Partida Rol por web

Elyas no dijo nada mientras el apotecario se dedicaba a halagar al Capitán. Para él, el que las cosas en ese mundo hubiesen llegado a ese estado los hacía culpables de mostrar debilidad, pero a fin de cuentas eran solo humanos, y no iba a llevar la contraria al líder de la escuadra, al menos en esa cuestión en concreto.

- Necesitaré ayuda para quitarme esto -dijo cuando el apotecario le pidió que se quitase la servoarmadura

Nada me gustaría más que ayudar a un Ángel Oscuro a quitarse su servoarmadura, soy un romántico. Empieza por el casco que quiero verte la melena - Skold se desternilla ante la situación, no pretende hacer sentir incómodo a su compañero, es su forma de ser... Bueno, en cierto sentido se siente reconfortado por tener que ayudar a un miembro de su capítulo... A decir verdad está disfrutando del momento... De hecho no le importa que el hermano Elyas se sienta incómodo. Es más, se regocija en su propia gracia - Normal, siempre hay un pero en esa desafortunada semilla que que tienen los Ángeles Oscuros - Fader, tilgiv dem, de ved ikke hvad de gør...

Mientras ayuda a su compañero, se dirige al capitán de las fuerzas de defensa - Capitán Ascote, ¿podría detallarnos brevemente la situación actual entre los bandos? Y ya puestos, ¿podría darme su versión de la contienda? Por mi parte no me siento muy cómodo disparando a seres humanos - intuyo que debo ser el único en mi compañía que así piensa, como ya he dicho soy un romántico - por lo que me gustaría una narración concisa pero concreta.

Skold piensa que quizás estas preguntas habría de haberlas pronunciado el hermano Lucian, designado como líder del grupo. Por lo que para contentarle y no sembrar discordia añade - Con tu permiso hermano Lucian, no quería que el capitán interfiriera en tus preparativos curativos.

La capilla resulta ser un remanso de tranquilidad comparado con el infierno que hace solo unos minutos se ha vivido ahí fuera, pero ni aun siquiera así lográis de escuchar en la lejanía el chasquido de los disparos laser y el rugir de las ametralladoras... y sigue oliendo a quemado.

El capitán mira a su alrededor, desconfiado, y se da una vuelta por el interior de la capilla para asegurarse de que no hay nadie. Satisfecho, añade:

- Supongo que es el momento adecuado...

La última palabra queda resonando en el aire, perdida, cuando observáis un extraño fenómeno. Durante un instante, una onda recorre su cuerpo, extendiéndose desde la cabeza a sus extremidades. Casi esperáis oír un "plop" que le acompañe, aunque no percibís ningún sentido, y tras esto su cuerpo se distorsiona, se aleja de la realidad y la coherencia por un momento... y se transforma en solo unos segundos.

El cuerpo que tenéis ahora delante es completamente distinto. Se trata de una mujer joven, atlética y bien proporcionada, de rasgos duros y mirada esquiva. Su cuerpo, bien torneado, es una delicia para los sentidos, pero su musculatura fibrosa y sus largas extremidades indican su adiestramiento militar... eso, y la espada que lleva a la espalda.

La mujer rubia sonríe al ver vuestras caras de incredulidad y dice, simplemente:

- Polimorfina. Una droga letal en manos no expertas, pero infinitamente útil si sabes usarla... Claro que esto ya lo sabíais.

La mujer se alborota el pelo con la mano, como si lo echara de menos.

- Particularmente lo odio, pero es mi trabajo. No me he presentado. Mi nombre es Syndalla, y formo parte del Officio Assesinorum - os saluda con una inclinación de cabeza-. Pertenezco al séquito inquisitorial de la Inquisidora del Ordo Xenos Elissia Kalistradi, y en este momento bendigo su fe en la orden militante de los Guardianes de la Muerte, y en su buen juicio a la hora de enviar una pronta alarma. Lamento que la inquisidora en persona no pueda recibiros pero... -suspira con pesar- hace unos días que está desaparecida y no he sido capaz de ponerme en contacto con ella... y temo lo peor.

En cuanto a Ascote... está muerto. Le voló por los aires el fuego de artillería, muy cerca de aquí. Usando mis habilidades le he suplantado para mantener unidas las pocas fuerzas que nos quedan y para garantizar mi supervivencia y acceso a cuanta información sea posible. Quizá lo fortuito de nuestro encuentro pueda ser lo único que salve esta ciudad de la hecatombe

Me siento en lo que parece ser una Capilla segura para la labor de sanación, cuando comienzo a ver el estraño comportamiento del Guardia Imperial. Veo como el Capitán se transforma en una mujer y rápidamente me pongo de pie y le apunto con mi pistola bolter antes de escuchar sus palabras y enterarme de que no es otra persona que una ayudante dela Inquisidora Kalistradi. Es una asesina profesional, experta en el uso de la Polimorfina.

Sonrío y me vuelvo a sentar al momento que enfundo mi pistola y le respondo:

 - "Hábil y efectivo. Me ha sorprendido, Syndalla, ha mostrado más recursos de los que esperaba encontrar en todo este planeta. Ahora, quiero el informe del ataque, lo que ha descubierto y todo acerca de la Inquisidora."

Ayudo al Hermano Elyas a sacarse la servoarmadura al momento de comenzar a sacar todos los implementos de sanación que tengo a mi disposición para comenzar a atender la herida. La miro y evalúo el mejor criterio clínico para tratarla y asegurar su rápida sanación.

Elyas se sentó en un escalón de la capilla y dejó que el hermano apotecario hiciese su trabajo. Un atisbo de sonrisa apareció en su rostro cuando la asesina reveló su identidad. Ya le extrañaba que un simple oficial hubiese sido capaz de mantener la moral de las FDP ante semejante adversidad; aquella resolución era más propia de un súbdito imperial más experimentado y comprometido.

La asesina suspira y agita la cabeza a ambos lados:

- La situación va mucho peor de lo que imagináis. Ha empeorado mucho en esta semana. La inquisidora está desaparecida o muerta, y la ciudad está al borde del colapso. La rebelión es masiva, y no tenemos las fuerzas suficientes para pararla... Todo pasó... de improviso, sin mecha previa. Pero eso no es lo peor. La invasión tiránida es real, se han avistado genestealers y eso es una señal nefasta... pero nos confirma que todo está relacionado.

Los genestealers son la avanzadilla de las invasiones tiránidas. Son capaces de mimetizarse entre la población... bueno, ellos no, su descendencia. Sí, son capaces de crear híbridos, de infectar personas, aunque os parezca una monstruosidad o una aberración. Pero además, tienen poderes mentales y son capaces de controlar a la población. De algún modo, son capaces de causar, o al menos encender la mecha de estas rebeliones, si bien es cierto que en muchos de los planetas imperiales, la mitad de el trabajo ya está hecho por el descontento de la chusma.

La asesina calla por un momento:

- Nuestras tropas están desmoralizadas y dispersas, y creo que ni con vuestra ayuda siquiera podremos enfrentarnos a un enemigo tan superior. Necesitamos refuerzos, de fuera... pero no podemos pedirlos. Las comunicaciones astropáticas están bloqueadas de algún modo. Nada... tecnológico. La inquisidora Kalistradi me dijo que muy probablemente se trataria de alguna cruiatura tiránida de enormes proporciones, quizá una bionave o algo parecido... esas criaturas... se comunican entre ellas, y controlan a las criaturas inferiores. Eso es un enorme despliegue psíquico, y no sería de extrañar que pudieran bloquear tambíen la comunicación astropática. Kalistradi sabía eso, es psíquica. Lo último que comentó es que ese... bloqueo podría romperse causando... causando "daño sináptico". Si logramos destruir al líder de la progenie tiránida en tierra lograremos herir o al menos perturbar a la bionave y tal vez, durante unos minutos, el bloqueo se rompa. Es disparatado, lo sé, y nada garantiza el éxito pero... ¿hay alternativas?

Elyas escuchó con disimulado interés las explicaciones de la asesina; había luchado contra tiránidos antes, pero nunca se había preguntado el qué controlaba aquellas criaturas. Para él, solo eran xenos bestiales a los que destruir.

- ¿Alguna idea de donde puede estar esa... "abeja reina"?

Aún vive el jefe al que pegué un tiro?? Para interrogarle

Skold no sale de su asombro, como es posible que una raza supuestamente inferior como es la alienígena pueda desarrollar poderes mentales de tal envergadura - Los poderes mentales son frutos del Caos, son incontrolables y deben ser eliminados... sin distinción - Nos está queriendo decir que estos seres pueden no solo controlar civiles, sino también reproducirse con ellos... inaudito, disculpe mi asombro.

Skold hace una pausa, toma aire y prosigue - ¿Podría indicarnos cómo diferenciar un híbrido de un humano sano? Deficiencias físicas o de comportamiento, ¿algo que pueda indicar la contaminación xenos en definitiva?

Otro tema, no menos importante. Salimos apresuradamente de la nave por lo que únicamente disponemos del equipo que ve, quizás el capitán Ascote tenga a bien proporcionarnos algo de material... si es que aún queda.

Tras dirigirse a la asesina Skold se vuelve hacia sus compañeros - Veo dos líneas de acción compañeros.

La primera, tratar de averiguar donde se encuentra la inquisidora, suponiendo que aún viva, y utilizar su experiencia en esta investigación para localizar la "fuente" del poder xenos. Suponiendo que la inquisidora no haya sido contaminada...

La segunda va en la línea de lo que el hermano Elyas propone, localizar y destruir la "fuente" para posteriormente solicitar una flota imperial. Aquí nos encontramos con un problema de información, ¿por dónde empezar? - está claro que en primer lugar sería útil poder interrogar al cabecilla rebelde para obtener información válida para comenzar nuestro rastreo.

La asesina asiente como si esperase esas preguntas:

- Esos son los problemas principales: no pueden distinguirse, al menos a partir de determinada generación. Los primeros descendientes muestran rasgos claros, son bestiales y agresivos, además de deformes, y no saben utilizar objetos. Generaciones subsiguientes van disimulando estos rasgos hasta hacerse indistinguibles... pero creo que esa no es nuestra principal preocupación. Este planeta está demasiado fuera de los límites imperiales para tratarse de una infestación tan... silenciosa. Me decanto más por el control mental, aunque me temo que hay algo más, no sé el qué. Mis movimientos han sido muy limitados en los últimos días y carezco de mucha información necesaria.

No sé donde está el líder de la progenie, y tampoco sé si Kalistradi llegó a saberlo. Seguramente se encontrará en un sector con dominio rebelde y bien protegido. Veréis, la ciudad se divide en cuatro distritos principales: Calistria, que es ahora una zona de guerra total. Alberga los barrios bajos y los mercados. Magistria, que alberga la casa del Lord Gobernador Thorsholt y las mansiones de los pudientes. Fabrica es un distrito industrial, en el borde exterior, y la salida al mar. Y finalmente Portica, que es en el que nos encontramos. Aquí se encuentra el espaciopuerto y la base principal de la FDP, no lejos de aquí.

Lamentablemente, hermano Lobo, no tenemos acceso nosotros tampoco a suministros y munición. No usamos armas bolter y además estamos muy escasos de material. Pero si recuperasemos los almacenes, al sur de este mismo distrito, dé por seguro que encontraríamos munición para todos. Sería un duro golpe a los rebeldes y una enorme ventaja para nosotros.

Pero no os engañaré, esta no es la prioridad. Me temo que, cuando la insurrección alcance determinado punto, esto se convertirá en una invasión total. Este es el segundo paso de una invasión tiránida. Cuando los rebeldes tomen la ciudad, los tiránidos vendrán. Ellos... lo saben de algún modo, y no falta mucho para que la vanguardia de la flota tiránida se nos eche encima. Nuestra tarea principal es destruir su cabeza y mandar un mensaje de socorro. Con vuestros códigos, nos tomarán en serio. El único modo fiable que conozco se encuentra en la Casa de los Ecos, en el distrito Magistria... si sigue viva.*

Elyas no compartía la opinión de la asesina; no podían lanzarse a buscar a esa "abeja reina" sin conocer su ubicación exacta y con los pocos suministros que traían de la nave.

- Si queremos lanzarnos al corazón de la infestación, necesitaremos suministros; no sabemos entre cuantos rebeldes y xenos tendríamos que abrirnos paso. Creo que los almacenes al sur deberían ser nuestro primer objetivo, hermano Apotecario.

Coincido contigo hermano Elyas, debemos acceder a los almacenes si queremos llevar a buen puerto la misión. De lo contrario tenemos las horas contadas. Creo que es la mejor opción, aunque me gustaría escuchar las opiniones de nuestros hermanos previamente.

Skold da la vuelta y se dirige a la salida de la capilla - Si me disculpáis, voy a traer al cabecilla del anterior ataque rebelde. Con un poco de suerte algo nos aclarará.

Escucho las palabras de la asesina mientras sano las heridas del Hermano Elyas. El médico a mi lado intenta ayudarme mientras le pido lo que necesito. La herida no es tan fea como otras que he visto, pero la verdad es que es complicada pues atraviesa distintos planos musculares que se mueven constantemente en direcciones divergentes. Estiro mi mano para pedirle al médico los instrumentales que necesito:

 - "Extractor... pinzas... bisturí... espaciador... forceps... sutura."

Termino de suturar la herida, pero la verdad es que no es un buen trabajo y esa herida sanará solo con la regeneración natural de mi hermano, pues la sutura no durará con tanto movimiento muscular y la baja ventilación hará que el tejido mantenga un nivel de humedad que a un humano provocaría una infección, pero que en el caso de un Space Marine, solo hará que se demore un poco más en sanar. Si tuviese materiales más específicos y drogas más avanzadas podría hacer más, pero en estas rústicas condiciones es poco lo que puedo hacer:

 - "Está lista, pero no ha servido de mucho. Debes cuidar esa herida pues no tengo los implementos aquí para hacer más por ella. Debes cuidarte y sanará en unos días."

Luego termino de escuchar las palabras de la Asesina y luego las de mis compañeros. Me pongo de pie y le hablo a mis Hermanos de Batalla:

 - "Está bien, Hermano Skold, las palabras del rebelde pueden darnos buenas luces de que camino tomar, pero ya he tomado una decisión preliminar: Nuestra prioridad absoluta es pedir refuerzos. Para ello debemos acabar con el bloqueo por una parte, pero no podemos dejar que la invasión tiránida avance, por lo que debemos evitar a toda costa que los rebeldes tomen la ciudad. No lograremos nada con encontrar a la Inquisidora o acabar con el bloqueo psíquico si la flota tiránida llega primero y nos acaba a todos. Lo primero que haremos es tomar los almacenes pues con eso nos equiparemos y daremos a las fuerzas restantes de la FDP las herramientas para detener el avance rebelde y darnos tiempo para lo que sigue. Luego de eso iremos a la Casa de los Ecos, donde nos aseguraremos de que estén las condiciones para enviar un mensaje, pues si no quedan Astrópatas y Kalistradi está muerta, nadie podrá enviar el mensaje. Una vez esté asegurado ese objetivo, buscaremos y acabaremos con el tiránido objetivo y daremos una señal predeterminada para enviar el mensaje durante lo que dure la apertura del bloqueo. ¿Hay alguna duda?"

Les miro de frente, esperando alguna duda por su parte, pero los objetivos están claros para mí. Si no aseguramos la situación actual fortificando la defensa de la ciudad, los tiránidos llegarán y todo acabará. Aun recuerdo claramente la invasión de los tiránidos en Macragge y como todo nuestro Capítulo sufrió bajas incontables en un terrible guerra sin cuartel en contra de la abominación de esas bestias. Este planeta caerá como cenizas si logran llegar a este mundo, es por eso que debemos detenerlos antes de que sea tarde.

- El rebelde está muerto -interrumpe la asesina, como si se tratase de un comentario azaroso, antes de que Skold salga de la capilla-. Murió desangrado mientras combatíais. Tampoco tenía mucho que aportar. Solo era un rebelde más grande y más tonto. Su desempeño principal era dar moral al resto, dudo mucho que supiera nada relevante.

Os espera una noche muy larga, en la que podréis decidir si Lordsholm cae hoy, o aguanta hasta mañana. Pero no lo dudéis, la ciudad está condenada, es solo cuestión del tiempo que ganéis.

Apotecario, tu plan es tan bueno como cualquier otro. Os ayudaré en cuanto pueda, pero mi labor está aquí ahora. Si queréis encontrar los almacenes, se encuentran al sur del distrito, no os será difícil. Allí encontraréis mercancías diversas, pero también armas y blindaje.

No hay más que hablar hermano Lucian, tu experiencia en las guerras contra esta raza xenos nos será de gran ayuda. Propongo realizar el asalto en la oscuridad, nuestra servoarmadura nos proporcionará la ventaja necesaria... aunque a decir verdad, dada la situación actual sería mejor partir cuanto antes.

Dirigiéndose a la asesina - Gracias por la ayuda asesina, espero que proporciones a estas diezmadas tropas el valor que necesitan. Al menos el tiempo suficiente... - Skold gira sobre sus talones y se dirige al exterior de la capilla - ninguna asesina, por muy callidus que sea va a hacerme cambiar de opinión... por el Trono que no. ¿Dónde está ese condenado cabecilla rebelde?

Omofágea

Skold se dirige hacia el cuerpo del cabecilla rebelde que ha conseguido abatir de un certero disparo en la cabeza. Lo observa, regodeándose de su puntería, disfrutando de su maestría con el bolter - El disfrute sería completo si no hubiese sido un humano, no es plato de buen gusto... Observa detenidamente el cadáver, tratando de adivinar alguna diferencia apreciable entre este humano y un humano sano - nada, es imposible adivinar lo que hay en su cabeza. La escoria psíquica debería ser eliminada del Imperio.

Pretendía hacerlo en plan, ritual. Encerrarme en la capilla sin ser visto, quitarme la servoarmadura, dejar que el instinto se apodere de la mente... ese tipo de chorradas modo druida D&D