Partida Rol por web

— ... pero que en manos de él y sólo de él.

Observaste no sin cierta cautela como se iluminaba, no sólo el cristal, sino el bastón entero. Emitió una luminiscencia blanca que no resultaba cegadora pero sí tan intensa que por unos instantes fué como si alguien hubiera recortado la forma de un bastón en la realidad y se la hubiera llevado dejando sólo el hueco en blanco de la silueta. Y ante tus ojos... la susodicha  silueta se encogió, cambiando de forma  en cuestión de segundos para finalmente dejar de brillar.

Ahora era una espada lo que Astucia tenía en la mano.

Una espada que era sencilla pero con una empuñadura preciosa, pues era blanca al igual que la madera de álamo del bastón. Y el pomo era igual a la cabeza de éste, con aquellas hojas-alas talladas y aquel cristal. Solo que mucho más pequeño ahora, claro, pues ahora era el pomo de una espada, no la cabeza de un bastón.

—Glandivalis sólo tiene dos dueños legítimos—suspiró con cierto ribete de nostalgia—. Recuerdas que te dije que "no reconocía" a Malicia, ¿verdad? A esto me refería.

Se produjo un extraño silencio durante el cual el espíritu miró el arma como quien mira algo muy querido, perdido hace demasiado tiempo. Luego levantó la vista de nuevo hacia ti.

—Y ahora eres la única persona en todo Thedas que sabe la verdadera historia—dijo con una risita traviesa—. Para que luego digas que no te sientes especial.

Te guiñó un ojo.

—¿Hay alguien aquí?

En ese momento oiste la voz de Alexei proveniente de la silueta entre el polvo que habías visto antes.

Alexei no pudo evitar sonreir. Algo común, algo... bueno. Después de tanto esfuerzo hacia falta algo así. Llevaba tanto tiempo enfrascado en cosas imposibles que  ver algo normal, lo aterrizó como hacía tiempo que nada lo hacía. El joven guerrero miró a Allure y le hizo un gesto con las dos manos haciendo como que abrazaba a alguien imposible, invitándola a que hiciera lo mismo.

—¡Vaya! —se maravilló Gabrielle—. Es muy hermosa. Y, en efecto, explica muchas cosas. Salvo una: ¿cómo la perdiste? Si podías llamarla a tus manos, ¿por qué no lo hiciste cuando la blandía Malicia? Dijiste que a él no lo reconocía como su dueño. ¿Y por qué se dividió en tres pedazos? Bueno, es más de una cosa, pero...

Entonces escuhó la voz de Alexei a través del polvo en suspensión.

Allure arqueó una ceja con extrañeza, miró de reojo a Lynn, te volvió a mirar a tí, la volvió a mirar a ella... y repitió lo mismo tres veces. Hasta que terminó por suspirar con resignación y bajó los brazos rodeándola con torpeza. 

De hecho casi parecía de que tuviese miedo de que al tocarla fuera a quemarse o algún cómico disparate así, porque seguía teniendo el cuello estirado hacia atrás.

Curiosamente aquello hizo que la clériga levantase la cabeza frotándose los ojos con una manga.

—¿Estais... todos bien?—preguntó bajando la vista como si le diera vergüenza haber hecho aquella pregunta tan tarde. Pero detectabas cierto alivio en su voz.

Allure: Amistad (+3)

En ese momento escuchaste la voz de Gabrielle responder a la pregunta en alto que habías hecho antes.

—¡Alexei! Soy yo, Gabby. ¡Astucia está conmigo!

Provenía justamente de la silueta que habías visto junto a algo que brillaba (y al menos ya sabías lo que era) de hecho viste que ambas parecieron moverse en tu dirección.

Ya puedes marcar a Gabrielle en los destinatarios de tus posts.

Astucia fué a abrir la boca para contestar pero terminó por cerrarla de golpe y arquear las cejas cuando cogiste carrerilla.

—Eso ya es... un poco largo de explicar—carraspeó algo aturullado con el batallón de preguntas, aunque lo cierto es que el gesto de apuro resultó bastante gracioso—. Mejor luego. Antes de nada salgamos de aquí.

Hizo un gesto leve con la mano y parte de la polvareda que ya comenzaba a asentarse se separó como si la empujase una suave brisa invisible. Curiosamente, la última pregunta que formulaste hizo pensar al espíritu. De hecho, se rascó la cabeza visiblemente indeciso.

—No sabría decirte... —titubeó. Entonces sonrió ligeramente—. Pero dijiste que no me ibas a tratar de forma distinta, ¿no?

Abrió la palma para seguir sosteniendo a Glandivalis "en el aire" a centímetros de esta, con lo que la espada volvió a recuperar su forma de bastón (si eras la única que conocía el secreto, eras la única que conocía el secreto) Luego dió un pequeño brinco para quedarse flotando en el aire y te agarró de un antebrazo con la otra mano, tirando ligeramente.

—Ven, vamos a ver cómo están los demás.

Astucia: Astucia recordará eso.

Al haber desaparecido parte del humo, localizaste mejor al resto de tus compañeros.

Alexei era el único de pie. Lynn, Ayla y Allure estaban sentadas en el suelo, es más, Lynn por alguna razón había abrazado a Allure, la cual parecía tremendamente confusa con aquello porque la miraba con los ojos como platos. Es más, hasta tenía los brazos en alto como si alguien la estuviese apuntando con una ballesta.

De lo que no había ni rastro era de ninguno de los fantasmas.

Ya puedes marcar a Alexei como destinatario de tus posts.

—¡Gabby!—exclamó Alexei— ¡Allure, Ayla y Lynn están conmigo!

El joven guerrero se levantó como buenamente pudo y se masajeó los hombros. Se sentía jubiloso de alguna manera, pero no quería confiarse. Demasiados giros del destino, pero... ¿de verdad esta era la buena? ¿De verdad lo habían conseguido?

—¿Ya está? ¿Se ha acabado todo?

Escuchar a Alexei expresar en voz alta sus pensamientos hizo que a Gabrielle se le anegaran los ojos de lágrimas.

—Eso creo —suspiró—. Todo ha acabado. No sé cómo lo hemos conseguido, pero lo hemos hecho. ¿Estáis todos bien?

Gabrielle se inclinó sobre tu bastón. Estaba tan cansada que pensaba que podría dormir durante una semana entera, o hibernar hasta la próxima estación. Miró en derredor.

—Los fantasmas que nos ayudaron a cerrar el Sello, ¿se han... ido? —preguntó.

Como única respuesta, Lynn se levantó trabajosamente, soltó a Allure y cojeó un poco hasta Gabrielle dándole un abrazo de puro alivio.

Alexei por su parte vió que en algún momento de la confusión Astucia se había hecho con Glandivalis, pues lo traía en la mano cuando llegó con Gabrielle. Una cosa menos de la que preocuparse en la lista.

El espíritu estaba flotando pero se posó en el suelo cuando la maga preguntó.

—Escuchad bien... —dijo ladeando la cabeza y mirando de soslayo hacia arriba.

Al principio os extrañó la sugerencia pero luego seguísteis su mirada y visteis... pues lo que llevábais viendo desde después de la explosión. Lúcilos. Montones de lúcilos que se habían quedado flotando por la zona.

Montones que antes del estallido no estaban. Y había algo en aquella danza perezosa de un lado a otro que de algún modo parecía evocar susurros de voces familiares en el aire.

«Gracias por dejarme ayudar... »

«Estamos orgullosos»

«Todos lo estamos»

«¡Hasta siempre!»

«Tenemos que irnos. No nos olvidéis, ¿eh?»

«Ha sido un honor ayudaros»

«¡Sois los mejores! ¡Siempre pensaré en vosotros!»

En ese instante escuchásteis también un gruñido. Solo que ese no estaba en vuestra cabeza.

Al giraros visteis a Malicia que no sabíais si es que también había salido por los aires y se había pegado un trompazo como vosotros o era otra cosa más espiritual, pues estaba sentado contra el muro y se acababa de encoger como si le doliera algo. A simple vista parecía que le hubieran dado una paliza. De hecho, desprendía algún que otro lúcilo de vez en cuando.

Astucia lo vió y se quedó algo más serio, tras unos segundos de silencio, voló en su dirección y se posó a varios pasos.

—Si has venido a reirte, no te cortes. Me da lo mismo—masculló el espíritu caído—. Mil años buscando algo salvable en la humanidad...

Se apoyó de espaldas contra el muro y os miró.

—Y ahora que al fin lo encuentro... pierdo mi razón de existir en el proceso, ¿no es irónico?—añadió con un resoplido de resignación—. Ni voy a poder seguir viéndolo, ni nadie se acordará de mí cuando desaparezca. El destino simplemente está empeñado en negarme cualquier cosa remotamente agradable.

Astucia no parecía en absoluto por la labor de reirse. Aquello era como no haber existido nunca.

Malicia no era un demonio puro, sino un fragmento de Astucia. Gabrielle no tenía claro que pudiera renacer al morir como el resto de criaturas del Velo. Y, al parecer, él tampoco.

—¿Y cómo te gustaría que te recordaran? —le preguntó Gabby, genuinamente interesada.

—Y eso teniendo en cuenta que no podemos olvidarte—añadió Alexei—. ¿De verdad crees que podemos olvidar toda esta...

El joven guerrero se quedó en silencio unos segundos buscando la palabra adecuada.

—Bueno, todo esto.

—Oh, lo olvidareis... —suspiró Malicia como si fuera algo que ya había visto demasiadas veces—. La humanidad ha olvidado cosas más importantes que yo.

Gruñó de nuevo cerrando un ojo como si le hubiera dado un pinchazo o algo así, de hecho se agarró el pacho y desprendió un par de lúcilos más. En cuanto pareció pasar la molestia, dejó caer la mano y miró a Gabrielle.

—Pues como todo lo que precisamente han intentado borrar de mí—respondió—. Bueno "de Shartan". Olvidaba que no soy el verdadero...

Miró a Astucia de soslayo con los ojos entornados.

—Pero a estas alturas qué más da lo que yo quiera.

Astucia torció el gesto, luego clavó por un instante el bastón en el suelo y le mostró una palma.

—Puedes seguir viéndolo si quieres.

—¿Disculpa?

—Lo bueno que has encontrado en la humanidad. Dijiste que no podrías—repitió el espíritu—. Y no es cierto. No tienes por qué desaparecer sin más.

Estiró más el brazo hasta que más que mostrarle la palma se la estaba ofreciendo.

—Puedes ver lo que esté por venir por ti mismo.

Malicia intentó soltar una carcajada amarga pero le costó otro doloroso pinchazo.

—Muy gracioso. Creía que lo del humor negro no era lo tuyo... —másculló—. ¿Dónde quedó aquello de que no soy más que la encarnación del peor momento de tu vida?