Partida Rol por web

El cantar de la princesa de Asine

E9.-Sueño de una noche de luna llena

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05/06/2019, 23:02
Capitán de navío Ebalo

Hubo un momento en el que todos sabíamos que ibamos a morir, una sensación en lo más profundo de tu corazón, esa inmensa ola era demasiado grande, engulliría esa nave y diez como esa sin ni siquiera detener su avance. Así que Ebalo dejó de remar y se fue hacia la proa de la nave.

Los marineros a su alrededor se tiraban por la borda en una lucha desesperada por salvarse. Un desperdicio de unos últimos momentos según la forma de enteder la vida del joven espartano. Nunca antes Apolo le ayudó en ninguna otra empresa como lo hizo en ese momento, ya que pese al oleaje, el viento, la lluvia y el temor, con pie firme se plantó el ex-general en la punta de la proa donde la ola seguía creciendo y creciendo tapando el cielo sobre él.

Ébalo se apoya con un pie sobre el mascarón de proa y abre los dos brazos mientras sonrie. Sonrie porque ha tenido una buena vida, ha luchado con muchos soldados y morirá con autenticos hermanos. Ha amado a muchas mujeres, y morirá con el sabor de una verdadera princesa aun en sus labios. Ha cantado muchas canciones y morirá en silencio para honrar a todas y cada una de ellas. Y sobre todo sonríe porque la la Ola es hermosa, que sea mortal es parte de su naturaleza.

-Glorioso- dice con los ojos tan abiertos como los brazos, con la capa roja ondeando tras él.

La gigantesca ola lo engulle.

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06/06/2019, 04:15
Ischyros

El ruido era ensordecedor a medida que la ola se acercaba. Mis ojos se abrieron enormemente al notar que no había respuesta a las palabras de Atreo. Mi boca comienzaba lentamente a abrirse mientras mi cerebro procesaba que quizás esta vez no habría una salida, que quizás esta vez sí habíamos fallado definitivamente.

"Quizás el plan nunca fue correcto. Quizás Hecate engañó a mi hermano y Atreo no hizo más que caminar a ciegas hacia la muerte. Quizás, mi padre jamás volverá a saber de nosotros."

La idea de que Ptolomeo será asesinado injustamente mientras nosotros eramos destrozados por nuestros propios actos y decisiones, en un intento vano para hacer justicia en un mundo que, por más que luchemos, sudemos y sangremos, simple y llanamente no lo es, solo puede definirse como desesperanza. Es esa idea la que llenaba mi mente en ese instante.

El remo resbaló de mis manos mientras me puse de pie. Vi a Anatolius afirmando a mi hermana y a la princesa Ava, por lo que caminé lentamente hacia Ifianasa. Mi amiga de la infancia, investida sacerdotisa y embarcada en esta misión era, a mi ver, una víctima inocente de este terrible destino, movida por amor pero sin ninguna responsabilidad más allá de las que su corazón le hayan gritado en el desafortunado momento de levantar la mano en aquella ágora para ofrecerse a venir conmigo.

"No tenías motivos y muchas veces nos salvaste y guiaste. Esta vez nosotros te guiamos y no fue sino al Hades donde te arrastramos."

Al llegar frente a ella y, sin decir palabra alguna, la abracé con fuerza. Tomé la parte de atrás de su cabeza con mi mano y la apoyé suavemente sobre mi pecho, esperando que fuese capaz de oír mi corazón y que aquel ritmo le hiciera saber cuánto la quiero, cuánto la admiro y cuánto lo lamento. Son muchas las cosas que lamenté pero quizás la mayor de todas es que nada de eso le dije cuando tuve tiempo y, en ese momento, supe que ya no podría hacerlo jamás.

"Quizás nunca me atreví a sentir por ti lo que creo sientes por mí pues, en el fondo de mi alma, sentía que mereces algo más que un bastardo. Luego, te volviste sacerdotisa y, aunque no disminuyó lo que sentimos, fue otra muralla para no desear y simplemente vivir a la sombra de un sueño que no podría ser."

Ahí, con la ola a punto de romper sobre nosotros, me habría gustado besarla pero, como sucede con las cosas trascendentales que se deberían hacer en el momento preciso para cambiar y mejorar todo, simplemente no sucedió. No lo hice y el momento pasó. Nuestros labios no se acercaron y el abrazo nunca cedió, ni siquiera cuando la madera estalló a nuestro alrededor, cuando agua nos cubrió, cuando la luz se fue ni cuando la oscuridad nos envolvió, opresiva y definitiva... Ni siquiera cuando aquella voz resonó en todo el océano.

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06/06/2019, 15:53
Atreo

Plantado en la entrada a las profundidades del barco, allí de pie, sosteniendo a la Princesa Ava con un brazo y con el martillo del Rey Karsten en la mano del otro, Atreo alzaba el arma con todas sus fuerzas esperando alguna señal, algo que le dijera que el trato, según le habían prometido, era aceptado. Se sentía como los antiguos héroes de las leyendas, con el arma legendaria en un brazo y el amor de su vida en el otro. Por unos escasos segundos, fue completamente feliz, lleno de alegría y honor.

Es extraño lo que un momento trascendental en tu vida le puede hacer al tiempo.

Éste se alargó, igual que la masa de las tortitas de maiz que su madre les hacía de pequeño a él y sus hermanos para comer, ante los sentidos de Atreo. Como si la misma realidad se hubiera relentizado, pudo ver como lentamente la princesa se separaba de él mientras el barco se alzaba ante la enorme ola que estaba a punto de engullirlos, inclinando el barco hacia atrás a la vez que la proa se elevaba subiendo hacia la cresta de la ola. La Princesa Ava cayó hacia el mar mientras Hypatia la sujetaba por el brazo, apoyada en la borda e intentando con todas su fuerzas no soltarla. Él alargó el brazo libre hacia ellas, intentando desesperadamente alcanzar a Ava, pero algo en su interior le hacía mantener los pies clavados al suelo y el brazo en alto, ofreciendo el martillo. En su interior sabía que si se movía, todo estaría perdido.

- Has decidido salvar otra vida a la par de la tuya. Sabía decisión, o quizá sea la suerte que te acompaña mi fiel sirviente. Escucha ahora mis palabras y podrás cumplir tu destino. - recordó.

Atreo mantuvo la esperanza hasta el final, hasta el último segundo, cuando la ola ya estaba a escasos metros de él, a pesar de ver que los marineros se lanzaban al agua o las últimas acciones de sus hermanos, familiares y compañeros. Él tenía fe en el trato que había tenido con Hécate. Ambos se habían comprometido el uno con el otro, y la palabra de una Diosa no era tema baladí.

Justo en el último segundo vio como Ava caía al mar y la fe que le había mantenido en pie e impertérrito ante todo se rompió en gran parte, haciendo que un sentimiento de desesperanza y horror comenzara a llenar su corazón a borbotones. Antes de que la ola les engullera pudo ver las caras de varios de sus acompañantes, donde vio reflejada la desesperanza, el miedo, el horror...donde vio ira y acusación hacia su persona.

Les había fallado, a todos. Había hecho lo que su corazón le había dictado, pero ahora todos estaban condenados, su padre, que no saldría de la cárcel y se pudriría allí esperando la vuelta de su familia, donde sería ignominiosamente vilipendiado y burlado, su madre, cuyo asesinato no recibiría justicia y cuyo apellido y nombre estarían acompañados siempre de vergüenza, sus hermanos y hermana, sus tios, primos...sus amigos y compañeros. La mayoría habían confiado en él y él, Atreo, hijo de Ptolomeo, había errado.

- Maldita...¡Huiré del hades y te encontraré, me venga..... -

Ése último grito le acompañó cuando el mundo estalló a su alrededor con un golpe descomunal, una presión asfixiante y una oscuridad eterna.

Antes de caer en el olvido, escuchó una voz...y recordó.

- ...al terminar la tormenta, al despertar, conocerás la segunda...-

De nuevo, un rayo de esperanza surcó todo el universo, el firmamento, atravesó el mar y las olas para incrustarse de lleno en el pecho de Atreo, pues así era él.

- ¿Hécate? -

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- Lo prometo, padre. - *

Notas de juego

 Fin.

*Éste último añadido sólo debería de entenderlo el DM, pues como no tenía opción de respuesta, lo he dejado aquí. ;-)

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06/06/2019, 21:01
Theron

Los acontecimientos fluyen mientras el sacrificio es hecho, hombres azorados saltan al agua intentando escapar a su destino, otros en cambio gritan contra el e intentan ganar una muerte gloriosa. Aun hay momentos heroicos como los realizado por mi sobrina para salvar a la princesa Ava de la segura muerte que sería que cayese a las embravecidas aguas. Pero es un gesto fútil, por fin el mar hace su jugada y una enorme ola se alza ante nosotros, suelto el destrozado remo y miro con desafío al gran poder de Poseidón.- Sea pues. Digo mientras la ola arrasa con todo.

Cualquier pensamiento, cualquier esperanza, cualquier acción, todo queda en nada, unos segundos de suspense y la madera estalla con la fuerza del impacto, los cuerpos vuelan ... y luego el frío abrazo del agua. Bien sabía que con el peso del equipo apenas tenía opciones de salir a la superficie, pero incluso sin contar con esto, la virulencia de la tormenta lo hacía imposible.

La oscuridad se cierne a mi alrededor, no había podido hacer lo único que me había pedido mi hermano, que protegiese a su familia, y tampoco había podido cumplir lo prometido a mis sobrinos salvar a su padre. No era una muerte de un héroe, vagaría por el Hades hasta el fin de la existencia.

 

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07/06/2019, 21:13
Hypatia

En un momento dado, la princesa Ava se resbala y acaba por la borda. Consigue sujetarla a duras penas para que no acabe en el mar. Mira a la chica intentando tranquilizarla aunque en su interior siente el mismo miedo que todos los demás en ese barco. El final está cerca, pero expresar el miedo de forma tan irracional no va a servir de nada. De pronto, siente alguien a su lado. Anatolius, tras su intento de deshacer la ola gigante con el poder de su diosa, se ha acercado a ayudar. Asiente a sus palabras cuando le dice que no la suelte. Lo intenta con todas sus fuerzas... no puede rendirse ahora. No puede dejar que Ava caiga al mar y se pierda en esa inmensa tormenta, sola. 

Y entonces, la ola se les echa encima. Solo da tiempo a una última mirada, cargada de disculpas. Muchos de los que están ahí se ofrecieron por el simple hecho de ofrecerse. No tenían relación alguna y, aun así decidieron emprender ese viaje hacia una misión suicida que, ya de entrada, no tenía futuro.

La oscuridad del mar les envuelve para siempre, tragándolos. Introduciéndose en cada rincón de su alma y arrastrándolos hacia el fondo.