Partida Rol por web

Con un nuevo miembro en el grupo, los aventureros continúan por la torre más seguros que nunca. A juzgar por lo que vieron desde fuera, apenas deben quedar uno o dos pisos para llegar arriba del todo, y la expectación por parte del grupo es grande. ¿Quién será el misterioso Tasskar, líder de los trogloditas que han invadido la torre?

Ascendéis por las escaleras en fila hasta llegar a una puerta que da a la siguiente habitación y encontraros que está cerrada, aunque alguien habilidoso (o una patada bien colocada) podría abrirla.

Damiel mueve sus dedos frenéticamente, para ejercitarlos.

Dejádmelo a mi... Aunque si hay una trampa, esperemos que sea explosiva, que ya casi he desarrollado inmunidad a explosiones en la cara.

Apoyando una rodilla en el suelo frente a la puerta, el elfo coloco una pequeña ganzúa en la cerradura, y con un habilidoso movimiento de muñeca abrió la puerta, casi mágicamente.

Oh... hay veces que me pregunto si no me hubiese ido mejor siendo un ladrón y no un alquimista. Luego hago explotar algo y se me pasa.

Damiel abre la puerta como si la hubiera diseñado él mismo, para el elfo, aquello fue un juego de niños. Lo había hecho miles de veces.

La sala que desveló se componía de dos altares de piedra, uno negro y uno blanco, que se encuentran colocados a ambos lados de la gran cámara (que parece ocupar dos alas de la torre en este nivel). Restos podridos de bancos de madera se aprecian delante de cada altar, bajo tapices descompuestos que cuelgan desde el techo. Símbolos y escritura tallada recorren los muros.

Además, dos cadáveres quemados de trogloditas están tirados en el suelo, en el centro de la habitación.

Era extraño que no estuviera por ahí el lagarto y se preguntó si acabaría de quemar aquellos dos cuerpos. Tan sólo había que acercarse para saberlo, pero era necesario avanzar en la formación, para evitar sorpresas.

- Un altar blanco y otro negro, eso es curioso.

Miró si había algún símbolo de alguna deidad en aquella sala.

Por los símbolos y la disposición de los altares, deduces que se trata de un templo dedicado a Nethys, el Dios de la Magia, en sus aspectos de Creación (Blanco) y Destrucción (Negro).

El clérigo reconoció enseguida la simbología del lugar.

- Un templo a Nethys, el dios de la magia. No concuerda mucho con lo del arsenal de armas oxidadas de abajo. Tiene que tener bastante historia, esta torre.

Damiel observa la sala con detenimiento, buscando la trampa que ha dejado braseados a los trogloditas.

Erzkal observó a su alrededor buscando si habia algo que sobresaliera, no queria que sus salvadores cayeran en alguna trampa.

Gracias a la maestría de su compañero Damiel, todo el grupo pudo seguir adelante sin problemas. Al llegar a la nueva sala, queda mirando a todos lados en busca de trampas o peligro. A Saeko, poco le importaban aquellos altares que solo significaban religión o magia para ella. Cosas que poco o nada comprendía. Así, se dedicó a revisar con la mirada el lugar.

Nadie tuvo problemas en ver como cuatro esqueletos se levantaban en las esquinas de la sala, y menos aún cuando empezaron a arder, tanto ellos como las espadas que portaban. Empezaron a rodear al grupo, pero permanecieron quietos a la espera de que alguien hiciera algo.

Aquello os ponía los pelos de punta, pero por el momento, los esqueletos estaban a la espera.

Por ser un templo de Nethys, reconoces a los esqueletos como los guardianes del mismo. Normalmente no son hostiles, salvo que se ofenda a su deidad de algún modo, como saqueando el templo o moviendo algo del sitio.

Observó aquellos esqueletos levantarse, pero enseguida comprendió lo que estaba sucediendo y trató de avisar al resto.

- Están guardando el templo. No harán nada si no les atacamos, ni tocamos nada aquí.

Tampoco se veía nada de interés en aquél sitio.

En los altares aprecias joyería variada, y parece componerse de buenos materiales. A la venta, lo más probable es que alcanzaran un buen precio en el mercado.

El alquimista se quedo quieto, estoque en mano, intentando no provocar a los esqueletos.

Una puerta parecía llevar a la siguiente ala, a la que os decidisteis a avanzar tras la advertencia de Nadir sobre los esqueletos, que permanecieron tranquilos hasta vuestra marcha.

La sala a la que accedisteis daba parcialmente al exterior (pues un muro estaba completamente derruido), y algunos de vosotros suspirasteis aliviados de ver luz pura por fin. Pero en el techo de esta habitación medio derrumbada algo se movía, y el enjambre de sombras se extendía rápidamente hacia vosotros mientras olor a amoniaco inundaba vuestras fosas nasales. 

Se trataba de un grupo de murciélagos, y no les ha gustado nada que perturbarais su descanso. Ahora, os amenazan hambrientos de sangre. 

Aún con sus hojas en ambas manos, Saeko tuvo que refrenar sus instintos de atacar ante el peligro de los esqueletos. Las palabras de Nadir, al que consideraba más experto en estas "cosas" que cualquiera del grupo, debido a sus conocimientos mágicos/religiosos, le valieron para dar un paso atrás. Con alegría comprobó como sin presentar batalla, aquellos esqueletos no se echaban sobre ellos, al ataque.

Cuando por fin se dirigieron a la siguiente puerta, disfrutó por ver la claridad del día. Aunque, rápidamente, con sus hojas en ambas manos, volvió a parar en seco, al ver a un grupo de murciélagos que se dirigían hacía ellos. Se preparó para actuar rápido...

Una vez pasada la posible amenaza de los esqueletos, Damiel suspiro al ver a los murciélagos.

No salimos de una y ya estamos metidos en otra

Una avalancha de murciélagos les asaltó. Nadir seguía portanto su lanza, así que la usaría para defenderse. Al venir el enemigo de arriba, no tenía miedo de pinchar a nadie, a pesar de la nube de animales que casi les cegaba.

Erzkal continuó con sus compañeros hacia la siguiente sala, y allí al ver que los murciélagos que habitaban aquella sala eran hostiles, se preparó para el combate.