Partida Rol por web

Siguiendo la pista de tu misterioso enemigo has llegado a Nueva York hace algunas noches, acompañado por Elizabeth. El problema es que hasta aquí llega la información que tenias. Después de rondar la ciudad por algunas noches, Elizabeth comienza a impacientarse:

-Anthony, exactamente cuanto tiempo vamos a estar dándole vueltas a la ciudad. ¿No te parece que ya es hora de encontrar un refugio? Y según recuerdo, esta ciudad esta vuelta loca con el Sabbat. Te juro que si nos confunden y nos metes en problemas otra vez, una noche despertaras y ya no estaré.

Llevábamos unos días en  Manhattan, y por fin acabado de firmar los papeles de la nueva casa que había conseguido, por fin podrían instalarse e investigar sobre la persona que atacaba a Anthony, aunque seguía sin encontrar nada, algo que no me gustaba. Empezaba a estar enfadado, aunque eso se solucionó rápido, ya que cuando Elizabeth me hablo todo se me pasó. Mi actitud no era nada agradable, de hecho la joven tenía razón, me enfadaba con facilidad y actuaba impulsivamente, aunque con ella todo cambiaba, ella conseguía controlar mi actitud, al menos con ella, ya que muchas veces aunque ella estuviese presente no podía controlarme si alguien me cabreaba o ofendía. Cuando soltó sus quejas me volví sonriendo, no era una sonrisa falsa, sino que era una sonrisa agradable, sincera. Le agarre por la cintura para acercarla hacia mí.

- Querida no debes estar enfadada, intentare no meterme en problemas esta vez, al menos por el momento. – Hice una pequeña pausa mientras sacaba del bolsillo interior de mi cazadora unos papeles. – Estos son los papeles de la casa de la ciudad, está a las afueras de esta ciudad. ¿Qué te parece si te la enseño y después vamos a conocer al príncipe? Así no pensaran que somos del Sabbat y no te meterán en problemas, ¿Te parece bien? Eso será lo mejor. Además el príncipe es un nosferatu, y ese clan es de los que tiene mejor información, seguro que saben si en algún lugar desaparece gente, ya que de momento solo han mandado a por mí neonatos.

Cuando le dije todo lo que creía que tenía que decir le mire sonriendo esperando ver cual sería su respuesta.

Te la pasas platicando con Elizabeth todo el camino rumbo a la mansión. Hablan de todo, desde que tipo de mortal Elizabeth planea atrapar la siguiente vez que salgan de cacería hasta sus planes en la ciudad. Ese era parte del encanto de tu chiquilla, siempre sabia que decir para mantener una buena charla.

Una vez en la mansión, se pasaron el tiempo recorriendo cada cuarto y pasillo, decorándola con las docenas de cuadros que habías mandado traer.

-Vamos a necesitar muebles también, sabes. Al menos si planeas tener invitados. -Te dice sonriendo. Obviamente una broma; ella sabe muy bien lo antisocial que sueles ser-. Aun es buena hora -te comenta mientras ve su reloj- Podemos ir a presentarnos con el Príncipe. ¿Sabes donde esta el Elíseo en esta ciudad?

Después de ver toda la casa y ver que era gigante sonreí, así era como me gustaban a mí las mansiones, con suficiente espacio para que nadie moleste aunque vivan en la misma casa. Después fui a la puerta, donde había una bolsa de deporte, ahí se encontraba dinero en efectivo. Abrí la bolsa y saque un pequeño fajo de billetes. Después me volví hacia Elizabeth.

- Si, deberíamos comprar muebles, y contratar a alguien que limpie el lugar, si lo llego a saber habría traído a alguno de nuestro rebaño. Aunque pensándolo bien… - Saque el móvil y mande un mensaje con este. – Bien, ya avise al encargado de la casa para que nos envié a un par de chicas a ayudarnos y protegernos por la mañana. – Siempre dejaba a alguien al mando de la casa principal, el cual debía cumplir mis órdenes, por ello le había mandado enviarme a alguien a ayudarme, sino cumplía sabía que le podían pasar cosas desagradables.

Después me dirigí fuera de la casa, Elizabeth me siguió, hasta un pequeño garaje externo. Saque unas llaves del bolsillo y con ella abrí la puerta, la cual dejo a la vista un coche deportivo descapotable.

- Bien, esta es la última sorpresa, no debemos ir andando a todos los sitios. Vayamos a visitar al príncipe, Rebeca me dijo dónde solía estar, hace un tiempo que no la veo, pero hable con ella por teléfono. Pronto no tendrás que temer por que crean que somos del Sabbat y puedan hacerte daño. – Me monte en el coche y espere a  que Elizabeth se montase, después arranque y me dirigí a gran velocidad a donde se supone que estaría el príncipe. 

Manejas poco mas de una hora para llegar hasta el Elíseo; tomando la autopista de Westchester hasta la ciudad, para después atravesar el Bronx y parte de Manhattan.

Cuando por fin llegas al Madison Square Garden, te encuentras con que hay un juego de Basketball. Las multitudes entran y salen del lugar. Por todos lados hay humanos festejando a su equipo, comiendo, platicando, riendo.

Según la información que te dio Rebecca debes llegar por la entrada norte, donde un concierge te dirigirá a la zona privada donde se realiza el Elíseo.

Al llegar aparque el coche y subí la capota, no creía que nadie lo fuese a robar, pero nunca se sabía lo que podía suceder. Después me baje del coche mientras observaba como festejaban los humanos por su equipo, algo que no me sorprendió, los humanos solían ser demasiado molestos con esas cosas. Me dirigí a Elizabeth para avisarle.

- Debemos entrar por la puerta norte, allí se supone que alguien nos dirigirá hacia donde está el príncipe. – Hice una pequeña pausa para observar a un grupo de chicas que charlaban y bebían. – Debemos irnos ya, empiezo a tener hambre, y será mejor no liarla antes de presentarnos al príncipe.

Asique mi hermanito se encontraba en el Bronx, debía ir a la dirección indicada, así igual podría saber que tramaba mi familia, y cuál era su venganza, aun así, lo primero era alimentarme, y que Elizabeth se alimentase también. Me dirigí a mi chiquilla para proponérselo.

- Elizabeth, ¿Qué te parece si comemos y después voy a presentarte a mis hermanos?, aunque no estoy muy seguro de que debas venir a la reunión familiar, podría ponerte en peligro con semejante tontería.

-Por todo lo que me has contado de tus hermanos, no deberían ser un problema para los dos juntos. Vayamos a cazar, para estar preparados para cualquier cosa.

- Bien, alimentémonos de alguien antes de partir. – La verdad es que no me hacía demasiada gracia que Elizabeth viniese conmigo, esperaba no ponerla en peligro, si así sucede no dudare acabar con mis hermanos si intentaban hacerla daño. Después de buscar a nuestras presas y alimentarnos  cogí el coche y nos dirigimos al Bronx, en la dirección puesta en la carta.

Se pasan una media hora buscando en las calles de Manhattan. Eventualmente dan con una pareja algo borracha, cerca de la zona de bares. Los siguen hasta su auto en una calle oscura, perfecta para la emboscada.

Cuando el hombre le intenta abrir la puerta a su chica, descienden sobre ellos con velocidad.

Cuando encontré a nuestras víctimas no puede evitar sonreír, ya podíamos alimentarnos, llevaba unos días hambriento, y aunque aún pudiese aguantar mas no quería ir a ver a mis hermanos demasiado débil. Deje el hombre a Elizabeth y me alimente de la mujer, medite sobre si matarla, pero recordé que el príncipe no quería que llamase demasiado la atención, asique la deje viva, aunque estuviese débil. Después de alimentarme de ella chupe la herida para que esta desapareciese, cuanto mas oculto mejor.

Elizabeth domina rápidamente al hombre y hunde sus colmillos en el. No gustaba de matar al alimentarse, como bien sabias. Así que deja al hombre inconsciente, pero sano y salvo.

Al terminar caminan de vuelta a tu carro y se dirigen al Bronx.

Te cuesta un poco encontrar la dirección, pero eventualmente das con ella. Un proyecto de viviendas muy viejas, probablemente de los años 50's. El edificio en particular ni siquiera tiene puerta de entrada. A un lado de la entrada un sillón abandonado con un vagabundo dormido. Consultas de nuevo el numero para asegurarte. Edificio 7, apartamento 406.