Partida Rol por web

La extraña construcción metálica, de casi cuatro metros de alto, comienza a girar a izquierda y derecha. Su cuerpo gira a la mitad, en una especie de gran bisagra central, mientras sus enormes patas se afirman al suelo.
Parece detectarlos, y al instante, un gigantesco cono metálico surge de un orificio que hace las veces de pequeña puerta. Las patas se mueven, haciendo que la criatura avance unos pocos pasos en dirección a Dominic.
El lado grande del cono, hueco y oscuro, apunta hacia ustedes, y una especie de manivela comienza a girar a grandes revoluciones al tiempo que surge un poderoso zumbido desde el interior del constructo. En la cabeza, dos orificios se elevan hacia lo alto, lanzando grandes volutas de humo blanco, y en eso estalla:
Un rugido ensordecedor, una especie de oleada sonica, que raja la tierra entre la criatura y ustedes tumbando cada árbol, quebrando cada piedra!
El cono metálico ingresa nuevamente al metálico armazón...la pequeña puerta circular se cierra.

Akin vio llegar el rayo de energía sónica y rápidamente se tiró al suelo tras el arbol, notó como aquel poder le atravesaba, pero por suerte el árbol había absorvido buena parte de éste.

Fendoriel pudo apartarse con velocidad de la trayectoria del ataque aunque no fué suciente como para evitarlo por completo.

Pronto se rehizo de la sorpresa y acercándose a la criatura la atacó repetidas veces con su mandoble.

Fendoriel, al ver a la enorme masa de metal y filo caer desde lo alto, había desenfundado su brillante espadón. La luz surgió de su funda como un rayo en la noche, e ilumino el denso bosque. Los arboles chirriaron ante el estallido de la extraña mole y el portador de los soles no logró esquivar por completo la oleada de sonido.
El constructo, se abalanzó contra sus objetivos más cercanos mientras ocultaba en un compartimento el cono metálico y dos afiladas cuchillas surgían por ambos costados y comenzaban a girar a velocidades imposibles para un mortal.
Fendoriel, susurró un rápido conjuro, con lo cual el blanco brillo de su hoja se tornó en una luz verde.
El elfo, logró golpear a la pesada masa de adamantita con su poderosa espada, la carcasa metálica se hundió en varias partes, e incluso con el cuarto golpe logró cercenar un extraño tubo metalico y corrugado del cual comenzó a surgir un chorro negro, empetrolado.
Sin embargo, al instante unas pequeñas sierras sostenidas por un largo y fino brazo brotaron de una pequeña puerta debajo de las bisagras centrales, y en rápidos movimientos y chispas, sellaron por completo al pequeño tubo.
La bestia de metal, estaba golpeada y abollada a pesar de su dura adamantita. Sin embargo, aun permanecía en pie...peligrosa.

Akin juntó por un instante los tacones de sus botas, y pareció evaporarse de donde estaba como si se hubiese teletransportado a algún lugar de los nueve infiernos.

En realidad estaba muy cerca de allí, pero su natural habilidad para permanecer oculto era cuasi-sobrenatural y el pequeño arbusto le resultaba más que suficiente para desaparecer de la vista de cualquiera de los presentes.

Una vez bien seguro de su posición, puso un cristal de demolición en su arco, preparándose para salir y atacar aquel constructo.

Dominic observó como caia la enorme mole de metal y lanzaba un cono de sonido que apenas esquivaron sus acompañantes. El monstruo parecia ser una especie de constructo.

Malo, no le voy a poder afectar con mis habilidades

Una extraña capa azul oscuro recubrió el cuerpo de Dominic. Y se lanzó a la carga contra el ser. Mientras corria unas hojas violaceas surgieron de sus puños y golpeó con ambas al llegar. Pero la dura piel del engendro las desvió sin apenas notarlas.

La enorme criatura de adamantita retorcida, recibe las caricias del portador de los soles sin inmutarse. Dominic, carga por el lado opuesto, atravesando su dura coraza con sus violáceos filos.
Entonces, dos grandes cuchillas anchas y curvas como la media luna del cielo, del tamaño de un espadón a dos manos, surge por una angosta fisura en su carcaza y giran velozmente hacia el desprevenido elfo. El chirrido de metal contra metal es ensordecedor pero los filos son rapidos y certeros, y logran alcanzar al guerrero en el pecho, desgarrando su armadura como si de un delgado papiro se tratara.
La sangre elfica mancha el suelo, y la bestia de metal continua su avance. Cuando ambas espadas golpean a Fendoriel, una especie de pica enroscada en forma de espiral, surge de un hueco en el pecho del constructo, y girando a toda velocidad, se enrosca en la carne del portador arrancando astillas de hueso a su paso.

La criatura avanza unos centimetros, lo justo como para que dos macizas esferas de metal surjan a toda velocidad por dos ejes justo debajo de la cintura, y girando una hacia cada lado, impacten entre si con Fendoriel al medio. El elfo recibe el golpe, y si sigue con vida es solo gracias a la poderosa magia que lo protege. Sin embargo, una especie de antena vertical, surge por un hueco en la espalda de la maquina, y desde arriba desciende gracias a sus engranajes lanzando un sumbido y emitiendo humo por sus vias de escape. La pua, lanza destellos azules, que se convierten en un chisporroteante rayo cuando toca la cabeza del elfo.
Fendoriel, no logra resistir la descarga, y cae al suelo, chamuscado y moribundo...

El constructo, gira con un chirrido en su cintura, y lanza la electrizada antena contra Dominic, logrando darle una descarga en el hombro.

Dominic observa como el elfo cae al suelo por las heridas. Él a su vez a ecibido un pequeño impacto electrico, pero nada grave, de momento.

Menudo energumeno esta hecho. Seguramente no será el único en caer.

El humano empieza a moverse erraticamente y su silueta parece difuminarse levemente, tras dar un paso lateral ataca nuevamente con sus dos hojas a la vez.

Los Sabosanco eran arqueros, toda su vida lo habían sido, y Akin no era la excepción. Trazando un semicírculo alrededor dle monstruo, buscó la forma de dañarlo lo máximo posible. Al final, buscó también que sus compañeros lo cubriesen.

Sólo dos de las cuatro flechas parecieron acertar. Demasiado poco para aqeuella mole de metal que les había atacado.

Azrael al ver que uno de los suyos cae al piso inconsciente levanta su martillo al momento que su símbolo sagrado se ilumina, una luz baña gran parte del lugar y las heridas de Fendoriel sanan por completo.

Que la gracia de Serinda bañe el valle!!!

Fendoriel permanecía tumbado en el suelo mientras perdía paulatinamente la consciencia, algo que no había sufrido antes y cuando ya daba toda esperanza por perdida un susurro convertido en grito huracanado le devolvió las fuerzas que le habían sido arrebatadas.

Tumbado vió como la criatura se giraba para encarar a sus compañeros... al menos lo que parecía su parte frontal.

¡Etatnavel!

Un rayo blanco surgió de sus manos e impactó contra la criatura congelando gran parte de su metálico blindaje, tras lo cual aprovechó para golpearlo repetidas veces dejando a la vistar partes metálicas de su anatomía y aunque esperó volver a congelarlo... nada ocurrió.

Dominic golpea con sus extrañas cuchillas de luz solida y logra marcar a la gran mole de metal. Sin embargo, su fuerza no comparable con el impetu de las flechas del Akin, que logran atravesar la dura coraza de adamantita para permanecer clavadas dentro de la maquinaria.
Fendoriel, recuperado gracias a la milagrosa magia del clerigo de Serinda, gira en el suelo vertiginosamente y ataca las gruesas bases y los engranajes y bisagras de la parte más baja del constructo.
Sus espadas, logran hacer saltar una gruesa bisagra del tamaño de un brazo, sin embargo al instante, unas pinzas mecánicas surgen de un costado y las acomodan.
En parte reconstruido, la mole gira hacia el elfo al que acababa de derribar, y lo ataca con sus dos filos curvos logrando clavar profundamente ambas cuchillas en el pecho del elfo.
La mole echa humo por unos orificios, y con gran potencia, arranca los filos por ambos costados del malherido guerrero.

El portador de los elfos, tumbado en el suelo, y con dos grandes tajos a la altura del pecho y de la cintura, logra esquivar las dos mazas de adamantita justo a tiempo, rodando por el barroso suelo.
La mole metalica da un paso tratando de aplastarlo, y la espiralada antena se desplaza por unas grietas en su coraza hasta llegar casi al suelo. El constructo trata de ultimarlo, y aunque logra darle una descarga, el poderoso guerrero parece aun resistir con vida!

Akin no pareció contento por el resultado, a pesar de que dos de sus flechas se habían clavado profundamente, moviéndose de nuevo trató de encontrar un mejor ángulo para hacer algo más de daño. Esta vez la fortuna le sonrió, y sus cuatro flechas parecieron hacer verdadero daño a aquel constructo aberrantemente poderoso.