Partida Rol por web

Tras ver una bota, rápidamente miro a mis compañeros sin dejar de señalar la dirección.

Al ver que estos se quedan como yo indecisos sin saber qué hacer, me entran las prisas y sin pensármelo demasiado, me quite un poco las cosas de encima, lo más rápido que pude, para meterme en el agua a intentar sacar a mi compañero de allí.

Me lance al agua helada, sin pensar en las consecuencias, pero sin perder las esperanzas

La bota visible para Lignindor fue el detonante para que el más pequeño de todos los integrantes se lanzara ciegamente a las heladas aguas, el primer contacto fue terrible para el gnomo y se le notaba en el momento que está en problemas y su único movimiento fue hundirse como piedra al fondo.

Viendo esto los dos elfos imitaron al gnomo y se dispusieron a ingresar al agua. Sedelon más por valentía que por tener idea de como resolver esto, su temor al agua era enorme después de la última experiencia y sabiendo que quizás el dragón podría estar acechando en la oscuridad del fondo esperando el mejor momento para atacar donde todos serían presas fáciles y en el caso de Tharas alguien con la habilidad de moverse con gracia en el agua.

Más eso no importó, ambos al entrar en el agua sufrieron lo mismo que el gnomo, un millar de dagas se les clavaron por todo el cuerpo diluyendo rápidamente el impulso a uno más letárgico. Todo se hacía dolorosamente lento, el descender hasta cerca del clérigo para avanzar caminando por el fondo y así poder sacarlo.

Los músculos se movían de manera torpe, cuando no tenían unos movimientos bruscos repentinos producto del frío haciendo que cualquier acción un verdadero desafío. Guiados por Tharas avanza el trío hacia donde vieron las botas del clérigo, un cuerpo inerte, rígido y sin emanar burbujas por las vías respiratorias. No sin un gran esfuerzo lograron levantarlo y comenzar a subir por la pendiente del pequeño lago.

Una vez fuera del agua recostaron al clérigo sobre la fría roca esperando que este respirara pero nada pasaba, la idea de que habían perdido al clérigo se hacía cada vez más grande y para colmo de males el único que sabía como salvar al  seguidor de Tyr era el mismísimo Kilder.

El instinto de supervivencia de Zenobia le obligó a alejarse de la cueva, el dragón parecía sólo querer proteger su cueva de la intrusa y sabiendo esta que no tendría chances contra la bestia lo mejor sería alejarse de la cueva. Sus pasos fueron cautos y con lentitud pero sin detenerse comenzó a alejarse poco a poco de la entrada.

Los ojos del dragón seguían observando todos los movimiento de joven mística y lo hacía notar con un quedo grunido que salía por entre las filas de dientes que estaban apretados en una mueca rígida. Un cúmulo se pensamientos cruzaron la cabeza de la bruja, el instinto de supervivencia que la llevaba a retroceder buscando no enojar a la criatura, la preocupación por sus compañeros que estaban dentro y no sabían de que tenían al dragón detrás de ellos. La idea de que la mejor manera de salir de la isla era llevando a la cría de dragón con vida delante de las brujas y sin saber que costo tendría llevar adelante la faena.

Tharas se recostó al lado del clérigo y abrazó a éste por detrás oferrando sus brazos por debajo de las costillas de éste, a la altura del diafragma. Luego apretó fuerte varias veces, para intentar que el diafragma hiciera su trabajo y explusara el agua que pudiera tener en los pulmones.

- ¡¡Vamos Kilder!! ¡¡Respira maldito clérigo!!- chilló.

- Si esto no funciona tendremos que salir e intentar otra cosa...y lo de salir y que nos de el sol para secarnos es innegociable- dijo el elfo sin dejar lugar a las dudas.

Tras casi caer morir todos en el intento de sacar a Kilder sin haberlo meditado antes de actuar, ahora nos encontrábamos con que Kilder, no estaba respirando.
Mientras me movía descontroladamente, a causa del frio que me recorría el cuerpo, y me intentaba frotar con los brazos para darme calor, vi como Tharas intentaba algo que no parecía tener  efecto en primera estancia.

Porque se tenía que haber metido en esa agua congelada, pensé  para mis adentros, de manera ofendida hacia Kilder.

Era una locura, y casi estamos a punto de morir todos por una insensatez. Continúe pensando para mis adentros.

¿Y ahora qué? Quien va a venir a salvarte Clérigo. Todo un pensamiento interior que cada vez, me hacia enfadarme más.

Donde están tus dioses ahora cuando los necesitamos necio. Dije murmurándolo esto último.

- ¡¡Levémosle a fuera!!Quizás Zenobia pueda hacer algo por él- dijo cogiéndole por los brazos mientras esperaba que sus compañeros hicieran lo propio.

La joven muchacha, viendo que así no llega a ninguna parte. Decide volver a aproximarse prudentemente e invocar el portal entre el dragón y el interior de la cueva (sólo si se ha quedado en la entrada) con el fín de que no pueda dar alcance a los compañeros de ella. (De lo contrario, el portal lo crea a la salida de la cueva. Acto seguido invoca la mano de Bigby para empujar a la criatura hacia el portal y acercándose si fuera necesario a la criatura y mientras se dirige a las brujas (asumo que puede mover y dirigir la mano a su antojo para usarla de defensa con respecto al dragón, cierto?) -Eh señoras! ¿Buscaban esto? - Pasándoles así la pelota de enfrentarse a la criatura.

Sedelon corre junto al clérigo y le agarra del brazo que su congenere había dejado libre. Tenía razón, la magia podría salvarle la vida. Era curioso, al verle en el agua se había quedado paralizado por el miedo, pero ahora era como si una fuerza externa se hubiese apoderado de el y le invitaste a moverse rápidamente.

La mística comenzó a leer el pergamino y su voz cambió la entonación a una más pausada para no equivocarse en la pronunciación de tan intrincado conjuro. Cuando terminó el pergamino se convirtió en cenizas para ser reemplazado por un gas verdoso que salían de las manos de la bruja, una forma comenzó a dibujarse delante de la mística formando rápidamente una gigantesca mano que se interpuso entre el dragón y Zenobia.

La criatura ante la aparición de semejante amenaza no vió con buenos ojos la situación y buscó ingresar dentro de la cueva donde está el resto del grupo que todavía al parecer no sabía de la amenaza que tenía a sus espaldas.

El cuerpo del clérigo estaba congelado por el frío de las aguas y también porque su corazón no latía, los rostros de todos los compañeros denotaba un gran pesar en el corazón aun con el corto tiempo que llevaban juntos más todo lo ocurrido los había juntado en un variopinto grupo que se estaba encaminando en grandes cosas, marcando un camino que distaba de lo encuadrado por parte de todos.

Lignindor intentó esconder una lágrima que no escapó de la mirada de Tharas, ese compañero tan alegre y entrometido sin tapujos en la boca. Alguien totalmente distinto a los clérigos convencionales, incluso hasta había ayudado a los piratas cuando enfrentaban en una batalla naval a un paladín de Tyr siendo el mismo de esa iglesia.

No podía estar pasando esto, me negaba a aceptar la realidad.

Mientras observaba el cuerpo de Kilder sin vida, sin enfocar a ningún punto en concreto, apreté los puños, y rápidamente mire fijamente a Tharas, con cara de enfado.

Mi cuerpo se empezó a calentar, de la rabia que estaba ocupando mi mente, y sin pensalo demasiado, me gire hacia la entrada de la cueva y comencé a andar con paso decidido.

LAS BRUJAS HAN CONSEGUIDO ESTO, ELLAS TENDRÁN QUE DEVOLVÉRNOSLO…

Dije en voz alta, gastando parte de mi rabia en aquella frase.

Y seguí mi marcha, en dirección a las brujas,  para que de una manera u otra, nos devolvieran a Kilder.

Al salir el elfo nota la bendición de los rayos del sol en contraste con su cuerpo frío de las gélidas aguas del lago donde sacaron a Kilder. 

Pero al parecer el tiempo se había consumido y el corazón del clérigo había dejado de latir. No había nada que hacer, Kilder había muerto.

Tharas se sentó al lado de su compañero y lo miró sin decir nada.

Para que cojones se habrá metido en las frías aguas el maldito clérigo, pensó Tharas mirando el frío cuerpo.

Zenobia, que habia conseguido el respeto de la criatura invocando la mano de Bigby, ha conseguido echar la bestia a sus amigos. Por una parte siente alivio, sabe que la bestia no le atacará, pero... el grupo ahora corre peligro. De manera que se apresura a tomar su segundo pergamino y prepararlo mientras persigue a la bestia cueva adentro y llamando a sus amigos para advertirles del inminente peligro.

-THARAS!!! SEDELON!!! CUIDADO!!!! LA BESTIA VA HACIA VOSOTROS!!! - Mirando por donde camina para no caer, con el pergamino abierto en una mano, y la mano de Bigby controlandola con la otra, se adentra lo más rápido que puede - NO ATAQUÉIS!!!! PONEROS DETRÁS MIO!!!! - Repite una y otra vez hasta que sabe que le oyen.

La carrera hacia el exterior era interminable, los cargadores tropezaban entre si en un camino que era de lo más complicado. Los tobillos se doblaron y a punto estuvieron de quebrarse por las torceduras, gritos y maldiciones hacia las brujas, los dioses y hasta el mismísimo Kilder por su osadía. Pero nada los detenía en su desesperada carrera hacia el exterior hasta que una sombra apareció en la entrada, una que hizo frenar el paso de todos hasta la inmovilidad.

De la nada apareció una criatura alada de grandes dimensiones justo delante de los cargadores y el clérigo que era transportado por sus compañeros sin movimiento alguno, su cuerpo rivalizaba en blancura. El aire se enfrió en el momento mismo que la criatura entró en la cueva y todo se hizo más despacio, las polutas de aire parecían estáticas en el aire, los sonidos se amortiguaban, la sangre se frenaba, las voces se perdían en la lejanía.

Todo se detenía hasta que súbitamente los cuatro aventureros sintieron gritos femeninos desde el exterior, una que decía algo que no se entendía claramente pero que seguro avisaba sobre la inminente entrada en escena del dragón que habían estado buscando. El desorientado dragón que buscaba refugio en su cueva no sabía para donde ir y giraba sobre si mismo con una velocidad vertiginosa hasta que decidió atacar a los muchachos que estaban dentro de su cueva, su refugio. Abrió todo lo que su boca le permitía y lanzó una bocanada de aire frío que lo cubrió todo y congeló tan rápido que no pudieron reprimir gritar de dolor

...y entonces apareció. A pesar de que les habían dicho que era pequeño la magestuosidad del animal se dejaba ver y notar. No se amedrentó al ver a los allí reunidos y sin mediar palabra les lanzó un chorro de frío gélido que les congeló hasta lo más frío de su ser.

Tharas se colocó sus manos delante de la cara para protegerla en un intento de no perecer al instante, pero sabía que no duraría mucho...de hecho se sentía frío, congelado...muerto.

La maga, viendose un poco bloqueada porque acaba de ver morir a dos de sus compañeros, decide abrir el portal, donde se encuentra, en frente de sus compañeros. - En cuanto abra el portal necesito que seáis todo lo ofensivos que podáis y tratéis de empujarlo mientras corro a vuestro lado para empujarlo!!! -Conjura el portal con la mayor premura posible, y acto seguido corre a ponerse delante de sus compañeros de manera que la mano de Bigby sea el escudo de ella y todos los demás.