Partida Rol por web

Egar: la rebelión.

Rachell

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18/06/2010, 01:33
Director

La silueta montada de la pelirroja se vislumbró en las cercanías de la fortaleza Dedo de Hierro, donde se encontraba aquel último mes el regimiento de los Templarios de la Fuente al cual pertenecía la warlock. Su última misión había sido como la mayoría de las anteriores: patrullar y reconocer una zona, volver en un plazo establecido y presentar un informe sobre ello. Por si eso fuera poco aburrido, siempre iba sola porque aquellos trabajos eran para una sola persona (dos o más llamarían demasiado la atención) y a casi nadie le gustaba pasar una semana sola sin más compañía que la de su yegua y la de alguna que otra alimaña (humana o animal) que se apareciera por el camino.

Pero volvía a casa, ojalá que por unos cuantos días. Tenía ganas de hablar con Rowen y de volver a ver a Evander. La edad que tenía su padre adoctivo empezaba a ser algo que la hacía desconfiar de desaparecer de su vista una semana: aunque el anciano todavía estaba fuerte y saludable Rachell temía que sufriera algún tipo de achaque y no encontrárselo a la vuelta. Pero siempe estaba ahí para recibirla con una sonrisa y eso hacía que todo el viaje mereciera la pena.

Los soldados de Dedo de Hierro que se encontraban bajo las órdenes de la Árbitro Arkaid dieron un grito de aviso al ver a Rachell, la cual hizo el gesto-contraseña necesario para entrar. El gesto y que la reconocieran físicamente fue más que suficiente para que abrieran las reforzadas puertas de la fortaleza que le dieron paso al interior.

Lo primero que tendría que hacer era encontrarse con Evander y contarle lo que había ocurrido aquellos días.

 

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18/06/2010, 12:46
Rachell Caristeas

Rachell azuzó a la yegua al divisar la fortaleza a lo lejos. Le palmeó el cuello y Edain respondió de inmediato con un suave relincho iniciando el galope. Por fin en casa, pensó. El regimiento se movía mucho, y ella con ellos, claro. Pero el hogar para la pelirroja siempre se encontraba donde estuviera Evander esperándola. Su padre ya era muy mayor, y ni si quera debería estar viajando con el regimiento. Rachell le insistía a veces con que debería encontrar un pueblecito en el que asentarse y vivir tranquilo, pero Evander Caristeas se negaba a ello. Para él su vida eran los Templarios de la Fuente y su hija adoptiva, y donde estuvieran ellos estaría él aunque fuera esperándoles con un buen plato de comida caliente en la mesa. Hacía años que había tenido que colgar la espada, pero todavía se le consideraba Santo de la Iglesia, y sus poderes funcionaban bien, aunque Rachell los había notado considerablemente mermados. No cabía esperar menos de un hombre de cincuenta y pico años.

La warlock hizo el gesto con una amable sonrisa y Edain entró de inmediato en la ciudad moviendo la cola y caminando de forma elegante.

―Eres una presumida –le susurró su dueña.

La yegua agitó la cabeza. Se entendían casi como si pudieran hablar. Llevaban ocho años juntas, había sido el regalo de su padre por su decimoctavo cumpleaños. Además, le había enseñado como comunicarse mediante la magia con ella, y mantenía esa conexión siempre. Cuando combatían era muy útil, porque podía dejarla a su aire y pelear a pie hasta que la necesitase, y ella volvía a pesar de las dificultades.

―Vamos a por Evander –y la yegua trotó hacia donde se alojaban.

La chica solo esperaba que Rowen y Thanos estuvieran allí también y no les hubieran mandado fuera. Necesitaba conversación, pues las misiones que les encomendaban solían ser aburridas y solitarias. Llevaba un mes bastante arduo, y agradecía volver allí donde la civilización existía. Aun así estaba contenta, y sonrió a lomos de Edain.

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18/06/2010, 17:18
Director

La pelirroja desmontó al llegar a la pequeña casa que le había sido asignada a los Caristeas al llegar a Dedo de Hierro. Dejó a Edain a la entrada sin atar, como siempre. No tardaría mucho con Evander y mientras buscaba a Rowen y a Thanos aprovecharía para llevar a su montura al establo, pues allí podría comer y descansar mejor.

Al entrar la asaltó un sabroso olor a cocido y la boca se le hizo agua. La cabeza de su padre asomó tras el puchero con una sonrisa que le surcaba el rostro de arrugas. Evander se levantó rápidamente, dejando la cuchara de madera dentro de la cazuela donde estaba cocinando. Cuando dejó de ejercer trabajo de campo se interesó por la cocina y aprendió a cocinar. Se le daba bastante bien y le permitía (además de distraerse y tener un nuevo hobbie) no depender de nadie para comer.

- ¡Rachell! - exclamó el hombre tras limpiarse las manos en el delantal que llevaba puesto. Abrazó a la joven y le cubrió ambas mejillas con tres besos en cada una. - Mira, qué oportuna, vas a llegar justamente para comer... ¿Qué tal te ha ido? No pareces herida, así que supongo que no ha pasado nada... o que ha pasado y te las has arreglado para ocultármelo. -

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18/06/2010, 18:57
Rachell Caristeas

El olor la recibió, haciendo que sonriese. Aquello era un buen regreso a casa. Se acercó a Evander y dejó que la cubriera se besos como siempre hacía. Seguía siendo alto y fornido, aunque ahora tenía mas barriga que músculo. Le abrazó, feliz, y después le acompañó hasta la mesa.

―¡Hola, papá! Eso huele muy rico –comentó sonriendo-. No, no ha pasado nada. Lo más interesante fue que se me metió un saltamontes en el estofado. No sé si de verdad esperan que haya movimiento por los alrededores.

Se quitó el yelmo y desabrochó los brazaletes mientras él ponía la mesa. Se dio prisa para ayudarle. Le contó de pasada un poco sobre su ruta, pero para cuando se sentaron ya había acabado. No era nada realmente interesante. Se llevó una cucharada a la boca y saboreó el cocido. Que bien se le daba cocinar.

―Está muy bueno. Me alegro de que se te de tan bien. A propósito, ¿sabes si Rowen y Thanos están?

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18/06/2010, 20:52
Evander Caristeas

- Por aburrido que suene es mucho mejor así. Últimamente las cosas están algo calientes... y sinceramente tras lo ocurrido con Eljared prefiero que Gaia disfrute de unos cuantos años más de paz. - dijo él, llevándose una cucharada de la comida a la boca. - Mh... sí, si mal no recuerdo ambos están aquí. Hace unos días les vi en el campo de entrenamiento luchando uno contra el otro. No tengo noticias de que nadie más fuera enviado de misión desde entonces así que seguramente los tendrás por aquí. -

Evander frunció un poco el ceño, como si acabara de recordar algo. - ¿Te has enterado de la última? Parece que los imperiales han decidido atacar... Ha sido una acción encubierta y oficialmente ha sido una rebelión de los lugareños, pero los espías de Arkaid han descubierto que efectivamente no es así. Han asaltado y conquistado la fortaleza de Egar y todas las tierras circundantes, lo que suma a un total de por lo menos 10 poblados. Arkaid está de un humor de perros, pero ha rechazado las peticiones que le han hecho de hacer una contraofensiva... Gaul no se ha pronunciado al respecto y ya sabes que Arkaid no es precisamente la más bélica de entre los Árbitros... Dedo de Hierro está un poco dividida por lo sucedido. - explicó el hombre, acabando de comer. - Quizás deberías ir a hablar con ese par de amigos que tienes a ver qué piensan de lo ocurrido... como te he dicho no he hablado con ellos desde hace bastante tiempo. -

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18/06/2010, 23:12
Rachell Caristeas

Rachell abrió los ojos sorprendida por la información. Aquello no le gustaba nada. Aborrecía cuando el Imperio actuaba de aquella manera intentando encubrir sus verdaderas intenciones. Terminó su plato escuchando a Evander con el ceño fruncido. Sus ojos estaban ensombrecidos por la rabia.

Aquellas acciones dañaban a civiles inocentes, destruyendo familias y sometiéndoles a normas injustas, muchas veces sin tener culpa de nada. Ella era de la opinión de que las diferencias debían solucionarse cara a cara sin involucrar a terceros. Si era necesario en el campo de batalla. También era consciente de que a los señores de la guerra les gustaba mover fichas de aquel modo para ganar terreno, aliados y fuerza, antes de dar el golpe final. Era lo lógico, pero eso no quería decir que estuviese de acuerdo con el modo en el que el Imperio y la Alianza Azur estaban llevando las cosas. Aun así luchaba, porque era lo que le habían enseñado a hacer y era fiel a sus compañeros. Pero no estaba de acuerdo con las razones de Matthew Gaul.

―Ya sabes lo que opino, pero no creo que el Imperio se esté luciendo demasiado últimamente. Iré a ver a Rowen luego, a ver qué me dice.

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19/06/2010, 01:27
Director

- Lo sé cielo, lo sé... pero no podemos hacer demasiado. A veces alguien me pide consejo e intento que todo funcione de la mejor manera posible, pero mi posición actualmente deja mucho que desear en lo que a toma de decisiones se refiere. Pese a ello... consuélate. De ser Alastor el encargado ya habría enviado a todas sus tropas a la zona conquistada y la habría dejado convertida en cenizas. - dijo Evander con un gesto de asco. Era más que obvia el desagrado que el hombre sentía hacia ese Árbitro en concreto. Sus maneras eran las más extremas de todo Azur y era verdad lo que el padre de Rachell decía: de ser él el encargado habría muchas más muertes de las necesarias.

Tras charlar un rato más Rachell se despidió de su padre y fue derecha hasta el establo a dejar a Edain, que relinchó agradecida de poder comer decentemente después de tantos dias. Tras dejar allí a su montura fue primero a la zona de entrenamiento para comprobar si estaban Rowen o Thanos. No se equivocó en su elección, pues allí se encontraba la chica, en aquella extraña (pero útil al fin y al cabo) posición que usaba para el combate con sus dos sables. En el tramo en el que tardó en llegar Rowen se había desquitado ya a dos contrincantes y estaba con un tercero, el cual parecía más experimentado y que le causaba más problemas.

Tras una finta hacia la derecha la mujer colocó rápidamente un filo a la altura del costado del hombre y otro junto a su cuello.

- Estás muerto. - dijo ella con un jadeo y una sonrisa de satisfacción.

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19/06/2010, 12:39
Rachell Caristeas

 

―No te preocupes, papá. Todo saldrá bien –le dijo con una sonrisa, cogiéndole la mano.

 

Rachell era así, aunque todo pintase negro siempre tenía fuerzas para animar a los que había a su alrededor. No podía ser de otra manera, en su opinión. Tenía la firme convicción de que estaba ahí para ayudar, igual que Evander lo había estado una vez. Para ella no había nada mas noble que entregar su vida al bien y a la paz, aunque esta tuviera que venir cogida de la mano de la guerra. Pero, como bien había dicho su mayor, Arkaid era una mejor Árbitro que a Alastor en cuanto a su Código de Conducta.

 

Después de la sobremesa fue a dejar a Edain al establo. Estuvo un rato con ella asegurándose de que todo estaba bien, aunque si no lo hubiera estado ella lo habría sentido al instante en su interior gracias a la conexión mágica que tenían. Le puso agua fresca y le cepilló un poco las crines antes de marcharse, diciéndole que luego volvería a terminar de acicalarla. Cuidar a un caballo requería mucho tiempo, al menos si quería que presentase aquel aspecto tan saludable. Era una ejemplar preciosa.

 

La warlock se encaminó después con paso rápido a la zona de entrenamiento a probar suerte. La obtuvo, pues allí estaba Rowen haciendo alarde de su habilidad con los sables. Era muy estilístico verla pelear, era casi como si bailase. La contempló desde la puerta con media sonrisa y dejó que acabase antes de aplaudirla y con entusiasmo. Después echó a andar hacia ella extendiendo los brazos para darle un abrazo.

 

―¡Rowen! Ya volví.

 

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19/06/2010, 20:24
Rowen

- ¡Rachell! - exclamó la chica, haciendo un gesto para finalizar el entrenamiento y corriendo para dejar los sables en su sitio e ir a abrazar a la pelirroja. - Qué bien que ya estés de vuelta... estaba preocupada por lo que ha ocurrido últimamente. ¿Cómo estás? ¿Ha ocurrido algo interesante? -

La mujer la cogió del brazo y la llevó a una de las mesas que había por allí donde los soldados descansaban del entrenamiento. - Por aquí todo ha estado muy calmado... y los nervios un poco tensos. La fortaleza está dividida entre los que quie... espera, ¿te has enterado de lo que ha pasado? -

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19/06/2010, 20:39
Rachell Caristeas

―Yo también me alegro de volver –dijo, devolviéndole el abrazo-. No, nada interesante. El cielo azul y tierra tan marrón como siempre.

La pelirroja se dejó arrastrar hasta una mesa, escuchando a Rowen con atención. Apoyó el codo en la madera y sobre esa mano la mejilla. Después asintió.

―Sí, mi padre me ha contado cómo están las cosas por aquí. La verdad… Bueno, no quiero pronunciarme mucho, pero ya sabes lo que opino respecto a eso de conquistar poblaciones civiles por la fuerza. –Rachell hizo una mueca de desagrado, pero enseguida se borró y curvó los labios en una media sonrisa- ¿Tú?

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19/06/2010, 22:25
Rowen

- Ay, pues no sé, chica... Comparto tu opinión, pero creo que si hace falta ponerse serios para sacar al Imperio de aquí toda medida es válida. No podemos permitir tener al enemigo en casa, Rachell... ¿sabes dónde está Egar, verdad? Apenas a doscientos kilómetros de aquí. A las puertas de Kaine, como aquel que dice. Si les permitimos que se queden con la zona de Egar pronto los tendremos a las puertas de la capital... y no quiero permitir eso. Realmente espero que... - un hombre interrumpió la conversación al llegar y aclararse sonoramente la garganta. Ambas mujeres miraron extrañadas al soldado, que hizo un saludo militar.

No era de los Templarios, era un subordinado de Arkaid. - La señora desea veros. A ambas. Ha pedido que vayais a verla de inmediato en la sala de mando. -

Sólo podía referirse a una señora... y, vistas las circunstancias, era complicado saber si eso implicaría buenas o malas noticias. Cuando el hombre se fue Rowen miró a la celsus con preocupación.

- Será mejor que vayamos... ¿Qué crees que puede querer Arkaid para llamarnos a ambas al mismo tiempo? ¿Una misión, quizás? -

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19/06/2010, 22:39
Rachell Caristeas

Rachell iba a hablar cuando vio al hombre acercarse. Al escuchar aquello se quedó un tanto asombrada, pero reacciono con rapidez.

-Claro -dijo antes de que subordinado se fuera.

Miró a Rowen y se encogió de hombros.

-No se me ocurre otra razón, pero... acabo de llegar. -No era nada alentador que pretendieran mandarla de inmediato a otro sitio. Necesitaba descansar un poco, aunque si Rowen iba con ella sería algo mejor-. Al menos espero que de ser así vayamos juntas.

Se levantó del banco y caminó al lado de la guerrera hacia el cuartel donde se encontraba Arkaid. De camino reflexionó sobre las palabras de Rowen. Tenía razón, tampoco podían permitir que el Imperio se les plantase delante sin hacer nada. Quizás la señora tuviera alguna idea en mente para ello.

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19/06/2010, 22:59
Arkaid

Cuando llegaron a la sala de mando lo primero que vieron fue la figura de la Árbitro, ataviada como siempre en su armadura y su yelmo.

La luz que entraba por la ventana y se reflejaba en su armadura le daba un aspecto etéreo, como sobrenatural. No por nada la apodaban 'El Ángel'. Una vez consiguieron apartar la vista de la mujer observaron que había un hombre a un lado de la sala, muy serio y muy recto por dónde estaba: era Thanos. Cuando vió a Rachell llegar se le iluminó la cara y puso una enorme sonrisa, pero no se movió de donde estaba ni le dijo nada.

Cuando ella y Rowen cerraron la puerta Arkaid se dió la vuelta y las miró, aunque ellas al no ver lo que había tras el yelmo no sabían cuando lo hacía. - Me alegro de que no os hayáis demorado en venir: este es un asunto importante que debemos tratar y tras meditarlo he decidido que seaís vosotros los implicados. Lo he consultado con Juliano y tengo su permiso para usaros en lo que tengo pensado. -

Bajo la distorsión que provocaba aquel extraño casco se podía adivinar una voz femenina, pero era cuanto menos extraño hablar con alguien así y peor aún era hacerlo sin verle el rostro, ni aunque fuera una sola vez. - Sentáos, los tres. Tendremos que hablar un buen rato. -

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19/06/2010, 23:13
Rachell Caristeas

Rachell se quedó embelesada por la magnificencia que desprendía Arkaid. Nunca la había visto y le causó mucha impresión. Favorable, por supuesto. Siempre había respetado a los Árbitros por el trabajo y la labor que emprendían tan diestramente.

Vio a Thanos, y no pudo evitar una enorme sonrisa que hizo desaparecer de su rostro al instante, guardando la compostura. Entonces escuchó que les iban a mandar a los tres juntos y eso hizo que le diera un vuelco el corazón. Nunca había ido con ambos de misión, aunque al parecer no iba a ser lo que normalmente hacían. Si habían pedido permiso al líder de los Templarios para hacer aquello, desde luego no tendría que ver con aquellas rutinarias y aburridas expediciones.

Tomó asiento como ordenó y esperó a que fuera ella la que hablara. A fin de cuentas era la que les había hecho llamar.

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20/06/2010, 06:12
Arkaid

- Debo suponer que estáis al corriente de lo que ha ocurrido en Egar. - dijo la árbitro, sin sentarse. Rachell pudo notar que sus dos amigos estaban igual de nerviosos que ella lo que la hizo sentir un poco mejor. - He estado cuestionando muchas cosas, tanteando el terreno... y he tomado una decisión. No puedo permitir que Abel y sus secuaces campen a sus anchas por el norte de Togarini, pero lo último que quiero es una guerra y menos todavía que estalle por mi culpa. Es por ello que recurro a vosotros. -

Su cabeza se movió apenas unos milímetros pero ahora, por la tensión que sentían los tres, podían estar casi seguros de que Arkaid estaba fijando la vista en ellos. La Alto Árbitro tardó unos segundos en continuar.

- Necesito de vuestra actuación en el norte. Nadie más que vosotros tres, solos. Abel ha conseguido que lo acontecido en Egar parezca una rebelión... pues bien, la Alianza conseguirá una contrarrevolución. Ahora mismo todas las poblaciones de alrededor de la fortaleza están bajo el yugo de Abel y es muy probable que con un poco de persuasión accedan a ayudaros en una campaña contra las tropas imperiales. Por supuesto vuestras identidades deben permanecer en el más absoluto secreto, de modo que nada de apellidos o afiliaciones. Sois agentes libres apartir de este momento. - la árbitro dejó que sus palabras calaran hondo en los jóvenes y vaya si lo hicieron. Cuando fue viendo las reacciones de cada uno prosiguió. - Hay alguien que os servirá de ayuda. Es el líder de una pequeña... organización que actúa bajo mi tutela. Organización son palabras mayores pues apenas son un grupo de milicianos con algo de conocimiento de combate... pero conocen tanto el lugar como las gentes a la perfección y con su ayuda conseguiréis unificar todo Egar y sacar de allí a las tropas imperiales. -

- Ni que decir tiene que esta misión es muy importante y que espero que se cumpla a la perfección... discreción, sobre todo discreción. -

Notas de juego

Ya decia yo. En Gaia pone Arkaid y en Tactics Arkeid xDDDD Lo dejamos así, no importa.

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20/06/2010, 09:23
Rachell Caristeas

La guerrera escuchó con mucha atención todo lo que la Árbitro dijo. Entonces... lo que pretendía Arkeid era una ofensiva enmascarada mediante su acción en las tierran coliendantes a Egar. Sonaba difícil y peligroso tal cual estaban las cosas. Normal que les pidiese discrección y mantener sus identidades ocultas.

-Entonces estaríamos hablando de una misión de... pacificación en cierto modo. En vez de tomar las armas usar la palabra para que sea esta misma la que se levante con el Imperio.

Rowen y Thanos parecían tan noqueados como ella, así que tomó la palabra porque normalmente solía tomarla en aquellos casos. Se le daba bien entenderse con la gente. Y bueno, lo que le planteaba Arkeid era una acción bélica muy suave. Por eso la prefería a ella y no a Alastor. Lo que se contaban de él era de persona un poco impulsiva. Le gustaba la idea.

-En tal caso podéis contar conmigo plenamente para ello. Todo lo que sea evitar un conflicto armado a mayor escala y con mas heridos ha de ser escuchado en una guerra. Apesar del peligro estoy dispuesta a correr el riesgo que ello supone -finalizó.

Estaba seria, mostrando todo su talante, como diciendo "valgo para ellos" Era la oportunidad que había estado esperando desde hacía años.

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21/06/2010, 12:41
Director

Thanos balbuceó algo así como 'pero...pero...pero...' aunque acabó murmurando un: 'No me creo que me hayan elegido para esto', pero Rowen pasó a un modo tan emocionado como lo estaba Rachell.

- Bueno... entendido, señora. Rachell ha hablado por los tres, creo. No hay mucho más que decir salvo nuestro deseo de que el plan funcione y ocurra lo mejor para la Alianza y para todos nosotros. - dijo ella con una sonrisa. Thanos, aún bastante desconcertado, acabó por asentir mientras una sonrisa empezaba a asomar en su rostro. Arkaid continuó.

- Bien. No quiero que le habléis a nadie de esto. Podéis despediros de quien queráis y decir que os vais de misión, pero no déis detalles sobre ésta. Siento ser así, pero debo asegurarme que, si alguien se entera de este plan no sea por haberlo escuchado entre estos muros. -

- Debéis partir lo antes posible. Rachell, tengo entendido que acabar de llegar y me gustaría que pudieras descansar... pero no podemos esperar más. - Arkaid sacó un mapa del norte de Togarini y Remo y señaló un punto. - Dirigios aquí, es el emplazamiento donde se encontrará el líder del que os he hablado. Hablad con él y contadle el plan, dudo que se oponga a él. Entre todos conseguiréis nuestros objetivos. -

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21/06/2010, 14:14
Rachell Caristeas

A Rachell le hubiera gustado poder contárselo a Evander, y descansar también. Pero si la Alianza Azur requería de ellos para solventar el problema de Egar no iba a faltar a su deber. Alargó el brazo y le palmeó el hombro a Thanos para que se relajase, al menos estaban juntos. Después volvió a tomar la palabra.

―De acuerdo. Comprendo que sea de vital importancia la misión. Partiremos hacia allí enseguida –la pelirroja tomó el mapa y memorizó la posición y las palabras que Arkeid le dijo-. ¿Cuál es el nombre de nuestro aliado? O el de la organización al menos.

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22/06/2010, 00:41
Arkaid

- No puedo daros su nombre, pero sí su apodo... su nombre es Armata. Él os recibirá. No os preocupéis, es alguien fácil de tratar. - fueron las últimas palabras de la árbitro antes de mandar que los tres se fueran.

Rachell le pidió antes de irse que si algo le ocurriera le contara lo que había sucedido a su padre (y algo similar hicieron Rowen y Thanos). Todos acordaron encontrarse a las dos horas en la entrada de Dedo de Hierro, tiempo en el cual prepararon las cosas, se despidieron de quienes debían y se mentalizaron de lo que les esperaba.

El camino hasta la marca en el mapa (que no era de ningun poblado o sitio relevante o eso parecía) fue tranquilo, en el cual el trío de amigos se dedicaron a hablar y a confabular sobre lo que iban o no a encontrarse. Rachell pudo notar que entre Thanos y Rowen parecía haberse enfriado la amistad y no pasaban más allá de unas pocas palabras cordiales, pero Rachell no quiso hablar del tema debido a la misión que tenían.

Aproximadamente en una semana llegaron a las cercanías del marcador en el mapa... allí pudieron ver lo que parecía una pequeña aldea que en realidad no era tal, era una especie de campamento. Numerosas tiendas de campaña, unos cuantos fuegos encendidos y alguna que otra persona de aquí para allá, poco más. Cuando les vieron no tardaron en salir media docena de hombres armados con arcos para apuntarles sin mediar palabra alguna.

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22/06/2010, 13:53
Rachell Caristeas

Rachell puso su mejor cara y le dijo a Evander que ya le habían asignado otro destino, pero que no se preocupase que Rowen y Thanos iban con ella. Al hombre le extrañó, pero la sonrisa de su hija fue suficientemente convincente como para que no preguntase mas. Aun así, los ojos de la pelirrroja estuvieron esquivos pues, aunque  sus órdenes eran estrictas y firmes, seguían mintiendo a su padre. Con un fuerte abrazo se fue.

Disfrutó del viaje como de ningún otro. La compañía era agradable e incluso Edain estaba mas animada al encontrarse con mas de su especie. No tardaron mucho, una semana a caballo hasta la zona del mapa. Discutieron un poco porque se habían desviado ligeramente al norte, pero Thanos les ilustró con sus conocimientos sobre la posición del sol para ubicarles de nuevo. En un par de días mas encontraron el campamento donde debía encontrarse el aliado de Arkaid.

Rachell, desde su caballo y portando la alabarda (por precaución), miró a Rowen y tomó la palabra.

―Buscamos a Armata –dijo un poco cohibida.