Partida Rol por web

Lyethea se adelantó un paso y ordenó mentalmente a la bola de fuego candente que se moviera unos pasos al sur, estaba claro que Ezra podía aguantar el fuego arcano mejor que los nomuertos, así que primero debían destrozar a aquellos que le hacían de escudo y lanza para luego poderse centrar en él. Eso no significaba que no pudiera distraerlo un poco y levantó la ballesta que llevaba desde el anterior combate y disparó hacia Ezra. Estaba segura que lo esquivaría igual que había esquivado el daño de la esfera flamígera, pero esperaba que le rozara como mínimo… soltó un bufido de exasperación al ver como el virote se clavaba en el suelo sin llegar siquiera a su destino.

Todo pasó bastante rápido.

Lyethea movió la bola de fuego calcinando a los dos esqueletos que estaban incordiando a Ágata, aunque el virote que disparó con su ballesta no alcanzó a Ezra por mucho. Ni siquiera le molestó en su concentración.

Por su parte el nigromante siguió conjurando, ajeno al parecer a lo que sucedía a su alrededor. Gotas de sudor perlaban su frente, y la determinación estaba marcada en su rostro.

Aunna trató de liberar un poco el camino a Shalmaar el cual todavía tenía un esqueleto a su lado. Pero sólo la ballesta izquierda fue capaz de alcanzar al no muerto, y aunque hizo daño no fue suficiente.

Pero Jark sí. Enfurecido como estaba de todo lo que había pasado hasta el momento, se lanzó contra el esqueleto deshaciendolo en pedazos con su hacha.

Tan sólo quedaban dos enemigos. El no muerto que peleaba con Quincalla, y el mago negro que lo había causado todo.

¡Ouf!- exclama el pícaro al recibir otro golpe, uno que lo dejó brevemente sin aliento y seguramente con alguna costilla fracturada.

Y así fue que su golpe no resultó ser gran cosa rebotando ambas dagas en las costillas del esqueleto, a lo que se acercó a la clérigo y dijo -¡eh! ¡Tienes que repararme! ¿No te queda algo de esa magia que tan alegremente repartiste antes con todos menos conmigo cuando estábamos heridos, eh?- ahora que las cosas se estaban poniendo feas para el pícaro se notaba cierta acritud en sus palabras.

El picaro tenía muy fácil acabar con el esqueleto, y a pesar del dolor de los golpes recibidos que hizo que sus ataques no fuesen tan certeros como de costumbre, acabó con el no muerto que quedaba.

La situación era bastante favorable para los héroes, ya que sólo tenían que enfrentarse a Ezra. Y ellos eran seis. Debería ser fácil.

Había costado, pero ya casi habían terminado. De todas maneras, el elfo no se confiaba. Hablaban, después de todo, de alguien que había preparado todo esto. Era de esperar que fuera por sí solo más peligroso que todos los esbirros que se habían interpuesto en el camino del grupo.

Las heridas sufridas le dolían, pero no pudo sino suspirar mentalmente ante las quejas, tan infantiles, de Quincalla. ¿Pero qué se podía esperar? Era un niño, al fin y al cabo. 

Sin dejar que esos pensamientos le distrajeran, atacó. Una de sus armas no pudo superar la defensa mágica del adversario... pero la segunda mordió la carne del genocida.

Sin duda me sorprendieron las palabras que claramente venían dirigidas a mí, aunque bueno, las de antes también, así que entendía que Quincalla había empezado alguna especie de cruzada contra mí. 

- Tranquilo, Lux acoge a todas las buenas almas en su reino. - Si pretendía que me sintiera culpable o algo parecido la llevaba clara. Mi magia era limitada y tenía que dosificarla como creía conveniente, que a él no le pareciera bien, era cosa suya. - ¿Te funciona alguna vez pedir las cosas tan educadamente? Porque te quiero recordar que el que quiere conseguir algo eres tú, no yo. 

Dicho esto, y dejando muy claro que yo sólo respondía a las exigencias de alguien y era de Lux, me desplacé hacia el lugar en el que estaba el sicópata levantador de muertos y me dispuse a golpearle. 

No dudó en ello, sabiendo que ya solo quedaba Ezra y que pronto estaría rodeado, alejó la bola de fuego de sus compañeros, no fuera que les impidiera el paso hasta su enemigo. Por otra parte aseguró otro virote en la ballesta y volvió a disparar, pero se dio cuenta nada más disparar que no haría ni el más mínimo roce a Ezra.

Gruñó para sus adentros y mentalmente buscó que otros hechizos le quedaban disponibles para esas situaciones, estaba claro que la ballesta no era la mejor herramienta para esa situación.

Oh vaya- exclama el pícaro tras dar cuenta del último esqueleto y empezar a rodear al nigromante acto seguido -y yo pensando que teníamos un objetivo y cada uno actuaba de acuerdo a sus capacidades. 

Y es que mientras el nigromante estaba distraido por los demás de nuevo logró deslizar una daga dirigida a su cuello con muy mala idea y poca compasión -imagina que mi brazo es el tuyo matando y acuchillando, yo imagino que mi brazo es el tuyo sanando. ¿Fácil verdad? ¿Que sería lo siguiente? ¡Hechiceras atacando a bastonazos! ¡Eso sería!- y en realidad empezaba a acusar el combate y las heridas, pero si Quincalla moría sería con una última chanza o puya en los labios. Así pudiese escupir al ojo de Lux por tener seguidoras tan tozudas una vez muerto.

El nigromante se vio rodeado por el grupo, pero por alguna razón no parecía demasiado preocupado. O al menos no lo aparentaba.
Dejó de salmodiar para centrarse en el compate inmediato.

Ya continuaré después.

Empezó a gesticular y conjurar y su mano derecha se envolvió con un aura oscura y crepitante. Para justo después tratar de tocar a Shalmaar, pero afortunadamente para el hoja de otoño era demasiado agil para dejarse tocar.

El mago sólo pudo gruñir de frustración, aunque su mano seguía chisporroteando de energía.
 

Oh vaya- exclama el pícaro tras dar cuenta del último esqueleto y empezar a rodear al nigromante acto seguido -y yo pensando que teníamos un objetivo y cada uno actuaba de acuerdo a sus capacidades. 

Y es que mientras el nigromante estaba distraido por los demás de nuevo logró deslizar una daga dirigida a su cuello con muy mala idea y poca compasión -imagina que mi brazo es el tuyo matando y acuchillando, yo imagino que mi brazo es el tuyo sanando. ¿Fácil verdad? ¿Que sería lo siguiente? ¡Hechiceras atacando a bastonazos! ¡Eso sería!- y en realidad empezaba a acusar el combate y las heridas, pero si Quincalla moría sería con una última chanza o puya en los labios. Así pudiese escupir al ojo de Lux por tener seguidoras tan tozudas una vez muerto.

Quincalla alcanza al mago con una de sus dagas pero ésta no entra todo lo profundamente como debiese, el campo que le rodea parece que no sólo le protege de los conjuros.

Aún así no debería durar mucho contra todos.

Aunna se muve para tener angulo de tiro y dispara sus dos ballestas, las cuales parecen recargarse solas ya que siempre están apunto de disparar. No obstante sólo da una que apenas hace un rasguño al hechicero, pues el mismo efecto que le había protegido contra Quincalla le vuelve a proteger.

Sin embargo el enano sí que es efectivo. Tras acercarse al semielfo levanta su hacha y la desgarga con fuerza contra su enemigo. Y en esta ocasión no parece que haya nada que lo desvie. ¿Será la voluntad y la rabia enana u otra cosa.

- No, asesino sin entrañas, no vas a continuar nunca. Ni aquí ni ahora- murmuró el elfo logrando golpear a su enemigo con uno de sus ataques- Sangras, y puedes morir. Y morirás. Y tu muerte será insignificante, estúpido imbécil. Necio. 

El semielfo pareció acusar el daño recibido por Shalmaar, al igual que con Jark sus armas penetraron sin problema el campo que le protegía, aún así no había llegado a caer. Lo cierto es que para ser un mago no era en absoluto debil.

Esta vez dejó la ballesta a un lado, estaba claro que no era su mejor arma. Su arma era su conocimiento, su poder sobre la magia arcana, pensó mientras sus ojos liláceos destellaban. Y como si fuera otro gesto más, sin dudar, alzó la mano y disparó un rayo de fuego de su dedo con destino a su enemigo.

Decidí desconectar de las palabras de cierto individuo que parecía no ver nada más allá de sus propios intereses, por mucho que intentara camuflarlos en intereses de todos y así, pensé unos instantes en qué podíamos hacer, porque si los esqueletos ya nos habían resultado contrincantes duros, seguro que el nigromante también nos iba a escocer. 

Así, decidí ponerme a lanzar un conjuro, pues cualquier ayuda sería buena para vencer a aquel desalmado. 

Tanto Ágata como Lyethea decidieron usar conjuros contra Ezra, pero éstos fueron absorvidos por el campo que parecía rodearle.
El nigromante por su parte, con la mano todavía refulgiendo de energia negra, decidió en esta ocasión atacar a la clériga de Lux.

Por culpa de los tuyos, de vuestra intolerancia, los mios y mi diosa han sido perseguidos. Todos acabaréis igual. Muertos por la mano de Ayuved.

La mano del nigromante toco a la sacerdotisa y esta sintió un frio innatural y como la vida se le escapaba, a su vez las heridas sufridas por el semielfo empezaban a cerrarse. Aunque no todas. Pero la mano del malvado todavía seguía brillando.

Por un momento la situación que estaba casi controlada se volvió una vez más a poner peliaguda. El nigromante se había curado de parte de sus heridas con uno de sus malignos conjuros, dejando a su vez a la clériga de Lux en un estado peligroso.

Aunna trató de acabar con él con sus ballestas, pero sólo uno de ellos se clavó haciendo más bien poco daño.

Jark logró ser más contundente, pero a pesar de eso el semielfo logró evitar la mayoría del golpe ya que le rozó un hombro.

Toadavía quedaba Quincalla, el cual tenía la posibilidad de termianr con el causante de todo aquello. ¿La aprovecharía?

El pícaro se quedó unos largos instantes descifrando las palabras del nigromante, sin mucho éxito por lo que dijo al final -¿Ayuque...? Igual necesitas ayuda para hablar más claro- y como quien no quiere la cosa aplicó el arte del pícaro por excelencia; apuñalar a la espalda cuando el malvado nigromante se dedica a matar a la clérigo estirada, oh, no se lo agradecería pero eran gajes del oficio. Ambas dagas fueron certeras y sintió el frío de la daga transmitirse al cuerpo del tal Erza, por lo que añadió con sorna -¡y cuidado colega, si necesitas ayuda para entrar en calor creo que ella no va a servirte de mucho!