Partida Rol por web

Dragonlance- Más allá del tiempo

Pashin

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08/06/2018, 22:59
Bjoggo

El silencio imperante sólo consiguió arrancarme algún que otro gruñido. Había intentado calmar la situación, pero todos parecían dispuestos a morderse los unos a los otros en cuanto escuchasen caer una piedra cerca. Eso sí, no perdoné la primera ronda que debo pagar, sabiendo que quedaría ahí.

El esfuerzo, entre cervezas, de conversación por parte de Leoden se ve correspondido por mi parte con algún asentimiento y algún tipo de reflexión sobre la ferocidad de las plantas en algunos entornos, capaces de marcar la diferencia entre la vida o la muerte de grandes depredadores en su entorno.

Al menos el tercio cambia cuando la camarera termina y terminamos ambos combatiendo con bastante fuerza el frío, hasta el punto de terminar exhaustos. Había sido una caza sencilla que carecía de mérito, pero al menos me había servido para ahorrarme las dos monedas de la noche y además, no nos engañemos, me sirvió para desquitarme, de modo que al día siguiente...

Tras el amanecer, tras mis rezos y concentración diarias al amanecer, dándole gracias a la naturaleza por brindarnos un día más, me siento bien, pletórico, bajo con una sonrisa lupina y ladeando la cabeza al son de alguna música invisible.

Al ver al señor posadero no puedo evitar preguntarme si la chica de ayer era su hija, pero no le doy más importancia de la que tiene: ninguna. Como ninguno se queda cuando todo el mundo sale corriendo al grito de Heraldo, como si fuesen una especie de fanáticos o algo así. Algunos asentamientos eran, sencillamente, locos.

Buenos días Driexil, todos.

Me corrijo enseguida, inclinando un poco la cabeza hacia ellos.

¿Deberíamos aprovechar que todos están locos para ir a preguntar al kénder? ¿O vamos a ver al tal Heraldo?

Pregunto con cierto desinterés. Me cruzo de brazos y asiento, antes de mirar al posadero.

Espero que al menos puedas prepararnos el desayuno para llevar.

Casi exijo, a judgar por mi tono. Tenía hambre y no iba a contentarme, menos aún si el interesado en que me fuese era él.

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10/06/2018, 17:23
Director

---Oh, esto... el Heraldo no es de la ciudad señora- dice el muchacho algo cohibido ante vuestra presencia- se trata de un juglar  que lleva años recorriendo las tierras y contando historias, es quizas el más celebre de su campo, normalmente suele pasar por las grandes ciudades donde ofrece sus  historias así que pase por aqui una celebriad como él es motivo de regocijo...- el muchacho mira algo nervioso el lugar por donde se ha ido la gente y luego os mira- ¿hemos acabado ya? No me gustaria perderme el espectaculo....pese a que no sois de aqui deberiais verlo, dicen que merece la pena, está instalando el escenaro en la plaza principal...

Notas de juego

Esta semana no voy a poder postearos, así que podeis tomaros vuestro tiempo para postear

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11/06/2018, 10:12
Leoden

- Juglar... - ¿Cómo una palabra podía estar tan cargada de desprecio? 

Instintivamente la mano que reposaba sobre la empuñadura de su arma se tensa, apretando el pomo con fuerza. Cuando se da cuenta de lo que está haciendo trata de forzarse a relajar el gesto, pero estaba a años luz de la disciplina de Argos, por lo que seguía saltando a la vista que aquello lo ponía incómodo.

El explorador trata de desviar el rumbo tenebroso de sus pensamientos recordándose a sí mismo que no todos los bardos eran responsables de las malas acciones de uno solo, pero incluso aquel intento de consuelo seguía susurrándole un lejano "Podría ser él" imposible de ignorar. 

Una parte de él quería alejarse. Desaparecer en el bosque tantas millas como le diera el cansancio, en cualquier dirección. Pero, algo inaudito en él, no le apetecía dejar sola a aquella gente. Más con un embaucador lisonjero tan cerca. Finalmente también se vio obligado a reconocer que quería asegurarse de que no fuera la misma persona, y en caso de serlo... ¿Qué? ¿Asesinarlo en plena noche? ¿Subir a un tejado y lanzarle una flecha, deseando que fuese lo bastante certera? Esa gente no se merecía un trato mejor, y sin embargo... no quería caer tan bajo. 

Con suerte algún día la decisión de qué hacer con aquel hombre sería más clara. Con suerte, ese día tardaría en llegar. Pero nunca se perdonaría dejar pasar una oportunidad de encararlo, ahora que no era un crío. ¿Se atrevería a mirarlo a los ojos de la misma manera?

- Vayamos - Se escuchó decir, antes de salir por la puerta.

 

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15/06/2018, 12:02
Argos

Mis ojos se abrieron por la sorpresa, al ver que el chaval me llamaba "señora". Vale, tenía el pelo largo, y sí, no tenía barba. Pero de ahí a confundirme con una mujer... ¡Si hasta iba con el torso al descubierto! Parpadeé, incrédulo, y negué con la cabeza, tratando de centrarme en lo verdaderamente importante.

El Heraldo era un juglar de gran renombre, y su llegada a una ciudad parecía ser todo un acontecimiento. La verdad era que no despertaba demasiado interés en mí, y con un gesto dispensé rápidamente al zagal para que acudiera a verlo, mientras yo me giraba en busca de los demás, descubriendo que el posadero pretendía cerrar su local.

También descubrí las intenciones de mis compañeros de acudir, lo que me hizo suspirar. No tenía el menor interés en escuchar historias, pero si todos ellos deseaban acudir... En fin, tampoco parecía que hubiera nada que hacer en ninguna otra parte. A buen seguro, la ciudad se paralizaría con la llegada del Heraldo. ¿Qué iba a hacer? Me encogí de hombros y aguardé junto a la entrada a los demás, para salir con ellos y seguirles, a la cola del grupo, a presenciar tal acontecimiento.

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16/06/2018, 23:49
Driexaril

Me apetecía más desayunar que ir a escuchar a un trotamundos contando embustes para entretener al público y ganarse unas monedas que a nosotros nos vendrían muy bien. Tal vez también nosotros podríamos dedicarnos a los espectáculos ambulantes. Yo sé cantar, más o menos, y también tañer la lira lo suficiente como para no ser abucheada por ello. Pensándolo mejor, tal vez no sea tan buena idea.

En cualquier caso, aquí no parece que nos vayan a servir y tal vez pueda encontrar algún puestecillo abierto en la plaza del mercado en el que comprar algo de desayuno.

Además, Leo sale de la posada a toda prisa y yo todavía tengo conmigo su manta, de modo que me apresuro a correr tras él, deseosa de devolvérsela con mi más sincero agradecimiento.

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17/06/2018, 13:42
Rose

Mientras aguardaba a que el niño respondiera a la pregunta de Argos pensaba en lo dicho por Bjoggo, la posibilidad de acudir a ver al kender en lugar de al Heraldo. Por un lado seguramente hablar con Kelmecha nos reportaría información, aunque no sabíamos si información útil, pero por otro, no dejaba de resultar intrigante la atención que despertaba aquel visitante en los habitantes de Pashin.

Cuando el chico comenzó a responder a la pregunta enarqué una ceja. ¿Señora? ¿Cómo que señora? Miré al monje, y después al niño, volviendo a mirar a Argos y después al chiquillo.

- Que no te engañen esa coleta y sus bonitos abalorios. – bromeé. - Es un hombre, y uno de verdad, de esos con principios. – le dije al chico, mirando a Argos de soslayo, mostrándole una sonrisa. – Anda, ve, coge un buen sitio. – le dije al muchacho ante su impaciencia, después de que el monje también le hubiera instado a partir con un gesto.

No me pasó desapercibida la tensión de Leoden, la cual no comprendía, pero tampoco tuve tiempo de preguntar por ello, pues en seguida salió por la puerta; cosa que después hizo Driexaril corriendo. Quien entendía a aquella elfa, no se movía cuando era preciso, y ahora parecía tener mucha prisa por escuchar a aquel juglar. Alira también se había ido, y Bjoggo parecía esperar aún el desayuno. Todo apuntaba a que nos dirigiríamos a ver a aquel Heraldo.

- Déjalo, Bjoggo, compraremos algo por ahí. Así te devuelvo lo de la cerveza. – le dije al druida, haciéndole un gesto para que saliéramos. – No nos quedemos atrás. – les dije tanto a él como a Argos, siendo este el único que aún aguardaba. - Creo que cuando tengamos ocasión deberíamos ir a hablar con Kelmecha. - le dije a mis compañeros mientras salíamos, dando después un nuevo mordisco a aquella manzana.

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17/06/2018, 21:06
Bjoggo

Parece que al final se trata de un cuenta cuentos. No es que me desagraden... es más, muchas de las historias se transmiten mediante cuentos y eventos como este. Pero... la verdad es que preferiría otra cosa.

De hecho, preferiría desayunar. Y tan absorto me encuentro en mi propia hambre que hasta que la voz de la pelirroja llega a mis oídos no soy consciente de que la mayoría ya se ha marchado. Mis ojos se clavan en la pícara... que me dice de invitarme. Sonrío, un tanto peligroso. Va a costarle mucho este desayuno... y que deje mi objetivo.

Está bien, vamos Rose.

Dicho lo cual silvo para que mi compañero corra a mi lado y avanzar juntos. De reojo una última mirada a la posada... y a la falta de desayuno. Había que comenzar el día con más energía de la que estábamos comenzando.

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26/06/2018, 15:29
Leoden

Sus pasos ya se dejaban guiar por el torrente de lugareños, cuando un sonido diferente lo hizo volverse. La carrera de Driexaril en su dirección lo sorprendió, y al momento retuvo sus pasos para facilitar que tanto ella como los demás lo alcanzaran ¿Pero qué podía necesitar... Oh, claro. ¿En qué momento el mundo se había dado la vuelta?

-No tenías que... - con algo de vergüenza mal disimulada, se apresura a aceptar la manta que le tienden y amarrarla - Estoy distraído. - No, distraído no era la palabra, pero no tenía otra mejor. Internamente dio gracias a que su tono de piel ocultarse el calor que estaba notando subir en las mejillas.

- No tengo en mucha estima a los bardos - tuerce ligeramente el gesto al decirlo. - Pero hay algo que tengo que comprobar.

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02/07/2018, 14:15
Director

El grupo avanza a la plaza principal, pese a que desconoceis el pueblo os resulta tremendamente facil encontrarla ya que la gente de toda la aldea ha dejado lo que está haciendo para presenciar este acontecimiento tan insolito, la plaza  es en realidad un espacio llano carente de ningun adorno u objeto que entorpezca por lo que es un lugar ideal de reunión, en medio de la plaza han improvisado una pequeña tarima  en la cual la gente del pueblo e incluso los caballeros negros se han reunido para escuchar las historias del mítico personaje, con un poco de ayuda, os abriis hueco hasta una zona intermedia donde teneis una perfecta visión del lugar.

Finalmente se escuchan aplausos mientras el Heraldo sube al escenario,se trata de un humano que oscilará entre los 60 y 70 años de cabellos blancos y barba acicalada, con un gesto delicado consigue hacer callar a la multitud que lo mira espectante.

---Se me conoce como el Heraldo- comienza con voz suave y un pronunciado acento abanasinio- Conozco y comparto los recuerdos de Krynn y en mis sieños he vivido muchas otras vidas....he liderado a hombres en la batalla tanto del lado del bien como del lado del mal....he luchado a lomos de un dragón....hasta he empuñado la mística draconlance.....He vivido, amado y muerto  un millar de veces, en esta víspera, compartiré algunos de mis relatos con vosotros...

Mientras habla una voz se alza por encima de la multitud y seguidamente la multitud empieza a gritar

-¡Hablanos de Huma!¡ Hablanos de Raistlin y la Reina de la Oscuridad!¡ Explica la caída de lord Arikan ante los esbirros de Caos!- clama la gente, pero una mirada acerada del jugalar hace callar a la multitud.

---Esta noche no, esta noche tengo preparada otra historia para vosotros, hoy os hablaré de una Joven llamada Mina y de una gran guerra que no se libró por el dominio de Krynn...sino por el de los espíritus de su gente....

Así el Heraldo comienza a a relatar con suma precisión los echos sucedidos durante la guerra de los espíritus, conforme avanza el relato, podeis notar como los caballeros negros no parecen muy complacidos por el modo negativo en el que se relata los acontecimientos hasta el punto de que algunos comienzan a mirarse unos a otros apretando los puños.

Sin embargo, el punto algido se desata cuando comienza a narrar como los minotauros "salvan" a los caballeros negros y se anexionan las tierras silvanesti, al parecer es más de lo que la gente puede soportar y se comenza a escuchar abucheos y silvidos al tiempo que algunas personas comienzan a tirrar tierra cotra el juglar que sigue sin distraerse de su relato...

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02/07/2018, 21:25
Driexaril

Apartando gentilmente a la muchedumbre con el ástil de mi lanza, logro abrirme camino hasta la abarrotada plaza haciendo caso omiso de las miradas de reproche y los comentarios groseros sobre mi procedencia. En estos momentos casi lamento no tener una capa con capucha que cubra mis rasgos como lo hace Alira, pero lo cierto es que estos sucios humanos tienen más razones para avergonzarse de su raza que yo de la mía.

De haber sido una fábula, el relato del Heraldo no hubiera resultado de mi agrado; no siéndolo, sus palabras me resultan hirientes. Resulta doloroso escuchar cómo el príncipe Silvanosei fue asesinado por esa humana llamada Mina de la que se había enamorado perdidamente; y no menos doloroso es oír de labios de un extranjero la caída de Silvanesti, primero a manos de los pérfidos caballeros negros y después de los traicioneros piratas minotauros.

Las lágrimas desbordan mis ojos y se derraman por mis mejillas, mientras un coro de abucheos se alza a mi alrededor y los más salvajes buscan qué arrojar al avejentado cuentacuentos. Me resulta fácil olvidar el modo en que el tiempo castiga a los humanos y cómo siendo un hombre mucho más joven que yo, el bardo se encuentra ya en la senectud. Este pensamiento trae a mi memoria a E'li, ahora convertido en un mortal que enfila los últimos años de su existencia. Mi llanto silencioso se convierte entonces en uno espasmódico, con fuertes sacudidas y un dolor en el pecho y en la garganta que amenazan con derribarme al suelo en medio de la horda de descontentos.

Pobre viejo trovador, siendo tan injustamente tratado... ¿Y si estas mismas gentes aullantes e insensatas trataran de este modo a mi dios? ¿Qué no haría yo por protegerle? Esta idea me da fuerzas para enjugarme el llanto, embrazar mi escudo y avanzar hacia el anciano ofreciéndole mi protección frente a los terrones y a las hortalizas voladoras.

—¿Es que no tenéis vergüenza? —inquiero a los maleducados lugareños, alzando en vano mi voz tratando de hacerme oír por encima del griterío.

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03/07/2018, 13:29
Alira

En la vida se me hubiera ocurrido que Pashin, en el momento de su historia en que se encontraba, pudiera reunir tanta población como la que se había concentrado en la plaza del lugar.

Lo que al principio pareció ser un evento esperado y deseado por los lugareños, pronto dio paso a uno de distinto cariz. La historia por la que había optado el Heraldo no fue del agrado de muchos, y la cosa comenzó a ponerse tensa. 

No puedo evitar preguntarme qué habrá  llevado a aquel hombre a elegir un relato que estaba claro le iba  a complicar la vida.

Había optado por permanecer a la espera. Ardía en deseos de hablar con aquel hombre a solas... 

Conozco y comparto los recuerdos de Krynn y en mis sieños he vivido muchas otras vidas....he liderado a hombres en la batalla tanto del lado del bien como del lado del mal....he luchado a lomos de un dragón....hasta he empuñado la mística draconlance.....He vivido, amado y muerto  un millar de veces, en esta víspera, compartiré algunos de mis relatos con vosotros...

 

Había muerto un millar de veces??? Ya con eso tenía para docenas de preguntas, sin contar lo que podía conocer y saber sobre el más grande mago de todos los tiempos: Raistlin.

La cosa comenzó a poner fea, pero... allí había una multitud, además de caballeros negros por doquier...

Fue entonces cuando Dri levantó la voz.

—¿Es que no tenéis vergüenza?

 

Coloco una mano en su hombro y le susurro:

- Estoy de acuerdo contigo pero... quizás no sea el momento de expresarlo....

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03/07/2018, 23:53
Bjoggo

La introducción del cuentacuentos no es mala. Un tanto grandielocuente a mi juicio, pero nada mala, en verdad.

La historia enseguida se torna, a mis oídos, aburrida, hasta el punto que me contengo de bostezas. No se trata de que el hombre la cuente mal, más bien todo lo contrario, su narrativa era excelente y también su hablar para introducirnos en aquella historia. Pero es que me sonaba a algo tan lejano... tan irreal, como casi todas las historias heroicas de la mayoría de los bardos. No obstante, pese a todo, presto atención, tratando de adivinar qué maldita lección quiere enseñarnos su cuento.

Y el momento no llega, todos parecen ofendidos como simios que se han limpiado el culo con ortigas. Les falta ponerse a saltar y berrear... y luego dicen que los bárbaros somos nosotros.

Tres... dos... uno...

Para mi sorpresa no es el monjecito el primero en saltar en plan héroe salvador del mundo... es Driexil. No puedo evitar preguntarme el porqué... pero aprieto el puño y tenso los músculos, listo para intervenir si la cosa se iba de madre. Si no... quizá le vendría bien aprender un poco.

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04/07/2018, 10:22
Argos

Quedaba claro para cualquiera que se molestase en mirarme más de un par de segundos que no me sentía especialmente a gusto en medio de aquel gentío. Lo que el cuentacuentos fuera a contar no me interesaba demasiado, tampoco. A la gente le gustaba vivir historias a través de los relatos de los bardos, degustar aventuras que les faltaban a sus vidas, conocer historias y empatizar con grandes héroes llenos de gloria. Pero yo no encontraba regocijo alguno en las hazañas que nadie protagonizase. No obtenía satisfacción en conocer historias, más allá de la posibilidad de aportar algo a ellas. Si alguien precisaba de ayuda, deseaba saberlo; si la historia había concluido y nada podía ya hacerse, ¿de qué servía ya?

De modo que permanecí en un rincón, permitiendo a mis compañeros atender al relato mientras yo cerraba los ojos en un intento de dejar la mente en blanco y meditar a pesar de la oposición de la concurrencia y la voz del bardo. No tenía la menor esperanza de lograrlo, pero se trataba de una prueba de mis capacidades, un intento de forzar mis límites. Estaba convencido, pues así lo había visto hacer, que era posible, pero no para un principiante como yo.

Sin embargo, mientras intentaba concentrarme sentí una perturbación en el ambiente. A la voz del juglar se sumó un murmullo generalizado, y el sonido de tierra contra el suelo antes de que comenzasen a alzarse abucheos y silbidos estridentes. Abrí los ojos a tiempo de ver a Driexaril increpando a la multitud, un gesto impetuoso y arriesgado impropio de ella. Extrañado, comprobé que el gentío se volvía contra el juglar, pero que éste continuaba con su relato a pesar de todo, alterando a las masas hasta un punto en que no era complicado aventurar cómo podía terminar aquello.

Tomé aire profundamente, lo contuve en el interior de mi pecho durante unos segundos, y exhalé. Estaba claro que un mal se avecinaba, y no podía no intervenir si era posible evitarlo.

En silencio, me abrí paso entre la gente para surgir al claro que la multitud había creado en torno al bardo. Tomé impulso con pasos ágiles y mis pies descalzos se apoyaron raudos en la tarima improvisada sobre la que el anciano se mostraba a su público, irguiéndome frente a él con expresión serena. Apoyé un dedo sobre sus labios, haciéndole callar, y negué con la cabeza.

Acallad vuestra lengua, anciano, os lo ruego. -Le pedí, tratando de no alzar demasiado la voz, lo justo para que el hombre me oyera- Os ganáis enemigos con cada palabra, y el destino que os estáis labrando no es apetecible. Vamos, acompañadme a un lugar menos hostil donde podáis descansar... -Le indiqué, señalando la bajada de aquel escenario, antes de que alguien pasara de arrojar tierra a piedras.

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04/07/2018, 19:02
Leoden

Para Leoden aquello sólo se podía definir como un cúmulo de cosas extrañas.

Un barco capaz de contar relatos honestos, gustasen o no.
El público abucheado al bardo....

Una parte de él podría haberlo sentido como justicia poética ¿No era algo como aquello lo que quería ver desde hacía tantos años?

Pero viendo aquel espectáculo, descubrió que dejaba de ver al bardo, para ver... A un hombre. Y siendo justos, aquel hombre no le había hecho mal alguno.

Pero lo que terminó de desarmarlo fueron las lágrimas de Driexaril. Inescrutable.
Tardó más que otros en reaccionar, y pronto resolvió que sólo lograría acrecentar los problemas si optaba por el conflicto directo.

Por ello, en su lugar, busca con la mirada a Bjoggo, y llama su atención con un toque en el hombro seguido de una seña en la dirección en la que parecían querer llevarse al bardo.

Si tres piedras lo bastante grandes se interponen en la ruta del torrente, es posible desviar su cauce. Con eso podría bastar para que cesase cualquier ánimo persecutorio antes de que comenzase.

Notas de juego

Embarcando (avión con retraso)

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05/07/2018, 21:03
Rose

En seguida llegamos a aquella humilde plaza donde la gente se arremolinada alrededor de una improvisada tarima a la que se subió el anciano. Me detuve junto a mis compañeros, escuchando el relato de aquel hombre con poco interés. Mi sed de conocimiento era grande, pero me gustaba descubrir las cosas por mí misma, aprender, y aquel tipo de relatos me destripaban futuras sorpresas más que entretenerme.

Miré a mis compañeros, comprobando que la mayoría escuchaba con interés. En el caso de Argos no tenía esto demasiado claro, pues no sabía si había cerrado los ojos para concentrarse en la voz del anciano o simplemente para abstraerse. En cualquier caso, comenzaba a aburrirme, y ninguno de mis compañeros parecía dispuesto a irse de allí.

Bostecé, cubriéndome tarde la boca con mi mano, justo antes de que la gente comenzara a abuchear al anciano. No tenía nada contra aquello, si el relato no era de su agrado estaban en su derecho, pero el que comenzaran a tirarle tierra no me hizo gracia alguna. Estaba dispuesta a hacer algo, pero mis compañeros se me adelantaron.

Driexaril fue la primera, quien tras actuar de forma extraña, moviéndose como si le estuviera dando un ataque, se subió a la tarima a tratar inútilmente de defender al anciano; pues con aquellas palabras poco iba a conseguir. Alira intervino entonces, tratando de calmar a la elfa, mientras Argos también se subía a la tarima; pero para dirigirse al Heraldo.

No sabía qué le estaría diciendo, si bien podía imaginármelo, pero al ver que le señalaba la bajada tuve claro que pretendía que el bardo abandonara el lugar para evitar los ataques de la enfurecida muchedumbre.

Me acerqué entonces a la tarima, subiendo a grandes zancadas para terminar sobre ella dando un saltito.

- ¡Bueno, bueno! Vale ya, ¿no? ¡Es mi turno! – dije a los presentes con alegría, antes de mirar al monje de soslayo, esperando que mi intervención distrajera a la gente del anciano y pudieran abandonar el lugar sin mayores contratiempos. – Veo que sois un público exigente… La verdad es que no me sé ninguna historia, pero puedo contaros algún chiste… Apenas amanecía cuando un caballero llegaba al castillo tras un durísimo viaje y una aún más dura batalla. El hombre estaba agotado, su armadura destrozada y hasta su caballo renqueaba. El señor del castillo salió a recibirlo, y le dijo: ¿Pero qué te ha pasado? Ante lo que el caballero le respondió: Señor, vengo de serviros como os merecéis, castigando duramente a vuestros enemigos de las Praderas de la Arena. ¡Pero qué decís, si yo nunca he tenido enemigos en dicha región! Respondió alarmado el hombre, ante lo que la respuesta del caballero no se hizo esperar: ¿Ah no? Pues ahora los tenéis.

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24/10/2018, 19:51
Director

Pese a algunas advertencias el anciano no tiene apenas tiempo de reaccionar, ya que una roca sale disparada entre la multitud y le golpea en un lado de la cabeza haciendo que caida incosciente en el mismo escenario desatando el caos,algunas personas  gritan asustadas ante semejante barbarie y otras algo más valientes corren al escenario y tratan de sacar al anciano incosciente  del escenario evitando las multiples piedras que  lanzan.

Vuestra intervención atrae la mirada de media docena de lugareños furiosos, por su aspecto, tienen pinta de estar algo bebidos y os miran con los ojos inyectados de sangre, uno de ellos, os señala sin prestar atención a lo que deciis:

---¡Traidores!Seguro que estan con el viejo chocho, acabemos con ellos antes y luego vayamos a por el viejo- exclama mientras los otros cinco asienten con cierto entusiasmo haciendo crujir sus nudillos, sin dudas ansiosos por una "pelea de taberna" aunque no se produzca en el establecimiento...

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24/10/2018, 22:19
Driexaril

No soy ninguna camorrista y no tengo el menor interés en alimentar los problemas de autoestima y virilidad de individuos tan salvajes que solo encuentran sentido en sus miserables vidas apedreando a ancianos y encarándose con los forasteros.

Con mi escudo fuertemente embrazado y empuñando mi lanza a modo de bastón, trato de abrirme paso hacia el inconsciente trovador para poner a su servicio mi ciencia sanadora. Me siento en medio de un rebaño de ovejas sin apacentar...

- Tiradas (2)

Notas de juego

Trataré de llegar hasta el Heraldo y examinar la gravedad de su estado por medio de una prueba de "sanar".

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24/10/2018, 22:31
Argos

Aún me encontraba intentando convencer al anciano de salir de aquel lío en que se estaba metiendo por su mala, y quizás enferma, cabeza. A mi espalda, Rose intentaba apaciguar a las masas distraiéndolas con algo de sentido del humor, pero nada de aquello surtió el menor efecto.

Con gran consternación, asistí sin poder evitarlo al modo en que algo, una piedra de buen tamaño, impactó en la cabeza del viejo trovador. Apenas tuve tiempo para sujetarle, antes de que se golpease aún más contra el suelo en su caída. Estaba inconsciente, con los ojos en blanco, aunque aún sentía el aliento meciéndose entre sus labios. La vida no le había abandonado, aunque su sangre manchaba mis manos, algo que comprobé al depositarle cuidadosamente en el suelo, un color escarlata sobre las palmas de mis manos que me hizo reaccionar.

¡Driex...! -me giré bruscamente, dispuesto a llamar a nuestra compañera Silvanesti por ayuda, pero al fijarme la vi corriendo ya hacia el púlpito, atravesando el caos en que se había convertido la plaza con su escudo como protección.

A un lado, cerca de ella, unos tipos malencarados y visiblemente afectados por la ira y el alcohol, amenazaban con pasar sobre nosotros para acabar con el anciano. Me puse en pie y pasé junto a Rose, sin siquiera mirarla. La alegre muchacha pelirroja podría fácilmente reconocer mi mirada, esa en que se reflejaba mi lucha interior, esa incesante guerra entre el ardor de mi corazón y el autocontrol inculcado al que aspiraba. El dragón me recordaba que aquellos hombres no eran completamente dueños de sus actos, tanto como no lo era el anciano al contar aquella inapropiada historia, todos víctimas de errores por los que no merecían morir. Sin embargo, el tigre se enfurecía por la sangre derramada, la que impregnaba mis manos, y exigía rugiendo que aquellos malnacidos recibieran un escarmiento.

Apreté mis puños y me detuve ante ellos, mirándolos con firmeza.

Habéis bebido de más, y pensado de menos. -Les dije, con la respiración acelerada, luchando por gobernarla como un jinete sobre un caballo encabritado- Nada de lo que tan pésimamente habéis planeado va a suceder. Haceos un favor y dad la vuelta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa: 5

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25/10/2018, 10:56
Alira

Y allí estábamos otra vez. Mis deseos de pasar inadvertidos en el puesto de Pashin parecían verse frustrados una y otra vez. El relato del viejo trovador me había excitado sobremanera, y estaba deseando tiempo para platicar con él y que me proporcionara mas información que despejara muchas de las incógnitas que habían surgido en mi mente.

El abucheo del público supuso un obstáculo que habría que encauzar, sin embargo, las cosas se torcieron aún más. Un grupo como de seis tipos parecía haber pensado que éramos un buen objetivo sobre el que verter sus frustraciones y miserias. El problema es que había elegido a las personas equivocadas.

En un primer momento pienso en quemar a un tipo de esos para provocar el miedo en sus acompañantes y poner fin a la contienda lo antes posible. Sin embargo, imagino rápidamente que mis compañeros preferirán una situación más diplomática.

Decido permanecer en actitud tranquila y pacífica, a la espera de que mis compañeros adopten la iniciativa, dándome tiempo a comenzar a repasar el conjuro de dormir.

Por el rabillo del ojo veo que Dri ya concentra sus esfuerzos en el bardo, cosa que me tranquiliza.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

El descanso no nos ha sentado bien, vaya mierda de tiradas...

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26/10/2018, 17:26
Rose

Nuestros intentos por evitar una tragedia fueron en vano, viendo cómo una piedra pasaba cerca de mi cabeza nada más terminar de hablar. Me giré con rapidez, viendo cómo el bardo, que parecía haber caído y sangraba, era socorrido por Argos. Me preguntaba si el anciano seguía vivo cuando el monje lo dejó con cuidado en el suelo, haciendo el amago de llamar a Driexaril, que ya se aproximaba al lugar.

- ¿¡Quién ha sido el desgraciado!? – increpé a la multitud girándome hacia ella, comprobando que eran diversas las reacciones de los presentes, y es que había desde gente gritando con estupor, a personas tratando de ayudar ante aquellas rocas que continuaban lanzando.

También estaba aquel grupo de seis, que pareciendo haber bebido, se mostraba dispuesto a enzarzarse en un combate con nosotros después de que uno de ellos azuzara a sus amigos a atacarnos y llegar hasta el anciano; refugiándose en una supuesta traición para llegar hasta lo único que realmente parecían querer: bronca. Tenía muy claro que no iba a permitir que llegaran hasta el bardo, pero antes de dirigirme hacia ellos quise comprobar cómo se encontraba el hombre. Al volver a mirar al anciano pude ver cómo Driexaril le daba alcance, abandonando Argos el lugar en dirección a aquellos seis.

A pesar de pasar por mi lado, este ni siquiera me miró, pudiendo leer en su mirada lo que su corazón albergaba en aquellos momentos. En ocasiones, cuando nos encontrábamos con algún enfrentamiento fortuito, pensaba que nuestros adversarios tenían suerte; pues el monje abogaba más que ninguno en evitar el combate, dando varias oportunidades de que evitaran este incluso. Sin embargo, había veces en las que parecía que le costaba más mantenerse bajo control, pareciendo ir a desatarse su furia en cualquier momento; y aquella parecía ser una de esas veces.

Me acerqué a Argos por detrás mientras escuchaba a duras penas entre el gentío cómo advertía a aquellos hombres, pidiéndoles que se marcharan. Justo antes de darle alcance pude ver a Alira por el rabillo del ojo, manteniéndose al margen pero atenta a lo que sucedía.

- ¿Qué tenemos por aquí? – pregunté cerca del oído del monje, asomando mi cabeza por encima de su hombro, para lo que tuve que ponerme ligeramente de puntillas. – Ya veo, seis necios con ganas de pelea. – me respondí con una gran sonrisa, antes de salir de detrás de mi compañero y situarme junto a él, con un rostro increíblemente serio. – El recital estaba siendo bastante aburrido, pero ese no es motivo para agredir a alguien. Haced caso a mi amigo y largaos de aquí. Como mováis un solo dedo en esta dirección me encargaré personalmente de que no olvidéis nunca lo importante que es respetar a los demás. – sentencié.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa: 22