Partida Rol por web

Dragonlance - Reconquistando Silvanesti

La Prueba

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08/09/2019, 14:42
Director

Esperabas con ansia la llegada de este momento y al fin ha llegado, la invitación del Cónclave a que te enfrentes a tu Prueba.

La Prueba de la Alta Hechicería es una experiencia de unión única en la vida de un mago que convierte a todos los Magos de la Alta Hechicería en hermanos en la magia. Muchos estudiantes y practicantes menores nunca realizan la Prueba, ya sea por miedo al fracaso o porque nunca son seleccionados por el Cónclave.

El objetivo primordial de la Prueba de Alta Hechicería es asegurar que los magos a quienes se les dará acceso a poderosos hechizos arcanos se tomen en serio la práctica de la magia y la usen de manera responsable. Un mago que se postula a realizar la Prueba arriesga su vida al hacerlo y por lo tanto consagra su vida a la práctica de la magia y a las Órdenes de la Alta Hechicería.

Un aprendiz de mago tiene muchas oportunidades de retirarse antes de que comience la Prueba porque, una vez comenzada, el fracaso significa la muerte. Las familias, los amigos y los seres queridos a menudo le ruegan a un joven mago que abandone la búsqueda de la magia por este motivo. Pero ese no es tu caso, sobre tus hombros sientes el peso de la responsabilidad de tu tradición familiar. ¡Qué gran vergüenza sería para ti y para los tuyos que te negaras a realizar la Prueba! ¿Cómo podrías mirarles a los ojos? A tu padre, a tu mentora, a toda la nación exiliada de Silvanesti que ve en sus Túnicas Blancas la esperanza de poder regresar pronto a su patria liberada de la Pesadilla...

Has estudiado los fundamentos y la historia de la Prueba. En ella se evalúan las habilidades mágicas del postulante, su conocimiento del lenguaje de la magia, así como la tradición arcana general. Los hechizos conocidos por el candidato son puestos a prueba en situaciones especialmente creadas para ello y también su capacidad para resolver problemas y situaciones sin el uso de la magia. Las Órdenes de la Alta Hechicería entienden que no todos los problemas pueden resolverse con un hechizo y que un candidato debe demostrar sentido común e ingenio. Un mago debe saber subsistir una vez lanzado su último hechizo y también a conservar su magia para usarla en situaciones de emergencia. Tus maestros te han enseñado bien y ahora debes demostrar que estás a la altura de sus expectativas.

Lairon te ha traído volando a lomos de su grifo desde Silvamori, la región de Ergoth del sur que habéis ocupado los silvanestis exiliados, hasta su patria en los bosques de Qualinesti. Laironderil pertenece a la compañía de los Jinetes del Viento, combatió heroicamente contra los dragones cromáticos durante la Guerra de la Lanza y lo amas en secreto desde hace tiempo pero sabes que el amor entre silvanestis y qualinestis es imposible. ¿Qué dirían los arcaicos moralistas de tu pueblo si se enterasen de semejante confraternización? Pero Lairon ha sido quien ha cambiado tu mundo y tu forma de ver a los demás, sin los prejuicios raciales de tu gente.

Lairon se acaba de despedir de ti con un casto beso en la mejilla y deseándote buena suerte. Alzas la vista al cielo y todavía puedes ver su imponente Thosdor batir enérgicamente sus alas, alejándose. Para cuando vuelves a bajar la mirada, te percatas de que el bosque ha cambiado aunque de forma sutil. No has tenido que buscarla porque la arboleda de Wayreth te ha encontrado a ti sin necesidad de moverte. Solo uno más de los prodigios de este bosque mágico que protege la Torre de Alta Hechicería.

Wayreth. Hace un momento no estaba ahí y ahora la tienes justo delante. No es exactamente lo que esperabas pero, ¿cuándo las cosas son como una se espera?

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08/09/2019, 16:19
Elspeth

Elspeth acompañó con la mirada el vuelo de Thosdor mientras trataba de calmar los desaforados latidos de su corazón. No había sido por el casto beso en la mejilla de aquel apuesto joven qualinesti del que se había encaprichado, por supuesto. Los elfos se enamoraban una única vez en la vida, y sólo una vez enlazaban sus espíritus con otra persona. Elspeth no pensaba que hubiera llegado ese momento. Quizá aún pesaba sobre ella la pesada losa de la tradición, que ponía cortapisas acerca de lo que podía o no podía hacer. Tal vez fuera que aún no estaba segura de sus sentimientos hacia aquel joven. Era probable que fuera una combinación de ambos factores, y no uno de ellos llevado al extremo.

No. Se había puesto nerviosa antes de aterrizar, cuando se hizo patente la inexorabilidad de su Prueba. La llamada del Cónclave la había producido regocijo. Ella siempre había pensado que era, al fin y al cabo, una hija de la Casa de la Mística. Pasaría la Prueba y se haría acreedora de la Túnica Blanca, convirtiéndose en una maga de verdad. Nunca había dudado de su éxito como, durante toda su infancia, nunca había dudado de su posición en el mundo. Bendita ignorancia. Ahora era mucho más sabia, quería pensar, a menos tanto en cuanto estaba a punto de admitir que era falible, que podía equivocarse y que, a veces, podía ser, simplemente, una estúpida.

Inspiró profundamente, giró sobre sus talones y se encontró con que la Torre de Wayreth había aparecido de la nada, sin destellos, sin supercherías. Un instante antes estaba rodeada de aquel bosque umbrío, y al siguiente estaba delante del lugar en el que se desarrollaría su Prueba. Siempre había pensado que la vería aparecer lentamente, al través de una niebla misteriosa y encantada.

Una cosa más en la que te equivocas, querida -pensó con un deje de amargura.

Armándose de valor, Elspeth alzó el mentón y adoptó la pose regia de su madre antes de poner un pie delante del otro y dirigirse a la Torre de Alta Hechicería.

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08/09/2019, 17:00
Director

Mientras avanzas, de la espesura te llegan extraños sonidos y, de vez en cuando, un atisbo fugaz del movimiento de sombras informes. Son los guardianes del bosque, los encargados de detener a quienes entran en él sin permiso. Tú has sido invitada y sin embargo no puedes evitar sentir un escalofrío.

Has oído decir que la Torre de la Alta Hechicería tiene un reino extradimensional conocido como el Campo de Pruebas, que se expande más allá de los edificios principales y hacia el bosque. Los visitantes que son lo suficientemente sensibles pueden sentir sensaciones extrañas y detectar movimientos en el borde de su visión periférica. Mientras que los no magos han tomado estas experiencias como prueba de que las Torres de la Alta Hechicería son lugares embrujados, en realidad están avistando magos que están realizando la Prueba. En algunos momentos tienes la intuición de estar a punto de ver a otros aspirantes que, como tú, han venido hasta aquí de todas partes de Ansalon para jugarse la vida.

Las puertas se abren para ti sin que las toques y cuando las cruzas tienes la sensación de que la oscuridad que acechaba tras sus murallas de piedra te hubiera engullido a pesar de que hace un instante era de día.

De pronto un enceguecedor estallido de luz ilumina el enorme salón de piedra en la que te encuentras. No hay antorchas en las paredes y el resplandor parece provenir a todas partes. El salón está vacío con excepción de tres suntuosos tronos tapizados con terciopelo blanco, rojo y negro respectivamente. Únicamente el asiento central, de color blanco, está ocupado en estos momentos por un anciano humano de aspecto engañosamente frágil.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Prueba de Avistar

Tirada: 1d20

Dificultad: 18+

Resultado: 17(+2)=19 (Exito)

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08/09/2019, 17:56
Par-Salian

A pesar de no haberle visto nunca, reconoces al individuo como el archimago Par-Salian, grande entre los grandes, Jefe del Cónclave de Alta Hechicería, Cabeza de la Orden de los Túnicas Blancas y Señor de la Torre de Wayreth.

—Bienvenida, Elspeth de Silvanost —te saluda el anciano, haciéndote un ademán con sus temblorosas manos para que te aproximes—. Acércate, por favor. Percibo en ti cosas maravillosas, muchacha. Grandes cualidades para convertirte en una gran maga. Un talento y una formación que muchos de los que se han presentado antes que tú a la Prueba sin duda envidiarían, incluso entre los miembros más destacados de la Casa de Mística que he conocido a lo largo de los últimos años. Muchos de ellos me han escrito personalmente cartas de recomendación solicitándome que se te invitara a realizar la Prueba. Pero también veo otras cosas en ti que me perturban, un futuro incierto que...

Guarda silencio y puedes ver cómo su cuerpo delgado se estremece visiblemente.

—Pero ahora nada eso no importa, ¿verdad? —se las ingenia para componer una sonrisa forzada que no te inspira ninguna confianza— Estás aquí para poner a prueba tu valía, para probarte a ti misma que estás dispuesta a dar tu vida por el arte arcano y para aprender más sobre tus propios pensamientos, sueños y deseos. Y, tal vez, sobre tu pasado y tu porvenir. Habla ahora, joven, porque tal vez dentro de poco ya no tengas ocasión de hacerlo.

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08/09/2019, 20:54
Elspeth

Elspeth sabía lo que estaba percibiendo justo en el umbral de la visión, pero se esforzó por ignorarlo. Mientras se acercaba a las grandes puertas dobles miró al cielo, desde donde descendió su familiar, un búho, para posarse en su hombro. Otros hijos de la Casa de la Mística escogían animales más regios, ella, un discreto símbolo de la sabiduría que un día pretendía alcanzar. 

Una sabiduría como la del hombre que se arrellanaba en el asiento de central, apenas un montón de huesos cubierto de pellejos. Par-Salian, uno de los magos más poderosos que había visto Ansalon, se le antojaba a la joven elfa como un cuervo descarnado, posado en una rama.

¿Un futuro incierto? ¿De qué habla? -pensó Elspeth.

La maga se tomó unos segundos para serenarse, desviando la atención desde lo nerviosa que se sentía hacia el exterior.

-Par-Salian, Maestro del Cónclave de Alta Hechicería, Líder de los Túnicas Blancas y Señor de la Torre de Wayreth. Es un honor y un privilegio estar ante vuestra presencia -dijo la elfa con la voz segura de su madre,  repitiendo las palabras que había ensayado una y mil veces a lo largo de los años, mientras hacía una reverencia cortesana no menos practicada-. Acudo a vuestra llamada con la esperanza de responder a vuestras expectativas y que el Cónclave de Alta Hechicería y la Casa de la Mística que me vio nacer contemplen con orgullo el triunfo de su hija.

Esbozó una sonrisa de esfinge añadiendo:

-¿Tan evidente es mi vocación, maestro Par-Salian, que sólo un túnica blanca ha venido a darme la bienvenida?

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08/09/2019, 21:39
Par-Salian

—Vivimos tiempos inciertos en los que incluso los elfos de Silvanesti, que tradicionalmente han abrazado el Blanco, se alinean con otras Órdenes de Alta Hechicería; todas ellas igual de sagradas a los ojos de los Dioses de la Magia. En tu caso, como en el de todos los demás aspirantes, se te dará la oportunidad de escoger tu afiliación. El Cónclave no tiene prejuicios respecto a tu elección, joven Elspeth. Por el momento, no obstante, tendrás que intentar superar primero tu Prueba.

Par-Salian te señala con su bastón de aspecto sencillo una ornamental puerta dorada situada a tu derecha. Una puerta que, jurarías, no estaba allí cuando entraste en la sala. El gesto es una señal inequívoca de que debes cruzarla para acceder a tu Campo de Pruebas particular. Mientras te diriges hacia ella, puedes ver grabadas en sus hojas dobles escenas animadas de la vida en Silvanesti antes de la Pesadilla.

Cruzas las puertas y a punto estás de caer a un río de aguas cristalinas situado directamente a tus pies. Retrocedes un par de pasos con cautela y, al darte media vuelta, descubres que el acceso que acabas de cruzar ya no está allí. Lo que descubres ahora tras de ti es una torre de vigilancia. Una estructura moldeada directamente en la superficie de un enorme roble, con una habilidad que solo puede ser obra de los miembros de la Casa de Arboricultura Estética.

Ahora es inexplicablemente de noche. A tu alrededor, un frondoso bosque te impide ver dónde te encuentras. La atalaya parece desocupada y un punto de partida tan bueno como el mejor para otear los alrededores. Subir a echar un vistazo o no hacerlo, es decisión tuya.

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08/09/2019, 22:29
Elspeth

Elspeth sintió que las palabras de Par-Salian calmaban, de alguna extraña manera, su ánimo. De modo que había silvanesti capaces de romper con las tradiciones milenarias. No es que ella, de pronto, fuera a abrazar el negro sólo porque podía, pero había otros aspectos de la idiosincrasia de su pueblo que sí le gustaría cambiar sin que la sometieran a la Ceremonia de Oscuridad. 

Elspeth dedicó una genuflexión respetuosa en dirección al anciano. Par-Salian era un ejemplo viviente de lo que los humanos podían llegar a hacer. No sólo en cuanto a poder personal -el cual era indiscutible- sino también en cuanto a tolerancia. No había hablado de tiempos oscuros, si no únicamente, inciertos. Como líder de los Túnicas Blancas cabría esperar cierto resquemor porque los más brillantes estudiantes de las artes arcanas, los elfos silvanesti, se desviaran de la tradición y se unieran a otras facciones. En cambio no había percibido juicio en sus palabras, sólo una exposición neutral de los hechos.

La elfa silvanesti se dirigió a las puertas doradas que daban acceso a su Prueba. Sus labios se curvaron en una sonrisa amarga. Silvanost antes de la Pesadilla. Por supuesto

¿Iban los sádicos preparadores de la Prueba hacer que contemplara una vez más la carcasa humeante en la que había quedado reducida su madre? ¿Iban a hurgar en la herida de lo que había sucedido en aquella fatídica época? ¿Iban a hacerla recordar lo ignorante, estúpida e ignominiosa que era, justo en el momento en el que más segura había estado de si misma?

Adelante -pensó para si misma, mientras abría las puertas-. No creo que me digáis nada que no me haya dicho antes a mi misma.

El sonido del discurrir del agua al moverse por el lecho del río la arrancó del ataque de ensimismamiento y le devolvió al aquí y al ahora, a la Prueba de Wayreth, el reto más crucial -y mortal- que se había enfrentado en su vida. Elspeth no era mujer a la que se le diese bien improvisar; más al contrario, como elfa silvnaesti que era, prefería el cálculo frío y minucioso, la reflexión antes que la acción. 

-Owyn, ve a echar un vistazo -le dijo a su familiar.

El búho remontó el vuelo, obedeciendo a su ama. Era una suerte que fuera de noche, pues Owyn, al haber sido un animal nocturno veía mucho mejor en la oscuridad, y le transmitía a ella algo de esa cualidad. Su vínculo aún no había avanzado hasta el punto en el que pudiera ver por sus ojos, ni tampoco que pudiera comunicarse con ella en un lenguaje secreto. Pero el vínculo empático podría describirle lo que sentía, y toda la información que pudiera obtener podía ser una ventaja en las pruebas venideras. 

Trabajosamente, Elspeth trepó por la escala de cuerda que daba acceso a la parte superior de la atalaya. Pasó su mano por la baranda, apreciando el arte de la Casa de Arboricultura Estética antes de echar un vistazo en derredor.

Notas de juego

Elspeth toma 10 en la tirada de Avistar para un total de 17.

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08/09/2019, 23:30
Director

Tal y como parecía en un primer momento, la estructura arbórea se encuentra vacía. Owyn la sobrevuela pero tienes la sensación de que se siente tranquilo, quizá algo hambriento y excitado por la aparición fugaz de un ratoncillo de campo correteando entre las raíces del roble.

Te asomas al mirador de la torre y oteas el horizonte. Frente a ti y a tu izquierda, el bosque se extiende más allá del río y no alcanzas a ver ningún puente. A tu derecha, distingues un embarcadero que reconoces al instante, el transbordador del río Thon-Thalas. ¡Ya sabes dónde estás, aunque sea imposible!

Miras hacia el noreste, un poco más a la derecha del embarcadero, sabiendo de antemano lo que vas a encontrarte: la llamada la ciudad de las Torres, tu hogar. Silvanost, la ciudad más bella de la faz de Krynn, situada en la isla boscosa de Fallon, con sus torres brillantes de mármol blanco, cuarzo marfileño y cristal resplandeciente cubiertas de oro y plata que se levantan por encima de la ciudad e incluso por encima de los antiguos robles del bosque como delgadas agujas que apuntan a los cielos invitando a los dioses a posar sus ojos en ellas.

La propia piedra absorbe la luz de Solinari, la luna blanca de Krynn, y brilla suavemente en la noche. Desde aquí casi crees que puedes ver tu casa, una gran torre de nueve pisos de altura no muy lejos del centro de la ciudad. Los elfos de casta baja vivían en pequeñas residencias de solo cuatro pisos de altura, mientras que los miembros del Sinthal-Elish vivían en edificios de hasta doce plantas, cercanos al corazón de Silvanost. Allí se alzaban el palacio de Quinari y la torre de las Estrellas, destinadas a la Casa Real, las estructuras más altas e impresionantes de la ciudad.

Como bien sabes, todas las torres y moradas de la capital élfica se levantaron y modelaron mágicamente hace milenios y la ciudad ha permanecido inmutable y perfecta durante generaciones. La abundancia de mármol, cuarzo y cristal de la isla de Fallon se extrajo mágicamente de la tierra y se modeló en las elegantes torres que ahora se levantan aquí.

Las lágrimas empañan tus ojos mientras contemplas la belleza inmarcesible de tu hogar. Y entonces, alguien chasquea los dedos frente a ti, haciendo que te sobresaltes.

—¡Vamos, Lâraenmiëlimor, espabila!

Parpadeas desconcertada, mirando al mago túnica blanca que te ha sacado de tu ensoñación. No le reconoces pero sí reconoces el nombre con el que se dirige a ti, el nombre de tu madre.

—Lâraen, mira, ya ha comenzado —un segundo elfo túnica blanca cuyo nombre no recuerdas pero que te resulta familiar te hace señas para que mires de nuevo en dirección a Silvanost. Una columna de luz verde se alza ahora hacia el cielo procedente de la torre de las Estrellas y se va extendiendo como una nube por encima de la ciudad.

¡Es la magia del Orbe de los Dragones, el Orador de las Estrellas ha logrado controlarlo! —exclama un tercer miembro de la Casa de Mística, visiblemente emocionado por lo que se ve.

—Nuestros barcos han zarpado ya hacia poniente —recuerda el primero—. ¿A qué estamos esperando? No perdamos más tiempo y usemos nuestra magia para llevar esa nube hacia el norte, hacia Sithelnost.

—¿Pero vosotros creéis que eso es seguro? —pregunta Syndraël, la mejor amiga de tu madre, haciendo una mueca de preocupación y mirándote en busca de respuestas.

—Seguro que no lo es para los dragones Rojos que están incendiando Sithelnost, ni para las hordas ahuyantes de saqueadores humanos, draconianos y goblins que los acompañan —replica el primero con impaciencia—. Silvanesti ha tenido que ser evacuada por primera vez en su historia por culpa de esos malnacidos, yo digo que mueran. Que mueran todos ellos.

—¿Y cuáles serán las consecuencias de desatar semejante magia sobre el bosque? —insiste Syndraël, poco convencida.

—Si no hacemos nada, si nos quedamos de brazos cruzados, no seremos mejores que ellos. Seremos cómplices de la conquista de nuestra patria. Seremos traidores.

—Si dejamos que el Orador de las Estrellas haga todo el trabajo, corremos el riesgo de la magia del Orbe lo consuma —teoriza el tercero—. ¿Syndraël, de verdad quieres hacernos culpables de la muerte de Lorac Caladon?

—Esto va a matarnos a todos, lo sabéis, ¿verdad? —dice el segundo, con pesimismo, mientras os toma de la mano a ti y al primer túnica blanca.

—Sí, pero moriremos por Silvanesti —replica éste, henchido de orgullo patrio.

Sabes lo que va a pasar, sabes lo que estáis a punto de hacer aquí. Vais a desatar la Pesadilla sobre Silvanesti condenando a vuestro pueblo a un largo exilio a cambio de destruir a las fuerzas invasoras. ¿Seréis recordados como héroes o como traidores?

—Lâraen, dame la mano —te pide Syndraël. Hay miedo en sus ojos y crees ver en ellos la sombra de la duda. Solo faltáis vosotras dos para cerrar el círculo.

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08/09/2019, 23:42
Elspeth

Un ruido sordo creció en el estómago de Elspeth, y creció hasta convertirse en un aullido desesperado en su garganta. 

-¡No! -se sacudió de encima la mano de Syndraël.

La elfa silvanesti retrocedió, alejándose del círculo, con tal precipitación que tropezó con una rama y cayó de bruces en el suelo. Su rostro estaba crispado por la rabia cuando desde el suelo les increpó:

-¿Cómo podéis ser tan...?

La palabra era, sin duda, estúpidos, pero le hacía flaco favor a su posición.

-... engreídos. Os comportáis como humanos impulsivos -decidió que aquello podía sacudir más mentalidades que un insulto más directos-. ¿Cómo vosotros, hijos de la Casa de la Mística, osáis a manejar una magia cuyos resultados apenas anticipáis? Lo que vais a desatar sobre la tierra, sobre nuestra tierra, nos va a condenar no sólo a nosotros, sino a nuestros descendientes.

El pecho de Elspeth subía y bajaba con velocidad. Era difícil pensar fríamente con aquella maraña de emociones restallando en su mente.

-Así como vive la tierra, viven los elfos -recitó el viejo proverbio-. No pienso participar en algo que convertirá nuestra amada Silvanost en una Pesadilla.

Es tan fácil criticarlos, cuando sabes lo que va a suceder.

El pensamiento la atravesó como una lanzada. Su madre también se había mostrado contraria a la ejecución del plan, y sin embargo, a la hora de la verdad, había cerrado el círculo. El Orador de las Estrellas había sido el chivo expiatorio de la corrupción de su amado hogar, pero habían sido ellos los auténticos culpables. 

Sin embargo, no veía maldad alguna en sus corazones. Sólo buenas intenciones. 

-No basta con tener buenas intenciones -añadió en un tono de voz más sereno mientras se levantaba de suelo con toda la dignidad que pudo reunir-. De las mejores intenciones puede resultar un gran mal. La magia es peligrosa. La magia es fácil. Cada vez que la usamos podemos causar, aunque sea de forma involuntaria, un desastre. No existe proporción entre el peso de último copo de nieve que provoca el alud. Y este es el momento en el que debemos rehusar a utilizarla.

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09/09/2019, 00:16
Director

—Escoges dar la espalda a tu gente y tu pueblo te da la espalda a ti, Lâraenmiëlimor —sentencia el primero—. Que tu nombre sea borrado del Libro de las almas y de los corazones y las mentes de todos los silvanestis de bien.

—No nos abandones, Lâraen —te suplica Syndraël, mientras el túnica blanca que había tomado antes tu mano coge ahora la suya—. Sin ti solo somos cuatro, no seremos capaces de controlarlo. Ayúdanos, te lo ruego, ayúdanos a salvar Silvanesti.

—Ya es demasiado tarde —dice el segundo, con sus manos agarrando todavía las de los dos anteriores y alzando la vista al cielo—. Mirad.

La densa nube verde conjurada sobre Silvanost se ha convertido en una terrible tormenta que ahora se descarga sobre la capital élfica y sus inmediaciones. Una lluvia malsana cae sobre la isla de Fallon, marchitando cuanto toca. La vegetación se agosta y muere ante tus ojos. Las altas torres se ennegrecen y se balancean peligrosamente, algunas se desmoronan ante tu horrorizada mirada.

La lluvia de muerte cae sobre todo y sobre todos. Cae sobre el bosque de Fallon y cae sobre vosotros. Los árboles a tu alrededor pierden sus hojas y supuran una sustancia burbujeante como la brea. El transparente Thon-Thalas se convierte en un barrizal sangriento en el que flotan sin vida los cuerpos de los peces. Los cuerpos de tus cuatro compañeros se retuercen mientras aúllan en una enloquecedora agonía.

Milagrosamente a ti la lluvia no parece afectarte, pero el cuarteto de túnicas blancas vuelven hacia ti sus rostros descarnados y sus miradas de cuencas vacías, señalándote acusadoramente.

—¡Traidora! —gritan— ¡Tú has provocado esto!

Los cuatro esqueléticos magos extraen de manera simultánea las dagas ocultas en las mangas de sus túnicas, antes blancas y ahora convertidas en amarillentos jirones de tela. Ninguno de los cuatro están vivos, no pueden estarlo, pero está claro que tampoco están muertos.

—No estamos vivos —reconoce uno de ellos como si pudiera leer tus pensamientos, apuntándote amenazadoramente con su daga—. Y pronto tú tampoco lo estarás.

Notas de juego

Lo típico, tirada de iniciativa y declaración de acciones :)

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09/09/2019, 00:45
Elspeth

-No -respondió Elspeth con frialdad. 

Se irguió en toda su escasa estatura, pero con la dignidad de una auténtica hija de la Casa de la Mística.

-No soy Lâraenmiëlimor. Ella no fue ninguna traidora, sino que se sacrificó con vosotros pese a que sabía que os equivocabais. Yo soy su hija, Elspeth. Me equivocaré, pero al menos no repetiré los errores de aquellos que me precedieron. 

Hubiera reído del dramatismo que encerraban aquellas palabras, encapsulando de forma precisa su forma de sentir, de no haber sido por la gravedad de las circunstancias.

-Soy yo, y no ella, Luinari la tenga en su gloria, quien debe responder por sus errores.

Elspeth no tenía la más mínima intención de enfrentarse a aquellos repugnantes restos de aquellos que habían sido los más altos magos de la Casa de la Mística. Habían desenvainado sus dagas como una burda amenaza contra ella, lo que implicaba que su magia estaba tan marchita como el que antaño había sido su hogar. Sin su poderosa magia quizá pudiera vencerlos, pero no buscaba elevarse por encima de ellos y aplastarlos bajo su bota en aquel momento de debilidad. Habían sido valiosos a Silvanost pese a aquel error puntual, y no quería que fueran recordados por sus errores sino por sus aciertos. Huiría del enfrentamiento y dejaría que la conciencia regresara a ellos y fueran conscientes de lo que habían hecho. El recuerdo sería penitencia suficiente. 

- Tiradas (1)

Motivo: ini

Tirada: 1d20

Resultado: 18(+3)=21

Notas de juego

La intención de Elspeth es eludir el combate, lanzarse invisibilidad y evitar cualquier confrontación. 

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09/09/2019, 01:08
Director

Reaccionas con rapidez a la situación; siempre has tenido una mente despierta y analítica. Te defiendes de sus acusaciones infundadas mientras recobras la verticalidad y la dignidad.

Tus enemigos se abalanzan sobre ti con sus dagas desenvainadas. Ellos también son rápidos, mucho más de lo que imaginabas; y también diestros con sus armas. Todo prometía ser tan sencillo... Uno de ellos consigue llegar hasta ti antes de que pronuncies tu sortilegio y la oxidada hoja de acero se abre paso a través de tus ropas y tu carne. El dolor es real, muy real.

El segundo casi ha llegado también hasta ti y pronto lo harán los otros dos. Tienes que decidir qué piensas hacer o será demasiado tarde. Resulta tan difícil concentrarse cuando una tiene ocho centímetros de acero atravesándole el vientre...

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: Tiradas de iniciativa

Tirada: 4d20

Resultado: 9(+7)=16, 11(+7)=18, 14(+7)=21, 19(+7)=26 (Suma: 81)

Tirada oculta

Motivo: Tirada de ataque

Tirada: 1d20

Resultado: 18(+3)=21

Tirada oculta

Motivo: Tirada de daño

Tirada: 1d4

Resultado: 3(+3)=6

Notas de juego

Elspeth → 8/14


Mira que tu tirada de iniciativa era buena pero uno ha conseguido superarla. Para lanzar algún conjuro debes superar con éxito una prueba de Concentración (CD 16). No te voy a pedir esta vez realizar otra prueba para lanzar el conjuro a la defensiva y no provocar ataques de oportunidad.

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09/09/2019, 09:10
Elspeth

El dolor se adueñó de Elspeth y no logró contener el grito que parecía salido de sus entrañas. La sangre manando a borbotones del preciso perfil de la incisión del puñal, manchando su túnica impoluta, era como un dedo acusador que la señalaba inequívocamente como una estúpida. Debía haberse protegido con un conjuro antes siquiera de investigar la atalaya. Ella esperaba que Wayreth pusiera a prueba su astucia, sus recursos, su moral y sus convicciones... no que estallara en un combate a muerte. Se había equivocado al asumir cosas sobre aquel lugar, al creerse que se había adelantado a los preparadores de la Prueba, o tal vez habían sido sus palabras y sus decisiones las que habían forzado la violencia. Sea como fuere, cualquier desliz podía costarle la vida. Había oído las historias.

Elspeth apretó los dientes y echó mano de su bolsita de componentes para extraer una esfera de goma arábiga en cuyo interior había una pestaña. Aclaró la mente y, sobreponiéndose al dolor de una manera admirable para alguien tan frágil, recitó las palabras de un encantamiento que la haría invisible. 

-Teval im eosang, ¡shai-unak poralan!

La magia la recorrió, ocultándola de la vista de sus enemigos. Sin esperar un solo instante, la elfa giró sobre sus talones y echó a correr para eludir a sus oponentes. Debía huir de aquellas criaturas, curarse, y prepararse para el próximo reto.  

- Tiradas (1)

Motivo: Concentración

Tirada: 1d20

Dificultad: 16+

Resultado: 19(+8)=27 (Exito)

Notas de juego

Menos mal que he pasado la CD de Concentración. Ya veía a los esqueletos linchando a la pobre Elspeth XD.

Cuando Elspeth dé esquinazo a sus enemigos, si es que lo consigue, se tomará una poción de Vigor Menor (ay, cómo nos salvó el cuello la famosa varita en la partida de la Muerte) y lanzará Armadura de Mago en cuanto tenga un respiro.

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09/09/2019, 11:44
Director

A pesar del dolor, consigues obligar a tu mente a recordar las palabras del sortilegio de invisibilidad y a tus labios a pronunciarlo; tus crispados dedos se mueven de la forma requerida por el conjuro con el mecanicismo que da la práctica continuada. Y entonces... desapareces.

Los descarnados túnicas blancas acuchillan el aire a tu alrededor, a ciegas, frustrados. Puedes oír sus gruñidos de rabia y sus gritos desafiándote a plantarles cara. Te quedas quiera, agazapada, esperando a que se harten y temiendo que alguno tropiece accidentalmente contigo y te descubra. El hechizo no durará eternamente tampoco.

Tan pronto como ves la posibilidad de escapar, echas a correr. Cada uno de tus pasos emite un sonido de succión y deja una clara huella en el legamoso suelo del bosque. Te das cuenta de ello y tus enemigos también lo hacen. El peso de tu mochila te impide correr tan rápido como tus perseguidores y pronto te darán caza.

Corres. Más cerca, cada vez están más cerca. Tu capa ondea al viento y los saquillos llenos de componentes para conjuros golpean incesantemente contra tus muslos. Una punzada de dolor en el estómago con cada nueva zancada. Tendrías que soltar la mochila pero te niegas a hacerlo, tu grimorio está ahí y tu grimorio es toda tu vida.

Jadeas pesadamente mientras corres por el suelo embarrado, esquivando ramas bajas y saltando raíces salientes. Miras hacia atrás una vez más, solo un instante. Prácticamente los tienes encima a los cuatro, sus cuerpos están tan desfigurados por la lluvia mágica que te resulta imposible distinguir ya quién es quién.

El suelo cede bajo tus pies y te precipitas a las profundidades de un ancho pozo. Involuntariamente no puedes evitar gritar mientras caes, sabiendo que has escapado de las dagas para sufrir un destino mucho peor.

Caes y sigues cayendo...

Y aterrizas sobre un mullido lecho de plumas. Te quitas el pelo de la cara para mirar a tu alrededor y descubrir incrédula que has ido a parar a tu dormitorio. Para ser precisos, al dormitorio que tenías cuando eras una niña. Ahí está tu escritorio, allá el arcón dorado donde guardabas tus elegantes vestidos de vivos colores, allí tu estantería llena de figuritas de madera... Coges una de ellas y la examinas de cerca, tu favorita, la figurita del jinete de grifo; en algún momento la perdiste y nunca más supiste qué fue de ella pero ahí está de nuevo otra vez, en su sitio. Vuelves a dejarla donde estaba y el espejo de plata pulido de tu habitación te devuelve tu reflejo infantil, con la ropa manchada de escarlata allí donde la puñalada todavía sigue sangrando.

Vuelves a ser una niña y estás de regreso en casa. A salvo.

Notas de juego

Ahora tienes oportunidad de usar la poción y los conjuros que consideres, si quieres.

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09/09/2019, 14:56
Elspeth

Elspeth corría, y el suelo fangoso lleno de raíces salientes se sucedía bajo sus pies con rapidez vertiginosa. Quería aullar como un perro que hubiera perdido el juicio. Cuánto más corría, menos distancia la separaba de sus perseguidores. En cualquier momento, una mano huesuda le agarraría el cuello de la camisa y todo se habría acabado. Estaba cada vez más segura de que hallaría la muerte en sus garras. Mientras aquella convicción iba tomando cuerpo, resbaló y cayó...

-¡Noooo! -gritó.

...y gimió al chocar con un mullido lecho de plumas. Se puso en pie, asombrada. Se hallaba en su dormitorio de Silvanost. Se miró en el espejo, para descubrir con sorpresa que ahora tenía el aspecto de una niña. Si era una ilusión o una transmutación, no lo sabía, y prefería reservar su conjuro para detectar auras mágicas por si lo necesitara más adelante para algo más imperativo que saciar su curiosidad. Pasaron unos cuantos minutos antes de que el miedo y el esfuerzo físico dejaran de utilizar su pecho como yunque. Cuando la adrenalina se retiró de sus venas le dejó una sensación de entumecimiento en las piernas. Tenía los pies magullados, pero lo peor era la herida del vientre. Con todo, podría haber sido peor. Mucho peor. 

Sin atreverse a pensar demasiado si había triunfado o fracasado en la primera parte de su Prueba, la elfa extrajo una poción de su cinturón. Vertió parte de la pócima en la herida abierta, que siseó y humeó cuando empezó a obrar su magia. Elspeth se bebió el resto del contenido del redoma, suspirando de alivio. Dio tiempo al conjuro a restañar su herida antes de lanzar, ahora sí, el hechizo que tal vez la hubiera protegido de la cuchillada del esqueleto. Frotó un retal de cuero entre sus manos mientras pronunció con voz infantil pero acento perfecto las palabras en dracónico del hechizo armadura de mago.

-Ast menciptakan kendala tak'kelihatan keliling mayat.

Una barrera invisible protegió a la elfa convertida ahora en niña antes de abrir la puerta y comprobar cuál era el nuevo reto que la esperaba.

Notas de juego

Lo dicho, me tomo una de las 3 pociones de vigor menor y lanzo armadura de mago (duración: 4 horas).

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09/09/2019, 16:26
Maestro Liffin

Tras ingenir la poción, la sangre coagula rápidamente y la puñalada se cierra dejando tras de sí una cicatriz rosada prácticamente imperceptible. Tu túnica parece tener peor arreglo y frunces los labios con desagrado sabiendo que posiblemente tengas que tirarla al final de la Prueba, el consuelo que te queda es que para entonces confías en haber conseguido una nueva.

Eres previsora y aprendes deprisa de tus contadísimos errores, así que lanzas un conjuro protector duradero anticipándote a la amenaza que pueda aguardarte al otro lado de la puerta. Sin embargo, el peligro decide no esperarte a que salgas y acude a tu encuentro.

La puerta se abre para dejar paso al maestro Liffin, tu profesor particular de cálculo y lógica. El que tenías cuando eras una niña. Sin mirarte siquiera, coge la pequeña silla de tu escritorio, se sienta frente a ti y desenrolla un rollo de pergamino que estudia a través de sus gafas diminutas.

—Haga el favor de atender, señorita Elspeth —demanda el enjuto hombrecillo con su voz desagradable—. En el hogar de Lord Halverin, dirigente de la Casa de Jardinería, sirven diez criados y veinticinco criadas. Si ahora todos ellos están en la casa y salen dos. ¿Cuál es la probabilidad de que el primero que salga sea un criado y la segunda una criada?

Notas de juego

Elspeth → 14/14 (conjuros gastados: "invisibilidad", "armadura de mago"; consumibles gastados: 1 poción de "vigor menor" de 3)

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09/09/2019, 17:30
Elspeth

-Doscientos cincuenta entre mil ciento noventa -respondió apenas un segundo después de que Liffin terminara de recitar el enunciado-. Eso es una probabilidad de... cero coma veintiuno, o veintiuno por ciento...

Las matemáticas habían sido su asignatura favorita antes de empezar a recibir clases de magia, y permanecieron muy cerca de su corazón cuando aún cuando descubría el fabuloso mundo de lo arcano.

-... señor Liffin -dijo con respeto a su profesor.

Elspeth curvó los labios en una sonrisilla sabihonda y se balanceó hacia delante y hacia detrás sobre sus talones.

Oh, sí, aquello era muchísimo mejor que jugarse la vida contra los esqueletos. 

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09/09/2019, 17:41
Maestro Liffin

—Muy bien, señorita Elspeth —a despecho de sus palabras, su felicitación no suena sincera, dirías que aburrida—. Y si toda la servidumbre está en la casa y dos se van, ¿con qué frecuencia saldrá primero una criada y después un criado?

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09/09/2019, 18:56
Elspeth

-La misma, señor Liffin, son dos sucesos equiprobables -dijo la joven Elspeth con rintintín.

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09/09/2019, 19:16
Maestro Liffin

—Efectivamente señorita Elspeth, el orden de los factores no altera el valor del producto resultante —coincide tu mentor, acomodándose las gafas sobre el puente de la nariz—. Bien, veamos, ¿y de que los dos primeros sean criados?