Partida Rol por web

Tras examinar las marcas, informo a mis compañeros:

- Parece ser un conjuro de Circulo Mágico de algún tipo, aunque no logro ver contra qué. Quizá con mas tiempo y pudiendo estudiar las runas de cerca, os podría decir algo más...

El solamnico encaramado por encima del mago, sacándole una cabeza,  prefiere no tentar a la suerte y apunta con su espada a los dos sabuesos que están en la sala, mientras gruñe por lo bajo.

-Anubis, si no es fundamental sería mejor que de momento dejásemos este sitio tranquilo, no me da buena espina. Sigamos buscando una manera de subir más mundana- sugiere leviathan.

Que esté cerrada con llave tiene que significar algo ¿pero el qué?

Baigron observo al mago y luego al circulo, el caso es que algo asi le sonaba mucho pero cuando el caballero opto por la parte mas prudencial del valor, el draconiano asintio y se empezo a alejar de la puerta de la sala; sin embargo, procuro hacer su comentario en voz alta, por si acaso ayudaba en algo al mago en sus investigaciones.

El caso es que me recuerda a un circulo de invocacion comento el draconiano un circulo magico para contener, un pergamino con el nombre de lo que quieres y un par de sabuesos infernales por si la invocacion se muestra hostil...sea lo que sea es algo que no me gusta gruño el draconiano, cualquier cosa que venga del abismo o de los 9 infiernos nunca era buena cosa...

Tarben también miró, desde la entrada, la habitación. Y estaba de acuerdo con las conjeturas de sus compañeros.

Nunca he visto un circulo de invocación. Pero lo que recuerdo de haber leído sobre ellos se parecia bastante a eso. Sí.
Así que mejor no tocarlo.

Veamos qué hay en las otras puertas. Dejemos esta cerrada por si acaso.

El joven clérigo se acercó a la otra puerta que estaba cerrada con llave y tanteó hasta abrirla.

Decidí hacer lo que mis compañeros deseaban, aunque miré el pergamino, decepcionado, antes de cerrar la puerta, una vez más...

kartag se disponia a investigar la habitación cuando vio que reculaba el grupo. Por lo visto el circulo con caracteres mágicos hizo ser prudente a sus compañeros y abandonar la idea de continuar en esa habitación.

Bien, miremos el resto de las habitaciones! exclamó a Tarben y al resto.

Quizá influenciados por el efecto que la ultima trampa había tenido sobre Kartag, el grupo accedió a la sugerencia de Tarben de dejar en paz de momento aquella, al parecer, sala de invocación. Con un ruido apenas audible, cerraron con llave la engrasada puerta, antes de centrar la atención en la que habían localizado en ultimo lugar, apenas unos metros al sur de la que acababan de abandonar. Como esta, la vieja plancha de madera estaba cerrada con llave, aunque la concienzuda tieflin había comentado que la cerradura dejaba bastante que desear.

Tarben cogió la otra llave de pequeño tamaño que habían encontrado, y confirmó que, en efecto, entraba sin problema en la cerradura. Miró a sus compañeros, con un ligero asentimiento, y giro la llave que, como la otra, apenas hizo ruido al abrirse, al girar el pomo y empujar al plancha de madera, pudieron ver que mas allá había una habitación rectangular, también a oscuras, de unos 30' de largo por 20' de ancho, que parecía también haber escapado a la destrucción del resto de la torre. Una vieja alfombra cubierta de manchas cubría la parte central de la sala, y al otro extremo de la habitación, había un astillado y parcialemente quemado escritorio, tras el que estaba sentada, con las palmas de la mano sobre las rodillas, una jóven de unos 20 años, de rizado pelo pelirrojo con nariz un poco respingona y pecas. Y lo que resultaba mas inquietante, estaba completamente quieta, con la mirada fija en vuestra dirección, aunque dudabais que estuviera realmente viendo nada. Afortunadamente, incluso desde la distancia, el sucio vestido blanco que tenía puesto se muevía con el acompasado ritmo de una respiración profunda, aunque su piel, quizá por el brillo que generaba el fuego de la espada de Zoak y la antorcha de Anubis, parecía bastante pálida.

Aunque quizá lo mas inquietante fueran las dos estatuas de mastines infernales sentados que había a ambos lados de la silla en la que estaba la joven. Runas al parecer pintadas con ceniza negra cubrían distintas partes de las estatuas que, a diferencia de las que había en la sala contigua, median unos 4 pies y medio hasta la cruz y debian pesar mas de 50kg cada una.

Pese a haber abierto la puerta, parece que la joven, al parecer en trance, no hace gesto alguno de haberos oido, y el silencio se instaura de nuevo en los subterraneos de la Torre de Helion.

¿Pero que? bufo Baigron, dejando salir un buen resoplido por sus narices ante la imagen de la chica y los perros de piedra que la acompañaban.
Uh, ¿sacrificio? barboto el dragoniano, tremendamente disgustado por lo que veia, una chica, joven, ofrecida en sacrificio a algo; por las escamas del Oscuro, ¿la infraoscuridad me sigue hasta aqui? gruño Baigron con la mano ya dispuesta sobre el filo de la espada.

- Puede ser la chica desaparecida o puede ser el vampiro... - Les recordé. - Antes de tratar de liberarla debemos de asegurarnos de saber quien o que es. ¿Alguna idea, compañeros?.

Tras las palabras de Anubis, el proceso mental es automático: muchos rasgos comunes hacen que veáis el parecido evidente con su madre, Clara Windfellow. Debe tratarse de Erilyn.

La verdad es que Tarben se sorprendió al ver a la muchacha en la sala. Seguramente debía tratarse de la joven que decía Anubis, la hija de Clara.
Pero lo cierto es que, fuese quien fuese, no podían dejarla allí sin más. Sobretodo en el estado que parecia encontrarse. Su honor no se lo permitia.

Atentos. Voy a acercarme a ella. Si es Erilyn debemos sacarla de ahí.

El joven clérigo se adentró en la sala y se dispuso a acercarse a la joven. Su escudo y espada estaban preparados, pues no se fiaba de las estatuas.

El pasillo esta masificado y el enorme aspirante a caballero sólo haría que estuvieran más apretados todavía, así que estando en la lejanía apoya a sus compañeros, oye palabras sueltas y parece ser que es la chica.

-Traedla para aquí- apura también el solamnico, refiriéndose al cuarto grande, las palabras pronunciadas del draconiano al decir "sacrificio" hacen pensar que puede que esté muerta, pero es mejor asegurarse, ya ha visto aTarben obrar milagros antes, puede que se recupere si le queda un hálito de vida.

Bruf resoplo el draconiano por sus ollares, no soy ningun experto en humanos pero es la viva imagen de su madre señalo Baigron, algo la tiene controlada, sea magia, sea lo que sea gruño, la cuestion es, ¿ entramos y nos arriesgamos a que esos mastines sean algo mas que figuras decorativas?, señor Anubis, ¿eso son guardianes animados o parte de algo mas complejo? pregunto al mago dado que hay otros dos iguales en el circulo de antes, me inclino a pensar que son algo mas que decorativos...

Ah, Tarben se habia adelantado y Leviathan dio la orden, con un seco chasquido de lengua, Baigron desenfundo su espada y se coloco en el flanco de Tarben, cubiendolo frente a la estatua de la derecha, por si las moscas, eso si, con mil ojos en todos lados.

Examiné todo, con precaución, tratando de ver si deducía algo...

Otra vez desde la distancia, escrutas bajo la oscilante luz del fuego, las estatuas de los mastines, que, al igual que los de la sala de invocación, están hechos con gran precisión, aunque a diferencia de aquellos, estos presentan algún tipo de runas a lo largo de su superficie, hechos con una tiza negra.

Tras ver algo, informé a mis compañeros:

- Las estatuas presentan algún tipo de runas a lo largo de su superficie, hechos con una tiza negra. Me temo que desde esta distancia no puedo discernir si las runas son realmente mágicas o simplemente parte de la decoración de la estatua, lo lamento.

Era fustrante, la verdad... O me acercaba para examinarlas mejor, corriendo el riesgo de activar algo, poniendo en peligro a todos, incluido la chica, o me quedaba inmóvil y me quedaba como estaba.

Observo un poco preocupada como Tarben se acercaba solo a la chica con aquellas dos estatuas, que no parecían para nada decorativas. Agradeció,en silencio, que Baigron tuviese el suficiente sentido común como para acompañarlo, por si alguna de esas estatuas se le abalanzaba, poco podría hacer solo contra dos.

No estaba nada tranquila, de ese variopinto grupo las dos personas en las que más confiaba y a las que consideraba amigos arriesgaban su vida solos, sin que ninguno de los demás ayudase en nada o eso parecía, estaban casi como la chica, petrificados. No iba a ser ella la que no ayudase tampoco, poco a poco se fue acercando como Baigron y Tarben, si la necesitan, allí estaría.

Impelido por un motivo ético, Tarben tomó la iniciativa, empuñando su espada y su escudo y, mirando de forma suspicaz a las altamente realistas estatuas que flaqueaban a la paralizada muchacha, empezó a moverse hacia allá, evitando pisar la maltratada alfombra. Tras rezongar brevemente, mientras chasqueaba la lengua, Baigron empuño también su espada, y se colocó en el flanco derecho del Solamnico, mientras Desdemona, con su andar felino, practicamente en silencio, entró también en la sala, manteniendo las distancias: quería estar cerca por si algo les ocurría a aquellos dos del extraño grupo con los que mas afinidad tenía, al menos de momento.

En el pasillo, la potente voz de Leviathan resonó, urgiendo a que le llevaran allí a la muchacha, mientras Anubis, desde el umbral, trataba de dilucidar, sin éxito, si los extraños simbolos pintados en las estatuas realmente  tenían o no significación mágica.

Cuando el draconiano baaz y el humano solamnico se acercaron a escasos 20' de las estatuas, un gruñido grave, bajo en volumen al principio, pero creciendo poco a poco en intensidad, surgió de las estatuas, que poco a poco, empezaban a resquebrajarse por el calor interno que generaban los canes infernales, cuyas lenguas de fuegos quemaban la roca que les cubría como si de un viejo pergamino se tratase.

A no mucho tardar, y tal y como se temían, se tendrían que enfrentar a los demoniacos seres que Desdemona y Baigron conocían tan bien.