Partida Rol por web

- Los humanos y los elfos poco me importan -responde con crudeza la liche- Y no creo que orcos y jinetes negros sean tan estúpidos como para atacar aquí.

Las últimas palabras de Nekrhatag revestían en realidad una profunda preocupación muy bien disfrazada. Es cierto que su bastión podría ser destruido en cuestión de minutos por las huestes orcas y los dragones negros, pero lo cierto era que si no lo habían hecho ya, era porque no habían querido, así que parecía no haber riesgos. Godmaster y su siervos no parecían haberse preocupado por dañarla más que en lo justo para hacerla ver lo fuertes que eran. No obstante... podía sacar partida de todo aquel asunto.

Cita:

- Así ha sido siempre y así ha de seguir. El universo está sometido a unas normas que, te gusten o no, mortal, has de acatar. Y por favor, no me hagas reír con que a nadie le importan las acciones de los dioses. Millones de espíritus rezan cada día, los templos se levantan y se destruyen una y otra vez y tú misma te has entrometido al hacer lo que hiciste en el telar. Deberías medir más tanto tus palabras, como tus actos.

Cita:

- Eso es lo que yo quería saber. ¿A quién debo de buscar entre los elfos para mostrarle el artefacto que me distes? ¿Y qué utilidad tiene?

Los corrompidos nervios del cerebro de la muerta viviente comenzaban a descargar a ritmos cada vez más acelerados. Una maquiavélica idea ya rondaba por la cabeza de la liche.

Cita:

Pobre Eahun, tu fortaleza en el hielo te ha hecho olvidar tantas cosas probablemente llegue el día que olvides a Hades o él te olvide a ti perdida en tu propio mundo muerto viviente.
Dices que "Millones de espíritus rezan cada día", por que? Por sus favores? Cuales? De que manera ayudan a los mortales? No lich estás en un error, ningún mortal necesita de los dioses para sobrevivir, esperanzas vacías sin sentido, no dudo que para algunos sea un lugar de cobijo, hablo de la oración, pero es algo que no existe.
Al telar no le he hecho nada, solo a esas llamadas parcas, nadie siquiera sintió aquello que yo he hecho, sin embargo un universo en guerra se creo cuando ella tejieron el hilo de Ohrin al de Ares, liberando a la guerra en estado puro, trayendo una y otra batalla consigo.

Elara hace mueve la cabeza de lado a lado en visible señal de un decir que no.

Creo que ella está perdida.

A Nethiron... Este artefacto puede abrir una brecha entre el exilio de los elfos y este mundo trayéndolos a la batalla con los orcos en el momento preciso.

- Eso es lo que a ti te gustaría -contesta rápidamente cuando la humana hace referencia a un final de la relación que ella y Hades mantenían.

Cita:

- Sí, por sus favores. En primer lugar, no habría mundo de no ser por ellos y, en segundo lugar -añade, frunciendo el ceño como si pretendiera levantar lo que antaño fuere una ceja escéptica- si piensas que los dioses no hacen ningún favor a los mortales, si piensas que no interceden en sus vidas, es que eres realmente mucho más estúpida de lo que aparentas. La oración existe, los clérigos beben del poder de sus dioses, sus poderosos artefactos decantan guerras aquí y allá, la fe desplaza las montañas y las arroja sobre sus enemigos.

Dejémonos de charlatanería, ¿quién es ese Nethiron y qué gano yo con todo esto?

Realmente crees que me importa ALGO tu relación con Hades, Ares, Zeus, Apolo, Atenea, Hefesto o con quien quieras?
Lo único que me importa de ti es tu inacción, tu eterna espera por la primavera para ser la número dos de un dios que estando en ese estado de putrefacción poco le importarás.

Cita:

Realmente crees que es así?
No es mi intensión revelarte mucho más, te dejo con tus pensamientos.

Cita:

Nethiron es nadie y no ganarás nada con esto.
Ahora bien... Si no se hace nada, nada se obtendrá. Lo cual plantearía un dilema en el que si no ganas nada estés o no ganando algo, de todas maneras, algo estarás haciendo.
Jajajajaja... Es casi divertido hablar contigo.
Que vas a hacer? Esperar la primavera o ir al exilio elfo?

Nekrhatag permanece flotando en los aires, por encima de Elara, mientras ella sigue con su nada considerada perorata. No se mueve. No responde. Ni siquiera su mandíbula chasquea, durante los que probablemente fueran unos de los segundos más largos de la vida de Elara, la poderosa liche se limita a clavar el correoso fuego de las cuencas de sus ojos en los de la huésped.

*Crank*

Súbitamente, la muerta en vida inclina bruscamente la cabeza sobre su hombro derecho, provocando un sonoro chasquido que resuena entre las paredes heladas de su hogar, respondiendo con un eco en cada esquina.

El silencio se perpetúa, roto esta vez únicamente y de manera eventual por algo que parece estar masticando Nekrhatag cuyo elástico sonido sería capaz de provocar una dentera hasta al más consumado de los curanderos. Abriendo de par en par el hueco que correspondería a sus inexistentes ojos, la anfitriona escupe un pedazo de carne de su mejilla en el rostro de Elara y comienza a elevarse por los aires una vez más mientras su cada vez más alta y contundente voz ultraterrena rompe como una tormenta sobre la vidente.

- Atacas a las Parcas, vienes a mis dominios, faltas a mi honor, te burlas con estúpidas preguntas de las que no tienes ni tendrás respuesta por mucho que te des de sabia, faltas a mi vínculo con Hades, te mofas de todo el Panteón Olímpico y pretendes que nada tenga consecuencias. ¿Te crees muy poderosa, zorra charlatana? -la interminable y cada vez más cruenta recriminación cesa por un efímero instante en el que Nekrhatag parece respirar, alzando los hombros mientras expulsa un casi inaudible suspiro furioso, seguido del más violento y bárbaro de los bramidos- Largo de aquí... ¡FUERA!

Elara no dice nada, se da media vuelta y sale por la puerta principal dejándote sola en aquella fortaleza de hielo.
Cuando sale por la puerta, la magia vuelve al lugar.
Al salir para ver que ha pasado con la bruja notas que no hay rastro de ella.
La tormenta parece estar terminando.

Aún ardiendo por dentro, Nekrhatag revisa en su mente para ver si encuentra algún enlace telepático con el hombre que le abrió el portal hacia su fortaleza, que había dicho que era capaz de devolverles a su torre si así lo deseaban. Era hora de averiguar hacia dónde habían ido los demás y si realmente había algo que le importara lo suficiente de toda aquella guerra.

Al comprobar que ya era imposible volver a comunicarse con Turion, la liche abandona con cautela su fortaleza, comprobando que no haya nada ni nadie acechándola. Luego, volando sobre la nieve, comienza a alejarse de allí sin ningún rumbro prefijado incialmente, limitándose a pensar mientras esquiva los árboles instintivamente.

Viajas al sur, a la cercana ciudad de Tarsis. Se trata de una importante ciudad rodeada de montañas heladas y grandes glaciares. Un importante templo de Hades se encuentra afuera, en un valle a apenas tres kilometros de las primeras casas de Tarsis.

Sin embargo, algo va mal cuando te acercas sobrevolando al lugar. Un presentimiento...a desgracia.

En seguida se confirman tus sospechas, cuando desde lo lejos descubres que el lugar ha sido completamente destruido, arrasado por completo. Tan solo las paredes de piedra permanecen en pie, solo en algunas partes. El techo, ha sido levantado completamente y arrojado lejos, y todos los muebles del lugar, no son más que una maza humeante que calcinada, corroida por alguna especie de acido.

A lo lejos, la ciudad humea tambien, y no son fogatas...El ejercito ha pasado por aqui evidentemente.

En eso, sientes una presencia...algo 'vivo' cerca. Giras sobre ti misma, alta y sobrevolando el oculto templo de Hades, y descubres solo cadáveres de los acólitos.
Sin embargo,...hay algo vivo, algo que emite calor, muy cerca de ti...allí, hundido en la nieve!...

Si a Nekrhatag le quedara una sola gota de sangre en sus venas, estaría hirviendo en ese mismo instante. Que destruyeran la ciudad poco le importaba, como si se dedicaban a violar sistemáticamente a cada mujer y niña de allí para luego devorarla. Pero los adoradores de Hades eran de manera indirecta también adoradores de la liche y, aunque no lo fueran, para ella sus vidas eran las más valiosas entre las de los mortales.

Observando el calcinado templo con furia, descienda hacia la nieve, en busca de la procedencia del calor, pero sin bajar la guardia ni un momento.

Desciendes lentamente, aproximándote a la fuente de calor entre la nieve que cubre todo el lugar.
Al llegar casi a posarte sobre el suelo, descubres alguien aun vivo...una mujer de mediana edad...semienterrada en la nieve.

Está inconsciente, y sin dudas, si no estuviera de alguna manera protegida contra el frio, hubiera muerto ya.
La reconoces como una de las clérigas del templo.

Ya con las botas levemente hundidas en la nieve, la liche aparta la nieve del cuerpo de la mujer y la coge entre sus brazos con sumo cuidado para llevarla hacia el fuego más cercano del derruido templo, tratando de despertarla sacudiéndole la cabeza.

- ¡Clériga...! ¡Clériga, despierta!

Cuando acercas a la cleriga al fuego y la sacudes, su cuerpo parece recuperar rápidamente el color.
La mujer abre los ojos apenas un poco, y cabecea despertándose poco a poco...
¡¡AHHHHRRRGGGG! !!¡TU!!! La cleriga, se sacude en tus brazos, aterrorizada ante tu presencia.

¡La traidora! Exclama señalándote con el dedo.
¡Nekrhatag Zhartathl! Escupe trabándose con las palabras...¡MALDITA Y VIL TRAIDORA! ARGGGG!!!
Grita furiosa mientras busca su símbolo de Hades colgado de su cuello.
La cleriga, trata de usar su poder divino para controlarte o espantarte, sin embargo apenas si logra hacer que una leve luz violácea surja del sagrado ítem.