Partida Rol por web

El gigante notaba como la sangre se le iba a la entrepierna al ver la belleza de la sacerdotisa, sin duda estaba en la plenitud de su cuerpo, cosa que irradiaba por cada poro de su ser, más aún cuando se movía de forma tan sugerente, sin ni siquiera darse cuenta. La lucha en su interior por controlar sus impulsos más carnales era atroz, pero intentó recordar a su antiguo amor y las consecuencias de su lujuria, esperando así poder contenerse...

Tras ello, salió al exterior junto a su hermano, esperando que Ifiansa lo acompañara y poder aclarar cual sería su siguiente paso.

Talios tras rehacerse de todo lo que había visto, partió hacia el exterior para encontrarse con su hermano Anatolius, el cual se encontraban aún vigilando lo que sucedía en la acrópolis. Anatolius le informó, al tiempo que el búho Mentor retornaba a ellos, que la acrópolis se encontraba por completo despierta. La alarma había sonado con aquel cuerno de guerra, y toda la guardia de la ciudad se encontraba activa, no solo en la acrópolis, sino también en el agorá, el puerto y las calles principales de la ciudad. Todo ello había causado que mucha gente se encontrara despierta a aquellas horas, y por tanto en actividad. Aquello era importante, por que, si pensaban escapar, tendrían que librarse de muchos ojos curiosos.

Mentor aterrizó entonces en el hombro de Anatolius y empezó a comunicarse con él mediante sus ya muy comunes cánticos. Algo de lo que le había dicho, hizo que Anatolius desviara su mirada hacia las cercanías del palacio, todo ello al momento en que de nuevo se escuchaba un cuerno de guerra resonar, esta vez, en un tono largo y fuerte, el cual se repitió dos veces. Y tras él, fue claro que las tropas de Asine se preparaban para el combate.

.-La situación está empeorando por momentos, hermano.-empiezo a decir al ver que mi hermano sale de dentro del templo:-La princesa Melani y diez soldados se estan moviendo. Han salido de donde está Ischyros pero no veo claro hacia donde van, hacia el palacio o a nuestros aposentos.-termino de explicarle lo que me ha contado Mentor:-Pero toda la ciudad está despierta y es posible que tengamos que abrirnos paso a golpes para abandonar la ciudad.-añado acto seguido al indicarle las zonas del puerto y el mercado, además de la acrópolis. 

.-La parte buena es que tendremos mucha diversión y podremos volver a formar binomio en combate, como los viejos tiempos.-digo con una expresión de serenidad en mi rostro. 

Spyridon ya estaba equipado con su armadura completa, a la que añadió el escudo de Caraknigus.

- Llegado el momento tendremos que tomar un decisión al respecto, está claro - contestó a Theron - pero se me hace difícil pensar que Hera está a favor de un rapto. La postura correcta sería convencer a la princesa pero, como ya he dicho, llegado el momento lo veremos.

El corazón del general dudaba entre hacer lo correcto o hacer lo correcto, porque ambos caminos eran correctos y era mejor raptar a una princesa que dejar morir a su amigo. Pero al menos intentaría hacer las cosas bien ahora que todo se había torcido.

- Decidan qué van a llevar. El dinero es importante, pero yo sugeriría no llevar mucho más, ligeros nos moveremos mejor.

El general esperó a que todos estuvieran listos para moverse.

Talios se permitió sonreír ante la perspectiva de un combate épico junto a su querido hermano, pero antes había otras prioridades, por lo que le dijo:

-Ardo en deseos de recordar viejos tiempos hermanos jaja -rió sin tapujos- no obstante, debemos esperar a Ifiansa, por lo visto tiene algo muy importante que decirnos, y recuerda que nuestra prioridad es sacar al joven Ischyros, desconozco qué ha hecho la princesa allí dentro, pero seguro que no es fácil, puede que crea que aprovecharemos el caos para huir y ha ido a comprobar que el prisionero seguía, así que hay que andarse con ojo, mas de momento debemos esperar, no podemos partir sin la sacerdotisa... -dijo sin poder olvidarse de la hermosa visión que había tenido de la misma instantes atrás.

Ebalo escondió el mapa para luego disfrazarse, su intención era hacerse pasar por un pescador naufrago, pero lo cierto era que de momento parecía más un vagabundo que vivía en la calle. De cualquier modo, lo importante en aquel momento era hacia donde ir. A su izquierda y derecha la costa se expandía largamente, pero por pura lógica, Ebalo sabía que estuviese donde estuviese, al estar bajo la acrópolis, la ciudad tendría que estar a la derecha, pues esta se ubicaba a la derecha de la acrópolis. En caminando sus pasos en ese dirección no tardó mucho en toparse con el puerto pesquero, muy cerca de la zona donde habían combatido a la bestia de los mares algunos días atrás. Allí, la actividad ya iniciaba, señal de que deberían ser ya de que el amanecer ya estaba por llegar. Había ya algunos pescadores preparando sus botes, había algunos que incluso parecían estar llegando y en general se podría decir que desde allí, no pararía de encontrar gente.

– Quizá estamos mortalizando todo – exaclamó Lykaios, – pensamos como mortales por que el hombre es mortal, mientras que los dioses, en su medida, son inmortales. Debemos entonces analizar sus palabras desde el entendido no solo de sus propios interés si no de su propia identidad. Nosotros queremos a la princesa Haidee, nosotros pensamos en ciertos planes para llevar todo a cabo, y la diosa Hera nos ha dado órdenes, las cuales siempre hemos cumplido, al menos hasta ahora, y nos ha dado consejos y acertijos, los cuales puede que no entendamos o malinterpretemos. No es que esté a favor de la postura del general Spyridon, pero cierto es que deberíamos pararnos a recordar y analizar todo lo que senos a dicho, por que oculto entre todo aquello, seguramente estará la verdad. Y no olvidemos a Hecate, pues se nos apareció primeramente aquí, y alguna intención tenía para ello – concluyó Lykaios, dejando que otros meditaran al respecto o bien, lo descartasen todo.

Ella tampoco está de acuerdo en secuestrar a ninguna de las princesas, aun cuando, seguramente, el Rey Karsten lo hubiese hecho con ella para dársela a su general. Pero ellos deben hacer lo correcto... o, al menos, intentarlo. Tras recoger sus pertenencias y equiparse con su arco y sus flechas, se dispone a partir de ahí lo más rápido posible.

-Nosotros estamos limitados por nuestra condición humana, quizá deberíamos buscar a Ifianasa antes de ponernos a debatir sobre los asuntos divinos y lo que sus acertijos esconden. Lo que es cierto es que si nos quedamos aquí no volveremos a ver la luz de un nuevo día. Quizá lo que no es oculto ahora, se nos muestre en nuestro camino.

Atreo no iba a esperar órdenes, y tomando la iniciativa se torno invisible a los ojos de todos, capacidad que ninguno le conocía hasta ahora. Manipulando las cuerdas y descendiendo a la primera planta de la ventana les instó a que subieran cierta carga y luego le subieran a él. Justamente se trataba del escudo, espada y martillo del rey Karsten, lo cual causó mayor desagrado en el general Spyridon, aunque al menos de momento, no dijo nada más.

La preocupación real era por la carga, no sabían si regresarían o si tendrían que partir desde aquel momento. No sabían que necesitarían ni que tan ligeros tendrían que ir según las palabras del general Spyridon. Y aunque tenían ya ciertos planes, no sabían donde se encontraba Ifianasa, ni si Talios y Anatolius la habían encontrado. De Ischyros había poco que pensar, sabían donde estaba y sabían que si querían liberarlo tendrían que pelear, lo cual podría llevarlos a tener que enfrentar a todas las fuerzas de Asine unidas puesto que el cuartel estaba al centro de la acrópolis, cerca del acceso a esta que provenía de abajo, del ágora de la ciudad. Más intrigante aún era el paradero del único dorio en sus fuerzas, no tenían ninguna noticia de Ebalo.

En eso estaban cuando de nuevo se escuchó un cuerno de guerra resonar, esta vez, en un tono largo y fuerte, el cual se repitió dos veces. No era claro que implicaba, pero desde el palacio parecía escucharse un revuelo de tropas que se movilizaban.

La guardia se había doblado, no había ningún civil en las calles, más, no obstante, era claro que toda la acrópolis estaba despierta expectante, como si todos esperasen que algo grande aconteciese. Nadie molestó a la princesa y su escolta mientras avanzaban, el camino era libre de momento, y en pocos minutos Ischyros estaría junto a sus compañeros.

Un cuerno de guerra resonó de nuevo, más fuerte y más prolongado que la vez pasada, y luego, el sonido se repitió por una segunda vez. Ischyros no sabía que significaba, pero la princesa si pues está ordenó apurar la marcha, aunque buscando no llamar la atención, en ningún momento echaron a correr.

Para cuando pasaron junto al palacio del rey, y estaban ya a muy pocos metros de sus compañeros, Ischyros observó como tras él, el ejercito de Asine iba formando, tal como si se preparasen para marchar a la batalla.

No mucho tiempo después de que Talios se reuniera con Anatolius, su hermano en la sangre, a las afueras del templo de Hera, la sacerdotisa Ifianasa, salio del lugar ataviada como siempre, con su túnica sacerdotal y su característico cayado.

– No hay tiempo, vamos con los demás antes de que sea tarde, les contaré en el camino – exclamó la sacerdotisa al tiempo que lideraba la marcha. Mentor ya se encontraba con ellos y reposaba ahora en el hombro de Anatolius sin prestar mucha atención a lo que a su alrededor acontecía.

– Seré breve, hay mucho que hablar pero poco tiempo para discutir. Hera está prisionera, el Hades ha manipulado a Zeus. Hay varios bandos en este momento, y la diosa cree que hay hilos antiguos moviéndolo todo – Ifianasa detuvo sus palabras, se estaba expandiendo en temas que no eran importantes, – Hera nos ordena ir al oráculo de Delfos, y no debemos demorar demasiado. Nos aconseja partir ya mismo o todo fracasara, partir por mar pero no demorarnos demasiado en las aguas, Poseidon está molesto y podría buscar venganza. Nos aconseja regresar a Micenas y subir a Corinto pues en ambas ciudades podrían esperarnos aliados inesperados. A partir de allí, deberíamos encontrar el modo de llegar a Delfos – la sacerdotisa concluyó sus palabras súbitamente al tiempo que señalaba al palacio del rey, un gran contingente de tropas se estaba reuniendo frente a este, tal como si estuviesen preparándose para la batalla.

La sacerdotisa desvió entonces sus pasos para no quedar tan expuestos en su marcha, ella esperaba que nadie le molestara, pero era mejor no tentar a la suerte, – marcharemos por la orilla de la acrópolis y llegaremos a nuestros aposentos por la parte de atrás, será lo más seguro –.

Sabia que la cosa estaba mal pero después de lo que nos ha explicado Ifianasa era peor de lo imaginado. El revuelo en la acrópolis podía tener relación:-Entonces será mejor movernos deprisa y pasar lo más desapercibidos posible.-dije mientras nos alejábamos del templo. 

Al llegar abajo, rezó durante unos momentos a Hécate, diciendo lo siguiente - Oh Diosa Hécate, ya tengo el martillo en mi poder, dime, ¿qué deseas que haga con él? ¿Debo llevarlo a algún lugar o realizar alguna actividad con él? - realmente no tenía ninguna instrucción por parte de ella, aparte de "róbalo". Por sentido común, se lo llevaría lejos de allí, pero qué hacer con ése martillo que no era de ninguna utilidad para la forma de luchar que tanto le había costado a Atreo conseguir, era un misterio.

El saco subió hasta la habitación, y justo detrás de él, Atreo, aunque para el resto era una presencia invisible. - Tranquilos, soy yo, ya estoy aquí de nuevo. Dejadme un segundo...  - dijo en voz baja, mientras abría el saco.

Era curiosa la escena, con un saco que se levantaba "sólo" en el aire y se abría por sí mismo, del cual salió flotando un magnífico escudo y se fue acercando a Theron. - Tío, porta tú el escudo, o si no, que sea Akintos, pero vosotros dos creo que sois quienes más os beneficiaréis de la hermosa hechura de éste escudo. -

Posteriormente el saco se cerró y se levantó del suelo, yendo hasta Lykaios.  - Hermano, lleva tú ésto, la espada y el martillo son para Ischyros y Talios, respectivamente. Yo iré por delante y os iré abriendo camino, no lo pierdas. -

Tras esto, soltó el saco y salió por la puerta, dispuesto a investigar el camino que llevaba hasta Ischyros. *

Muchas de las cosas que íbamos a hacer, no me terminaban de gustar, pero estaba claro que era a lo que nos habían abocado. Con el plan de reunirnos todos y escapar, tendríamos que coger todas nuestras cosas e incluso las cosas del resto de nuestros compañeros.

- Estaría bien recoger el equipo de nuestros compañeros, es posible que andemos con el tiempo justo como para que ellos no puedan recogerlo. Señalo mi habitación. - Aprovecharé para recoger el equipo del joven Ebalo. No cabo de decir esto, cuando la voz de Atreo se materializa y mientras la nada porta un saco, de este empiezan a salir, diversas armas reales. De entre ellas, un escudo que me tiende. - Esta bien sobrino, lo llevaré por ahora,  pero es tu recompensa en esta aventura. 

Aunque todas y cada una de las palabras que la princesa Melani pronuncia podrían considerarse como una ofensa en cierto grado, la verdad es que a mi no me importa pues sé que es parte del plan para hacerme salir de aquel encierro. Estoy completamente seguro de que la joven siente todo ello y más por mí y los míos, pero tampoco estoy interesado en cambiarlo. Al fin y al cabo, Karsten se había declarado enemigo de su familia y, por tanto, yo lo soy de la suya. No espero más que desprecio pero en este momento lo único que me importa es reunirme con los míos.

Así es como le sigo, formando parte de su comitiva como si fuese uno más de los guardaespaldas. Mantengo la mirada baja, intentando tapar mi rostro lo más posible con el casco que llevo y así no llamar la atención.

Cruzamos la ciudad, en dirección al palacio del rey, mientras escuchamos las señales de que las cosas están mal y que debemos largarnos de inmediato. El Rey de Asine no cumplirá lo que me dijo y matará a los míos con todo lo que tiene sin esperar demasiado.

"Maldita sea. No sé qué habrá ocurrido pero es momento de adelantar todos los planes e irnos de esta ciudad para siempre. Claro que, no le diré a la princesa Melani pero debemos hacerlo con su hermana. No hay punto negociable de ello."

Entonces, cuando estamos a punto de reunirnos con mis compañeros, veo como se están forman las filas de tropas, poniendo a todo el ejército de Asine en movilización. Respiro agitado pues sé que por más poderosos y sobresalientes que seamos, por más dones que los dioses nos hayan brindado, jamás seríamos capaces de vencer a todo un ejército en una batalla.

"Si ese es el plan de ejecución de Karsten, está jugando sobre seguro y no dejará nada al azar. No tendremos oportunidad si llega el caso."

Levanto la vista, mirando a la princesa. Es hora de apurar el paso y llegar cuanto antes donde mi gente para poder escapar finalmente de esta maldita ciudad. No podemos fallar en llevarnos a la princesa Haidee, pero las cosas comienzan a complicarse cada vez más.

Spyridon esperaba pacientemente a que sus compañeros se organizaran.

- Aseguraos de llevarse lo que consideréis. Pensad que con joyas o dinero podremos comprar lo que falte y que ahora vamos de regreso a casa y podemos ir más ligeros.

- Sigamos el plan. Atreo, adelántate, pero no demasiado para que podamos ayudarte si se da la ocasión. El objetivo es liberar a Ischyros. Ojalá se pueda hacer sin derramamiento de sangre.

El ateniense seguía viendo un problema no acudir a por Ischyros en el acto, pues debían aprovechar el caos actual, pero no sería él quien se atreviera a contradecir una orden directa de la sacerdotisa, y menos aún tras ser consciente de la tragedia olímpica que estaba aconteciendo, no podía creer que su adorado Zeus fuera capaz de semejante acto sin una buena razón, algo estaba ocurriendo y debían averiguarlo rápido. 

Por lo que en actitud marcial, asintiendo sin añadir nada más a lo ya dicho, pues no era de hablar mucho, encabezó la marcha por la orilla de la acrópolis, dispuesto a abrirse paso fácilmente gracias a su portentoso físico, y que de esta forma avanzaran más fácilmente. No obstante, aprovechó para deslizar una mirada a su alrededor e intentar adivinar el porqué del caos actual...