Partida Rol por web

La habitacion Diamante, es amplia y de colores azulados y blancos. Teniendo todo lo necesario para la comodidad del viajero.

Olia a incienso con toques marinos.

En el centro de la habitacion habia una amplia bañera humeante con petalos de flores azules.

Iluminada con lamparas de velas daba una tenue luz....

Entré en la habitación siendo arrastrada por el musculoso cuerpo de Balder. Hacía ya bastante tiempo que mi cuerpo no sentía un calor como este. Fui retrocediendo, mientras pensaba en lo siguiente que pasaría: Había que planearlo bien, para que el asunto no se estropeara en un momento como este. Me había fijado al abrir la habitación en la disposición que tenía, y fui guiando lentamente a Balder mientras tocaba en un primer momento sus brazos, fuertes y viriles, y fui subiendo hasta rodear su cuello. Acaricié su pelo, mientras mis labios permanecían en contacto con los suyos. Al estar a poca distancia de la cama, me separé unos instantes.

-Siento interrumpir una escena tan agradable como esta, pero creo que ambos estaríamos más cómodos si nos quitásemos nuestras posesiones de la espalda, ¿verdad?-y le sonreí con picardía. Si quiere... podemos dejar estas cosas aquí y tomar un baño, con tranquilidad.No quiero que se sienta incómodo conmigo, ya que nuestro propósito es justo el contrario. Podemos... podemos llegar hasta donde usted quiera. A fin de cuentas, en estos momentos solo se me apetece estar cerca suya, y conocerle mejor...en todos los sentidos. Volví a besarle, esta vez con lentitud, disfrutando del momento. Deseaba que hablara, que se interesara por mí, ya que los últimos hombres con los que había estado habían durado una o dos noches, y en este caso quizás se alargara si llegásemos a trabajar juntos, aunque no buscaba nada serio. Siempre había querido ser una mujer libre.  Pero más aún deseaba su cuerpo, aunque solo fuera temporal.

Balder besó de nuevo a la dama en los labios y la contempló embelesado mientras su mano, juguetona, se deslizaba por la línea de su espalda despacio. La sonrió mientras le hablaba.

- No quiero hablar de mi pasado, renuncié a él y ahora lo que busco es un nuevo futuro.

La besó de nuevo acercándola hacia él.

- Estoy de acuerdo con que deberíamos dejar los trastos, luego podemos desvestirnos despacio y darnos un baño... pero no va a ser un baño nada tranquilo y después nos va a tocar fregar el suelo...

A Balder se le notaba excitado y ansioso, había perdido ligeramente el control porque la mujer lo había incendiado de deseo. Se apartó de su lado para dejar las armas junto a la cama, así como las mochilas, llevando también el equipaje que pudiera tener ella. Después se volvió a acercar y la atrajo de nuevo hasta su torso, entrando sus cuerpos en contacto, aumentando el calor que ambos sentían por su proximidad y por los cálidos vapores que el baño emitía. El hombre la alzó del suelo para que pudieran besarse sin tener que agacharse o ponerse de puntillas, aunque eso le obligó a sujetarla por los glúteos. Balder era muy fuerte, bajo la ropa se podía palpar unos músculos bien formados propios de un guerrero acostumbrado a llevar equipo pesado.

Me encontraba algo intrigada por las palabras que había dicho Balder, pero en ese instante no eran el foco principal de mi atención. Ya me ocuparía de eso cuando hubiera calmado mis emociones. Me dejé arrastrar por Balder en cada momento. Me encantaba volvera tener unos brazos fuertes de un hombre recorriendo mi cuerpo lentamente. Sentí sus labios carnosos que se juntaban con los míos, lo que despertaron aún más mi deseo.

Después de que él dejara nuestas posesiones junto a la cama, volvió a acercarse y me cogió, cosa que agradecí debido a que era más alto que yo y eso me incomodaba.

Mientras nos besábamos comencé a desabrochar la parte superior de su ropa, aunque no podía quitársela puesto que sus brazos estaban aguantándome.

-Estoy deseando tomar ese baño con vos- le dije de forma sensual entre besos.  A continuación comencé a besarle por la zona de la oreja para bajar hasta el cuello, donde le mordí suavemente en un par de ocasiones. Cada vez sentía una mayor necesidad de desnudarle y meterle en esa bañera, o llevarlo directamente hasta la cama y hacerlo mío. ¿Te importaría ayudarme con la ropa? Le miré y sonreí un momento, con picardía. Aunque si quiere puedo hacerlo yo sola...

 Con un beso la dejó de nuevo de pie y le sonrió atrevidamente.

- Seguro que vos os sabéis desnudar de un modo más sensual.

Balder trataba de contenerse para no despojarla de la ropa mientras manoseaba todo su cuerpo, tal era la excitación que le estaba embargando, pero pretendía comportarse del modo más agradable posible, de modo que prefirió dejarla a ella.

- Claro que yo no voy a saber desnudarme sensualmente. ¿Me desnudo yo o preferís desnudarme?

Le sonrió divertido, parecía preferir la segunda opción.

¿Estáis seguro? Yo creo que vos podríais desnudarme de una forma muy sensual-Sonreí. Normalmente me gustaba ser la que mandara en una relación, pero esta vez pensaba hacerle caso, aunque no en este preciso momento.  Le cogí de la ropa, aún sonriendo, y empecé a quitarle la parte de arriba, lentamente.  Me estaba divirtiendo, y esperaba no haber perdido práctica. Le terminé de quitar la parte de arriba y sonreí, satisfecha. Era apuesto, muy apuesto, y eso me calentaba aún más. Le besé en los labios, y fui bajando lentamente por el cuello, por la zona de los pectorales para acabar finalmente en los abdominales.  Deslicé mi lengua por su cuerpo, con lentitud, deteniendo mis labios en aquellas zonas que solían gustar más a un hombre.  Me quedé en la parte de sus abdominales mientras mis manos juguetearon con sus pantalones hasta que conseguí quitárselos.  ¿Puedo hacer algo más por vos o quiere que empiece a quitarme mi ropa? Le dije guiñando un ojo, y a continuación miré de forma disimulada su miembro, sonriendo posteriormente. Esto va bien, muy bien.

Balder esbozó una pequeña sonrisa.

- Sois una chica traviesa, me parece que sé a qué queréis jugar, pero esperad un poco porque antes...

La levantó y le dio un profundo beso antes de girarla y dejarla apoyada en su espalda. Una de sus manos paseó sobre la zona de los pechos, aún encorsetados, mientras la otra buscaba una zona aún más íntima, pasando bajo la falda y acariciando su vulva, aún cubierta por la ropa interior.

- Os quiero ver desnuda. - Le susurró. - Vuestro cuerpo parece sublime, quiero contemplarlo y acariciarlo...

Balder siguió tocándola indirectamente sobre la ropa.

- Desnudaos y dejadme jugar a mi primero.

Le dijo mientras rozaba una oreja con sus labios y dejaba en ella pequeños besos.

En esos momentos creía que era imposible resistirme a las palabras de Balder. No sabía si era por el tiempo que llevaba sin disfrutar de una buena compañía, o si Balder era el hombre más atractivo que había visto en mi vida, pero me dejaba llevar por su voz, grave pero a la vez sensual. Ya te lamentarás de no haber mandado tú en otro momento, ahora disfruta, preciosa.

Apoyada en su espalda comencé a quitarme el corset,  mientras rozaba mi cuerpo con el suyo en busca de su miembro, excitada. No pude evitar soltar más de un gemido mientras él me tocaba. Creo que lo que más te guste es que lleve el control, reconócelo, eso no suele pasar nunca, no contigo.

Antes de terminar de quitarme el corset me separé con delicadeza de él y me coloqué frente a Balder, manteniendo una sonrisa pícara en mis labios. Terminé de quitarme la parte de arriba de forma erótica, mirándole a los ojos. No sentía vergüenza, puesto que no había sido la primera vez que me desnudé para un hombre, y un par de cosas había aprendido.   Bajé el corset por mi cintura, con movimientos lentos y sensuales, y una vez había llegado a la falda, empecé a quitarme esta junto a la ropa interior que llevaba.

Terminé de desnudarme bastante satisfecha, pensaba que le habría gustado, y me acerqué a él para besarle, no sin antes susurrarle: Soy toda vuestra en estos momentos, Balder.

- Annya sois la mujer más sensual que he visto en mi vida.

Las otras chicas con las que había estado no habían tenido un cuerpo tan escultural, tan firme. Balder la rodeó con los brazos y volvió a besarla, la acompañó hasta el baño y quiso que se sentara con él, apoyando de nuevo su espalda en el torso del hombre. Así pudo de nuevo acariciarla, le volvió a besar una oreja mientras magreaba despacio los dos pechos que se levantaban como esculturas al placer y al poco su mano bajó buscando la vulva, acariciando primero en la zona periférica, pero acercándose despacio hasta los labios mayores, que se dedicó a acariciar con calma. El dedo pulgar paseó sobre la capucha del clítoris, tocando sobre él y transmitiendo unas intensas sensaciones que aún aumentarían cuando sus dedos profundizaran entre sus zonas más íntimas.

Balder sabía que tenía a Annya a su merced, pero tal situación se producía a cambio de que él la tratara del modo más placentero posible, así que procedió a tomar agua con sus manos para subirlas rozando su piel hasta llevarla al cuello de la dama donde la dejaba caer como riachuelos. Después acompañaba el rastro del agua con las manos, acariciando su cuerpo cada vez más húmedo. Solo que una mano se instaló completamente en su sexo y la iba masturbando despacio, ahora indagando entre los labios mayores y acercándose hasta el pequeño clítoris al que no se olvidaba de atender.

Balder buscó entonces el jabón y lo introdujo en el baño, comenzando entonces a pasearlo por el cuerpo de su amante, enjabonando todo su torso y la espalda, por último fue limpiando con cuidado su cabello. Cuando estaba cubierta, la puso en pie y siguió con las piernas, mientras su mano seguía acariciándola lujuriosamente en la entrepierna. Finalmente se puso en pie también y le alcanzó el jabon a ella, Balder se había excitado con los jadeos de Annya y tenía su robusto miembro erecto.

- Ya podéis jugar - le dijo poniendo a su alcance el jabón y haciéndole un guiño divertido.

Me encontraba totalmente encendida. Las manos de Balder habían recorrido su lujurioso cuerpo de una forma inmejorable: Sus manos la acariciaban, buscaban los sitios prohíbidos haciéndole sentir un placer incontrolable. Lo mejor de la forma en la que actuaba era su suavidad: No necesitaba ser una bestia para darle a una mujer lo que esta buscaba; Balder actuaba de una manera firme, seguro de sí mismo, y eso avivaba aún más la pasión que sentía en esos momentos.

Dejé que los brazos musculosos del hombre  me recorrieran de arriba abajo, mientras disfrutaba de cómo una de sus manos era capaz de hacerme llegar con los mismos dioses.

Cuando Balder se puso en pie, este me entregó el jabón, y me fijé en su miembro, totalmente erecto. Sonreí relamiédome, aquello iba a gustarme. Le pedí que se sentara, puesto que sino la tarea de enjabonarle algunas partes me iba a ser demasiado compleja. Él aceptó y comencé a enjabonarle la espalda, con las manos, mientras mi lengua se deslizaba con dulzura por su cuello y mis labios mordían con suavidad su oreja. Utilicé las uñas en un par de ocasiones, pero sin llegar a hacerle daño. Una vez terminada la espalda, rocé con mis pechos su espalda, para extenderle bien el jabón. Era una sensación nueva, puesto que nunca me había planteado el lavar a un hombre usando mi propio cuerpo como herramienta para ello.  A continuación utilicé el jabón y mis manos para limpiar sus brazos y axilas, también estando detrás de éste, por lo que apoyaba mis pechos sensualmente sobre su espalda.

Luego me puse frente a él, y le besé en un par de ocasiones, puesto que sus labios me resultaban irresistibles. Comencé a lavarle su pecho, duro y resistente, con una de mis manos, mientras la otra exploraba sus testículos y su glande. Jamás pensé que lavar a un hombre podría ser tan excitante y divertido.

Terminada esta zona, empecé a lavarle ambas piernas, estas con mayor rapidez puesto que mi atención se había centrado en un solo punto de interés.  Fui masajeando hasta llegar a su entrepierna, y sonreí, se me notaba contenta.  Me enjaboné los senos, disfrutando: tanto tiempo sola me había hecho conocer mi propio cuerpo, y pensé que Balder disfrutaría con el espectáculo.  Me puse a una altura suficiente para que mis pechos se encontraran cómodos para interactuar con su miembro, que continuaba totalmente erguido. Lo coloqué entre mis senos y comencé a lavarlo usándolos.  Continué durante un tiempo, disfrutando yo también de lo que hacía.

-Espero que lo estéis disfrutando, mi lord- le sonreí de forma provocativa, mientras miraba su cara, que era lo que más excitante me resultaba de la escena. Quería devolveros lo que estáis haciendo por mí.

 Él asintió despacio.

- Me excitáis mucho, sois realmente excitante y estoy disfrutando como nunca... - la miró con intensidad. Estaba disfrutando de las caricias de sus pechos pero en esa postura ardió en deseos de acercar su pene más a sus labios y sin embargo cubiertos como estaban ya de jabón no habría sido una experiencia nada agradable. Balder estaba al límite y su miembro lo demostraba alzándose duro, ella podía sentirlo así entre sus senos. Al poco el hombre la levantó y la besó apasionadamente.

- Quiero hacerte mía.

Le dijo otra vez con la mirada intensa y se agachó, la agachó a ella también, colocándose ambos de rodillas dentro del baño, ella apoyaba de nuevo la espalda en su torso, habían vuelto a la postura inicial y Balder acercó otra vez sus dedos a su húmedo sexo, abriéndolo, preparando para introducirse en su interior mientras la besaba en el cuello y en la boca, de lado. Ya estaba claro que no iban a tardar en unirse, aunque Balder introdujo primero dos dedos suavemente, no llegó a dos minutos así porque el tiempo se le hacía eterno, acabó colocando la punta de su pene en su entrada y empujando despacio fue uniéndose a ella... su respiración comenzó a hacerse pesada por las sensaciones que comenzaban a invadirles.

Sabía que había funcionado, o al menos eso intuí cuando Balder me besó con pasión. Noté su cuerpo, tan acalorado como el mío, y sabía que faltaba poco para que lo que ambos queríamos sucediera. Y así fue.

Balder se agachó, invitándome a imitarle, y sin duda lo hice. Notaba su respiración, acelerada, al igual que la mía. Estaba deseando que cumpliera lo que había dicho, que me hiciera suya. Lo sentía en mi espalda, así como sentí como sus manos jugueteaban con mi sexo, para prepararme y que así no sufriera molestia alguna.  Se lo agradecía en mis adentros, pero en ese preciso instante no salía nada de mí que no fueran gemidos que pedían que el hombre y yo nos hiciéramos uno.

Noté su miembro entrando en mí, y no pude evitar soltar un grito  de gozo ahogado. Hacía mucho, mucho tiempo que no entraba en contacto con un hombre, por lo tanto lo que él me hacía era como llegar al cielo.  Mi respiración aumentaba por momentos, así como el placer que sentía.  No había sentido dolor en ningún momento, puesto que él me había tocado siempre con suavidad para que ambos lo pasáramos bien. Experimentaba un sentimiento de satisfacción que no recordaba.

-Me hacéis sentir cosas que nunca había sentido.-le comenté entre jadeos- Eres realmente bueno.- Me costaba mantener un tono formal después de lo que estábamos compartiendo.

Me movía, siguiéndole el ritmo. Mientras iba pasando el tiempo la sensación era másplacentera, tanto que rozaba lo inconcebible.  Notaba que cada vez me quedaba menos tiempo para llegar al orgasmo, y eso se apreciaba en el tono que adquirían mis gemidos, cada vez más constantes.

Balder la abrazaba con fuerza hacia sí mientras su cintura se movía a buen ritmo. Ya se habían unido completamente, estaba todo dentro de ella, ambos estaban disfrutando de esa sensación. Sus cuerpos unidos jadeaban, sus pulmones se hinchaban, los músculos se tensaban y todo lo que sucedía en sus cuerpos lo notaban ambos porque sus pieles estaban en contacto, no compartían sólo el placer sino todas esas sensaciones que lo complementaban.

El hombre hundió una mano otra vez bajo el agua y acarició cuando pudo su sexo, añadiendo más leña al fuego en el que la mujer ardía. La notaba cada vez más excitada mientras él hacía un esfuerzo por mantener un buen ritmo pero sin descontrolarse, quería irse después de ella para satisfacerla completamente y para poder eyacular fuera sin romper su disfrute.

Las caderas de la mujer se movían junto a las suyas y llegó un momento en que comenzaron a acelerarse, seguramente más cerca del orgasmo, pero a él esa velocidad podía hacerle perder el control. Balder sujetó entonces su talle con fuerza intentando que no se desbocaran sus movimientos y con la otra mano se sujetó a uno de sus hombros, abrazándola pero a la vez intentando dominar su cuerpo, imponiendo el ritmo que podía llevar. Pensaba que ella no se iba a oponer a que él controlara el ritmo, lo encontraría excitante y Balder también se cuidó de no ser rudo, aprovechando que la tenía tan pegada para besarla. El hombre mantuvo ese ritmo vivo haciendo que el orgasmo se acercara a ella sin pausa, ya era inevitable, su hermosa amante iba a orgasmar pronto.

Notaba como Balder quería llevar el ritmo en esta ocasión. Me encantaba que apretara mi cuerpo contra el del musculoso hombre, así como que me agarrara para imponerse: Resultaba realmente excitante.  Sentía como su miembro se movía con precisión, lo queme hacía pensar que él era un entendido en la materia. Iba manteniendo el ritmo en todo momento, evitando que uno de los dos se adelantara al otro.

Cada vez sabía con mayor seguridad que estaba llegando al límite, por lo que intentaba inconscientemente aumentar el compás de mi compañero, pero este se había hecho con el control.  Continué sintiendo el movimiento de mi amante, guiada por sus pasos. Cada instante que pasaba me costaba más estar a su altura, y los jadeos que emitían eran más altos. Me preguntaba en qué estaría pensando para estar tan concentrado, aunque realmente no me importaba lo más mínimo, mientras continuara haciéndolo igual de bien.

Poco tiempo pasó hasta que noté cómo mi cuerpo actuaba por si solo. Mi respiración se aceleró, y mis caderas aumentaron el ritmo violentamente, sin importar lo que intentara Balder. Entonces contraje todos los músculos, en un intento por reprimir mis gemidos, pero me resultó imposible. Estaba segura de que las personas que estuvieran en la habitación contigua podrían haberme oído.

Y entonces llegué al clímax. Me sentía como si acabara de tocar el cielo, y había sido inmejorable. Relajé todo mi cuerpo, aún jadeando, y sonreí, satisfecha. No estaba segura de si él había terminado, pero sabía que no podía moverme, no por el momento.

-In...increíble- dije con una voz tímida, mientras respiraba cn dificultad. Balder sabía cómo tratar a una mujer, y era un hombre al que no se podía desaprovechar.

 Balder la notó orgasmar intensamente, sus caderas moviéndose salvajes y luego su vagina vibrando, atrapando su miembro y tratando de llevarlo hasta el éxtasis con sus contracciones. La sujetó como podía tratando de no irse en el interior de ella, aunque pensaba que eso le habría gustado, seguramente deseaba sentirle llegar hasta el final unido a ella, pero no quería hacerlo, en su lugar estuvo concentrándose, intentando mantener el control, al final ya sólo podía tensar sus músculos tratando de que el orgasmo tardara más en llegarle, pero era inevitable. Mientras ella se iba relajando, Balder por el contrario gemía con más fuerza y emitía unos gruñidos ahogados que delataban que lo que sentía estaba por encima de sus fuerzas. 

- Annya me voy... pero no quiero hacerlo dentro.

Le dijo rompiendo la unión entre sus sexos. Se puso en pie y cogió las manos de Annya llevándolas hasta su pene. La miró intensamente esperando que ella terminara el trabajo con sus manos o con sus labios, como prefiriera, pero él no podía hacer más por contenerse...

El hecho de que Balder me hablara me había devuelto a la tierra. Hasta ese entonces había estado disfrutando, notando como él parecía contenerse. Pensé que podría haber terminado dentro, es más, creía que esta habría sido la mejor opción, pero por algún extraño motivo no lo hizo.

Sentía que debía devolverle todo el placer que me había hecho sentir, por lo que le toqué unos instantes con las manos. A continuación, al ver como él gemía con más fuerza, me aseguré de que su miembro estaba limpio -pues no me hacía gracia alguna probar mi propio líquido- e introduje su pene en mi boca. Lo lamí con deseo, mientras mi mano masturbaba la parte final de su miembro.

Realmente esperaba que disfrutara tanto como él me había provocado a mí el mejor orgasmo que recordaba haber tenido.

Balder recibió las nuevas caricias de Annya como el mayor de los regalos, ya podía por fin dejar de contenerse y disfrutar del momento final. El hombre le acarició el pelo entre gemidos graves y toda la parte de la cintura se tensa hasta estallar, contuvo los gemidos como pudo mientras se iba completamente en los labios de Annya y la observaba cuando podía mantener los ojos abiertos. Su cadera se movía algo espasmódica, pero al poco terminó aquella explosión y pudo ir serenándose. Siguió acariciando su cabello ahora con más calma y después, cuando estaba más tranquilo, se sentó de nuevo en el baño y atrajo a Annya hacia sí de nuevo para seguir besándola, se sentía satisfecho y se lo demostró con besos cariñosos en el cuello y en el rostro, terminando con un beso suave en los labios. No le dijo nada para no romper el momento.

Sabía que había disfrutado, puesto que los sonidos que emitía así como sus movimientos le delataban. Había sido increíble el notar la compenetración entre ambos, y más satisfecha me sentía aún sabiendo que él había terminado.  Me dejé arrastrar por Balder, quien me besó con ternura y se lo agradecía devolviéndole los besos. Le acaricié el pecho con mis uñas y apoyé mi cabeza en su hombro. Suspiré, sin saber qué decir, puesto que normalmente estas cosas solía hacerlas cuando tenía un par de copas de más y entonces no recordaba con exactitud qué se decía.

-Ha...ha sido la mejor experiencia que he tenido- comenté en voz baja, para después besarle en el hombro, y le acaricié el rostro - Espero que queráis repetirla si trabajásemos juntos, Balder.

Por alguna extraña razón, me sentía cómoda pegada a él. Quizá sería que la necesidad de calor humano desde hacía tanto tiempo había provocado en mí algo distinto a lo habitual. Pero estaba feliz, y le deseaba lo mismo a él.

La abrazó y respondió a sus besos, con las manos fue echando agua sobre ella pues aún tenía jabón, lo iba haciendo dulcemente.

- A mí también me ha gustado mucho... hacía tiempo que no estaba con una mujer y vos sois tan hermosa, no he podido resistirlo. Me habéis vuelto loco.

Él le sonrió mientras continuaba con el baño.

- No sé lo que pasará a partir de ahora, mejor no hacer planes precipitados.

Balder dejó que pasara el tiempo mientras se limpiaban mutuamente, borrando con ello el aroma de sus cuerpos.

- De momento vayamos a cenar y veamos qué aventura es la que nos propone el posadero, esperemos que sea algo rentable.