué? ¡No! Hacedor... —alegó lanzando un sonido a medio camino entre la risa y el suspiro. De nuevo, ninguno de sus gestos resultaba brusco, ni si quiera cuando pasaba del solaz a la sorpresa o al entusiasmo—. Eres terrible. ¡No quería decir eso!

Shartan estalló en carcajadas y ella se limitó a bajar la mano con aquella leve sonrisa de aceptación. Como si le diera igual esconder o no que podía avergonzarse como todo el mundo. Porque el fin había merecido la pena.

—Bueno, al menos he conseguido que te rías—dijo—. Ya no estás enfadado.