Partida Rol por web

Miro atónita a mi madre. Sin embargo, confío en ella, y si cree que esa es la mejor solución no seré yo quien se lo discuta.

Escucho atentamente la conversación entre todos:
- Estoy de acuerdo contigo, Sharon. Al fin y al cabo, nadie más parece estar dispuesto a ejecutar la decisión que tomemos... Al menos, yo no sería capaz. Y no creo que hacerlo por sorteo sea una buena idea... sea desconocido o no, pones en la situación a una persona de realizar algo en contra de su voluntad... -digo esto mirando a Nathan- y no todo el mundo tiene el coraje necesario para llevar a cabo esta tarea.

- A propósito -me vuelvo hacia el detective Olson- ¿cómo sabremos que el que... bueno... -no me atrevo a terminar de pronunciar la frase, pues aún me cuesta creer que vayamos a hacer aquello. - ¿Cómo diferenciaremos a un inocente de un miembro de los "Sin Rostro"?

Al parecer había una alternativa a la muerte, que podía ser peor si se equivocaban. No obstante, no tenían muchas oportunidades.

-No creo que ninguno disfrutemos con ésto- ella misma se mostraba reacia a esa opción- pero creo que debemos elegir. Lo malo es que debemos pensar para no equivocarnos y empeorar la situación. Porque la opción de quedarnos con los brazos cruzados y los ojos abiertos solo servirá para ver como caemos uno a uno.

Por contra de lo que pudiera hacer sonar, estaba en contra de los linchamientos y lapidaciones, una de las cosas que menos le gustaban de su país natal. Pero aquí no era como castigo o para recuperar el honor... sino para salvar sus vidas.

Edward miró a la joven de los Flynn y, una mueca en sus labios que asemejaba a una sonrisa, se dibujó.

¿Cómo sabremos si alguien es un sin rostro o no? Solo con pruebas señorita Flynn, sólo con pruebas... De ahí que no me guste la idea de ejecutar a nadie sin pruebas pero... parece ser que, dadas las circunstancias, será la decisión popular la que mande...

En este sentido debemos entender que tanto si disparamos esa pistola como si no.... recaerá sobre nuestra conciencia la muerte de inocentes...

Edward se giró y se dirigió a la barra del Bar... aquello era más de lo que podía soportar sin un buen trago de alcohol. Cogió la primera botella que se le presentó y vació su contenido en un vaso... Las cosas se iban a poner muy tensas en el local, sobre todo cuando sonase el primer disparo y una víctima, inocente o no, muriese a manos de todos los allí presentes.

Esperemos que la decisión popular esté conducida por pruebas - dijo Colette ante las palabras del detective, y luego su mirada se desvió hacia el ministro - Y ciertamente, si no hacemos nada cargaremos con la sangre de los que vayan a morir a manos de los "sin rostro". ¿Me gusta la idea? En absoluto, y ni tan siquiera se me había pasado por la cabeza que el ajusticiamiento sería aquí delante de todos... - un escalofrío recorrió su cuerpo ante tal idea - Pero tenemos que detenerlos señor Cox. Y le agradezco su ofrecimiento para llevar a cargo tan ingrata tarea. Yo misma no me vería con corazón, especialmente si la gente votase a Antonella.

Colette volvió hacia su amiga y la abrazó con un brazo - Ella es mi roca, quien lleva la entereza y fortaleza por ambas. Y si le pasase algo, yo simplemente no se que haría. Y es que por algo ella es la genio modista, y yo sólo una supermodelo... - iba a hacer un chiste acerca de todo lo que se dice sobre ellas, tanto lo cierto como lo no tan cierto. Pero aunque lo intentó, no pudo continuarlo porque no había alegría en su cuerpo ahora mismo. Nada que la pudiera hacer sonreír, y eso la hizo deprimirse más de lo que ya estaba antes de darse cuenta de ello.

Ajeno a lo que ocurría a su alrededor, asintió a las palabras de su hijo, dejando el habano de lado mientras la mantenía en un fuerte abrazo. 

Tras unos minutos así, se separo de ella, y luego volvió su vista al Ministro Cox.

- Lamento discrepar... Pero como ciudadano, sé que un ministro no es elegido vía elección popular, sino que es designado por nuestro presidente*-

Cuando mi padre me suelta, durante los primeros instantes me sientl vulnerable, después me sitúo junto a él para mostrarle mi apoyo.
- Para acabar con unos asesinos nos planteamos asesinar idniscriminádamente... No entiendo qué diferencia justos de pecadores si lo hacemos, y esperl que nadie me obligue a... - me atraganto, es duro. - A dar un nombre para que esa persona muera.

Me quedo solo en el cubil, en mi propio duelo por la muerte de mi buen amigo Dean. Aunque no tarda en acercase Tania, lo único que ahora me preocupaba de verdad. Su presencia y la afectuosidad con la que me trata son como un bálsamo para mi dolor. Me aferro a la sensación que ella me provoca para tratar de encontrar algo a lo que aferrarme y ser fuerte. Correspondo a su abrazo y estando así de juntos solo soy capaz de balbucearle cosas apoyado en su hombro, que no estoy seguro del todo que puiese entender.

-Cariño… pude evitarlo… pude salvar a Daen… pero tenía mucho miedo… solo podía permanecer escondido… no pude identificar a ninguno de ellos… - Sollozaba con un tenue hilo de voz, mientras tembloroso prolongaba el nuestro abrazo. -Pero no mas… lo intentare otra vez para descubrirlos… y lo hare todas las veces que lo necesite…- El miedo de que fuese la siguiente me daba valor para arriesgar hasta mi propia vida. -Porque si te lo hacen a ti yo… yo…- Aprieto los diente y los puños, abrazándote con más fuerza y acercándote a mí. –No, no debo pensar en eso, debo concentrarme.-

Me concentro como nunca en mi vida, poniendo a trabajar mi memoria más allá de los límites. La mente humana es maravillosa y de las pocas siluetas que puede ver anoche me pude concentrar en la más nítida de ellas. En vez de ir directamente a recordad su rostro en su totalidad me fije en los detalles, después de todo el diablo se esconde en los detalles.

Recuerdo rojo ¿sangre? no, no es sangre, es algo fino y solido, aunque recuerdo que se doblegaba ante una pequeña brisa, si, es su cabello, tenía el cabello pelirrojo. Y ahora que mi cerebro empezaba a pulir los detalles cada vez veía más cosas. El haz de luz no me había deslumbrado, era de verdad su vertido, un vestido de color claro muy elegante y por supuesto debajo se podía ver una figura de mujer. Los detalles se sucedían y me doy cuenta de que todos encajan en la descripción de ella, ella es uno de ellos.

Me levanto del suelo con la cara iluminad, como si hubiese tenido una visión espiritual. Sin mediar palabra levanto del suelo a Tania, sujetándole la mano, y con la mayor de las determinaciones salgo del cubil en busca de aquella desalmada, aun con Tania cogida de la mano. Ahí estaba, despaldas a mí y  tan tranquila, volver a ver ese pelo y ese vestido me llenan de rabia, ella estaba ahí como si no hubiese hecho nada, un escalofrió me recorrió toda la espalda por lo que era capaz de hacer ella. Dirijo una mirada al escenario, a James, y con una mirada de pura y condensada rabia le hago señas de lo que había descubierto, señas que nos conocíamos de tanto tocar juntos y no poder hablar en esos instantes. Me acercaba cada vez más a ella, la culpable, con paso firme y con toda seguridad, aunque estuviese prácticamente ciego de rabia. A escasa distancia, tan cerca que podía sentir su maldad, la rodeo y me coloco delante de ella, y antes de que ella hiciese algo la sujeto por la muñeca, incapaz de controlar mi fuerza por miedo que se me escapase otra vez.

-TÚ… eras tú a quien vi rondando cerca de nuestras habitaciones…- increpo iracundo contra la joven Antonella. -anoche pudiste escapar de mí al amparo de la oscuridad, pero ahora sí que no tienes escapatoria…- no le quitaba los ojos de encima ni un segundo, con una fulminante mirada furiosa, y me contenía, no sabía cómo, de tomarme la justicia por mi cuenta. –y ten por seguro de que no te soltare hasta que sea ajusticiada.- sonaba a amenaza, pero en realidad era una promesa, una promesa sobre el cadáver de mi buen amigo Dean.

Escuchó los susurros de Nicholas con la boca abierta, sorprendida, y cuando éste se levantó pensativo, lo acompañó. Su forma brusca de cogerle la mano la sorprendió y se llevó la mano a la boca. Sentía como que algo importante estaba a punto de pasar. Miró a James atónita cuando veía las señas: ella también sabía lo que le quería decir, y anticipaba qué saldría de su boca. Empezó a mirar alrededor, intentando buscar a alguien que pudiera mostrar cualquier indicio de ser un asesino, pero no lo encontró en la persona a la que Nick se acercó con ella cogida de la mano.

- ¿E- ella? - Acertó a decir, mirando a su amigo con el pasmo impreso en todas sus facciones, la boca abierta y la mano libre a unos centímetros de ésta. Miró la furia con la que Nicholas se aferraba a la muñeca de la joven. - ¿Es eso cierto, señorita Antonella? - Sus ojos alternaban su foco entre la diseñadora y el hombre al que quería, completamente atónita ante el hecho de que aquella sencilla y agradable joven pudiera formar parte de una banda sanguinaria que era capaz de despellejar tan tranquilamente el rostro de alguien.

Hasta ahora no había ninguna razón para sospechar de nadie en particular, pero las acusaciones de Nicholas lo cambiaron todo. O bien él intentaba acusar a alguien para escurrir el bulto o bien hablaba convencido y Antonella tenía algo que consultar. La actriz pensó que acusar sin fundamento sería algo parecido a un suicidio, por lo que en principio decidió creerle.

-¿A donde fue, señorita Antonella? Si es un malentendido ahora es el momento de explicarse antes de que la cosa vaya a más- a pesar de cierto tono interrogatorio Kana no perdió el respeto ni las buenas formas. Es cierto que el que alguien rondara de noche no era buena señal, pero no le gustaría condenar a nadie con pruebas circunstanciales. Y menos sin haberle dado la oportunidad de explicarse antes.

Edward se acercó a la escena. Sin duda los nervios estaban a flor de piel y la gente empezaría a acusarse la una a la otra sin sentido...

Nichilas, ¿qué significa esto?

Señorita Antonella, ¿puede explicar lo sucedido?

Terminé la canción para Dean y me quedé sentado frente al piano, con la mirada perdida y sin prestar atención a las conversaciones que sucedían alrededor, hasta que oí la voz de Nicholas hablando con Tania y la alarma en su voz me hizo girarme para escucharlo. 

Vi sus señas y las comprendí de inmediato. No en vano nos conocíamos desde siempre y me levanté del taburete como un resorte, caminando en la dirección a la que se dirigía él. Dudé por un instante al ver a la joven a la que acusaba, pero sacudí la cabeza decidido y me coloqué junto a mi amigo, mirando a la mujer con los ojos llenos de ira. Estaba seguro de que Nicholas no acusaría a alguien sin estar seguro. - ¿U-usted? ¿Ha matado a mi hermano? ¡¿Por qué?! - Pregunté, con las mandíbulas tensas, haciendo esfuerzos para contenerme y recordándome que era una mujer para no golpearla. 

Sintio el abrazo de su amiga y con sus palabras no pudo mas que ponerse algo colorada. Vos tambien sos fuerte e inteligente Colette y si me pasara algo sabras como sobrevivir. Estoy segura. dijo en un tono amistoso pero seguro.

A tiempo me doy cuenta que viene el sujeto de la banda a toda velocidad contra ambas y me salgo del abrazo de mi amiga para apartarle. Sin major advertencia le agarra de las muñecas y no puede evitar largar un grito de sorpresa ante la brusquedad del sujeto. Pero Antonella no se queda quieta y con la misma velocidad que él le da un rodillaso* en sus partes nobles para que la suelte.

Yo no he hecho nada malo. dijo rapidamente al sujeto mientras se soltaba de su agarre. Miro a las mujer que parecian acercarse. Es un malentendido, yo no tengo ninguna razon para lastimar a nadie aqui.

Se alejo del sujeto y miro al resto de las personas. Yo no se que te llevo a decir estas cosas ahora, para que me culpen a mi pero espero que los demas no te crean con tanta facilidad. Yo no te vi a la noche despierto y si sali como vos dices pero no me acerque solo a tu cubiculo, si no al de todos. confeso desanimada preferia no confesar estas cosas pero las palabras de Kana, le hicieron reflecxionar que seria lo mejor no guardar nada y salir limpia de esto. Estaba revisando a la noche por si alguien faltaba y si podia descubrirlo, aunque cuando yo pase no encontre a nadie fuera de su cubiculo, ni al trompetista muerto. Pense que habia fallado y no me arriesge a quedarme mas tiempo para que me agarara uno de asesinos. le explico tanto al hombre, como a los demas que hacian preguntas.

Al ver el guirigay que se a montado me interpongo en la multitud.

-¡Haya paz señores!- Dije con voz grave y serio. Miro al músico- Señor Reynolds esa es una acusación muy grave. ¿Se da cuenta de que si no está seguro al 100% esta joven podría morir? Digame, ¿Alguien más la vio? ¿Estaba alguien con usted?- Dicho lo propio me giro y miro a Antonella.- Y usted señorita... Por muy altruista que sea esa inspección nocturna, de ser cierta ¿Puede alguien dar fe de ello?

Ngo con la cabeza aunque luego miro a Nicholas Estaba sola y pensaba que nadie me habia visto. Pero al parecer tengo de testigo a Señor Reynolds de mi salida. Respondio volviendo con una mirada nerviosa al Ministro.

Durante toda esta acusacion trato de no ver la cara que ponia Colette de todo esto, confiaba que no la miraba con sospechas pero si la llegaba a mirar con miedo por la situacion ella misma empezaria a sentir mas miedo que sentia ahora.

Colette quedó horrorizada cuando uno de los músicos acusó a Antonella de ser una de las asesinas. ¡Como se atrevía! Entendía su dolor, pero sus palabras fruto de él y no de la razón iban a condenar a una pobre inocente.

Veis, esto es lo que ocurre cuando se acusa sin estar seguros. Nicholas asumió que al ver alguien de noche tenía que ser uno de ellos, sin haber visto a esa persona ya no haciendo nada malo, ni tan siquiera tenía claro a quien había visto al principio. - luego su mirada se desvió hacia Antonella - Y aunque admiro tu preocupación y valentía, que sea la última vez que haces esto sola. ¿Y si uno de ellos te hubiera sorprendido antes que pudieras reaccionar? No te lo perdonaría.

Por favor, que todo el mundo se calme. Es evidente que en esta situación el ambiente está un poco cargado y tenso. De momento a mi entender no hay pruebas suficientes para acusar a nadie y creo que en nuestra conciencia quedará votar de la manera más sabía posible.

Señor Reynolds, ¿Puede confirmar que vió salir a la Señorita Antonella y revisar todas las habitaciones para ver si faltabamos alguno?

La patada en mis partes mas sensibles me deja tirado de rodillas en el suelo, otra vez, aunque esta vez por un dolor físico. Me cuesta recuperar el aliento del golpe, pero lo que si recupero con gran presteza es volver a agarrarla de las muñecas otra vez.

-No te volverás a escapar de mi otra vez…- digo con la voz quebrada por el dolor. -y menos después de lo de Dean.-

-Ahora estoy más seguro que en toda mi vida.- le respondo al señor Cox. –Y no, nadie mas estaba conmigo, y no sé si alguien más la vio… aunque parece que no.-

-Yo solo la vi pasar a toda prisa por delante del cubil de la banda.- respondo con sinceridad al detective -Y que casualidad que esta mañana Dean a…- no podía decirlo, aun lo intentaba asimilar.

-... no se que pensar- estaba impactada por las acusaciones, tan facilmente se podía saltar sobre alguien? dejé lentamente mi vaso de licor a un lado no quería que por beber en exceso desconfiaran de mi, viendo que cualquier cosa podría ser suficiente motivo.- bueno en realidad es muy raro que una chica sea tan valiente, sin ofender, pero se me hace raro. Yo es que no me atrevería a salir del cubiculo ni para ir al baño sola mientras sea de noche. Aunque supongo que de donde viene la señorita Antonella eso es normal, tan normal como golpear a un hombre- aún parecía shockeada con una expresión  entre el disgusto y la preocupación.

El periodista cerro la boca tan pronto como el detective se propasara con él con burdas amenazas. Pero Richard estaba acostumbrado a las amenazas, -¿Apagar el magnetofon? Ni loco.- Pero sí seria mejor no mostrar el micro durante el resto del tiempo. Si pensaban llevar a cabo la locura de matar a dedo alzado pensaba guardarlo todo para que la gente supiera la verdad y sobretodo de la ineptitud de ese detective de tres al cuarto. Ademas entre ellos estaba gente tan influyente como el ministro o el señor Woods, Esto era oro puro. Por ahora era mejor callar y esperar.

Y fue un acierto. Al escuchar las primeras acusaciones, se acercaba todo lo posible, para mantener registrada la conversación. En este momento ambos tenían sendos argumentos, lo importante era saber quien mentía, si el músico presa del dolor buscando un culpable fuera cierto o no. O la señorita Antonella con su confesión. Stephen por su parte tenia otra acusada en mente, otra que casaba mucho mejor con esta novela negra, que se estaba causando en la realidad.

Me giro después de hablar con los sirvientes sobre la comida que aún no ha llegado. Encuentro el ambiente muy caldeado y se empiezan a lanzar las primeras acusaciones públicas. No sé muy bien lo que pensar sobre ellas, lo que está claro es que ambos dos estaban despiertos anoche, aunque el echo de que el músico haya hablado primero le da más credibilidad.

-Creo que esto va a definir mi voto.-Digo simplemente mientras me acerco hacia Chloe para tomar su mano.