Partida Rol por web

Gil, sin hacer caso a su compañero, os cuenta todo, como si fueseis amigos tomando el té.

-"Nat y yo trabajamos con unos bandidos que se dedican a atracar a los viajeros en el Gran Camino del Norte. Su siniestro jefe se llama Imledair Corazón Negro. Nuestro cometido es notificarles las víctimas especialmente ricas que pasarán por su territorio. También vendemos parte del material robado por ellos, obteniendo una comisión."

Nat intenta darle un codazo para que se calle, pero no puede hacer nada, ya que las ligaduras se lo impiden.

Viendo que Gil no va a parar de hablar, Nat también os cuenta algo. 

-"Sí, es todo cierto. Nosotros abastecemos a los bandidos de los bienes indispensables que no cubren sus robos. Cada dos semanas, viajamos a la Colina de Storch, el lugar de encuentro, para decirles las posibles víctimas que hemos visto en Bree y que sabemos que van a partir en breve y hacia dónde. También les llevamos víveres y otros enseres y recogemos lo robado para venderlo clandestinamente. Supongo que deben de tener un campamento mayor en algún lugar al sudeste de la Colina de Storch, aunque nunca hemos ido más allá del punto de encuentro. Imledair es muy precavido."

Se calla y agacha la cabeza, como si hubiera confesado su mayor secreto.

Gil sigue con su verborrea.

-"La última instrucción que recibimos fue que mantuviéramos la amenaza de los trolls durante todo el tiempo posible. 'Cuanto más preocupados estén los habitantes de Bree por los trolls, menos atención prestarán a las noticias de la desaparición de caravanas', es lo que nos dijeron. También nos encargaron que intentáramos mover a los trolls más cerca de la ciudad. Cosa que hicimos bastante bien, ¿verdad, Nat?"

Miró sonriente a su compañero.

Levantó la cabeza, con los ojos llorosos y asintió.

-"Sí, para que los trolls marcharan al puente, Gil colocó una serie de fuegos artificiales en lugares estratégicos de la morada de los trolls. Fue bastante osado y peligroso, pero funcionó. Una vez en el puente, a los trolls les gustó el cambio, porque no volvieron."

Con voz lastimera, os implora.

-"Os hemos dicho todo lo que sabemos. Por favor, no nos hagáis daño y soltarnos. Nos iremos lejos de aquí y no volveréis a vernos, os lo juro."

Ta acercas a esa entrada fría y oscura de donde habían salido los dos malhechores, mientras tus compañeros los interrogan. Escuchas de fondo lo que dicen, pero tú estás concentrada en ver qué hay en el interior. Ves ásperos bloques de granito, cada uno del tamaño de un lavadero, apilados a los lados de la entrada, como muros de contención. La puerta, ligeramente abierta, está encuadernada por tiras de hierro y cuelga sobre pesados goznes del mismo material. En el interior, una neblina tiñe el aire ligeramente azul, como el humo que produce la madera. La iluminación es tenue, ya que la luz del Sol que forma un rectángulo de luz en el suelo adyacente al umbral, no penetra muy lejos. No ves el fondo debido a la oscuridad, necesitarás una fuente de luz.

Tu sexto sentido te avisa de que estos dos no son personas de fiar. Gil parece más inclinado a la maldad que Nat, aunque ninguno tiene esa hediondez que notas cuando estás enfrente de los orcos o criaturas similares, nacidas de la oscuridad.

Me acerco a los dos bellacos y mientras con una mano me meso el mentón con la otra empiezo a hacer gestos señalándolos «Ajajá, entonces no andaba nada desencaminado cuando conjeturaba en medio de la noche en la celda del tío Holfast, debieron sentirse la mar de felices y contentos, cuando precisamente el sobrino del alcalde descubrió la pista de los trolls y como ciudadano noble y decente corrió a advertirles al pueblo, todo un buen chivo expiatorio que les sacaría las castañas del fuego y les cubriría las espaldas y aún más los cubriría de gloria» -y suspendiendo un momento por la indignación y rabia que siento, doy una profunda exhalación y sigo- «antes de seguirles oyendo sus súplicas de clemencia y perdón recuerden todos lo que nos dijo el mago Gandalf "¡Estad atentos a Gil Tumbademusgo y no os creáis nada de lo que Nat Vainadesémola os diga!", la perfidia esos dos la exhiben hasta por los poros, seguro que los dejamos libres a estos dos pelagatos y en menos de lo que canta un gallo estarán aquí con la guardia de Bree, montando otro espectáculo para que sirva de cortina de humo a sus inmundos jefes para esconder sus criminales planes».

Contaréis esto mismo al algüacil de Bree y libraréis a Tolman de toda sospecha. Luego, ya verémos lo que hacemos con vosotros. El tono de Rilwen es duro cuando se dirige a los dos villanos. Se asegura de que están bien amarrados antes de separarse de ellos y hablar a sus amigos.

Muy bien se nos ha dado atrapar a estos dos pero esto solo destapa una trama mayor. No estoy muy por la labor de meterme en asuntos humanos tan...mundanos pero deberíamos al menos avisar a Holfast sobre el grupo de bandidos de Imledair. No se que pensais vosotros -mira a todo el grupo- de camino podemos hablarlo. Yo opino que lo primero sería llevar a estos dos a Bree.

Por cierto, echemos un vistazo antes de marcharnos, quizá encontremos algo interesante -sonrié al pasar junto a Lily mientras comienza a buscar por la cueva.

Viendo que Rilwen tiene la situación bajo control, esos villanos ya no me interesan en absoluto. Por mis barbas, cuando se lo propone, esa mujer es más dura que el acero de mi hacha. Hasta a mi se me han puesto de punta los pelos de la espalda. 

Tal vez buscando un ambiente más amigable, Gláin vuelve a la cálida compañía de Tatharina, unos metros más alejada del grupo. ¡Tatharina! ¿Qué haces aquí tan sola? ¿Quieres quedarte todo el tesoro tú o qué? JAJAJAJA Las anillas de la armadura tintineaban al compás de las incesantes carcajadas del enano. Pasado un rato excesivamente largo... Ufff -Coge aire- Que bien nos lo pasamos juntos. -Se seca las lágrimas con las mangas- En fin, si quieres entrar ahí deberíamos buscar algo capaz de iluminarnos el camino. Yo tengo este pedernal para prenderle fuego. -Se saca un pedernal de un bolsillo interno, justo detrás de la barba-

¡Valla! Es lo más sensato que te he oído decir esta noche Tolman. - Camina hacia el grupo, con la cara aún sería. - Estos dos, a pesar de sus suplicas no pueden quedar libres. Estoy de acuerdo contigo. - Dice mirando a Rilwen. - Lo mejor será que les llevemos a la prisión de Bree. Ya veremos luego que podemos hacer con las cataratas de palabras que han soltado. - Luego de un momento y de que todos se relajan al sentirse más a salvo. Dice tras ver a Glain ir en dirección a Tatharina, y a ésta última frente a la cueva. - Me temo que aunque me encantaría meterme a explorar esas cuevas con todos ustedes no sería sensato dejar a estos dos maniatados aquí fuera. Alguno de nosotros deberá quedarse aquí cuidando que no intenten escapar. ¿Algún voluntario?

¡Vaya, vaya! Así que resulta que los dos pobres trolls han terminado pagando las villanías de estos dos... casi hasta me siento mal por la pedrada que le pegué al segundo. ¡¡Debería habérmela guardado para vosotros!!

¡Claro que no vamos a soltarles!. Yo les ataría y les empujaría delante nuestro en esa cueva. Si han colocado alguna trampa serán ellos mismos los que la descubran. 

¡Tapémosles los ojos y hagámosles avanzar por delante! No veo por qué trataríamos mejor a estos dos energúmenos que a los dos trolls roba ovejas del puente. 

Después, si salen vivos de ese agujero oscuro, ya discutiremos que hacer con ellos y con esos bandidos. 

Y tras decir esto Lily se acerca a la entrada de la cueva para oler, escuchar y mirar adentro con cuidado. 

Después de interrogar a los dos malhechores, os saltan muchas dudas sobre todo lo que han desembuchado. Teníais claro que debíais llevar a estos dos a Bree y dejárselos a Holfast. Puede que aparte de acabar con el peligro de los trolls, hayáis descubierto un peligro aún mayor. Pero eso ya lo hablaréis tranquilamente tomando unas pintas en casa de los Pulgarverde. Ahora os centráis en el túnel de los trolls, donde Tatharina se ha acercado a la entrada. Rilwen, Gláin y Lily también se acercan, mientras que Tolman y Gallind siguen al lado de los bandidos. Lily comenta de que entren los dos presos antes, pero rápidamente se olvida de su idea y ojea el interior. Gláin, al llegar a la entrada, enciende un pequeño farolillo de aceite que ha sacado de la mochila. Los cuatro que estáis en el umbral veis un poco el interior. Gallind pregunta quién se va a quedar vigilándolos, pero no obtiene respuesta de nadie.

Los laterales de la entrada, fría y oscura, están hechos de ásperos bloques de granito, cada uno del tamaño de un lavadero, apilados a los lados de la entrada, como muros de contención. La puerta, ligeramente abierta, está encuadernada por tiras de hierro y cuelga sobre pesados goznes del mismo material. En el interior, una neblina tiñe el aire ligeramente azul, como el humo que produce la madera. La iluminación es tenue, ya que la luz del Sol que forma un rectángulo de luz en el suelo adyacente al umbral, no penetra muy lejos. No veis el fondo debido a la oscuridad, pero con el farolillo de Gláin podréis ver en el interior. El aire está viciado y huele a rancio. ¿Quién será el primer valiente que entre a ver lo que hay en su interior?

Parece que tanto la semielfa como la hobbit, son las más valientes y deciden internarse las primeras. Lo que ven, por la poca luz que llega del farolillo, es una sala enorme que hace de habitación. Las marcas en el polvo del suelo indican claramente dónde estaban los jergones (trasladados al puente) de los trolls. Sin las camas, sus soportes se ven bastante abandonados contra el frío muro de piedra. Una recia mesa de roble, flanqueada por nudosos bancos, ocupa la esquina trasera de la habitación. Un lado de la mesa está considerablemente manchado de hollín (fue donde Gil colocó los fuegos de artificio). Un delicado cuchillo yace en el suelo, junto a la puerta trasera de la habitación. Hay otra puerta en un lateral de la habitación.

Me he quedado rezagada escuchando las conversaciones y echando un vistazo al interior de la cueva sin ningun exito. Espero a mis compañeros que han sido mas astutos y han traido algo con lo que iluminar, por que si llega a ser por mi :( ....

Ver lo que hay aqui no nos hara ningun daño y tal vez encontremos alguna pista mas o algo de utilidad ... o las pertenencias robadas de la buena gente de Bree.

Voy casi en la retaguardia, esperando que mis compañeros mas fuertes y aguerridos abran el camino. De todas maneras observo con cautela todo a mi alrededor ...nunca se sabe.

Una vez terminemos de aqui volvamos a Bree y entreguemos a esos dos malechores ... tambien informaremos de nuestras averiguaciones al alguacil ¿Crees Glain que deberiamos de actuar activamente en este asunto de los bandidos o se lo dejamos a las autoridades? Ya que nos hemos metido hasta el cuello no estaria mal acabar el asunto nosotros mismos. Aunque eso si ...necesito un descando. 

Bostezo mientras me acerco a la puerta. 

¿Que habra detras?

Siento que por fin el fin de nuestras aventuras y desventuras está cerca, no desdeñaría una buena bebida caliente en una noche fría cerca de la chimenea con mis amigos mientras compartimos datos sobre esta aventura -me surge el pensamiento de manera fugaz e imprevista, pero cuando me doy cuenta de que me estoy distrayendo con elucubraciones absurdas me digo a mi mismo ¡céntrate Tolman, que esto todavía no ha terminado y un error puede dar al traste!, sobretodo con estas serpientes rastreras que tenemos capturadas! por lo que me concentro en empezar a analizar los hechos, una cueva de trolls que ardo en deseos de investigar como buen buscador que soy y dos prisioneros que vigilar, caigo en la cuenta de lo que escucho decir a Lily sobre que ellos entren con nosotros para que sirvan de carne de cañón frente a posibles trampas en el interior de la cueva y ahora me debato entre obligarlos a entrar para descubrir que hay dentro con mayor seguridad o esperar aquí junto a Gallind mientras vigilamos a los prisioneros mientras mi hermana y la semielfa explorar la cueva y así podremos llevar a los prisioneros con seguridad ante Tío Holfast y estar seguros de que confiesan sus crímenes, nos indultan y quedan advertidos de los planes de su pérfido jefe.....Aunque yo como buscador seguro que soy el indicado para buscar allí, al fin y al cabo aquí sigue Gallind y veo a Tatharina en mismísima puerta...me separo a una distancia cercana donde los prisioneros no puedan oír nuestros susurros pero podamos vigilarlos con cuidado y les hago gestos al elfo y la beornida para que se acerquen a mi y contarles todo lo que estoy pensando haber que opinan.

Mi intención en principio no era pasar de la puerta sólo ojear desde fuera. Y posteriormente atar y llevar por delante a los dos malandrines. 

-¡Venga, traedlos aquí! No me fío nada de que no hayan colocado alguna trampa. Que avancen ellos delante mientras los mantenemos atados de manos y con una soga por el cuello. Una vez que nos hayamos asegurado de que no hay trampas deberíamos registrar la cueva en profundidad. Incluso hacer algún agujero en el suelo por si estos trolls hubieran enterrado algún tesoro para ocultarlo.  

Al dar el primer paso hacía la oscura cámara bañada por la bruma, un escalofrío recorre la espalda de Gláin. Pese a estar familiarizado con ambientes similares, este tiene algo que le huele mal y no es el aire viciado del túnel. En ese instante escucha a su amiga dirigirse a él: Creo que deberíamos intentar sacar algo de provecho de la situación y después apartarnos. Nuestra preocupación era el pequeño Tolman. Ahora que está bien, pienso volver a mis quehaceres más rutinarios. ¡Ya me llevo una buena historia de la que alardear! ¡El enano que decapitó a dos trolls sin siquiera romper a sudar! El tono del enano ha ido in crescendo, a medida que recordaba la épica batalla de hace unas horas, y su voz comienza a reverberar por el túnel de los trolls. Momento en el que capta una mirada de advertencia de Rilwen y Lily, que se han girado para hacerle callar y, de hecho, lo consiguen. 

Viendo que no puede seguir de cháchara, decide internarse un poco más para buscar algo con lo que comerciar. Se fija en el cuchillo que brillaba bajo la luz de su farol. ¿Pero qué tenemos aquí? Este cuchillo no se parece en nada al que utilizaba el troll para intentar desollarnos, es demasiado pequeño... ¿Será de estos rufianes? Bueno, parece que no está en mal estado, igual le saco unas monedas... Pa la saca. 

Ni modo. - Se sienta en un tocón que encuentra cerca. - ¿Me quedo y los vigilo o piensan llevarles de perros guia? - Nota que no le hacen mucho caso. Aclara la garganta y repite en voz alta. - ¿Prefieren que guarde de éstos dos mientras revisan con mayor soltura lo que adelante pueda hallarse? - Se queda mirando a la comitiva junto a la entrada más adelante. Suspira algo cansado y vuelve a sentarse. - En algo Tatharina tiene razón, nos falta descansar un poco. Que raro que Rilwen no haya dicho nada aún. ¿Será que algo inquieta su mente?. - Silba ELFICAMENTE. - ¡Hey, Rilwen!... ¿Hay algo que te preocupe?

Rilwen asoma la cabeza desde el interior cuando oye el silbido. No, Gallind, solo estaba pensativa. Tengo ganas de volver a Bree y ver que pasa. - De acuerdo, quédate vigilandoles no tardaré en volver, aquí hay varias puertas y parece que no hay nadie más.

Haciendo un gesto con la cabeza hacia Gil Tumbademusgo añade: Pregunta a Gil, que está tan dispuesto, si hay alguna trampa colocada.  Con una sonrisa se da la vuelta y se interna en la sala,...si te dice que sí danos un grito -bromea. Rilwen pone atención en paredes, suelo y techo. Se va acercando a la puerta en el lateral de la habitación. Cuando llega, antes de intentar abrir, mira por si hay algo raro en el pomo de la puerta o los alrededores.

Bien, aquí me quedo - Le responde y mira a Gil Tumbademusgo en el suelo luego de que Rilwen se lo indique. - ¿Hablará? - Se queda pensativo. En eso Tolman le interpela con señas para que se acerque. Gallind mira a ambos malechores, nota que siguen fuertemente maniatados y se dirige a un costado con Tolman y Tatharina. -¿Qué pasa Tolman?¿Qué quieres decirnos?

Parece que la idea de Lily no parece tener mucha aceptación, dado que ninguno de sus compañeros la sigue. Se planta en la puerta indicándole a Gallind que los acerque, pero este hace oídos sordos y empieza a entonar una cantinela élfica mientras espera a que los demás revisen el túnel de los trolls. Tolman se acerca a ella y a Tatharina, para comentarles sus pensamientos. ¿Irá nuestra heroína hobbit, ayudada por su hermano y la humana, a por los dos presos y los arrastrará de las orejas al túnel troll? ¿La ayudará Gallind?

Entretanto, Rilwen y Gláin entran en lo que parece ser la habitación principal. El aire viciado les hace arrugar la nariz, e incluso les entra alguna arcada. Con el farolillo del enano pueden ver que hay dos puertas, una al fondo de la habitación y otra en un lateral. Mientras la beórnida se queda atrás, en la entrada, mirando todo detenidamente, la semielfa se acerca a la puerta lateral, que está entornada. Dentro ve sacos de harina, bolsas de cebollas, nabos y patatas, quesos enteros y varias jarras de cerveza llenando los estantes, parece que es una alacena. Una olla de repuesto yace en el suelo, bajo una hilera de clavos. Un cuerno de caza, un arco largo y un cinto de piel azul cuelgan de estas perchas provisionales.

Gláin se acerca al fondo de la habitación, donde cree haber visto algo brillante en el suelo, una daga tal vez. Al llegar allí, echa primero un vistazo a lo que hay detrás de la puerta, que también está medio abierta, antes de agacharse y recoger la daga. Ve una pequeña habitación, con otra puerta entreabierta a un lado. En la pared de enfrente hay clavos metidos en las grietas que hay entre las piedras del muro, donde cuelgan ropas y armaduras, probablemente arrebatadas a las víctimas de los trolls. Parece un almacén. En la esquina delantera hay un baúl hecho de hierro. Sobre él, un farolillo vacío y oxidado surge del muro. Vuelve su mirada a la daga y la recoge.