Partida Rol por web

Keloa dirige su mirada gris a la pequeña humana que hablaba su idioma cuando ésta vuelve a acercarse a ella. Todavía no acababa de hacerse a la idea de cómo era y de si podía o no confiar. Ante la duda, Keloa decide mantener distancias y agradece que Udokal se adelante en responder. Sin necesidad de añadir nada más a sus palabras, se mantiene a la espera de que la joven Pazzo emprendiera la marcha para seguirla.

Para mí, de momento ninguna habitación, gracias-dijo a la camarera a modo de disculpa.

Miró de soslayo de nuevo a los Oshar.

Supongo que todavía no hay porqué preocuparse de los temas de alojamiento. Después de todo, si estamos en temporada baja, las habitaciones seguirán libres cuando volvamos de ver al Lord.

¿De qué iba toda esa conversación con los Oshar, Aeryn? ¿Qué me he perdido?

Pazzo volvió a sonreír ampliamente al escuchar las palabras de Udokal. Ella siempre sabia como atraer la atención de los demás y como hacer que la necesiten. Incluso el moreno podría pedirle ayuda ya que la rubia les dio a todos la espalda y se interesaba mas en sus cosas.
-Veras Udokal, primero tengo que acabar de cenar porque, le hace al gigante una señal con la mano para que agache su cabeza mientras que ella se levanta de puntillas, la mujer con quien hablaron tus compañeros me va echar la bronca si no dejo el plato vacío.
No tenia claro que eran los pelirrojos ya que la chica decía que son hermanos y el decía que no, pero le seguía molestando que nadie mas se digno en presentarse.
-Veo que tu hermana no sabe decirme su nombre, a lo mejor me lo dices tu y después de cenar podre ir con vosotros al "jefe de tribu". Porque no os sentáis un rato?
Dicho eso les da la espalda a los O'shar y, mientras vuelve a su mesa, clava su verde mirada en los ojos del moreno. Con cara de niña mimada entrecierra sus ojos hasta que solo una ralla verde se deja entrever y frunce el ceño.
-Podría decirte yo lo que hablan los gigantes pero que sabrá una muchacha como yo?. Después de decir eso le saca la lengua y le da la espalda volviendo con pasos suaves a su sitio.

Los ojos del perplejo Phey se abrieron como platos. ¿A qué había venido esta respuesta fuera de lugar de esta chiquilla?

Se dirigió de nuevo a la camarera, en voz más baja.

¿Quién es esa chica de la capa verde? Se acercó a los Oshar con ímpetu, a pesar de que le sacan tres o cuatro cabezas de altura, les habla en su idioma, y... ¿se aloja en esta posada en plena temporada baja?

Se había presentado a sí misma como Pazzo, la traductora, pero toda la gente que se había encontrado hasta ahora en la colonia hablaba Osht. Lo normal habría sido que una traductora abandonase estas frías tierras con los últimos mercaderes. Empezaba a sospechar que Pazzo tendría un segundo oficio... ¿prostituta? Era habladora y extrovertida, y sus rasgos Naiss eran muy... atractivos, aunque a Phey no le impresionasen.

Bialy volvió a su sitio y siguió comiendo pequeños bocados. Sus ojos verdes miraban a los nuevos. Mientras jugueteaba con el tenedor en el plato, puso el codo de la mano izquierda en la mesa y apoyo su cabeza en la palma de la mano. Se mete otro bocado en la boca y mastica despacio mientras repasa las escenas anteriores.

Lo normal era que sus ojos vigilaran mas a la rubia y que identifique donde podría guardar ella el dinero, pero sus ojos no paraban de mirar al moreno. Así como estaba, despeinado y mal oliente atraía mucho la atención de la pequeña Pazzo. Un suave suspiro salio de su boca, si los guardas de seguridad no estarían ahí podría haberles manoseado un poco, lo suficiente para saber si merecía la pena intentar robarles mas tarde.

Osea que la rubia se llamaba Aeryn, es así como la llamo el moreno cuando se dirigió a ella la ultima vez.

El moreno... sus ojos otra vez se paran en el. Lo ve mientras habla en voz baja con la camarera. Por que le saque la lengua antes? Por que no dejo de mirarlo. A mi lo único que me interesa es su dinero, pero mirándole los rasgos de la cara no me voy a enterar de eso. Frunce el ceño suavemente y mete en la boca el ultimo bocado del plato. A ella le gustan las joyas, las monedas de oro, los perfumes carros y las sales raras de baño. Solo esas cosas mira con interés, nunca a los chicos.

Se atraganta mientras se acuerda de lo que le había contado su madre. Le había dicho que en algún momento eso podría pasar. NO NO NO yo no me fijo en ningún chico son ellos que pierden las babas por mi. Tira el tenedor en el plato y coge el vaso de agua. Después de beber unos cuantos sorbos no levanta mas la mirada. Si es verdad que el chaval le gusta hará lo que la cabeza mande y no el corazón, ella está por encima de todo eso.

-Acaba tu cena, te esperaremos aquí.

No tenía ninguna intención de ir a sentarse con la desconocida en las pequeñas sillas y mesas del local, estaba mejor allí de pie. No contestó nada más. Si Keloa quería decirle como se llamaba era cosa suya, al igual que si lo hacían o no el resto de sus compañeros de viaje. Después la muchacha comenzó a hablar con Phey en otro idioma y Udokal se centró en su compañera de tribu.

-Pronto podremos solucionar nuestras dudas.

Tenía puestas muchas esperanzas en la reunión con el jefe de la colonia pensando que se mostraría igual de hospitalario que un jefe de tribu O'Shar. Eso proporcionaría nuevas armas y ropas a Keloa y él podría arreglar las roturas en las suyas. Además la información que esperaba recibir sería de gran utilidad.

Cuando Phey le habla, esta cambia el tono a uno mucho mas humilde, incluso agacha la mirada.

- Lleva aquí varias semanas señor - dice en voz baja - Viaja sola, lo cual a su edad como comprenderá no es algo muy recomendable y siempre parece estar entrometiendo sus orejas en todo... me parece que es una chiquilla bastante descarriada... si entiende lo que quiero decir.

La camarera ordena a una de las chicas que pare de carretar agua y os lleve hasta vuestras habitaciones.

Las habitaciones a las que os llevan están en la 1º planta. Son habitaciones sencillas, de unos 7 m2, cuyo principal mobiliario consiste en una cama de tamaño estandar, de 180, máximo 190 de largo por 90 cm de ancho. El colchón parece bueno, de plumas, y sobre este, hay varias mantas.
Cuenta también con un pequeño armario, así como dos baúles de tamaño medio a los pies de la cama.
Bajo la ventana hay una pequeña mesa sobre la que reposa una jarra de agua con su fuente para los aseos matinales.
La ventana es de cristal, lo cual no es muy común, y cuenta con contraventanas tanto por dentro como por fuera.

La joven os explica que en caso de tormenta mejor cerrar la contraventana de fuera, pues en caso de rotura del cristal, os cobraran una nueva.
Luego os entrega las llaves, que hasta entonces estaban en la puerta.

Una lástima de chica...-Phey niega con la cabeza-Una lástima.

Ante el cotilleo, es un alivio por lo menos saber que a esa oveja descarriada de Pazzo no la han visto con distintos hombres. Puede que no sea prostituta, después de todo.

Su habitación está llena de lujos. Mucho mejor que su pequeña celda de monasterio, sin duda. A escondidas saca su bolsa de oro y mete el dedo dentro como si contara las monedas que le quedan. No es mucho. Derrotado, se toma las amenazas de la camarera en serio, abre la ventana y cierra las contraventanas. Es que sino se pasaría todo el baño preocupándose de si un viento fuerte se pudiera levantar y romper los cristales.

La economía está muy mal. No hay para excesos.

Después de acabar de cenar, Pazzo recoge los platos y los amontona cuidadosamente, los cubiertos los pone encima de todo y se bebe el ultimo trago de agua que le quedaba en el vaso. Era una chica muy ordenada y no le gustaba dejar los platos esparcidos por toda la mesa.

Se baja de su silla, con el pequeño esfuerzo que eso le costaba, coge su abrigo, que tenia colgando en la silla y se abriga bien.

Dirige su mirada a los pelirrojos y con un intento de sonrisa profesional se mueve hacia ellos.
-Ya estoy lista para marchar, os espero fuera, si queréis seguirme...

Sin añadir nada mas se da la vuelta y se acerca a la puerta del local. Ya empezaba a notar el frío que se colaba por debajo de la puerta y empezó a cerrar los botones de su abrigo y a colocar mejor su bufanda, mientras esperaba alguna reacción de parte de los otros dos grandullones.

Al estar de espalda cierra los ojos y suspira. Ves, si te centras puedes conseguir en no mirarle el trasero a nadie. Vuelve a colocar su bufanda, otra vez y espera.

Keloa asiente a Udokal y, por primera vez desde que llegaron a la colonia, sus músculos parecen destensarse. No así las facciones de su rostro, que siguen tan inexpresivos como al principio. A Keloa nunca le habían gustado los extraños... Y llevaban unos días rodeados de ellos a todas horas.

Por otro lado, ignora por completo las palabras de la pequeña Pazzo, voluntariamente o por accidente, no le indica su nombre en ningún momento.

Cuando la ve saltar de la silla, se pone en marcha tras ella.

- Vamos. A ver si sacamos algo en claro de una vez.

Explica, saliendo de la posada sin despedirse de nadie. El resto del grupo había subido por un extraño acantilado dentro de la construcción (escaleras) y había desaparecido por un agujero en el techo. Desde luego, aquel lugar era de lo más extraño...

Udokal asintió ante las palabras de Pazzo y de Keloa y se dispuso a seguir a ambas mujeres hacia el exterior de la posada.

-Eso espero.

Una de las cosas que esperaba era poder conseguir ropas para su compañera, que seguía viéndose muy extraña con aquellas prendas que le había dejado Aeryn y que además no podían abrigarla del frío. Ansiaba por volver a salir al exterior y no tener que estar pendiente de chocar su cabeza contra las vigas o travesaños de las cubiertas de la posada.

Cuando salis fuera de la Posada, queda muy poco ya para que anochezca. La chica os conduce devuelta a la muralla, pero una vez allí, en vez de dirigirse hacia la gran puerta, ignora esta y camina paralela a la muralla hasta que llega a un edificio aislado, a no mas de 100 metros de la misma muralla.

El edificio en concreto es del tamaño de una Posada, con solo dos plantas, planta baja y una planta superior. Al contrario que todos los edificios que habéis visto hasta ahora, la puerta principal de este se encuentra en la planta de arriba, una larga escalera de piedra conduce hasta esta.

Arriba, uno de los guardias, de aspecto tan descuidado como los anteriores y pinta despreocupada, os observa tranquilamente mientras se hurga los dientes con un palillo. Es un humano Osth, de alrededor de 180 cm y espesa barba negra a juego con su fosco y largo cabello.

Al llegar arriba pregunta a vuestra guía

- ¿Que quieres niña? - Lo dice en común, luego practicamente no entendéis nada. La única información que podéis obtener de sus palabras es que sus palabras no suenan amenazadoras aunque si un tanto displicentes.

Tampoco muestra sorpresa por vuestra presencia.

Phey dejó su armadura en la habitación y bajó con la espada al cinto. Nunca era demasiado precavido bañarse con el arma a mano, aunque no esperaba ningún tipo de problema.

Cuando llegó a la primera planta, Keloa y Udokal no estaban. En un primer momento, Phey no los echó en falta. Fue mientras esperaba a que terminasen de llenar sus bañeras cuando se giró hacia el salón y vió que faltaban los dos Oshar.

Otra camarera les habrá llevado a sus habitaciones... Nos habrán adelantado y estarán disfrutando el baño que preparaban para Aeryn y para mí... Habrán ido a los establos a ver cómo están los caballos... O habrán salido para hacer sus necesidades tras la casa...

¿Qué podía hacer? Aunque los encontrase, no podría hacerse entender con ellos para que volviesen a la posada. Sin embargo, los Oshar saben que es aquí dónde han visto por última vez a Aeryn y a él mismo. Si Udokal y Keloa necesitasen ayuda sabrían encontrar a sus compañeros.

Aún así, Phey estaba intranquilo...

No tardan en llamaros para el baño. La sala, era una enorme habitación en la que había distribuidas 8 bañeras de cobre.
Para guardar la intimidad una serie de biombos separaban unas de las otras. Ademas del agua caliente dos grandes chimeneas mantenían el habiente caldeado, esto sumado al agua de las bañeras asignadas para vosotros dos hacia que la sala estuviera cargado de condensación.
Junto a cada bañera había una esponja natural, jabón, y un poco de sales.
Las chicas aguardaban en silencio para ayudaros en lo que fuese necesario.

La habitación que le habían asignado no se caracterizaba por su lujo precisamente pero, después de todo lo que habían pasado hasta el momento, a Aeryn le pareció una alcoba real. Dejó sus cosas y se quitó la armadura despacio, quedando solamente con las calzas y una camisa. Se sentó en la cama rebuscando en su bolsa hasta dar con su caja de música, la miró con detenimiento sin abrirla, la manoseó con sus dedos y acabó dejándola de nuevo en el mismo sitio donde la había cogido. Primero se daría un baño y, después de cenar y una vez que volviera a subir para descansar, entonces la consultaría.

Cuando la avisaron que su baño estaba listo cogió una de sus mudas y bajó a la sala donde se encontraban las bañeras, sorprendiéndose gratamente del número de ellas así como de poder disponer de sales para perfumar el agua. Cuando su cuerpo desnudo se sumergió en el agua caliente, pareció que toda su tensión y todas sus preocupaciones desaparecían de un golpe. Cerró los ojos disfrutando de aquella agradable sensación antes de comenzar con su aseo. El tiempo pasó y cuando notó que el agua se enfriaba, decidió por fin salir de la bañera. Se secó con cuidado, poniendo especial atención en su pelo.

Se vistió con la misma ropa que llevaba. Necesito ropa limpia. Se acercó a las jóvenes que esperaban a que terminara.

- ¿Dónde podría conseguir algo de ropa limpia? Además, quisiera saber quién me lavaría la que traigo ahora encima.

Cuando la avisaron que su baño estaba listo cogió una de sus mudas y bajó a la sala donde se encontraban las bañeras, sorprendiéndose gratamente del número de ellas así como de poder disponer de sales para perfumar el agua. Cuando su cuerpo desnudo se sumergió en el agua caliente, pareció que toda su tensión y todas sus preocupaciones desaparecían de un golpe. Cerró los ojos disfrutando de aquella agradable sensación antes de comenzar con su aseo. El tiempo pasó y cuando notó que el agua se enfriaba, decidió por fin salir de la bañera. Se secó con cuidado, poniendo especial atención en su pelo.

Se vistió con la misma ropa que llevaba. Necesito ropa limpia. Se acercó a las jóvenes que esperaban a que terminara.

- ¿Dónde podría conseguir algo de ropa limpia? Además, quisiera saber quién me lavaría la que traigo ahora encima.

Al salir por la puerta, Pazzo respira hondo y sonríe.

Oscuridad, su eterna amiga que la ha acompañado en casi todos sus trabajos, la que la envuelve y la esconde y le permite trabajar en silencio. Empieza a andar como una gata negra de ojos verdes. No se le escucha nada, no se oye ningún paso de los que da, solo los que la ven saben que esta allí, pero poco a poca la envolverá la oscuridad y tampoco se verá.

Después de dirigirse hacia la puerta principal, gira para andar al lado de la gran muralla y por fin llega al sitio que buscaba. Sube suavemente las escaleras y mirando hacia arriba  le sonríe al guardia barbudo y descuidado.

-Veras, estimado señor, mi nombre es Pazzo y estoy trabajando de traductora, traigo a estos dos O'shar que están fuera de su colonia por primera vez y de alguna manera han llegado hasta este remoto lugar. Llevan rato diciendo que quieren hablar con el que esté al mando así que les he traído hasta aquí. Intenta ser lo mas amable posible y espera que el guardia la deje pasar.