Partida Rol por web

El hombre extrañado mira la revista y niega con la cabeza. La policía empieza a mirar las paginas anteriores y posteriores, al parecer es un artículo que habla sobre grandes coleccionistas de joyas antiguas y antigüedades en general, el artículo se corta cuando van a empezar a hablar de una coleccionista de la ciudad. Rápidamente la agente acude al índice en donde encuentra la pagina

“La Condesa”, la mayor coleccionismo antiguo con aportaciones a la ciudad de Nueva York

El tipo sigue caminando y sin girarse dice:

Si os quedáis ahí no tiene por qué pasar nada más… olvidad lo que ha pasado hoy…

El hombre sigue caminando dispuesto a marcharse de allí, tras de él, los dos guardias de seguridad inconscientes, Kelly muy dolorido, Hugo aparentemente no ha sufrido daños y Sam parece aterrada sosteniendo el teléfono sin terminar de marcar el número de la policía.

Entro con paso firme tras enseñar mi pulsera, me hace gracia ver en la cola a varios de los que nos han tratado como mierda algunas veces y yo pasar con tranquilidad.

Miro el local, las luces todo...

-¿Donde estará el escenario?- Les comento a los chicos y me extraña llegar cuando hay público a una prueba de sonido, busco a Bram..Quizás él me puede aclarar algo.

Me acerco a la barra y al primer camarero que veo le pregunto.

-Perdona ¿conoces a Bram? Le estoy buscando, soy Robert Linné cantante del grupo que actua esta noche.-

Nora se dejó arrastrar hacia la cocina por su madre. Dejó los vestidos sobre una de las sillas y se sentó en otra, frente a su madre.

-Tipo interesante y enigmático ¿quiere decir que está buenorro y esas cosas?-sonrió pícara a su madre-Si tienes la potra de encontrar a alguien así en ese teatro, aprovéchalo. ¿Y quien era y de donde ha salido? ¿Así por las buenas no dejan entrar allí cuando hay ensayos? seguro que amiguete de alguien y lo ha colado... ¿Y qué tiene que ver con ese Du Pui, que por cierto no sé quien es, y porque quiere que vayas a la fiesta? Por que si es para ligar contigo, te aviso que llevarte a tu hija no le va a hacer ilusión.

Se recostó en la silla, mirando a su madre divertida.
-Creo que no te había visto tan... agitada, desde hace mucho tiempo. Espero que eso de "cantante de opera" no quiera decir ciento y pico kilos como acostumbran los de esa profesión. No es por nada, solo que me preocupo por tu salud...-rió divertida-Venga va, cuéntamelo todo y dame una buena excusa para que tenga que ir yo contigo a esa fiesta.

El camino se hizo bastante largo, fue lento al principio por atravesar calles atestadas de gentes y coches, pero poco a poco eso fue cambiando y fueron llegando a una zona mucho más tranquila, mas exclusiva, estaban en las afueras de la ciudad, pero nada de barrios residenciales ni nada similar, era uno de los barrios (sino el mas) exclusivo. Grandes casas decoraban las calles y en una de ellas se detuvieron. La casa en cuestión parecía imitar el estilo de las viejas casas del viejo continente, con una marcada estructura de estilo europeo, sin duda alguien conocedor de ese tipo de construcciones podría confundirla con una casa traída directamente desde Europa, o al menos hecha para que pareciera una de esas casas.

El taxista, un pakistaní de aspecto bastante amable ayuda a la bailarina a salir del vehículo y le desea unas buenas noches para después marcharse. Ante ella están las grandes puertas dobles, no hay un timbre ni nada parecido, solo un gran llamador que al darle resuena en el interior.

Tras apenas unos momentos se abre la puerta con un sonido a “antiguo”, tras esta puerta hay un hombre bastante mayor, debe tener cerca de 60 años y lleva puesto un uniforme de mayordomo, pero algo anticuado, como si fuera un mayordomo de una serie inglesa del siglo 19 o quizás del siglo 18. El hombre la examina de arriba abajo hasta que llega a la pierna y dice mientras niega con la cara:

Usted debe ser la señorita enviada por el Doctor Sullivan… por favor acompáñeme

Sin decir más se gira y se encamina hacia el interior, el hombre camina sin mirar atrás a su ritmo el cual por fortuna es bastante lento y pausado. El interior de la casa es aún más impresionante, las decoraciones son toda clase de antigüedades todas de origen europea, a simple vista puede verse que esa oscura casa prácticamente en penumbra esta decorada con objetos antiguos de gran valor, algunas armaduras, algunas armas, banderas, libros, muchos libros. Mientras camina el hombre sin mirar atrás habla:

La llamada del doctor ha sido algo inesperada… la ama se disponía a salir hacia una fiesta, sin embargo, ha decidido esperarla… debe estar agradecida por ello…

El hombre seguía caminando:

No olvide tratar a la ama con el respeto que se merece… proviene de una larguísima tradición noble europea… se merece el mayor de los respetos

En ese instante el hombre se detiene ante una puerta doble que da a otra sala, se detiene y dice:

Ese zapato lo guardare por usted… no olvide excusarse por su aspecto….

El hombre abre la puerta y en el interior puede verse una sala bastante grande, una especie de sala de estudio con algunas estanterías y una mesa, casi enfrente hay un sofá de aspecto muy antiguo y sentado en él una mujer de rasgos asiáticos, vestida con ropa de gala, muy elegante y con un adorno en forma de lo que parece una corona en la cabeza, la mujer tiene entre las manos lo que parece ser un foulard que aparta y deja a un lado mientras observa a los que entran, el hombre habla:

Su señoría… la señorita enviada por el doctor Sullivan está aquí

La mujer hace un gesto y el hombre se marcha cerrando la puerta. Sentada cruza las piernas y se queda unos momentos en silencio observando con una mirada penetrante, su mirada parece taladrar directamente a Madeleine, como si observase su alma más que a ella misma, además transmitía una sensación extraña, una sensación de sumo respeto, pero también de incomodidad, como si te sintieras o cualquiera pudiera sentirse como si no es nada frente a ella, la mujer con una voz regia, habla:

Bienvenida a mi morada… dime ¿Qué es eso que el …¿Doctor considera que puede ser de mi interés?

Neylan tenía sus labios torcidos al no poder averiguar nada de la tal señorita Kurt. ¿Cómo podría identificarla en el café? ¿Alguien de ese rango se acercaría a ella? Debía ser una mujer con porte y elegancia, pero lo demás ya quedaba a la imaginación. ¿Alta, baja? ¿Delgada, rellenita? ¿Rubia, morena, pelirroja? Quién sabe... y suspiró mientras leía el mensaje de Margot, contestándole rápidamente.

Si es que puedo revelar algo ●︿● 

Bueno, al menos te podría decir cómo es, pues si mantienen en confidencia sus proyectos es probable que aunque no me acepten me hagan firmar algo para ni siquiera describir a la señorita Kurt.

En fin, gracias. A ver cómo me va con la vampiresa... y cualquier cosa extra que me digas bienvenida sea.

Mandó el mensaje y la rubia comenzó a acariciar el lomo e su gata. Pensaba en qué ropa llevar, pues tendría que ser algo formal aunque no fuese una entrevista normal; y seguramente llevar un CV para que revisaran su perfil.  ¿Portafolios? Pues en usb, ni modo que lleve en físico todo lo que ha hecho. 

La mujer suspiró, sujetó a su gata para dejarla en la silla y suspendió su computadora para tomar un baño nocturno. Aún tenía tiempo, pero prefería que el tiempo no se  pusiera en su contra. Cuando finalizara se vestiría con algo semiformal: un pantalón oscuro con una gabardina gris para evitar el frío; de igual manera, prepararía su CV y un USB donde adjuntaría su portafolios... y, por precaución, en su teléfono tenía un mensaje preparado para Margot en caso de que necesitara un llamado a la policía y ella diese sus datos; y una aplicación que le permitiría comunicarse de emergencia usando su huella dactilar*.

-¡Calma, calma!. ¿Buenorro...? Bueno, sí. Para qué negarlo... -soltó una carcajada nerviosa.- Pero no es lo que piensas. Era realmente magnético, tenía, algo "especial" -Remarcó la palabra haciendo comillas con los dedos- Un... no sé... ¿aura?. Sé como suena, pero ¡qué quieres que te diga! ¡jajaja!

Revolvió el bolso, hasta sacar una tarjeta y una pulsera carmesí. 

-El Sr. Du Pui es el propietario del club Terciopelo Rojo, me parece increíble que no hayas oído hablar de este sitio. ¡Sales poco! Es un lugar muy exclusivo en donde solo se puede acceder con invitación y en donde se dice que todo el que actúa verá como su carrera artística es catapultada, un lugar en donde solo los mejores son invitados a actuar. ¡Y me han invitado! ¡Mira!

Le tendió la tarjeta y la pulsera, que eran la confirmación de lo que le estaba diciendo a su hija.

-La entrada es con un acompañante, y le he dicho al sr. Thomson, Bram Thomson, que iría contigo. No he ligado, malpensada, aunque no me habría importado. No me habría importado nada, jajaja, la verdad. Pero ese hombre no creo que necesitara ligar conmigo, me da que tiene a todas las mujeres que desea, y las que no también. En cuanto a Du Pui, ha de ser un anciano, por lo que él comentaba. En fin, que, ahora en serio, ¡es una oportunidad única! 

Miró a Nora con entusiasmo. Sólo por un segundo una sombra cruzó por su rostro, una sombra de preocupación, pero que trató de apartar enseguida.

''¿Vampiros?'' pensó Mikael a medida que iba viendo algunos de los documentos que estaba descargando. ''¿Será un nombre clave? ¿O un grupo de chalados que les gusta demasiado Drácula y no distinguen realidad de fantasía?'' Había oído de toda una subcultura urbana de ese estilo. Sin embargo, había algo que no cuadraba: generalmente, esas personas eran elementos marginales, mientras que lo que observaba parecía mucho más refinado ''No ... esta gente no tiene perfil de locos''

El sonido del timbre le interrumpe en sus cavilaciones. Por un momento, desea hacerse el distraído, pero las luces encendidas hacen imposible que alguien crea que no hay nadie en la casa. ''Maldición; ¿Quién será el molesto?''. 

Deja el sótano donde está su equipo informático y se dirige a la puerta. Tratando de cambiar su mala cara por la intromisión, abre la mirilla al tiempo que pregunta

- ¿Si? ¿Quién es?

Por fin el taxi alcanza nuestro objetivo.

A pesar de haber sido educada en un ambiente acomodado, o tal vez consecuencia de ello, la mansión, el lujo y ostentación que de ella emana me dejan francamente impresionada. 

Hago el recorrido hasta la puerta de manera torpe y lamentable. La goma de las muletas resbala en el suelo húmedo dificultando las ya de por si complicadas maniobras con esos artilugios a los que, muy a mi pesar, sospecho que deberé habituarme.

El sonido del timbre de la casucha no desentona con la atmósfera que irradia. Tampoco el mayordomo que me recibe, al que trato de seguir incómoda y laboriosamente, tomando nota mental de todas las advertencias y consejos que me dedica hasta alcanzar a la Madame.

Si la casa me había impresionado, el porte y elegancia de esa Dama me apabullan, haciéndome sentir mísera e insignificante.

Tampoco la inquisidora mirada que me dedica para escrutarme contribuyen a que me sienta cómoda. De serme posible, la turbación que se apodera de mi me haría desplazar el peso de mi cuerpo de una a otra pierna nerviosamente, pero mi estado actual, la grave lesión que afecta a mi diestra me lo impide de modo que no tengo otro remedio que soportar el examen al que me somete inmóvil y acongojada. 

Bienvenida a mi morada… dime ¿Qué es eso que el …¿Doctor considera que puede ser de mi interés?

Por fin se pronuncia... "que puede ser de mi interés" se pregunta, y eso es algo que a mi también me inquieta puesto que no tengo ni la más mínima idea de en qué sentido puedo llegar a interesarla... Tomo, sin embargo, la determinación de empezar por el principio, tímida y educadamente:

Bo... Bonne nuit Madame - inicio torpemente -. Je suis Madeleine du Villehardouin; me dedico profesionalmente al mundo de la danza y el ballet clasico - introduzco -. Agradecerle, en primer lugar, que se haya dignado a recibirme, soy consciente que para una mujer como usted no debe ser fácil encontrar un hueco en su agenda... Mercie beaucoup - enfatizo bajando la mirada -. Ruego también que disculpe mi atuendo, no tenía idea que debiera mantener una reunión con alguien de su categoría - justifico pobremente antes de enfrentar los asuntos que motivan mi presencia en su mansión.

Anoche protagonicé una - lamentable - actuación en la que me lesioné el tobillo - muestro la pierna vendada como evidencia de lo que digo -. Según el Doctor Sullivan la lesión se agravó como consecuencia de seguir bailando pese a tener el tobillo lisiado - lamento -. El resultado es una rotura de ligamentos que compromete gravemente mi carrera... - el simple recuerdo de dicha posibilidad anega mis ojos de lagrimas duramente contenidas, mi mandíbula entra en tensión por el dolor -. El Doctor me ha dicho que tal vez usted pudiera ayudarme con esta lesión... Si hay algo que usted pudiera hacer para... ayudarme... para que pueda seguir... danzando... yo... - dudo un instante, la voz quebrada por la desesperación, avergonzada ante tanta sumisión - ...haría lo que hiciera falta... - afirmo de manera imprecisa, sin atreverme a decir si lo que sea que tengo que hacer es para la misteriosa dama oriental, desconocedora de qué se espera de mi en mis actuales circunstancias. 

La mujer observaba impasible a la bailarina, de hecho, a ella le daba la impresión que no le importaba demasiado lo que le estaba contando, cuando se presenta asiente:

Si… conozco sus actuaciones… realmente me parece una forma de danzar… bastante podemos decir impresionante para alguien de su… naturaleza

Decía la mujer sin dejar de mirar con esa inquietante mirada, ante la “tristeza” de Madeleine no parece tampoco inmutarse, una vez ha terminado empieza a hablar:

Arreglar ese pequeño estropicio es sencillo…

La mujer se pone de pie y camina con paso firme y tranquilo hacia Madeleine colocándose justo delante de ella a pocos centímetros. La bailarina no sabe porque, pero se siente intimidada ante la mujer, realmente ¿era miedo lo que sentía?, sino se le parecía, fue entonces cuando se da cuenta de algo de lo que no se había percatado antes, la mujer es bastante más joven que el doctor por lo que realmente era imposible que ella fuera su maestra, de hecho, no pareciera que fuera mayor que ella, aunque claro, se decía que con las asiáticas nunca se sabía.

Sería una lástima que una bailarina tan… excepcional como vos dejara su arte por algo tan nimio como una lesión… yo soy una gran amante del arte, de forma muy diferente a la del … ¿señor? Du Pui… que no es capaz de ver el auténtico arte… quedándose únicamente en el exterior

La mujer acerca su mano a uno de los hombros de la bailarina, esa mano se movía despacio, lento, una mano pequeña y delgada, de aspecto débil, pero al mismo tiempo amenazador, cuando la coloca en el hombro de Madeleine esta siente que está aún más fría que la mano del señor Thomson, durante unos segundos la mujer cierra los ojos y dice:

Interesante… posees una estructura osea interesante… sobre todo para tu arte…

La mujer se aparta y se vuelve a sentar con tranquilidad y parsimonia en el sofá, mirando unos segundos a Madeleine para decir mientras la mira con cierta suspicacia:

Pero no me lo has contado todo… solo me has contado como te has hecho esa pequeña herida… pero no has respondido a mi pregunta… ¿Qué es lo que el doctor considera que puede ser de mi interés?

Cuando mira por la mirilla puede ver que hay dos hombres vestidos de policía, uno de ellos algo más atrás parece comprobar su arma y si alguien más se acerca, el otro es el que habla:

Somos la policía… nos han dado un aviso sobre un robo que se ha producido aquí, por favor, abranos la puerta

Decía el hombre mientras el también parecía tomar en su mano su arma. Los dos tipos estaban un poco inquietos, o mejor dicho impacientes por que les abrieran la puerta.

El chico de la barra se queda unos momentos mirando al grupo, como examinándoles, para tras unos segundos parece que se percata de algo y dice:

Supongo que se refiere al señor Thomson... Si son el grupo que va a actuar esta noche deberán dirigirse a la sala VIP... Allí estará... El no suele bajar aquí y menos cuando está el local tan lleno

Señala la puerta con aquel hombre tan grande de color y añade:

Por ahí se va a la sala VIP... Enséñele la pulsera al seguridad y le dirá a donde debe ir si a la sala VIP o a la sala especial.

A esas horas de la noche, la ciudad estaba realmente tranquila, muy poca gente parecía moverse por allí, con lo que no tuvo muchos problemas para encontrar un medio de transporte que le llevase cómodamente. Al llegar puede ver una cafetería bastante normal, de un tamaño medio, no era especialmente popular, pero si abría las 24 horas del día que era sin duda por lo que interesaba a su cita. En el interior con calefacción lo que hacía que fuera un local bastante agradable, además la decoración nada cargada y con un aire moderno, pero sin resultar demasiado le daba un aspecto agradable. Un chico medio adormilado estaba atendiendo en la barra y una mujer estaba sentada en una de las mesas, tenía un vaso vacío en su mesa y parecía que miraba algo en unos documentos que tenía en la mano, a su lado un portátil estaba suspendido.

-Muchas gracias- le digo amablemente y le hago el gesto a los demás del grupo de que me sigan.

Me abro paso entre la marabunta de gente hasta llegar al lugar donde me dice el camarero, al ver al de seguridad le enseño la pulsera.

-Estoy buscando a Bram Thompson, somos el grupo que toca esta noche- le digo en un tono un poco alto para que pueda escucharme a través de la música.

''¿Robo? ¿Realmente alguien puede ser tan necio de caer en eso?'' pensó Mikael ante la explicación de dos uniformados. La seguridad de su casa no era inexpugnable, pero tenía las precauciones mínimas de un hogar de clase media alta neoyorkina y ninguna de las alarmas que tenía (y eran variadas) se había disparado.

- Debe haber un error, oficial. Le aseguro que de este domicilio nadie ha llamado a la policía ... confirmen la dirección o el teléfono desde el que se dió el aviso.

De seguro, no estaba dispuesto a abrir la puerta a dos presuntos policías, así que mientras tanto tomó su celular y marcó el 911, pero aguardó la reacción de los uniformados antes de presionar ''send''.