Partida Rol por web

Los Ancianos habían hablando y el Conclave se ha de volver reunir. Sois los elegidos de vuestra raza que podéis darle solución a este asunto.

Habéis sido reunidos en la ciudad voladora "Austrión" un territorio neutral creado hace miles de años por los dragones que os precedieron, ahora en ruinas, se usa como lugar de reunión para este tipo de asunto.
Toda la ciudad está minada de columnas, coronadas por estatuas que quieren representar amazonas, y formaciones de piedra blanca lo bastante grande para alojaros.

En la plaza central, circundada también por columnas y enlosada por adoquines, otrora blancos, por los que crece algún inusual brote vegetal. Aunque antigua esta ciudad estaba preservada por la magia para que el tiempo no la destruyera.

Por una extraña grieta en una cúpula dorada que rodea la ciudad podéis entrar,es como una ventana a lo desconocido pues,sabéis,que antaño ese hechizo había sido convocado por los Ancianos para que nadie saliera mientras el cónclave ocurriera,aun así al final del mismo este no había sido disuelto y toda la vida había sido erradicada de la desierta Autrión.

Cuando aterrizáis,en aquella plaza central podéis ver la estatua de un dragón,inmenso para los humanos,normal para vosotros. Tiene la misma tonalidad que la cúpula y esta subido a sus dos patas,con las alas extendidas,como si fuera a echar a volar.

Si os fijáis bien hay huesos dispersados por todas partes,huesos que vibran y vibraron con la magia arcana que caracteriza a los dragones.

Parece que soy el primero en llegar. Mejor, asi podre estar en el mejor lugar...

En toda mi envergadura me adentro en la mística ciudad. Observo su magnficiencia venida a menos. Huelo la magia, la sangre, los restos de una batalla ahora terminada, y que posiblemente nos tocará librar también. Mi tamaño, el más grande entre mis hermanos, puede resultar un inconveniente aquí. Me postro en el suelo mientras las sombras comienzan a retorcerse, a encoger...

Con un aspecto ahora más humano miro a mi alrededor. Sé que pronto vendrán más. Pronto comenzarán las discusiones. Y para ellos, poco más que un humano pareceré. Aunque tras mi transformación el dragón de mar parece haber llegado y haberla observado. Sencillamente le sonrío y me inclino con cortesía.

El suelo retumbó bajo mis patas traseras cuando me dejé caer en ese extraño lugar. Con dificultad me hice paso a través de las columnas derruidas y las piedras, ser de agua tenía sus dificultades si de andar se trataba. Me paré junto a una estatua que representaba a mi especie, no podía evitar sentirme inquieta ante esa imagen, los huesos esparcidos por el suelo y el silencio que reinaba en el lugar.

- ¿Con qué fin me habrán hecho llamar? -pensé en voz alta-. Miraba de un lado a otro esperando a alguien más, el lugar me inquietaba un poco.

Oh, al igual que mis antepasados, estoy aquí como el... sera lo mismo... habrá pasado almo mas extraordinario que de costumbre... veremos que nos deparan las estrellas y los ancestros....

Me giro hacia el recién llegado. Su forma de dragón es impresionante comparado a mi forma de humano.

Nos han llamado para solucionar el problema de los ancianos.

Inclino mi cabeza mientras sonrío con cierto tinte sádico.

Seremos bastantes dragones en el lugar, y aunque la ciudad es grande... Será más cómodo que adoptéis una forma más... Asequible.

Digo, meditando la última palabra. De reojo observo la llegada de otro dragón.

Viendo que todo el mundo esta adoptando su forma humana, hare lo mismo, la verdad es mas comodo eso que estar fuera del agua en mi verdadera forma. Evidentemente se sabra quien soy.

Aun no ha llegado ningun dragon cromatico. Y espero que no venga ninguno. Malditos repelentes.

Entro con una aptitud firme y altiva. Ya estoy aquí, ya podemos empezar.

La estela roja en el cielo podría fácilmente con un cometa, sin embargo en el núcleo ardía un dragón. Soberano de los suyos, Ignos era quien debía acudir al Cónclave.
Se filtró por la grieta de a la antigua ciudad, algunos otros dragones ya habían llegado y caminaban sobre la empedrada superficie.
Ignos ralentizó el empuje que lo desplazaba, a diferencia de sus hermanos no poseía alas sólidas que desplegar, sino que, como todos los dragones elementales, él era el fuego mismo. Su forma dracónica se posó sobre las piedras que se derritieron ante el inmenso calor que desprendía el ser. Miró a ambos lados, redujo la temperatura de sus llamas para evitar destruir el lugar y saludó con voz grave.

-Saludos, hermanos. ¿Sabemos ya quien presidirá el cónclave?-

- Podriamos empezar sin ti, eres prescindible.

Ya estamos con la arrogancia de siempre del dragon rojo.

Eso deberíamos decidirlo cuando estemos todos.

Respondo, en mi forma humana, al majestuoso dragón de fuego. Extiendo mi mano alrededor.

Pero deberemos de darnos prisa, si no queremos acabar como esos huesos.

En una rápida mirada, me fijo en cómo vibran.

Una gran bola de humo negro y pestilente se acercaba y un gran estruendo la seguía, poco a poco la nube se hizo tan grande como un dragón anciano y unos pies mecánicos, cayeron pesada y ruidosamente en aquella ciudad mítica.

Austrión, por primera vez tenia entre sus filas un dragon fabricado. El Dragon mecánico plegó sus alas, y sus chimeneas llenaron el lugar con una bruma negra y de aspecto amenazante, poco a poco fue deteniéndose. Pronto los únicos engranajes que se movían era los de su cuello para observar a los presentes y su boca para hablar con metálica voz.
-Forma humana no computable, no hay opciones para cambiar apariencia. Mecanix esta aquí por orden de los ancianos, orden de saludar a todos los presentes. Os saludo her-manos.

Quizás mi magia pueda darte otra forma, si lo deseas.

Comento al dragón. Ese tipo de trucos son bastante sencillos para mí. Inclino mi cabeza.

Bienvenido, Mecanix. Murmur te devuelve el saludo.

Sonrío entonces confiado.

Giro su cuello para devolver el saludo mientras sus engranajes chirriaban.
-Incompatibilidad, No es seguro usar magia sobre mi, puede poner en peligro toda mi estructura. Buscando palabras de gratitud, Gracias por el ofrecimiento Murmur.Almacenando en memoria-Volvio a callar aunque su cuerpo aun se estaba amoldando para poder tener una postura "cómoda".

Me poso con cuidado en los límites de Austrión para poder dar una vuelta a su alrededor y conocer el terreno, ya que es la primera vez que veo esta legendaria ciudad. Hay muchas rocas, columnas y piedras, lo que me gusta, pero la ciudad se ha venido a menos. Hay múltiples olores que cuentan muchas historias.

Poco a poco me voy acercando hacia el centro de la ciudad, moviéndome con el respeto que se merece.

Finalmente me acerco a donde están los otros y busco una roca en la que poder tumbarme. Me enrosco en ella para descansar mientras miro con curiosidad las formas humanas de los demás.

Cuando Nihilus confunde a Ignos con Enywas, sonrío mostrando la dentadura, pero no digo nada, sólo lo miro sonriendo. 

Hola a todos, menos a la trucha claro...

No me gusta estar en forma humana ni de ningún otro ser inferior, pero ya que es lo que queréis adoptaré la mía

Se empieza a llenar de bastardos arcoiris. Y lo peor es la arrogancia que traen con ellos.

- Sera mejor que se mantenga la paz, evitemos la violencia y evitaremos muertos entre vosotros.