Partida Rol por web

Kartag esperaba a los goblins, pero estos no aparecían! Volvió sobre sus pasos y oteo en la lejanía al grupo.

Agazapado vio como estos partían con los goblins cautivos.

Humanos-pensó- tan fascinantes y tan imprevisibles, nunca sabes lo que te pueden sorprender! Sonriendo para si, ya que ahora, quizás encontraría un poco más difícil espiar el poblado.

La decisión estaba tomada, girandose tomó el camino que le llevaría al poblado, según las indicaciones dadas por el chamán. Aprovecharía la noche y se acercaría con cautela, por caminos no transitados, buscando un punto desde donde observar sin ser visto.

Asintió a las palabras de Tarben, todo estaba dicho, precisamente ella no necesitaba abastecerse de nada, tenía todo lo que necesitaba, quizás algunos virotes de más, no le vendrían mal. Miro a Tarben y le tendió la mano para que la ayudase a subir al caballo, ya había bastante gente en el carro.

-Yo tampoco debería entrar en la cuidad, no me suelen mirar muy bien- dijo -igual te encargo algo-

El camino de vuelta desde la explanada de la cueva transcurre sin ninguna novedad, al menos problemática: Tarben y Desdemona cabalgan a un lado de la carreta, que dirige Asthor con pericia, montando el blanco purasangre del Solamnico, mientras Leviathan, Zoak y Anubis, cada uno monta su caballo, cubriendo las distintos lados de la carreta. Baigron, desde el pescante, vigila a los dos goblins que, atados, permanecen entre las pertenencias del grupo.

Poco a poco, el aire de montaña va dando paso a uno mucho mas suave, de las colinas que rodean la ciudad de Solace, cuna de los "Heroes de la Lanza", grupo de aventureros altamente conocidos por su labor en La Guerra de la Lanza, hace ya mas de 30 años. Onduladas colinas, de un color atrigado, por lo avanzado del verano, se funden con el bosque que rodea la Villa en su zona noroeste. El lago Crystalmir, refulgente con los rayos del sol mientras bajais por la ladera de la montaña, os sirve de guia , aunque Anubis, oriundo de la ciudad, no tiene problema en guiaros.

A ultima hora de la tarde, haceis un alto, pues Anubis sabe que acercarse mas a la ciudad puede suponer encontrarse con gente que bien podría hacer preguntas, o incluso alertar a la guardia, mas por los dos goblins que por los Draconianos que, tras la Guerra de Caos, se desligaron, al menos en su mayoría, del camino de Mal. Para el alto, elige un pequeño bosquecillo de abedules que, sin fijarse uno demasiado, parece haber servido de campamento a un buen contingente no hace demasiado tiempo. La temperatura en la campiña, y ahora en el bosque es mas bien suave, y tras el calor del dia, la llegada de la tarde afloja un poco dicho calor, prometiendo una noche mas que agradable.

Baigron y Desdemona empiezan a organizar el campamento, ayudados por Asthor, que, una vez parais, dice:

- Señores, si no lo ven mal, me quedaré en el campamento, llevando las labores de cocina, tanto para sus compañeros, dice, señalando a Baigron y Desdemona, como para sus prisioneros, señalando Lobo de la Noche y al Explorador.

Mientras espera la respuesta, empieza a apilar las piedras que, muchas veces antes, han servido como lecho para una fogata para los allí acampados...

Observas, desde las rocas tras las que te has ocultado, como el contingente de tus compañeros levanta campamento, y se dispone a irse, direccion suroeste, hacia la Villa de Solace. Pese a tu petición, no liberan a los goblins, así que decides ir solo hacia la Aldea que os ha descrito Lobo de la Noche, el Chaman goblin.

El hecho de ir solo facilita el viaje, pues te permite pasar desapercibido, y moverte con moderada velocidad, mientras a veces andando, a veces escalando, vas subiendo altura en la montaña. A ultima hora de la tarde, mientras los rayos del sol, mortecinos, se ocultan tras los picos, ves una columna de humo negro que se eleva de la zona en la que supones que se encuentra la aldea. Tu vision superior no se ve impedida por la oscuridad creciente, pero una cosa te llama la atención: - Por qué humo negro?? El humo de cocinas suele ser blanco...

Continúas acercándote, ya con mas cuidado, ocultándote de la vista de cualquiera que pudiera estar vigilando el paso desde allí, y procurando no hacer demasiado ruido mientras se acercas. Silencioso como una sombra, pasas la primera linea de vigilancia: una pequeña construcción hecha de piedras apiladas, a modo de torre, que vigila el recodo del paso que has de cruzar para acceder al Poblado. Segunda cosa que te llama atención: - Nadie vigilando...??!!

A estas alturas, tus fosas nasales recogen datos de lo que, poco a poco vas confirmando: carne muerta, y podrida, te da la bienvenida, cuando puedes ver lo que queda de un poblado destruido por el fuego, en el que solo unos cuantos zombies goblins, se pelean por la carne de otros goblins que, o bien lucharon por no convertirse en muertos vivientes, o simplemente cayeron...

Moviendote entre los zombies sin que se den cuenta de su presencia, llegas a lo que debió ser el centro del poblado. La plaza, construida en torno a una fuente natural , de la que brota un agua pura, represente una escena dantesca, con varias picas levantadas en los vertices de una estrella de cinco puntas, pintada con sangre, ya de color negruzco, por el paso del tiempo. Clavadas en las picas hay 5 cabezas, mudas en la muerte, con los ojos vidriosos, y la boca abierta en un mudo grito, mientras las moscas zumban a su alrededor, continuando el ciclo de la vida y la muerte. Ajustando la vista, ves simbolos de Chemosh alrededor de la estrella, mudo recordatorio de quien, y para quien, ha realizado el macabro tributo.

Ni un solo ruido, mas allá del que montan los zombies, comiendose a otros goblins caidos, altera la estampa. Incluso con la disciplina y el autocontrol del que haces gala, segun las enseñanzas que has recibido, pueden evitar que lo que queda del poblado te altere.

No ves ni rastro del supuesto Draconiando Bozak. Si estuvo aquí, lo cual parece concordar con los simbolos que hay en la plaza, hace ya al menos un dia que se fue.

Impresionado por lo que he visto, abandono aquel pozo de muerte dedicado a Chemosh, que una vez contuvo vida!

Con la información obtenida, salgo con cautela de aquel lugar y una vez a salvo, me dirijo a Solace con rapidez, con cierto resquemor al pensar en el peligro que se les viene encima a sus compañeros de viaje.

El tiempo apremia, y no se puede permitir el lujo de ir despacio, ya tendré tiempo de descansar, mientras que corre a una velocidad de trote.

Una parte de su ser permanece alerta, ante cualquier emboscada de la noche, mientras continua en su carrera a Solace. Segun el mapa, no debería llevarle mas de un día.

Durante la marcha, dudas y preguntas le azotan. Porque el señor de la muerte esta tan interesado en Desdemona? Que es lo que oculta? se pregunta.

 Mientras observaba como los que se quedaban en el campamento, lo iban preparando, mi memoria viajaba al pasado, a la época en el que conocí a mi maestro y me llevó a este mismo sitio, donde pasamos la noche antes de viajar al día siguiente. A continuación me dirigí a mis compañeros:

 - Entonces será mejor que el resto partamos cuanto antes, si no queremos que nos sorprenda la noche, todavía nos separan 3 Km de Solace.

Ante la sugerencia del joven del carro, Baigron se quedo mirandolo un segundo y con una quedo gruñido sencillamente dijo:
Gracias.

La verdad es que la cocina del chico seria mas que bienvenida, despues de ser un esclavo y de las carreritas por la infraoscuridad, una comida caliente de verdad era mas que bienvenida y dado su status como draconiano y las enseñanzas que habia recibido, la comida se dividia en dos.

Viva y sin cazar aun o cruda y sangrante.

 El escudero no sabía muy bien cómo estarían ellos. Se supongía que había un ejercito de muertos vivientes que buscaba a Desdémona, pero por otro lado dudaba de que pudieran salir de la montaña o que pudiesen llegar a ella ya, si anoche no pasó nada y pasaron toda la mañana moviendose.... estarían bien.

- Estad muy atentos.

Dijo a los tres.

- Aquí estáis a merced de lo que pueda veniros. Por no mencionar que todavía no estamos del todo seguros lo que ha pasado con esos muertos que os perseguían.

Dijo ya que pensaba que lo primero es lo primero.

- Supongo que podremos volver mañana antes del almuerzo, intentaré traeros algo para que ese almuerzo sea mejor que las pocas raciones de viaje que están en la carreta. ¿Necesitáis algo?

Luego mirando y señalando la carreta.

- Si puedo me gustaría poder comprar un poco de tela y unos palos, clavos y martillo, con un poco de maña podemos tener la carreta tapada y los que viajen dentro, así como la comida, tendrán un viaje mucho más llevadero.

Leviathan no llega a bajarse del caballo durante esta pequeña parada. El lugar era perfecto, tanto para nosotros como para cualquiera que necesitara una zona de descanso cerca de Solace. Pero estaba seguro que estarían bien, esos dos nuesvos compañeros tenían recursos.

Asthor cada día crece más, sigue teniendo la costumbre de preguntar todas sus acciones, pero como pasa ahora, miesntras pregunta ya va montando el campamento, sabe que es lo más razonable, asi que no me queda otro que asentir con formalidad.

Yo también creo que hasta mañana por la mañana no podremos visitar los puestos de los comerciantes de alimentos. Ya está muy avanzada la tarde, y pasar la noche allí también nos dará una magnífica oportunidad de saber que pasa. SAber de la tricu de esos goblins, saber de ese draconiano...

También sería ilógico reconocer que al escudero de la corona, le brillan los ojos al saber que va a conocer el punto de partida de los Héroes de la guerra de la Lanza. Así que está ansioso por partir, pero lo oculta todo lo bien que puede tras su mascara de seriedad.

Sonrió y dejo de hacer lo que hacia, se acerco con su suave contoneo a Tarben y le dio un toque en la barbilla con un dedo y le susurro -Tranquilo, ya soy mayorcita, hasta se atarme las correas- le guiño. Se sentía rara, que alguien se preocupase por su seguridad, no era lo normal.

Una vez dejais a vuestros compañeros en el campamento del bosque, os dirigís hacia Solace, la "Ciudad en los Arboles", como se la conoce en el resto de Ansalon, pues la mayoría de sus edificios, siempre se han construido en las ramas de los poderosos Wallenwoods exclusivos de esta zona de Abanasinia. En los ultimos años, sobre todo tras la Guerra de Caos, la ciudad ha crecido mucho en su zona "sobre el suelo", debido a los refugiados, tanto de Haven, como de Qualinesti, ambas bajo dominio de los Caballeros de Neraka, y la otrora Nacion elfica, ahora destruida, tras la muerte de Beryl, la Verde.

Es ya casi de noche cuando enfilais el camino de bajada desde el bosque, y podeis observar la imagen de la ciudad, iluminandose, perezosa, en la noche de verano: tardíos comerciantes se afanan por llegar a la ciudad, mientras la gente acaba sus labores en los campos de cultivo que rodean la Villa, y vuelven a sus casas, para disfrutar del descanso con sus familias, o de una hidromiel bien ganada, tras un dia de trabajo, en cualquiera de las Tabernas de la ciudad.

Y es a una de esas tabernas, más concretamente una con alojamientos, a donde tiene pensado guiaros Anubis: - A la Posada del Último Hogar, cuna de héroes...!!, dice el mago, con un talante contento, por volver a su ciudad.

Nada más entrar en del perímetro, podéis ver que hay torres de vigilancia cada 100 metros, donde milicianos somnolientos se afanan por no dormirse, recién iniciado su turno. Tras un ligero vistazo, sobre todo por la presencia del Minotauro, os dejan pasar sin problema. La ciudad, como os ha ido contando Anubis, ha crecido mucho tras la Guerra de los Espiritus, por lo que la parte baja no para de expandirse. Faroles alumbrados por brea iluminan unas calles mas o menos limpias, mas cuanto mas os acercais a la parte "noble" de la ciudad, la que está edificada sobre los arboles, y unida por estables pasarelas situadas a mas de 80' del suelo. Escaleras de caracol alrededor de los troncos de los wallenwoods suben hasta esas pasarelas, y, en cada una de ellas, un miliciano, con librea de Solace, , una espada ancha, y una Alabarda, monta guardia: - ... no dejando pasar a aquellos que no demuestren tener negocios o alojamiento en las alturas..., os dice Anubis.

Finalmente, cerca de la parte este de la ciudad, llegais a los pies de un poderoso Wallenwood, en el que hay una cola esperando para acceder a la Posada. Un par de guardias parecen ir preguntando y cacheando a los parroquianos, colocando algo en las guardas de las armas de aquellos que las portan. Dado que la mayoría estais duchos en jerarquia militar, desde lejos podeis ver que uno de ellos es un sargento, y el otro, un soldado.

Poco a poco, siguiendo la fila, os vais acercando al inicio de la escalera, donde, colgado de un vastago, en el tronco, hay un bello cartel de madera, tallado, y pintado a fuego, donde se puede leer, en Idioma Común: Posada de El Ultimo Hogar, donde incluso el tiempo parece hacer un alto para el descanso...

Despues de la partida de los dos Caballeros, el Minotauro y el Mago, os quedais un tiempo en silencio, roto solo, a ratos, por los trabajos del joven Asthor para acabar de montar el Campamento. Pidiendoos ayuda para colocar el armazón, monta las tiendas, y enseguida se pone a cocinar, tras acercarse a por agua, a uno de los arroyos que parten desde el lago Crystalmir a la ciudad.

Restos en salazón del venado de ayer, junto a frutos secos, e higos, una buena rebanada de queso curado, y pan duro, conforman el menú, que sería el típico de viaje, si no fuera por un caldo de hierbas aromáticas que prepara el joven aspirante a escudero. Educado, como parece, para servir, no abre la boca durante la cena, aunque si le hablais, no duda en contestar en tono jovial, con movimientos energicos, que hacen moverse su melena rubia.

Nada turba vuestra cena, y con la caida de la noche, solo el sonido del viento, y de los grillos, altera un poco el silencio del campamento, en el que Asthor cuida para que el fuego se mantenga, aunque bajo, pero encendido.

- Señores, os pregunta el joven en un momento, tras un largo silencio, creen necesario montar guardias?? Es de suponer que, tan cerca de la cuidad, nada pase, pero, dado que a usted la persiguen, señorita... quizá fuera necesario..., tras lo que queda tallando una ramita con su cuchillo, como para no atosigar mucho con la pregunta.

Con mucho cuidado, sales de la zona del ambito del maldito poblado, casi sintiendo lástima por el Chaman y el Explorador, pues poco o nada se iban a encontrar volviendo allí, y enfilas el camino de descenso, sin apenas parar para descansar mas que cuando es necesario. Una vez lejos del poblado, dejas el subterfugio, o al menos tan preciso, para ganar en velocidad:

- Si quiero llegar a Solace pronto, he de darme prisa!!, piensas, mientras recorres un tramo planeando, aprovechando las corrientes calientes que suben desde el Valle de Solace.

Gracias a tu herencia Draconiana, y al ejercicio físico al que siempre se ha sometido tu raza, apenas sientes el cansancio, mientras bajas la ladera de la montaña, tomando como referencia el brillo que Solinari, la luna blanca, refleja sobre la superficie del Lago Crystalmir, tal y como lo llamó Anubis, el mago, antes de partir.

Los primeros brillos, aun tenues, empiezan a teñir el cielo en el Este, cuando, habiendo pasado el Lago, e internandote en el bosque al noroeste de Solace, de pronto ves un brillo mas adelante: - Parece ser un fuego de campamento...piensas intrigado.

Baigron habia permanecido callado la mayor parte del tiempo, unicamente hablando lo necesario para levantar el campamento pero ayudando en todo lo que podia.
Sencillamente es que no era nada bueno con las situaciones sociales, estaba oxidado por decir algo..

Yo hare guardia dijo sencillamente Baigron levantandose del campamento y alejandose un poco del mismo, desenfundo a Fleshrend  y aferrandola por el mango comenzo una serie de movimientos de entrenamiento, hacia mucho que no practicaba.

Si, habia tenido ocasiones de vida o muerte pero cual fue la ultima vez que dejo que la espada y el sencillamente se movieran en armonia.
Solo cuando El Unico escuchaba.

Ese pensamiento hizo que Karn diera una estocada de manera mucho mas salvaje de lo que deberia...siseando, Karn se relajo y volvio a empezar, una y otra vez, dejando que el arte de la espada le alejara de que nunca dejaba de perseguirle.
¿Que es un guerrero de la fe, sin fe?.

Baigron odia esa pregunta...

- Si se me permite, mi señor, también yo haré una guardia. Aunque no tengo su visión nocturna, siempre me han dicho que tengo un buen oido... Por supuesto, a la primera señal de peligro, les avisaré, dice, el joven, con una alegría contenida (suponeis porque, quizá no sea algo que se le permita, hasta que deje de ser iniciado), cuadrado en el sitio, casi como si de una instrucción militar se tratara.

Sonrió, parecía que ahora todo el mundo se preocupaba por ella, era hasta casi gracioso.

-Todos haremos una guardia, pero Baigron y yo deberíamos hacerlas cuando este más entrada la noche- miro al chico -tu veras mejor ahora que más entrada la noche ¿no?-

Me acerco un poco mas con cautela, intentando ver quien se encuentra alrededor del fuego.

No me puedo permitir el lujo de caer en una trampa, estando tan cerca de Solace!

- Por supuesto, mi señora!!, contesta el joven de una forma un poco atropellada. Despues, dandose cuenta de eso, se ruboriza ligeramente, y poniendo el peso de su cuerpo ora en una pierna, ora en la otra, dice: - Teneis razón, mi visión será mas útil ahora, mientras anochece... o en la ultima guardia, al amanecer, acaba mordiendose ligeramente el labio inferior, como si estuviese intentando no sonar muy impertinente.