Partida Rol por web

-Vaya, vaya. Pero que tenemos aquí? Un grupo de viajeros! Gente como ustedes siempre lleva dinero. No les importa compartir un poco, verdad?

Garret dio un paso al frente y comentó -Disculpe buen hombre, pero como podrá comprobar, no tenemos el dinero suficiente para un carruaje...- con un tono apacible -no somos aventureros- continuó -somos dos simples peregrinos buscando el camino a nuestro dios- dijo haciendo una señal de plegaria -y mis acompañantes son músicos errantes que se dirigen a Aubis en busca de fama y fortuna, pues no la hallaron en su ciudad natal...- dijo señalando a Shaon y Lavanda -por último dos mercenarios que se ofrecieron a acompañarnos de buena fe, nuestro Dios los puso en el camino- dijo observando al cielo.

-se que no es mucho, pero Rezaré por su buena salud y su fortuna al llegar a Aubis- terminó inclinando la cabeza mientras observaba los pies del orco por si se lanzaba contra él. Esperaba una positiva de parte del orco

Ugh.

-Si llevase dinero no iríamos por los caminos a pie y sin escolta-dijo la mujer con tono seco-Pero tenemos algo de comida, si tan necesitado está de monedas pasará hambre y al menos eso sí podemos compartirlo.-Lavanda me va a odiar.

No tenía ganas de explayarse. Los orcos no eran precisamente la púa más afilada del tenedor... bueno, técnicamente, cualquier asaltador de caminos estaba falto de ingenio y valor pero iba sobrado en agresividad si se le contrariaba así que no le mandó a trinchar los cadáveres de los lobos de buenas a primeras.

Lo primero que pensó Lavanda al escuchar al orco fue que no hacen falta esas maneras, ¡por favor!, si nos lo pedía bien se lo dábamos, qué es ésto de exigir, ahí, escupiéndole su estupidez a la gente, un poquito de por favor... Así que engañarle como empezaba a hacer Garret le pareció buena idea. Pero cuando Shaonn añadió lo de compartir comida con ese tipo, Lavanda la miró con indignación durante el segundo más cortito que pudo. Qué se le va a hacer, ahora hay que seguirle el juego. 

Sacó algo de comida, puso cara amigable, caminó hasta quedarse en medio de Nube Y Halsten, y se puso a hablar como si estuviera muy ocupada.

Dinero dinero... no llevamos. Para la mayoría, vivir de la música está complicado éstos días... Mostró el interior de dos de sus bolsillos mientras hacía cara de pena. Y luego cambió a cara de niña enfadada. Me da una rabia el Daniel el Cantor ese, el morenito, ¿lo conoce? Ese tío te lo juro que pueblo al que voy, pueblo del que él vuelve, pero con los bolsillos llenos a base de robarme mi repertorio, ¡qué rabia! Y además, ¡qué suerte tiene el desgraciado! Con que usted hubiese decidido esperar unos minutos más a que viniera el morenito ese volviendo de Aubis, le podría haber vaciado los bolsillos de ladrón de repertorios, en vez de encontrarse con gente como nosotros, es que le jode la vida hasta a usted el morenito éste... Lavanda cambió la cara, y se puso amigable. Bueno, ¿quiere comida? 

Nube queda sorprendida ante el ingenio de sus compañeros, retrocede unos pasos quedando detrás de Halsten preparando una flecha de la forma mas discreta posible, con la intención de dispararle si se pasaba de vivo, colocó la flecha entre sus dedos apoyándola en la cuerda de su arco, estaba lista a disparar, los animales estaban perdonados, pero los ladrones no, y el disparo estaba libre.

Habían salido victoriosos de su enfrentamiento con los lobos, cuando otra bestia, peor que las otras apareció en medio del camino. Algunos de sus compañeros intentaron convencer al orco para que nos dejara pasar. Halsten no esperaba que eso sucediera, así que con el hacha aún sujeta por el enfrentamiento con los lobos, y su escudo en la otra mano, se limitó a observar al orco intentando no mostrar ningún miedo. 

No era la primera vez que se enfrentaba a un enemigo más grane que él, ni sería la última. Lo que estaba claro es que no iba a retroceder ante un ladrón de caminos.

-Jajajajaja. Si quisiera comida ya estaría destripando a alguno de ustedes. Ese tal Daniel, por otro lado, me resulta bastante interesante. Dices que consigue mucho dinero tocando música en los pueblos? Cuéntame más.

A Lavanda le gustaba ser escuchada. Y, por una vez, también le gustó que alguien rechazara la comida. Así que con alegría, se la guardó para después. Luego cogió su pipa, y empezó a prepararla mientras respondía como quien cuenta un cuento antes de ir a dormir.

Miró bien al orco, y le sonrió mientras encendía su pipa. El morenito venía a nuestro pueblo de vez en cuando. Nosotros somos amables con los invitados, y nos hacía reír porque siempre olvidaba las letras y las melodías. Lavanda aspiró con gran placer, y el humo fue saliendo junto con sus palabras. Entonces una amiga de buen corazón, la que me enseñó a cantar a mi, empezó a instruirle. Tenía tan buen corazón y era tan buena maestra, que se fue del pueblo con Daniel para ayudarle en las actuaciones. El humo bajó rápidamente por su nariz. Recibimos una carta que decía que el morenito le había robado todo el dinero, y que cantaba nuestras canciones presentándolas como suyas, aprovechándose de que la gente no sabe que son nuestras. ¿Se imagina que su pueblo y su gente fueran ultrajados así por un humano? Lavanda llenó el silencio con una calada muy tranquila. Desde entonces intento frenar el éxito de Daniel el Cantor, y ganar algún dinero para ayudar a mi amiga cuando la encuentre, pero el muy desgraciado siempre se me adelanta... Pueblo al que voy, pueblo del que él vuelve... ¿Usted qué cree que debería hacer?

Y Lavanda hizo un aro de humo.

Elohnar había estado bastante mal en la batalla con los lobos, y ahora aparecía otro individuo. Estaba preparado para lanzarse al combate, pero parecía que sus compañeros tenían la intención de terminar esto con labia más que con fuerza, por lo que optó por permanecer callado y dejar hacer a Lavanda, que parecía estar a punto de mandar a ese orco en otra dirección.

Iba a poner en evidencia la falta de luces del orco señalando que abrir las tripas a un grupo que, se veía de lejos, no nadaba en la abundancia de recursos no le saldría a ganar más que el cansancio de hacerles trozos porque de chicha iban más bien faltos pero Lavanda era, gracias a los dioses, mucho más rápida con la lengua así que Shaonn se limitó a cruzarse de brazos, poner cara de indignación frunciendo el ceño y torciendo los labios y a asentir de vez en cuando dando la razón a la mediana como si la rabia hacia el ficticio bardo le impidiese tomar partido de la conversación.

El orco miró a Lavanda con impaciencia. La historia parecía sonar muy interesante para ella y sus camaradas, pero el bandido no opinaba lo mismo.

-Oye, no me interesa escuchar sobre peleas entre músicos. Háblame del dinero. Cuanto crees que puede tener en los bolsillos? Y lo más importante, por donde se fue?

Lavanda fingió que se concentraba detrás del humo para calcular la primera pregunta del orco.

Si ese infame gastara todo lo que tiene en los bolsillos en un solo día, ese día viviría como un Rey. Si quiere darle y quitarle lo que se merece al morenito, seguro lo encuentra volviendo desde allí. Lavanda señaló el camino por el que no hacía falta que el orco caminara cerca de ella, y dejó volar una nube de humo espeso. Si de verdad quiere hacerlo, le estaría muy agradecida. Y si puede, dígale hola de parte de una mediana que le admira, !hahaha! 

Nube estaba fascinada con la facilidad de palabras de su compañera, le aplaudiría si no fuera que ese tipo era peligroso y mejor estarle con un ojo encima, se mantenía con la flechas oculta lista para disparar y mirándole fijo, no quería decir ni una palabra por miedo a cagarla y que todo el esfuerzo de Lavanda se fuera por la borda 

Debía admitir que al principio no creía que una mediana tan inocente como Lavanda fuese a ser de gran ayuda para una misión de este tipo. Sin embargo ella demostró ser más que capaz para la misión, así que decidí darle mi voto de confianza. Eso sí, sin soltar el hacha ni el escudo.

Al orco le brillaban los ojos al escuchar las palabras de Lavanda

-Mmm... robarle a un rey... me agrada... Y dices que se fue por allá? -Dijo señalando el camino detrás suyo- Entonces lo esperaré al final del camino que lleva a Aubis. 

Y diciendo esto, salio corriendo como un rayo sin siguiera despedirse y en pocos segundos desapareció de la vista.