Partida Rol por web

Esos murciélagos eran realmente molestos. No sabía porqué les atacaban. Los animales no eran tan agresivos.

Nadir empuñó la lanza y trató de cazar alguna de esas cosas al vuelo. La lanza brillaba con el hechizo de luz, que había vuelto a renovar momentos antes.

- Largaos, alimañas...

Comentaba mientras intentaba hacer algo útil, pero no estaba consiguiendo nada esta vez. Pensó que era el momento de que el alquimista y el hechicero se lucieran.

Suspirando y murmurando para si mismo, Damiel comenzó a fabricar una bomba, mezclando los contenidos dos viales cuyas sustancias comenzaron a burbujear mientras le ponía el tapón a su nueva creación.

Arded, bicharracos voladores!

Grito mientras su bomba impactaba en los murciélagos.

Tomando posición para no recibir baño de las bombas de Damiel, tras esto atacó con fuerza, pero los murciélagos se movieron rápido y esquivaron el ataque.

¡Málditos, estaos quietos! - Bravó de rabia

Mientras veo como Damiel echa mano a uno de sus viales, espero unos segundos a que el alquimista lance su "bomba" sobre aquellas criaturas. También miro a Xanorin, por si hace lo propio y no estar en medio de sus ataques. Cuando veo vía libre, lanzo un tajo a la bandada de ratas voladoras, así podría probar la hoja de mi nueva arma recientemente encontrada.

Los ataques del grupo disolvieron el grupo de murciélagos rápidamente, que no supusieron mayor molestia que pararse a ocuparse de ellos. Sin embargo, un vistazo a la sala os reveló que allí estaban las escaleras para ascender, de nuevo. Y a juzgar por los pisos que habíais visto desde fuera, os acercabais al último.

Si el líder de los trogloditas sigue por aquí, seguramente esté allí arriba. ¿Cómo será? ¿Sabrá de la llegada de los aventureros? Un escalofrío recorre vuestro cuerpo al pensar que clase de ser podría haber reunido semejantes bestias en la fortaleza...

Al darse cuenta de que los trogloditas seguían sin aparecer, Saeko advierte con la mano a su grupo para que estén preparados para lo peor.

- La fortaleza no era mucho más alta, si más de esos trogloditas están aquí, seguro que será en la siguiente planta. Tampoco veo rastro del lagarto, así que debe haber pasado por aquí también. Deberíamos prepararnos porque puede que nos estén esperando.

Tras eso, clava una rodilla al suelo y saca los dos viales de veneno que consiguió de la araña de la planta inferior. Empieza a aplicarlos a la hoja de uno de los wakizashi y luego a otra, gastando todo su contenido, para luego volver a guardar los viales vacíos en la mochila. Tras eso, sostiene ambas hojas en sus manos, para no tener que desenvainarlas si les han tendido una trampa.

- Ahora si estoy lista. Creo que Alain y Erzkal deberían abrir la marcha...

Espetó timidamente mirando a los dos bravos guerreros del grupo.

Si allí arriba había un líder troglodita, el combate podría ser más duro, aunque ellos iban bastante bien preparados y nadie estaba herido.

- Haré una bendición en cuanto empecemos a subir. Con suerte se aprovechará algunos segundos.

El clérigo se preparó para entonar su oración y bendecir al grupo para aumentar su valentía y su acierto en combate.

- Que Sarenrae nos ayude en nuestra tarea.

Dijo tranquilamente. Tenía la sensación de que aquello podía ser fácil y esperó que no se complicara.
 

Damiel rebusco entre sus ropajes, dentro de sus mangas más concretamente, y saco un vial con un contenido de color azul claro, agitándolo al lado de su oreja como si esperase escuchar algo.

Erzkal, creo que le darás buena utilidad a esto... Me lo reservaba para una ocasión especial, pero ahora puede ser también útil. Bébetelo antes del combate, y cuidado con el techo.

-Gracias Damiel por el regalo, lo tomaré, tal como me indicas- dijo agradecido.

Luego me pongo en rumbo haciendo caso al consejo de Saeko, pero con cautela ya que no se lo que hay delante y con el arma desenfundada.

-Tengo ganas de ver la cara del líder para darle las gracias por las caricias que me ha dado su matón- dijo sárcasticamente.
 

El grupo al completo ascendió con cuidado por las escaleras, expectantes por el que probablemente iba a ser el combate final que les permitiría reclamar el botín de la torre para sí mismos... lo que podía suponer suficiente oro con el que vivir una temporada y con muchos lujos.

En la parte superior de la torre, las cuatro alas están completamente abiertas, formando una cámara en forma de gran cruz y con techos abovedados. Los restos deteriorados de una alfombra roja van desde las puertas hasta el final de cada ala, juntándose en el centro. En una enorme silla similar a un trono y ubicada en mitad del ala oriental, está sentado un troglodita algo escuálido que acaricia a dos mascotas: una de ellas, un enorme cocodrilo peludo, una aberrante mezcla del reptil adaptada a la vida subterránea de los trogloditas. La otra, el lagarto eléctrico que habíais conocido anteriormente.

- ¿Azí que me haz traído juguetez, Kazkaz?- dice (en un común bastante carrasposo) sonriendo al veros aparecer, no parece nada sorprendido.- Por dezgrazia para elloz, ya ez demaziado tarde... El maeztro ha rezpondido a la llamada.

Deja de acariciar a sus mascotas para erguirse mientras os mira, y coge una enorme guadaña con cabeza de cuervo, mientras prosigue con su monologo.

- ¿Y tarde para qué? Ze preguntarán eztoz jovenez y deliziozoz aventureroz... Ez tarde... para el tiempo de los patilargoz.- Está tan convencido que su tono de voz os pone los pelos de punta.- A eztaz alturaz deben eztar todoz muertoz en Abzalom... Vozotroz habéis tenido suerte... Yo oz daré una muerte máz limpia de la que oz puedan dar loz Peludoz...

La cara de Damiel muestra gran sorpresa e indignación.

"Rufus, como has podido hacernos esto, lagarto cabronazo!"

Tras eso escucha las palabras del tal "Maeztro", frunce el ceño.

"Que sabrás tu de Absalom y de suerte, troglocosa. De que peludos hablas, de tus padres?"

-Jajajaja- rió sonoramente tras oir el insulto de Damiel hacia el escuálido.

- Ven ezcuálido, te voy a devolver laz cariciaz que me ha dado tu zecuaz- dijo burlándose del troglodita.

Mientras Kazkaz (Rufus para los amigos) miraba a Damiel con gesto interrogante y ladeando la cabeza; Tasskar intervino.

- Vueztraz amenazaz no me dan miedo, pobrez, pobrez inocentez... Mientraz vozotroz veníaiz aquí ezperando zaquear tezoros, loz nueztroz han atacado. 

¿Nadie ze preguntó a qué ze debían loz temblorez? El clan de loz Comepiedraz hemoz abierto pazo a los Peludoz para que atacaran dezde abajo la zuzia y azqueroza Abzalom... Vozotroz oz habeiz librado de pura zuerte.

Y ya que preguntaz, loz Peludoz zon patilargoz como vosotroz. Pero mejorez. Ze transforman en loboz y tienen dientez muy blancoz y largoz. Y zon muchoz. Y odian mucho a Abzalom, como nozotroz. Mi Maeztro ha informado de que el ataque ya ha empezado... pero vozotroz no viviréiz para ver el Nuevo Mundo.

Saeko agarró fuertemente y fírmemente sus hojas mientras oía las palabras de aquél ser reptiliano, que nada bueno tenía preparado para su grupo. - Y ahora nos amenaza de muerte... - Pensó interiormente la joven ninja.

- Y ¿quién es tu maestro?

Saeko trató de ganar tiempo e información al mismo tiempo, esperando que Damiel o Xanorin tuvieran algo preparado para lanzarle a ese ser y sus mascotas. Como en anteriores combates, esperó a que fueran ellos quienes atacasen a distancia, antes de atacar ella con rapidez.

Finalmente llegaban hasta el líder de esos trogloditas, pero no parecía muy impresionante por sí mismo. Parecían mucho más peligrosas sus dos mascotas.

- Tu líder no tiene poder para hacer lo que dices. ¿Quién se cree que es?

Le dijo tratándolo de provocar. Lo que sí parecía claro era que estaban preparando un ataque de licántropos hacia la ciudad e iban a tener que ir corriendo hacia allí, una vez resuelto esto. A él le quedaban cinco canalizaciones y eran suficientes para el combate, de modo que no tenía mucho miedo de ellos.

Una vez les hablara de su jefe, porque parecía tan estúpido como para hacerlo, se podrían lanzar al ataque, aprovechando así lo que quedaba del conjuro de bendición.

- No, no. Ya habéiz preguntado demaziado. ¿Ez que no puedo preguntar yo?- responde en tono burlón, para luego mirar hacia los lados pensativo. - Eztá bien, ¡ya he dezidido la pregunta! ¿En qué ze parezen un cuervo y un ezcritorio?- Agarra la guadaña con ambas manos para apoyarse, aburrido de hablar.- Zólo tenéiz una oportunidad. Zi azertáiz, oz digo quién ez el Maeztro... Zi no, me dejáiz mataroz y rezolvemoz ezto pazíficamente... 

Y añade en voz baja:

Aunque él ya oz conoze a vozotroz...

Damiel suspira, indignado y ofendido.

Que en que se parece? - Damiel saca rápidamente un vial y comienza a mezclar sustancias - Te voy a hacer estallar en 10 pedazos!

Prepara la bomba con destreza, pero antes de lanzarla grita en Dracónico

Rufus, apártate! Vete!

Tras eso lanza la bomba apuntando al cocodrilo peludo para que la explosión llegue a este y a su dueño y no al lagarto eléctrico.

Kazkaz, alias Rufus, escuchó a Damiel y se apartó del alcance de la bomba mientras su amo lo observaba atónito sin creer lo que estaba pasando. Justo cuando iba a intervenir, el elfo lanzó una bomba que contenía todo el odio acumulado en la conversación con el lagarto, que dio de lleno en el cocodrilo y cuya explosión alcanzó al amo, aunque solo parcialmente.

Por la mirada de Tasskar, que se sentía humillado por el elfo, ahora no se iba a andar con chiquitas.