Partida Rol por web

El día comienza temprano en el bosque. Justo antes del amanecer, los pequeños pájaros que habitan sus árboles se despiertan y comienzan a trinar. No muy lejos de la linde del bosque, se puede encontrar una cabaña. Oculta a los ojos de todos entre los árboles. Y con las primeras luces, se "despierta" también la cabaña. Comienza el día para el guardabosques ligado al bosque en sangre y alma. 

Verrukt amaneció abriendo lentamente los ojos mientras escuchaba al bosque amanecer y él se miraba medio destapado por sus repentinos movimientos nocturnos. Debía estar rallando el alba cuando estaba despertando.

El cazador estaba con las ropas de dormir, que solo eran un jubón y sus pantalones, se sentó en la cama y se frotó un poco los ojos mientras observaba su brazo derecho, envuelto en marcas azuladas o verdes que podían ser confundidas como un tatuaje y no un estigma del lugar en el que vivía.

No tardó en ponerse manos a la obra, empezando a vestirse y dispuesto a hacer lo que hacía todos los días en el bosque. Recoger madera seca de los árboles muertos, tallar runas con los restos de madera más inservibles y hacer amuletos que colgar de algunas parte del bosque a modo de aviso, tributo y respeto a su hogar.

Al salir de la cabaña, Varrukt casi se lleva por delante a una pequeña hada de las flores. A pesar de la creencia popular, muchas hadas son más grandes que un punto de luz. En el caso de las hadas más poderosas, y antiguas, su cuerpo puede confundirse con el de un humano. En este caso, el hada de las flores no es mayor que una niña. Crecerá con el pasar de los años si su poder crece, aunque no todas llegan a su forma adulta.

-Bueeenos días, Varrukt - dice sonriendo -. Necesito tu ayuda, si no estás muy ocupado.

Viendo la sorpresiva visita que tenía, Verrukt se arrodilló ante el hada de las flores, para quedar a su altura y escucharla.

- ¿Qué necesitas? Le dijo solemne y confiado ya que era parte de su vida el hacer ese tipo de cosas. Iba ya pertrechado para salir al bosque con su ropa de forestal y sus armas, ya que no siempre las bestias salvajes tienen en su punto de mira a presas como conejos y ciervos.

-Un polluelo se ha caído de su nido en el Claro Azul. ¿Podrías devolverlo por mí?

Quizá no es el trabajo más importante del mundo, pero cuidar del bosque y de sus seres es el trabajo del guardabosques. La joven hada, de nombre Priscilla, lo conoce bien y sabe que no dirá que no.

-Además... En el Claro está pasando algo raro con las flores. Se están secando. ¿Podrías descubrir qué pasa? 

- Muy bien, devolveré a ese pajarillo a su nido, y luego veré que está pasando en el Claro. ¿Tienes alguna idea de que podría ser?

Verrukt ya se puso en pie, ajustándose los guantes y se dispuso a ponerse en marcha, no sin antes escuchar las últimas cosas que pudiera decir el hada.

-¿Quizá el arroyo se ha secado? 

Le mira entre triste y preocupada. Los arroyos no se secan por las buenas y esos cambios bo son buena señal. Sin duda, el motivo principal para que el hada se haya acercado a su cabaña es ese.

-Seguro que no. Seguro que todo está bien.

Se intenta autoconvencer. 

Verrkut miró preocupado al hada.

- ¿Qué el arroyo se ha secado? Eso no es normal, para nada.

Ya algo más nervioso, ya que el hecho de que el pájaro no era el tema más serio de hoy en el bosque, se dispuso a emprender su viaje al claro con tal de ver que estaba sucediendo allí.

- Si, no te preocupes, sea lo que sea volverá a la normalidad.

-Confío en ti, Verrukt. Y la Reina también. En verdad, ella me ha enviado. Supongo que también está preocupada.

El hada se dispone a guiarle hacia el claro mientras no deja de hablar. Está bastante animada, a pesar de la sequía a la que se enfrenta el claro. La Reina de las Hadas es un hada poderosa y muy antigua, nacida de la magia de la Pastora de Almas. Mientras la Pastora no está en el bosque, la Reina es la guardiana de todos los seres de ese lugar. Tiene el cuerpo de una joven humana y puede incluso ocultar sus alas a la vista de aquellos que la ven.

- Si son asuntos que vienen de la Reina entonces no debemos demorarnos.

Verrukt guarda respeto por las fuerzas que protegen el bosque como si de un ciudadano más de un reino se tratara. Se puso a seguir a la pequeña hada intentando plantearse que posibles causas podrían haber hecho algo así al bosque. ¿Quizá una alteración mágica? ¿Invasores? Habrá que verse.

No tardan más de una hora en llegar al claro al paso de un humano. El hada tiene otros medios para desplazarse por el bosque. De todas formas, Verrukt no tarda en notar que algo pasa en ese claro. Es más, la sensación que tiene en esos momentos no es demasiado buena. El agua aun corre por el pequeño arroyo que baña esa zona, pero las plantas y flores más cercanas al agua parece estar secándose.

La pequeña hada se acerca, triste, al arroyo.

-¿Ves? Algo malo pasa. Nunca había pasado que las plantas se secasen.

La escena dejó un poco atónito a Verrkut mientras caminaba al lado de la linde, mirando las flores y la hierba, algo abatido.

- ¿Qué es esto?.. ¿Será que el agua está corrompida?

Igualmente también buscó a ojo al polluelo del Claro, la tardanza que había tenido podría haber resultado fatal para la cría y tenía que encontrarla cuanto antes para devolverla a su nido.

El polluelo no anda muy lejos de donde están. Se puede ver el nido en una de las ramas intermedias del árbol, pero no resultará demasiado difícil llegar. Por suerte para Verrukt, los animales de ese bosque están habituados a él y no atacan al acercarse a nidos o madrigueras. También es posible que sea gracias a la presencia de las hadas. Nunca se sabe.

Lo único cierto es que tras acabar su tarea de salvar al polluelo de una muerte segura, el río es su mayor prioridad en esos momentos. Justo entonces escucha una voz a su espalda.

-Veo que has llegado ya, Varrukt.

La Reina de las Hadas, Liss, llega en esos momentos a lomos de un lobo majestuoso. Baja de él y se acerca al arroyo mientras sus pisadas hacen florecer las plantas y hacen que la hierba sea más verde.

-¿Es motivo de preocupación? - dice refiriéndose al arroyo y a las plantas marchitas - ¿Qué puede estar causando esto? 

Liss es un hada con la forma de una joven ya adulta, mostrando así el poder que tiene. Si no fuese por el aura que tiene, podría pasar por una chica normal si así lo quisiese.

Después de terminar su labor, la de salvar a la pequeña ave, Verrukt se acercó a la linde del arroyo a mirarlo de cerca cuando se presentó la Reina y cabeceó agachando la cabeza ante su presencia.

- Reina Liss. Su presencia es de agradecer, quizá entre los dos podamos discernir que ocurre aquí.. una de sus damas me ha informado y acabo de llegar. Pero una corrupción como esta puede tener su origen en el principio del arroyo, lo cual sería muy preocupante.

Pensaba Verrukt. - Igualmente, seguirá el arroyo para saber si el mal está ubicado en alguna altura del mismo.

Niega con la cabeza.

-No creo que sirva de mucha ayuda. Si el bosque se está corrompiendo mi poder se desvanecerá pues soy hija del bosque. Si el agua está envenenada solo puede venir de las montañas. Quizá algo les haya pasado a los guardianes de sus entrañas - dice refiriéndose a la raza de los Enanos -. O puede que un mal antiguo esté intentando liberarse.

Posa una mano en su hombro, gentilmente.

-Me temo que nuestras vidas están en tus manos. 

Verrukt alzó la mirada hacia la reina mientras meditaba la situación y luego vio su mano en su hombro.

- Exploraré el bosque en busca de algo que pueda darle significado a esto.. si no encuentro nada, viajaré a las montañas de los Enanos si hace falta. No sé preocupe, Reina Liss. y le pone una mano sobre la suya.

- La vida de este bosque también es la mía, defenderé mi hogar, así como su vida y la de todos sus seres.

Podía sonar seguro a pesar de sus dudas interiores, pero desde luego no iba a quedarse esperando a que ese miasma corrompiera el bosque poco a poco, estaría dispuesto a desentrañar el asunto.

Liss se queda un momento callada, como mirando al interior del bosque, escuchando o viendo algo que Verrukt no puede ver. Continúa así unos minutos antes de volver a hablar.

-No debes marchar aun. Ella se acerca. Quiere hablar contigo, pero esta un poco lejos. Tardará un día vomo mucho. Mientras tanto, solo mantén los ojos abiertos. Esperemos que la corrupción no sea más rápida que ella.

El lobo se acerca a ella, listo para llevarla de vuelta al asentamiento feerico. 

El chico miraba con dudas a la reina.

- ¿Ella?.. ¿Quién es ella? Puede que no recibiera una respuesta clara sobre ello pero por intentar aclararlo no pasaría nada. Igualmente asintió ante la reina Liss.

- Muy bien.. mantendré los ojos abiertos, terminaré de ayudar un poco a los animales de aquí y alejarlos a otros riachuelos o reservas de agua más sana. Luego volveré a mi cabaña y esperaré como dice.

-La Pastora. Se está acercando y quiere hablar con todos nosotros. Nunca interfiere con los asuntos del bosque salvo que sea de extrema necesidad. Algo debe estar pasando para que decida hacernos una visita tan repentina.

Verrukt nunca ha visto a quien rige el bosque pues la diosa no se deja ver con facilidad. Y sabe que aquellos que la han llegado a ver nunca han vuelto a ser los mismos. Guarda muchas cosas y su poder es poco conocido. La Reina de las hadas responde siempre ante ella y escucha sus palabras.

-Verrukt, debo irme ahora. Ven a nosotras esta noche y comparte la velada con nuestros cantos y danzas.

Sonríe antes de montar al lobo. Se marcha tras despedirs con la mano. 

- Así lo haré. Verrkut cabeceaba ante la reina en señal de respeto y despedida mientras pensaba en como sería la presencia de La Pastora, hasta ahora no había visto a la señora del bosque plenamente y su leyenda ya era eco cuando él era solo un niño.

Sin darle más vueltas al asunto de momento, Verrukt se dedicó a "precintar" la zona del riachuelo colocando olores de depredador para las criaturas que pudieran ser cazadas por ellas, además de colocar trampas inofensivas con la única intención de asustar a los animales que quisieran acercarse a beber el agua ponzoñosa.