Partida Rol por web

Dragones, Dioses y Dígitos

Capítulo 2. Los Imperios de Roca

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20/04/2019, 12:47
Galand Ul Del Verdantis

Galand sonrió, satisfecho, al ver la reacción del mercader. Cualquier persona de Gaia podría sentirse asombrada por ver una obra de artesanía tan exquisita como era el Legado de Verdantis. Pero Cristophe era una de las selectas personas de aquel mundo que podían ver más allá, que podían apreciar el verdadero valor de aquella espada.

Él era consciente de que Legado encerraba mucho más que belleza y una hoja afilada. Veía poder en ella, poder verdadero y antiguo.

El elfo se quedó recostado en el sofá, relajado, mientras observaba Cristophe ir de un lado para otro, buscando la lupa y luego el ánima encerrada. Analizaba la espada, la ponía a prueba. Era normal querer saber todo lo posible de ella.

Cuando el mercader le ofreció las monedas de oro, Galand tuvo que pensar durante unos instantes si aceptaba aquello o no. No quería parecer avaro, pero tampoco quería rechazar el sentimiento que había nacido del corazón de aquel hombre al presenciar su mayor tesoro.

Suavizando la expresión de su rostro y esgrimiendo una agradable sonrisa de gratitud, Galand aceptó las monedas mientras estiraba la mano para tomarlas.

- El placer ha sido mío. Uno no puede siempre mostrar sus tesoros a otro hombre y esperar que éste sepa apreciar su verdadero valor, que sus ojos vean más allá - confesó el elfo, dirigiendo una mirada cómplice a Cristophe, esperando que al incluirlo en aquel “selecto grupo” se ganase algo más de su confianza.

> Y, por supuesto, dibújela… - declaró el elfo, aunque a contracorazón.

No le hacía gracia que la imagen del diseño de su padre se compartiese por ahí. Pero ahora que ya se había ganado a Cristophe no quería arriesgarse a arruinarlo todo. Debía ser complaciente, seguir el juego.

Luego, cruzó una pierna y, con los brazos extendidos en el sofá y la espada todavía reposando sobre la mesa, ladeó la cabeza mientras sonreía, intrigando por las preguntas del mercader.

- Por supuesto que había algo custodiando las ruinas, pero no era precisamente un guardián - inventó Galand sobre la marcha, cerrando los ojos como si aquello le ayudase a recordar -. Tuve que gastarme una fortuna en pagar una expedición para recuperar este tesoro. Guías, espadas de alquiler… Fue una batalla cruenta - el tono de voz de Galand se tornó más grave, más solemne - pero finalmente logramos nuestro objetivo.

> El precio fue justo. Tanto en oro como en sangre. Gocé de increíble fortuna aquel día, pues este filo bien podría haber estado en posesión de algo mucho más peligroso.  

En aquella historia, Galand trató de ser vago, dejando que la imaginación de Cristophe llenase los huecos sobre lo que no se atreviese a preguntar. Se apresuró luego a responder su otra pregunta, quizá con tal de distraerle de sus mentiras.

- Sí, lo poseo. Pero es algo que me había pasado desapercibido hasta una avanzada etapa de mi vida, cuando comencé a interesarme por este tipo de objetos - confesó mientras inclinaba la cabeza ligeramente hacia Legado de Verdantis -. Fue entonces que descubrí que, con algunos de ellos, sentía una conexión especial.

> No me considero un experto, ni mucho menos, pero tengo ansia por aprender, por seguir progresando - Galand esbozó una sonrisa -. Como usted comprenderá, este tipo de poder es suculento, atrayente…

Galand seguiría satisfaciendo la curiosidad de Cristophe, quizá con tal de mejorar su caso frente al Creador de Maravillas. No podía fallar en aquel aspecto.

Luego, con una metálica nota musical, Legado de Verdantis se desvanecería en el aire, volviendo a fundirse con su alma. Y Galand se levantaría con calma, le estrecharía la mano al mercader, y se retiraría, acordando regresar allí al día siguiente, a la misma hora…

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21/04/2019, 07:08
Sylvia Ul del Sylvanus

Christophe Courtois se despidió de Galand con un último agradecimiento, no sin manifestar su deseo de verlo de nuevo la noche anterior y felicitarlo por su adquisición. La mujer entrada en años acompañó, una vez de vuelta en su habitación, a Galand hasta el exterior de la tienda. Los dos guardias ya no estaban en el exterior, y Galand no los había visto ni oído dentro de la librería.

El viaje de vuelta a la pudienta pero no excesiva posada donde se hospedaba transcurrió sin problemas.

Silvia lo esperaba en la habitación alquilada por el Sylvain, pared con pared con el de la princesa. En su forma élfica, con las ventanas corridas, la mujer esperaba aún vestida, mientras escribía en lo que a todas luces parecía una suerte de diario. Estaba tumbada tranquilamente en la cama.

Ey— dijo ensanchando una sonrisa al ver a Galand por la puerta, retirando la mano de la espada que había dejado, enfundada, apoyada en el costado de la mesilla de noche—. ¿Qué tal ha ido con el mercader?— preguntó con interés—. ¿Tenemos dónde ir al amanecer?— continuó—. He ido a la biblioteca real. El anciano que ejerce de archivista dice que Anna no está en la ciudad. Al parecer se ha movido a Varja por cuestiones diplomáticas. Esa jovencita no deja de sorprenderme. Por algún motivo me puso— hizo girar los ojos—, bueno, a la mujer por la que me conoce— rectificó refiriéndose a una de sus tapaderas, seguramente— en una lista de invitados a ver las zonas públicas del palacio. Tiene unos jardines... decentes— añadió con una sonrisa, a sabiendas de que no podían compararse a los de Sylvania.

Sylvia compuso una mueca divertida, pero fruenciendo el ceño y los labios, indicando lo extraño de la situación. La princesa de los Sylvain, masacrados por humanos, se había paseado aquel mismo día por los pasillos y jardines del palacio imperial... de los humanos. Y todo gracias a los deseos y aprobación de una joven adolescente, cuya familia seguía siendo un misterio.

Pero bueno. Siento distraerte. ¿Qué tal ha ido?— volvió a preguntar.

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25/04/2019, 22:09
Galand Ul Del Verdantis

Cuando Galand entró finalmente en su habitación, dejó que su disfraz místico se desvaneciese. El elfo había pasado años enteros con apariencia humana, ocultándose entre las gentes como bardo, herrero o guerrero errante. Pero ahora, por extraño que le pareciese, cada vez se sentía menos cómodo ocultando su identidad.

Era como si al pasar tanto tiempo con la princesa estuviese comenzando a sentirse más orgulloso de su forma original, más deseoso de mostrarla, de ser él mismo. Galand, el elfo.

Al ver a Sylvia, Galand no pudo contener una amplia sonrisa de alivio.

Las luciérnagas doradas, restos de su magia, todavía revoloteaban a su alrededor mientras tomaba una silla y se sentaba junto a la cama donde yacía la princesa.

El elfo escuchó su historia, con una alegre sonrisa surcándole el rostro. Disfrutaba de cómo Sylvia narraba sus experiencias con los humanos. Era enternecedor, si olvidabas la turbia historia de la princesa y su relación con la caída de Sylvania.

Cuando Sylvia volvió al tema que los preocupaba en aquel momento, Galand asintió con la cabeza.

- Ha ido francamente bien, diría - respondió honestamente mientras se recostaba en su asiento, fatigado. Dejó escapar un audible suspiro -. He tenido que arriesgarme un poco, no es nada fácil conseguir una cita con el Creador de Maravillas.

Confesó aquello con cierta amargura. Había tenido que revelar uno de sus tesoros más preciados.

- Pero creo que lo he conseguido. Mañana por la noche tendremos la respuesta del Creador de Maravillas, e imagino que una dirección que tomar para ir a encontrarnos con él. Le he hecho creer al mercader que quería que el Creador modificase una de mis espadas.

> Con algo de suerte, este humano sentirá interés por el tesoro de mi padre. Y nos invitará a su morada. Una vez allí deberíamos pensar cómo actuamos. ¿Nos presentamos como somos realmente? Imagino que el Príncipe lo hizo, si es que quería gozar de su total confianza…

Galand se inclinó hacia adelante y se llevó las manos a la cabeza, repeinando su melena rubio platino.

- Pero para ayudarnos a encontrar al Príncipe quizá debería traicionar su confianza. Puede que tengamos que pagar algún tipo de precio. O quizá tenemos suerte y encontramos al Príncipe todavía con él, quién sabe…

Fuere como fuere, hasta no llegar frente al Creador de Maravillas no podrían saber en qué situación se encontraban.

Galand se recostó de nuevo en su asiento, suspirando otra vez.

- En fin… Parece que tendremos que ocupar nuestro tiempo con algo durante el día de mañana. ¿Hay algo que merezca la pena ver en esta ciudad?

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27/04/2019, 03:30
Sylvia Ul del Sylvanus

La princesa escuchó, atenta, desde la cama de Galán. Con los dedos de ambas manos tocándose y un pie sobre el otro, la joven parecía de lo más inocente. Como ella solía ser. Aún así, su respuesta cargaba el peso de décadas sobre la faz de Gaia como una paria y Sylvain en un mundo de hombres.

Enseñarle la espada de tu padre a Sol Negro...— repitió Sylvia—. Espero que ese humano no sepa apreciar bien lo que se ha encontrado. Pero es Sol Negro. Mientras les salgas rentable, no creo que sea problema.

Un largo "uhhm" reflexivo se ahogó se sus labios cerrados.

Ya veremos. Con suerte, aunque lo sepa, tampoco se enterará demasiada gente. Supongo que en la guarida de Samael te habrás hecho más eco— reflexionó en voz baja—. Y algo tenías que darles...— añadió llevándose un dedo a la boca—. Sobre el Creador de Maravillas... depende. Si tiene el Don, y no ha dividido su entrenamiento con las armas y el Ki como nosotros, quizá pueda percibir nuestro disfraz, si es tan poderoso como lo pintan— se encogió de hombros—. Eso sería malo, pero aceptable considerando nuestra raza. Y la verdad... los humanos tienen a considerar poderoso a... un aprendiz de los nuestros— añadió en referencia a los Sylvain—. No lo sé, la verdad. Sería interesante saber cómo es este "Creador de Maravillas" de antemano antes de decidir si ir con apariencia humana o en nuestra piel.

Se levantó de un grácil salto, cuál bailarina, y caminó hacia la puerta pasando por el lado de Galand, no sin antes recoger su espada y echársela a un costado, en el cinto.

— Consúltalo con la almohada, artesano— bromeó—. Y esta ciudad es increíble, Galand. Si quieres hacer turismo mañana, podemos darnos una vuelta juntos— sonrió tímidamente—. Salvo que consideres seriamente retirarte cuando le paremos los pies a mi hermano... en ese caso deberías echarle un vistazo a la forja real. No sé si habrás cambiado de planes tras conocer a tu hijo, o no. Ni si tenías planes— agregó con cautela—. En cualquier caso, Galand... descansa. A ver si me enseñas tu espada un día de estos.

Salió por la puerta. Comenzó a entornarla, pero abrió de pronto cortando el aire en dos, asomando la cabeza de nuevo ante Galand, con rubor en las mejillas.

— Tu colección de espadas, de hecho— se corrigió, cerrando tras de si sin dejar tiempo a que Galand reaccionase.

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27/04/2019, 03:51
Christophe Courtois

A la noche siguiente, Galand, bajo la fachada mágica de Luca, se reunió de nuevo con Christophe, el mercader. Misma habitación secreta tras el dormitorio de la librería.

Tengo excelentes noticias, Señor de Luca— comenzó el enlace tras estrechar la mano del Sylvain e invitarle a sentarse—. El Creador de Maravillas ha aceptado reunirse con usted, y afirma estar "entusiasmado" con el proyecto— esbozó una pequeña risilla tan afable como falsa—. No es un hombre que se "entusiasme" mucho, precisamente, pero le interesa trabajar con su arma.

Extendió un mapa cerrado, en blanco y negro. A Galand. Al abrirlo se encontró un mapa de la región local y los condados vecinos, con una marca en el Bosque Blanco, al norte de la región de Kanon. No demasiado al sur de donde se encontraban actualmente, atravesando un bosque.

— Me ha pedido que os cite en el Bosque Blanco, al suroeste de la ciudad de Brudge, en unas 3-4 semanas. Espero que le parezca un plazo de tiempo razonable, Señor de Luca— pidió... casi con más temor que autoridad—. Me ha pedido que le disculpe, pero que actualmente se encuentra cerca de Du'Lucart y tiene que resolver unos últimos de asuntos. Aún así, me ha asegurado que se habrá re-abastecido de materiales en la ciudad.

Metió una mano en su bolsillo y sacó un pequeño dibujo, un patrón abstracto pero reconocido.

— Me ha pedido simplemente que busque ese patrón en las nubes en el corazón del Bosque Blanco— explicó, sin parecer demasiado extrañado al respecto, teniendo a Galand el dibujo—. Situése bajo las mismas y, en cuestión de unas horas como máximo, se reunirá con usted— sonrió y se aclaró la voz. Habían terminado—. Si puedo ayudarle con cualquier cosa más, Señor de Luca, las puertas de la organización están abiertas para usted. Tanto para comprar, como para vender. La cita con el Creador de Maravillas serán 10 monedas de oro, por favor— solicitó—, aunque mi benefactor me ha pedido que le informe que no requiere pagarlas si decide realizar otra transacción con nosotros antes de abandonar la ciudad.

Ensanchó su sonrisa, de nuevo, tan afable como falsa.

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02/05/2019, 18:43
Galand Ul Del Verdantis

La noche anterior, en la posada

Galand no pudo evitar ruborizarse cuando el malentendido con la “espada” se hizo patente. Respondió con una carcajada, apresurado.

- ¡Por supuesto, mi colección!

Pero las palabras de la princesa le hicieron pensar. Después de su misión, ¿qué vida le esperaba? Había pensado seriamente en retirarse a las forjas humanas de la Orden del Cielo, pero ahora que tenía un hijo no quería perder ni un instante con él. ¿Era posible compaginar ambas cosas? No lo creía.

El elfo no deseaba que, llegado el momento de tomar una posible decisión, las comodidades de aquella vida en Arkángel lo condicionasen en modo alguno. Por lo que decidió no visitar la forja. Al menos, de momento.

Aquella noche Galand durmió plácidamente, convencido de que estaba más cerca de reencontrarse con su hijo.

 

Al día siguiente

Galand decidió, como ya había pensado durante la noche anterior, en simplemente hacer turismo por Arkángel. Disfrutar de la ciudad junto a la Princesa mientras trataban de despejar sus mentes de la tensión que su misión les acarreaba.

Visitaron calles y jardines, plazas y grandes avenidas. Galand disfrutaba de observar a las sencillas gentes humanas seguir con sus vidas, desconocedoras de las enormes locuras que tenían lugar en aquel mundo.

En uno de sus paseos, los elfos se cruzaron con un mercado. Galand investigó las paradas, curioso, e incluso se detuvo frente a la tienda de un ebanista. Le llamó la atención una pequeña figura tallada en madera, de una liebre que le recordaba a una de las mansas criaturas que poblaron una vez Sylvania.

Encandilado por la sencilla figura y movido por la melancolía que despertaba en él, el elfo la compró para sí y la guardó en su bolsa.

- Creo que cuando me reencuentre con mi hijo, cuando resolvamos el asunto del Príncipe… Me gustaría vivir en paz, en algún lugar remoto. No tener que preocuparme por combatir por mi vida. Simplemente… por vivir - comentó, distraído, a Sylvia mientras echaba un último vistazo a la figura.

 

Sótano secreto, a la noche

Galand se mostró visiblemente satisfecho cuando Cristophe le comunicó que el Creador de Maravillas había aceptado.

El tiempo que tardarían en verle, sin embargo, no le gustó. No logró evitar manifestarlo en su rostro, pero rápidamente adoptó una sonrisa cordial. Seguramente Cristophe se habría dado cuenta de su descontento, pero, ¿a qué poderoso noble le gustaba que le hiciesen esperar?

- No hay problema, señor Courtois. Le estoy muy agradecido por su servicio - dijo Galand, conteniendo su enfado -. Es muy amable el Creador de Maravillas por ofrecerme el descuento, pero como comprenderá, debo conservar fondos para el ambicioso proyecto que tengo entre manos - comentó con una sonrisa mientras le tendía a Cristophe las 10 monedas de oro por la cita concertada.

Que más decir que Galand seguramente no llevaba tanto dinero encima como para comprar algo razonable a Sol Negro. Ni estaba muy interesado en hacer negocios con unos saqueadores de tumbas.

El tiempo que tardarían en verse con el Creador era mucho. Lo bastante como para que pudiesen perderle la pista al Príncipe si este seguía su camino. Pero, ¿qué más podían hacer?

Bastante habían tenido ya con ser recibidos por el Creador. Galand no quería arriesgarse a perder su favor, ahora que lo tenía. Confiaba en que el rastro que iban dejando el Príncipe y su hijo fuera trazable.

Galand tomó el papel que Cristophe le había ofrecido con el patrón de nubes que debían buscar en el cielo. La idea le hizo gracia.

- Debo admitir que el Creador de Maravillas es ingenioso, y precavido - dijo mientras le echaba un vistazo al papel, memorizando el patrón. Luego lo dobló y se lo guardó en la chaqueta -. En fin, ha sido un encuentro agradable, señor Courtois. Debo comenzar a hacer los preparativos para mi viaje y para encontrarme con el Creador.

> Si me disculpa…

El siguiente paso sería encontrarse con la Princesa, comunicarle la hora y lugar de la cita, e iniciar un nuevo viaje. Quizá podían hospedarse en Brudge hasta que fuese hora de partir al bosque.

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06/05/2019, 10:22
Narrador

El día y la noche transcurrieron sin incidentes. Las atestadas calles de Abel representaban, en todo su esplendor, el pináculo de la humanidad sobre Gaia. Aunque caótico en apariencia, la sinergia entre los humanos y su desarrollo tecnológico se manifestaba en forma de belleza: edificios altos, decoración, armonía y eficiencia en las calles.

Christophe Courtois estrechó la mano de Galand, y dejó que el Sylvain camuflado se marchase con su cita en la cabeza y el mapa entre sus ropas. Sin embargo, de camino a la posada, Galand comenzó a percatarse un hombre, luego dos, y finalmente cuatro en total, que camibaban, tras él pero a cierta distancia, por las mismas calles que el elfo. No tardó en dare cuenta que, aunque disimuladamente e intentaod hacer ver que no iban juntos, le seguían.

Al girar la esquina, se encontró con una calle secundaria, no excesivamente transitada pero sin tener la apariencia de un callejón. Aunque había una apertura en la misma por un lateral, que seguramente daría a una callejuela angosta, al final de la misma se encontraban dos hombres, ataviados con un uniforme de guardia local, indicando a un par de campesinos corrientes que no podían entrar en la calle secundaria.

Cuatro hombres más, a paso ligero, se acercaron a aquella calle por un camino paralelo tras Galand. Aunque disimulaban bastante bien, los cuatro iban armados con espadas al cinto, y uno de ellos miró alternativamente a Galand y a los cuatro otros hombres tras él.


Edificio - 4 hombres - Edificio - Edificio - Callejuela - Edificio - Edificio - Guardia - Edificio
Edificio - Espacio - Galand* - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio
Edificio - 4 hombres - Edificio - Edificio - Edificio - Edificio - Edificio - Guardia - Edificio
Leyenda:
Subrayado: Espacios Sólidos (Paredes, Puertas Cerradas y Ventanas Cerradas).
Negrita: Salidas (algunos con personas en el camino).
Cursiva: Espacios Vacíos.
* Galand está en la entrada de la calle, a la altura entre las calles con 4 hombres y el comienzo de edificios por los lados.

- Tiradas (2)
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08/05/2019, 23:14
Galand Ul Del Verdantis

Galand advirtió a los hombres que le seguían. No parecían de fiar, y eran numerosos. ¿Querrían robar a su alter ego, aprovechando que caminaba solo y desarmado por la noche? Le pareció extraño que en una ciudad como Arkángel pudiese darse un caso como aquel. Los humanos habían progresado bastante durante las últimas décadas, pero también les quedaba mucho en lo que mejorar.

Cuando se encaró en la calle donde se encontraban los guardias y vio al otro grupo de cuatro hombres frente a él, Galand tuvo que pensar rápido. No podía detenerse, por lo que entró en la calle, aunque con un paso relajado.

Si eran unos truhanes los podría detener sin dificultad por sí mismo. Diablos, era capaz de enfrentarse a regimientos enteros. Pero no quería inmiscuir a los guardias. Si presenciaban aquel acto y venían a ayudar a Galand se verían superados en número, siempre que los ocho sospechosos hombres trabajasen juntos y no tuviesen reparo en asesinarlos.

Había mucho que desconocía, por lo que el elfo decidió no mezclar a más humanos en aquello. Percibió rápidamente la callejuela que se colaba entre los edificios. Una vía de escape.

Andando como si no tuviese prisa alguna, Galand se metió por la callejuela con agilidad y comenzó a pronunciar una rápida letanía en élfico.

“Moldea el aire en acero para armar a mi persona.”

La propia magia del mundo se congregó a su alrededor para formar un efecto humilde pero efectivo. De la palma de Galand, medio oculta bajo su largo abrigo, comenzó a emerger un sencillo pero eficiente estoque, creado con magia y mantenido por las propias energías del mundo. No podía andar malgastando sus propias reservas.

Si la callejuela se encontraba desprovista de gente, Galand usaría su dominio del ki para correr pared arriba hasta posarse en la azotea de uno de los edificios, desde donde tendría una visión privilegiada de los hombres que, al parecer, le seguían. Si es que se metían por la misma callejuela.


Uso mi Potencial Innato de 30 para lanzar Creación Menor en Grado Base y dejarlo mantenido. Me da para crear un objeto de hasta presencia 30, que será un Estoque normal y corriente (Presencia 25).

Luego subo corriendo la pared. Si me cuesta más que mi movimiento de un turno (no me acuerdo de cuantos metros, Agilidad 6) pago 1 punto de Ki adicional para darme otro turno de movimiento sin peso y terminar de trepar. 

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11/05/2019, 21:52
Narrador

Galand avanzó por la calle en dirección a la apertura lateral que iba a servirle de vía de escape.

Escuchó los pasos a su espalda. Eran ocho pares de pisadas, a fin de cuentas. Creyó sentirlos más juntos, y algo más acelerados, pero seguían a una distancia prudencial como para no enzarzarse en un conflicto sin darle tiempo a reaccionar.

El Sylvain giró al callejón, "desenfundando" su vaina al girar, oculta para los ocho hombres a su espalda.

Sin embargo, al entrar a aquella apertura más estrecha, se encontró con cuatro hombres y una mujer encapuchada en mitad del camino, a unos veinte metros. Los cinco llevaban armas; dos de ellos espadas, dos hachas de una mano, y la mujer 2 dagas y una ballesta a la espalda. Todas las armas estaban enfundadas. Y aún así, los 5 miraron a Galand conforme este encaró el callejón, sencilla arma en mano.

Uno de ellos, el que estaba situado en el medio, esbozó una sonrisa mientras desenfundaba su espada del cinto. Dos más hicieron lo mismo, más lentamente, tras él.

Los pasos a espaldas del Sylvain seguían avanzando hacía él, y seguramente girarían la esquina en cuestión de segundos. ¿Seis, quizás?


​Edificio - Espacio? - Edificio - Edificio - 5 armas - Edificio - Edificio? - Espacio? - Edificio?
Edificio
 - Espacio? - Edificio - Edificio - Espacio - Edificio - Edificio? - Espacio? - Edificio?
Edificio - Espacio? - Edificio - Edificio - Galand - Edificio - Edificio - Guardia - Edificio
Edificio - Espacio? - 8 hombres - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio
Edificio - Espacio? - Edificio - Edificio - Edificio - Edificio - Edificio - Guardia - Edificio

Los Espacios? y Edificios? hacen referencia a que Galand no puede saber con certeza lo que hay.
Puedes mantener tu acción de subir hasta la azotea, a expensas de que te vean las 5 personas de la callejuela.
¿Miras a la azotea, subes a la azotea, o qué haces?

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11/05/2019, 23:36
Galand Ul Del Verdantis

Al girar la esquina y adentrarse en la callejuela Galand esperaba encontrar una vía de escape, un lugar discreto por el que colarse y evitar la confrontación.

Pero ahora aquellos humanos se encontraban frente a él, armados. Y todo parecía indicar que trabajaban con los otros ocho hombres que perseguían al elfo. Al menos, eso era lo que suponía.

Si quería terminar con aquello de forma rápida y discreta, Galand comenzaba a quedarse sin opciones. Y si mostraba su poder allí mismo pondría en peligro su fachada de noble. Eso si quedaban testigos.

No había tiempo que perder. Con un rápido vistazo, Galand alzó la cabeza para otear lo que había sobre su cabeza. Necesitaba tener claras todas las posibles salidas.

Aprovechó para agudizar su sentido místico, tratando de captar trazas sobrenaturales en alguno de aquellos humanos. Quizá algún objeto místico. También habló, pues no tenía nada que perder.

- ¿Desean algo? - preguntó despreocupadamente mientras hacía las comprobaciones pertinentes -. Porque si buscan problemas les doy exactamente cinco segundos para rendirse, si aprecian sus vidas.

Más que amenazador, Galand sonó cansado, hastiado de la perspectiva del combate. Pero su franqueza fue dura, definitiva. No odiaba a los humanos, pero tampoco se andaría con remilgos si se atrevían a poner en peligro su vida.  

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12/05/2019, 09:50
Caballero Oscuro

En las azoteas del edificio habían varios hombres apostados con ballestas. Galand contó cuatro. Permanecían parcialmente ocultos, pero se asomaron y apuntaron a Galand cuando este reparó en su presencia.

— La Espada— dijo en latín un hombre con voz metálica, abriendo la puerta de un edificio angosto a las espaldas de los 5 criminales.

De su interior salieron tres hombres con una armadura completa, si bien su casco no tenía visor, dejando los ojos expuestos. Los tres llevaban escudos y espadas largas. Liderándolos salió cuarto hombre, de cuerpo alto y estilizado, vistiendo con gran porte una armadura pesada de gran calidad, con detalles grabados a su alrededor. Pequeñas runas de plata cubrían partes aisladas de la superficie, y detalles de plata, como ornamentos decorativos, embellecían el resto de la armadura. No cabía duda que debía valer una auténtica fortuna, capaz de alimentar a una familia toda su vida.

Galan reparó en le hecho de que, pese a su coste y calidad, las runas estaban cargadas de magia, haciendo la armadura más ligera y fácil de llevar para cualquiera que se hubiera acostumbrado, más resistente frente a golpes que pudieran hendirla o romperla y... capaz de mitar parte del daño producido por rayos y otras descargas eléctricas.

El casco ocultaba completamente el rostro, salvo un ojo, pero ciertas en el mismo sugerían que su portador podía ver sin limitaciones, mientras hubiese entrenado su vista al casco durante el suficiente tiempo. 

Con él, el hombre cargaba también una lanza, ornamentada de la misma manera y de una calidad pareja. Sin embargo, sus grabados sugerían que el arma era capaz de atacar generando electricidad, y que era capaz de canalizar ese elemento, hasta cierta intensidad, mientras estuviese alrededor.

Vivo, o moribundo— añadió, encarando a Galand.

La mujer sacó su ballesta, disparando contra Galand. Cuatro saetas más cayeron desde el tejado. Acto seguido, sus hombres avanzaron contra Galand, tanto por alante como por atrás.


La Armadura y Lanza poseen una calidad +5. La Armadura permite ver sin penalizadores y requiere menos capacidad de llevar armadura si se tiene Noción de Uso. También reduce el daño ELEctrico a la mitad y tiene una Entereza mayor de lo normal. La lanza tine mayor Entereza de lo normal, puede atacar en ELE y, como acción completa, absorber intensidades de electricidad para potenciar temporalmente su Daño.

Haz dos tiradas de Defensa: 1 contra 165 (la saeta de la mujer) 1 la 2ª contra 149 (las saetas del techo, con Daño amplificado). Si no acabas a la defensiva, puedes atacar antes de ser atacado cuerpo a cuerpo.

Te enfrentas a 4 masas de enemigos: 4 ballesteros en el ático, 8 hombres por detrás, 5 hombres por delante (incluyo a la mujer) y 3 "soldados (con armadura). También está el líder. Por ahora, los 3 soldados y el líder permanecen en su posición, con las armas desenfundadas pero sin atacar o moverse.

Edificio sin Tiradores - "4 Blindados" - Edificio sin Tiradores
Edificio con Ballestero - 5 Armas - Edificio con Ballestero
Edificio con Ballestero - GalandEdificio con Ballestero
Final del Edificio - 8 Hombres - Final del Edificio
Espacio - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio - Espacio?

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12/05/2019, 11:06
Galand Ul Del Verdantis

Al ver que aparecían los hombres acorazados, reclamando uno de ellos la “Espada”, Galand supo exactamente a lo que venían aquellos hombres.

- Muy bien…

Ahora tan solo debía decidir si sería discreto, muy discreto o extremadamente discreto mientras terminaba con sus vidas. Un conjuro de llamas podría acabar con la mayoría de aquellos hombres, pero, ¿llamaría la atención de fuerzas a las que prefería no molestar?

Su habilidad de combate tendría que valer, por el momento…

De pronto, las saetas volaron hacia él. Una por el frente, varias por arriba. Galand ni siquiera se molestó en mostrar su poder mágico. Con un hábil movimiento de brazo, casi imperceptible, partió la saeta que le había disparado la mujer en dos. Luego, trazando un veloz arco, hizo lo mismo con las saetas que venían desde arriba. Los pedazos de madera cayeron inofensivamente al suelo, sus puntas de acero tintineando como unos lastimeros gemidos de metal.

Como la lluvia patética que eran.

- Mi turno - declaró Galand, casi con hastío -. Espero que os advirtiesen de mis capacidades.

El número de enemigos seguía siendo bastante alto. Debía acabar con ellos rápido. Era hábil con la espada, pero en aquella callejuela tan angosta… había una manera fácil de terminar con sus enemigos.

Alzó una mano hacia el frente y pronunció una letanía en élfico.

“Luz del sol, llamas del cielo. Abrasad a mis enemigos en un mar de fuego”.

En el centro de la formación enemiga, entre los soldados acorazados y los cinco enemigos con ballestas, un estallido ígneo de carmesí y dorado relamió el callejón.


Bloqueo los dos ataques con mi parada con Estoque.

Luego uso Bola de Fuego en Grado Base entre al formación enemiga que tengo en frente (Acorazados + Ballesteros con Mujer). Es un área de radio 7.5 metros (diría que lo puedo lanzar justo detrás de ellos para que no me llegue a mí). Daño base 50*2=100 (Meta Magister Doble Daño). Si es un lugar angosto y no pueden salir del área con esquiva van a tener penalizadores muy grandes a la defensa.

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12/05/2019, 11:27
Narrador

La explosión de fuego, audible únicamente con el súbito crepitar de llamas, iluminó la calle como un pequeño sol. Lenguas naranjas lamieron las paredes, pero hechas de piedra y cemento no se inmutaron ante sus caricias. Un pequeño cartel que colgaba frente a una puerta se prendió en llamas, pero no parecía que el fuego pudiese extenderse al edificio a través de la pared.

Un coro de gritos se escuchó frente a Galand, mientras el fuego aún abarcaba su vista. Cuando se disipó, Galand contempló a los cuatro hombres frente a él, y la mujer, muertos, tirados en el suelo con llamas crepitando desde sus cuerpos, ropajes y cabellos. La ballesta estaba reducida a cenizas. El olor a carne quemada inundó la nariz del elfo.

Los soldados blindados no habían corrido mejor suerte. Las llamas sobre sus armaduras se extinguieron rápidamente, dejando sólo pequeños brotes que escapaban de las juntas en las articulaciones. Aún así, los cuerpos llacían en el suelo, seguramente abrasados por dentro. Uno aún se movía, pero a juzgar por el movimiento de su mano, desde el suelo, simplemente agonizaba.

Gritos de terror se escucharon a espaldas de Galand, y sobre él. Echando un vistazo, pudo ver cómo los ballesteros habían desaparecido, seguramente echando a correr. Los hombres tras el Slyvain, sin embargo, y aunque gritaban aterrados, ya habían descargado una primera salva de golpes contra el elfo. A sus espaldas, 4 hombres descargaban sus aceros contra la espalda del hechicero, mientras los otros 4, unos pasos por detrás, parecían retoceder brevemente mientras proferían ahogados sonidos reflejando duda y confusión.

No atinó a ver qué había pasado con el hombre que portada artefactos mágicos, pero ciertamente no yacía junto a los criminales calcinados.


Defensa contra 161 (lo considero la 3ª defensa en el turno, pero el ataque lleva sumado un +30 considerando la penalización por defender a la espalda. He consultado, y un ataque por la espalda sería +80; no sé porqué pensaba que al tener Maestría en Parada se reducía a +30, pero creo que no. Si no es el caso, considera el ataque 211, Daño 70). Tras ella, empieza el nuevo turno y llevas la iniciativa.
No has podido ver a dónde ha ido el "Caballero Oscuro", los ballesteros probablemente estén huyendo por las azoteas, y solo quedan 4+4 maleantes (puedes atacar a los 8 como si fueran la misma masa).

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14/05/2019, 00:08
Galand Ul Del Verdantis

Los humanos perecieron en las llamas, como era de esperar. Galand arrugó la nariz cuando el olor a carne quemada le llegó a las fosas nasales.

A sus espaldas, el resto de ignorantes - porque no había otra manera de definirlos - humanos siguieron con la desesperada acometida que acababan de comenzar, demasiado tarde para detener sus ataques.

Galand ni siquiera se molestó en girarse. Dejó que su barrera sobrenatural absorbiese el golpe por completo. Las espadas fueron detenidas en el aire por un muro translúcido que se asemejaba a filos fantasmales flotando tras Galand, deteniendo los ataques mientras bailaban en el aire, etéreos.

Cuatro ballesteros arriba, y ocho humanos aquí. No le convenía dejar atrás demasiados testigos. Con un rápido movimiento se giró.

- Maldecid a vuestros superiores, ellos os han llevado a esto - dijo, casi sin ganas, mientras lanzaba una rápida combinación de ataques al grupo de enemigos.

Su filo cortó aire, armadura y carne como si nada pudiese ofrecerle resistencia, movido por el hábil brazo de Galand, que lo hacía bailar y trotar de forma que apenas era visible al ojo no entrenado.


Uso mi escudo para defenderme del último ataque, ignorando penalizadores de ataques adicionales y espalda. De todos modos, para los ataques dime simplemente el resultado final del ataque y luego los penalizadores correspondientes (que se restan a mi defensa en lugar de mi ataque). Más que nada por si decido variar mi defensa entre espada y escudo sobrenatural (para evitarme los penalizadores cuando me convenga más).

Declaro dos ataques adicionales con el estoque a la masa de enemigos (-30 por ataque adicional por Arma Media). 

Si los dejo suficientemente heridos para que queden moribundos voy a intentar dar caza al hombre de la armadura. Si pudiese intentar seguir el rastro de su armadura con Valoración Mágica lo intento. Si no hay manera de ver por donde ha ido, iré a por los ballesteros de la azotea.

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14/05/2019, 19:50
Narrador

Dos, tres, dos y un hombre cayeron al suelo, en orden. Con cuatro sonidos secos, permanecieron tendidos sobre las baldosas de piedra, con la sangre brotando entre las mismas, reptando hacia los pies de Galand. El filo de Galand salpicó las paredes con hilos de sangre, y comenzó a gotear, mientras aún existía soportado por sus fuerzas místicas.

No fue difícil matarlos. Hubiera podido acabar con diez hombres más, en aquellos instantes, si hubiera sido necesario.

Sin embargo, tras lanzar su último golpe, Galand comenzó a percibir cómo todo a su alrededor se extinguía, tragado por un abismo de oscuridad vacía. Los cadáveres a su alrededor dejaron paso a poco más que un vacío negro. Las paredes, desaparecieron tras un telón sin luz. El cielo se escondió, como si un Dios hubiese tapado la luna.

Pronto el Sylvain se vio rodeado por nada que pura, absoluta y total oscuridad, incapaz de ver nada. Por un instante, sólo se escuchaba a un hombre agonizar en voz baja. Y en cuestión de un segundo, todo se quedó en silencio, salvando por el leve crepitar de un letrero envuelto en llamas a sus espaldas, si bien Galand era incapaz de verlo.


¡Nuevo turno! Toca hacer un Control (a elegir: Advertir a Inhumano o Buscar a Casi Imposible).
De no superarlo, Galand sufre Ceguera Total: -100 a Atacar, -80 a Parada/Esquiva, y -90 a Acciones Físicas.
Puedes intentar hacer lo que gustes de forma activa, pero hazme una tirada de Defensa (por si acaso).

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15/05/2019, 19:58
Galand Ul Del Verdantis

Los humanos cayeron fácilmente, justo como esperaba. Galand ignoró el sonido de sus cuerpos cayendo al suelo, inertes, mientras trataba de concentrarse en encontrar al tipo de la armadura.

Pero de pronto, la oscuridad lo envolvió. Galand se dio cuenta de que no era capaz de ver nada allí dentro. ¿Magia? Seguramente.

Aunque la habilidad de sus enemigos no fuera pareja a la suya, Galand debía respetar los factores ambientales. No podía andarse con juegos. No más.

Agudizando sus sentidos místicos, Galand trató de encontrar al lanzador de conjuros enemigos. De mientras, soltó el estoque, que se desvaneció en el aire con un suspiro. En su mano apareció de pronto la espada que había armado todo aquel revuelo, Legado de Verdantis.

Se materializó junto a él con un agudo y harmónico sonido metálico. Aquella era la canción de Ophiucos, pero Galand no había invocado todas sus armas. Tan solo una, la mejor.

Galand empuñó a Legado de Verdantis y sintió como sus capacidades místicas aumentaban. Las iba a necesitar. No podía arriesgarse a recibir daño mientras acumulaba sus fuerzas místicas, por lo que Galand se forzó como no creyó jamás que tuviese que hacerlo en una situación como aquella.

“Venid a mí, esencias de las bestias y las ánimas. Dadme vuestra bendición” canturreó en élfico mientras el poder emanaba de él rápidamente.

Su cuerpo mutó rápidamente. Sus ojos se volvieron negros y profundos, sus músculos crecieron, pero sus extremidades se volvieron más estilizadas. Sus orejas se volvieron puntiagudas, incluso a través del disfraz de humano. Galand adoptó una postura menos disciplinada. Más… animal.


Vale, en mi turno gasto 2 puntos de cansancio (quedo a 5) para tener suficiente ACT para lanzar Adquirir Poderes en Grado Base (100 Zeon, Mant 20 por asalto), otorgándome 100PD para poderes que invierto en:

- Visión extrasensoria. (30PD) Veo sin necesidad de luz ambiental. "Siento mi alrededor".
- Reacción aumentada +30 (30PD). Mi turno aumenta en +30.
- Desplazamiento incrementado +4 (40PD). Ahora mi tipo de movimiento es 10.

Dejo una tirada de defensa! Si el ataque es después de mi conjuro no aplicaría -80. Si no, sí que lo aplico, pero ha sido una tirada muy buena igualmente.

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18/05/2019, 01:54
Narrador

El lugar permaneció en silencio.

Sólo podía escucharse el tímido crepitar del letrero, que seguramente ardería durante unos minutos más. Pequeños hilos de humo salían de los cadáveres abrasados, cubiertos en ceniza por los ropajes dañados a manos de la explosión de fuego. Aún así, eran lo bastante discretos como para no llamar la atención a la altura de los tejados. No supondrían un problema.

Y sin embargo, no había rastro alguno de la figura blindada que les había conducido, sin piedad ni miramiento alguno, hacia el suicidio. Había escapado de la bola de fuego, o al menos eso parecía, y no parecía estar en ningún sitio: Ni en el suelo, ni las paredes, ni en las ventanas, ni en el borde del tejado, ni en el aire. Galand tampoco había escuchado ninguna puerta o venana abrirse o cerrarse en aquellos breves segundos, ni ninguna parecía particularmente sospechosa.

Tampoco percibió los artefactos mágicos, ni la fuente de aquella oscuridad antinatural, si había sido causada por magia, claro.

Casi parecía que, cual feriante, se había esfumado tras la cortina de fuego.

Galand había terminado su transformación, y durante los dos segundos que duró rápida búsqueda, ya fuera con sus ojos, oídos, olfato o sus capacidades mágicas, no percibió nada. Pero entonces escuchó unos grilletes, acompañados de un pequeño zap, cual bobina alimentando una exótica bombilla en el principado de Lucrecio.

Negras como el alquiltrán, seis cadenas surgieron alrededor del suelo que rodeaba a Galand, abalanzándose sobre el Sylvain desde pequeños agujeros retorcidos y deformes. Buscaron sus brazos, piernas, cuello y arma, pero Galand fue capaz de bloquearlos a golpe Verdantis, en una sinfonía inhumana y casi divina.

La velocidad y destreza de las cadenas era abrumadora, inhumana, capaz de apresar a cualquier soldado de élite, e incluso a los mismísimos Caballeros del Cielo en aquella santa ciudad, pero no consiguieron envolver el cuerpo del elfo. Llegaron a acariciarlo con un tacto frío y pegajoso, pero no lo suficiente como para terminar de pegarse a él y empezar un forcejeo real. Aún así, fue lo suficiente para evitar que Galand pudiese hacer mucho más que defenderse durante aquellos segundos.

Fuese quien fuese, o lo que fuese que estaba acosándolo de aquella forma, intentaba derrotar a Galand con una estrategia... no muy distinta a la de una araña. Primero, atrajo a Galand al callejón. Después, asegurándose de mantenerse oculta, intentó cegar a Galand, e inmediatamente después, apresarlo. ¿Qué iba a ser lo siguiente, envenenarlo?

El artesano intentó reaccionar, pero justo antes de que sus músculos se movieran, por una fracción de segundo en un reloj, las cadenas se movieron antes que él, intentando apresarlo de nuevo. La ofensiva seguía siendo propia de un maestro hechicero, que nada o muy poco tenía que envidiar a Galand, moviéndose a la velocidad del rayo y más rápido que ningún ojo era capaz de seguir, pero nada tan increíble que un humano no fuese capaz de describir.

Al mismo tiempo, el Sylvain sintió una carga pesada en su corazón, con una influencia mágica intentando desgarrar su alma en pedazos. Un brote del dolor, el sufrimiento y la desdicha que el elfo sintió al perder su hogar afloró a la superficie durante un instante, mientras Galand dudaba de su propia capacidad, talento y valía. Aún así, el espadachín podía luchar contra aquel influjo y superarlo... seguramente.

Quizá, las tácticas de su adversario eran las de una araña, después de todo.


Turno 2: Con tu conocimiento de combate puedes estimar, así muy a ojo, que la Proyección Ofensiva del conjuro tiene una Habilidad entre 200 y 300 (+1d100), y que seguramente haya sacado 1 (o 2) tiradas abiertas. Usando Valoración Mágica reconoces este ataque como un Conjuro del Libro/Vía de Oscuridad: puedes conjeturar/sospechar cuál, pero no lo sabes a ciencia cierta. También puedes sospechar que la oscuridad previa (aún presente, pero sin afectarte) era otro conjuro, también de Oscuridad, pero nuevamente, no lo sabes con seguridad.

Turno 3: Acotas que la Proyección Ofensiva de las cadenas es en realidad entre 200 y 250... pero dado el ataque, ¿seguramente 200-210?. Dada la velocidad del nuevo ataque comparada con la tuya, asumes que te ha ganado el turno por muy poco. Y... haz una tirada de RM 120; asumo que, salvo que pifies, la superas, ya que tienes más. Si te defiendes con éxito del nuevo ataque de las cadenas (Ataque 213) y no pifias la RM, tienes el Turno con total libertad. Y de nuevo... puedes sospechar que la RM es frente a un conjuro Zeónico, pero no reconoces a ciencia cierta la vía ni el conjuro.

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20/05/2019, 19:20
Galand Ul Del Verdantis

El ataque místico casi sorprendió al elfo, que se defendió ágilmente, blandiendo su espada y sirviéndose de la barrera sobrenatural que lo envolvía, protectora, recelosa de los ataques enemigos.

Las cadenas no lo habían alcanzado por poco, lo cual le indicaba que se estaba enfrentando a un enemigo de alto nivel. Alguien con quien no debía andarse con chiquitas.

Pero el elfo estaba confundido. Ni siquiera sus sentidos aumentados, que atravesaban la oscuridad como estacas, percibiendo todo el espacio en lugar de verlo u oírlo, ni sus sentidos místicos eran capaces de detectar aquello a lo que se enfrentaba.

Así que se trataba de un enemigo increíblemente astuto, a la par que escurridizo. Si no podía verle, ¿cómo iba siquiera a poder atacar?

Por lo que veía, Galand sospechaba que se trataba de un hechicero poderoso. Uno que no tenía nada que envidiarle al elfo. Y aquello le provocaba respeto.

Hacía mucho tiempo que el elfo no se veía obligado a luchar en serio.

Aquel era el día.

Pero antes de que pudiera reaccionar, las cadenas se lanzaron de nuevo contra él.

Los eslabones negros como el alquitrán impactaron en su barrera, siendo repelidos por la marea de filos espectrales que rodeaban a Galand.

El elfo aprovechó aquellas milésimas de segundo para pensar. Se estaba enfrentando a un enemigo al que no podía percibir, en su propio terreno. Si no sabía a dónde apuntar, ¿cómo podría derrotarlo? Necesitaba ver más allá, su visión extrasensorial no era suficiente para captar a su enemigo, porque no se ocultaba tras las sombras.

Galand comenzó a correr, tratando de salir de la telaraña en la que se había metido. Pero en lugar de correr hacia un lado corrió en vertical, trepando por las paredes del callejón, subiendo hasta la azotea.

A medida que corría, alzó la voz para pronunciar otra letanía en élfico.

“Luz de estrella, blanca y pura. Alumbra mis ojos, penetra la penumbra.”

Galand comenzaba a acumular sus energías místicas, pero ésta vez no las liberó al instante. Estaba preparando un conjuro que, esperaba, le ayudaría a combatir a aquel enemigo.  

Me defiendo con éxito de las cadenas. Respecto a la RM ten en cuenta que:

- Si es un efecto de Oscuridad, al ser Sylvain aplico -10 a mi resistencia (aunque he sacado buena tirada).

- Si viene de un Conjuro de tipo Anímico sigue teniendo que acertar una tirada de ataque mágico contra mi defensa (a no ser que sea automático entonces me callo :P)

En mi turno gasto 20 de Zeon para seguir manteniendo Adquirir Poderes. Recuerda que mi Turno es 140.

Con mi acción activa subo corriendo por el callejón, para llegar a la azotea. Me desplazo 35 metros corriendo todo el turno. Gracias a Inutilidad Somática acumulo 80 de Zeon mientras corro, que voy a destinar (cuando lo lance) al conjuro de Luz Percibir

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26/05/2019, 05:42
Caballero Oscuro

Galand corrió por la pared sin problemas, alcanzando la azotea. Una vez posó de nuevos sus pies sobre el suelo de la misma, sin necesidad su Ki para desplazarse en vertical, pudo observar el terreno. Dos de los ballesteros, en el lado contrario a Galand, estaban a cuatro patas en el suelo, conscientes pero intentando escapar a trompicones. Ambos tenían virotes en clavadas en un talón, dificultándoles seriamente caminar, mucho menos correr.

En el lado contrario, ambos ballesteros yacían en el suelo, inconscientes, pero sin heridas de saeta visibles. Una figura encapuchada, sin embargo, yacía tras uno de ellos, intentando amarrarle las muñecas a la espalda con una cuerda. Vestía con un largo manto de color gris oscuro, ayudándole a disimularse en la noche. Por su rostro ensombrecido y su silueta, Galand sospechó que se trataba de una mujer, que cargaba una simple espada corta y una pequeña boleadora de piedras.

El Sylvain tambien se percató de que la zona de oscuridad antinatural y las cadenas desaparecieron en el callejón bajo sus pies. Segundos después, el hechicero fue capaz de lanzar su conjuro de detección, percibiendo de nuevo al hombre con la armadura y lanza de electricidad. Permanecía agazapado sobre el borde de una ventana, en el último piso del edificio al otro lado de la calle, mirando a Galand en una posición defensiva. Pareció percatarse de haber sido localizado, provocando que pegase un salto y se agarrase con la mano al borde de la azotea, impulsándose hasta colocarse a su nivel, primero agazapado a "tres" patas mientras cargaba la aún la lanza, y en seguida incorporándose aunque manteniendo la espalda encorvada e inclinada hacia la distancia que le separaba de Galand. Ladeó ligeramente la cabeza, mirando directamente al elfo, mientras tensaba su brazo derecho y, con él, la lanza.

Galand fue capaz de detectar sin embargo, esta vez, el Don en aquel sujeto. Segundos antes no fue el caso.


Asumo que lanzas Percibir en Grado Intermedio (+150 a Advertir/Buscar/Val. Mágica). Mantenimiento 15. Coste de Zeon 150. Soy consciente de que es restringirte un poco la libertad, po lo que si quieres acumular Zeon 1 o 2 turnos más y lanzarlo en Avanzado o Arcano, por mantener habilidades más altas, puedes. Simplemente ajustaríamos el coste de Zeon, lo he hecho por agilizar.
Tu Valoración Mágica (170+150+1d100) ha sido 477 (Tirada Abierta).

Encapuchada y Ballesteros Inconscientes - Espacio - Galand - Calle - Warlock - Espacio - Ballesteros con Pie "Inutilizado"

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01/06/2019, 08:45
Galand Ul Del Verdantis

Cara a cara con el caballero de la lanza, Galand no pudo sino pensar que, por fin, se enfrentaba a un enemigo capaz de hacerle frente. Su maestría con la magia no tenía nada que envidiar a la de Galand. Pero, ¿estaría a la altura de su habilidad marcial?

- Esta trampa te ha salido cara, caballero - dijo Galand, todavía en su forma de noble, la sangre goteando del filo ensangrentado de Legado de Verdantis.

Si su enemigo se defendía con magia debía ser rápido y eficiente, una máquina de matar. A Galand le impresionaba que, con una armadura tan pesada en apariencia, aquel caballero pudiese moverse con semejante agilidad.

No podía seguir perdiendo tiempo, por lo que decidió actuar con presteza.

- Pongamos a prueba tus trucos y tu habilidad - sentenció el elfo mientras, de un prodigioso salto, desaparecía de su posición inicial para lanzarse hacia su enemigo, Legado de Verdantis en mano, cantando con su frenética canción de metal.


Has asumido bien! Me resto 150 de Zeon por Percibir y 20 por el Mantenimiento de Adquirir Poderes.

Ataco al caballero con Legado de Verdantis. Si es el mismo turno en que lanzo el hechizo (que no estoy seguro) aplicaría un -25 a mi ataque.

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