Todos vosotros habéis recibido una invitación para visitar el Sanatorio Mental de Forestview, en el estado de Vermont. El remitente es el director de la institución, el conocido alienista el Dr. Phillip Heirinch Gauss, un coche negro con una capota gris viene a recogeros a todos y cada uno de vosotros, el chófer, un tal Jack , es un tipo callado y reservado os saluda con un tímido buenos días cuando os recoge. Eso sí, parece un tipo bien mandado y os coge la maleta a cada uno y las va metiendo en el maletero que a estas alturas ya cuando subís los tres, está a rebosar.
André se sienta en el lugar del copiloto, mientras que Harry y Rusell se acomodan en la parte de detrás. El chófer cuando recoge al último os informa de que estaréis en el sanatorio para la hora de la cena. Asentís con la cabeza y comenzáis a hacer las presentaciones. Cada uno de vosotros lleva la invitación bien guardada y la relee de cuando en cuando.
No marquéis a Frank en vuestros mensajes.
Russell miró al horizonte a través de la ventanilla y sonrió muy contento. Otro sanatorio más y estaría listo su libro - o al menos eso él creía. Miró la invitación una vez más antes de guardársela en el bolsillo de la chaqueta. Una vez hecho ésto, inspeccionó a sus compañeros de viaje, tratando de adivinar a través de su estudio la personalidad de estos y lo que podía esperar de ellos.
¡Qué bien día! - dijo, radiante de alegría. - Mi nombre es Russell Knighton, un placer.
Knighton parecía ser un hombre vivaracho. Descargaba juventud e inteligencia, pero la verdad es que detrás de aquel rostro joven y aquellas vestimentas hecha por un muy buen sastre, se escondía una personalidad bastante tímida, que Rusell trataba de no traslucir.
Desde que Andree, se montó en aquel coche negro, no dejó de escribir notas en su libreta. Apuntaba casi todo lo que veía y le pasaba por la mente. Sabía uqe era una buena oportunidad para que su mente creara algo que valiera la pena. Y que eso luego se transformase en dinero, por lo menos para pagarse el próximo mes de alquiler.
Para ello y paras causar la mejor impresión, se había llevado la mejor ropa que disponía. Pero al ver la de los demás, sabía que jugaba en una liga diferente. Menos mal que la señora Pomfrey, su casera, se la había lavado y planchado a conciencia... y esta vez no se la había quemado, todo un logro. Aun así, su desaliñado aspecto decía de él bastante más que su ropa.
En una de sus ojeadas se encontró con los ojos de Russell y este se presentó:
Cita:
- Yo soy Andree Lacroisse, encantado.- Dijo Andree con su buen humor de siempre, alargando la mano y ofreciéndosela para que Russell se la estrechara.- ¿A qué se dedica usted?... vamos si no es indiscrección.- Preguntó volviendo a su libreta y anotandolo todo.
Tenía ganas de llegar. Tenía ganas de encontrarse algo bueno, algo que a la gente le gustara. Tenía ganas de que esta experiencia fuese... algo fuera de lo común.
Observando tranquilamente y con cierta nostalgia por la ventana del coche, Harry da un pequeño vistazo a la invitacion para despues observar plenamente a los hombres que lo acompañarian en esta ocasion. Si bien presentía una vez más que la visita a aquel lugar podría suponer cierto peligro, esta vez esperaba que la suerte le siguiera sonriendo.
Cita:
Le parece? Para mi no es más que otro día común y corriente, y espero que se mantenga así.
Depués al oir las palabras del copiloto, un hombre al parecer obstinado con su libreta, tan sólo comento:
Harry, investigador privado.
Al terminar su breve intervencion nuevamente mira a la ventana, casi suplicando por que todo se mantuviera en orden y fuera una visita relajada.
Andree escucha como Harry se presenta y le devuelve el saludo. Por supuesto, después de anotar su nombre en la libreta.- Hola yo soy... bueno, ya lo habrá oído. De todas formas me presento. Soy Andree Lacroisse.- Dijo ofreciéndole también la mano a Harry.- Así que es usted investigador privado ¿eh?.- Dijo volviendo a su libreta y anotándolo.- ¡Que emocionante! Seguro que se ve inmiscuido en casos fascinantes.- Comentó levantando la vista y sonriendo al investigador.- ¿Conoce usted al Dr. Phillip Heirinch Gauss?.- Dijo mientras seguía escribiendo.
¡Eso sería muy interesante! - dijo Rusell al comentario de que el detective privado pudiera conocer al doctor Gauss. - He estado investigando sobre la vida del doctor, es muy conocido y yo de mente curiosa. Espero que con su ayuda sobre los problemas mentales pueda recabar suficiente información para acabar con mi libro.
Rusell miró a los demás, y dándose cuenta de que probablemente no entiensen nada de lo que él hablaba, aclaro:
Soy escritor. No sé si han visto alguna novela mía, tengo tres en la calle y me ha ido muy bien. Ahora estoy en busca de información para escribir sobre un enfermo psiquiatrico, ¡seguro será una genialidad!
Por sus palabras se podía deducir que Knighton se tenía en muy alta estima, tanto así que ya le auguraba un éxito rotundo a un libro que ni siquiera había empezado a escribir.
Tras varias horas de viaje y ya no muy lejos de vuestro destino final , empieza a nevar copiosamente, poco a poco la carretera empieza a llenarse de nieve y notáis como el conductor aminora la velocidad, tomando todas las precauciones del mundo , pero cada vez más menudo las ruedas chirrian y silban en las curvas y el conductor está a punto de perder el control varias veces. Si sigue nevando así no os cabe duda de que os váis a matar.
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: conducir chófer
Dificultad: 55-
Resultado: 53 (Exito)
Tras recibir la invitación para visitar el Sanatorio, haces el equipaje apresuradamente pero a conciencia, no dejándote nada que creas que vayas a usar. Nunca rechazas una invitación y muchísimo menos una para ampliar tus conocimientos sobre alguna materia concreta, además aprovechando que últimamente estás algo desocupado, cargas el coche con todo tu equipaje y pones rumbo al Sanatorio.
En unas pocas horas estarás allí, si hay suerte y todo va bien, llegarás para cenar.
marca sólo para el director
Andree al oir las palabras de Russell, deja por un momento de escribir y anotar todo. Parecía como que un recuerdo se hubiera apoderado de de él en ese instante. Se imaginaba de jóven , con todas las inquietudes que se tienen a esas edades. Pero su recuerdo se distorsionaba. Parecía más un sueño que un verdadero recuerdo. Se imaginó él de joven, con el éxito de Russell. Éxito en ventas de sus libros.
De repente, un contraviraje del coche, hizo que perdiera el hilo del sueño. Al notarlo, se acercó a la ventanilla y observó como la nevada comenzaba a tornarse en ventisca. La carretera era una pista de patinaje, donde conducir era de lo más difícil. Por lo menos eso creía Andree, quien no había cogido un coche en su vida.- Parece que esto empeora.- Dijo, más para quitarse su angustia que para que los demás se fijaran en algo obvio.
No marquéis a Frank
Frank había guardado ya todo en su carro; como siempre meticuloso de si, se había tardado horas en acomodar todo en el carro, inseguro de que las cosas estuvieran en el lugar adecuado. Frank consideraba que las precauciones siempre deberían tomarse antes incluso de que la posibilidad de la frontera de evento se presentase.
Inicio el viaje ya algo pasado de tiempo, sabía que llegaría tarde, sobre todo porque, meticuloso de si, viajaba despacio; de nuevo era mejor tomar precauciones antes de que se presentará una frontera de evento. La noche se le vendría en el camino probablemente, aunque Frank contaba con llegar con poco retraso. Para su beneplácito no vivía lejos y el viaje sería corto.
Había llevado consigo la foto de su ex esposa, no sabía porque a ciencia cierta pero siempre la llevaba consigo; Frank siempre se decía que era científico y no psicólogo, por lo que de nada serviría complicarse con pensar en ello. Ahora la llevaba en la guantera, lista para cuando la necesitara; Frank no sabía por que pero siempre le venía a la mente que podría llegar a necesitarla.
Frank bajo ligeramente la velocidad (ya de por si iva lento), y enseguida checo su reloj; estaba retrasado tal como esperaba, pero ya estaba casi allí, por lo que aparco el carro un momento y saco de su bolsillo su libreta y un lapiz anotando: Sanatorio Mental de Forestview, frontera de evento desconocida.
Frank encendió dio el carro de nuevo y se puso en marcha, ya casi estaba allí.
El tiempo comienza a empeorar, súbitamente unas nubes completamente blancas se alzan sobre el horizonte cerrándose cada vez más. En pocos minutos, tu sospecha se confirma: Empieza a nevar como hacía mucho tiempo que no veías nevar.
En las ventanillas se empieza a formar una capa de vao por la diferencia de temperatura del interior del coche y el exterior, calculas que la temperatura es de 2ºC , en el exterior. Mucho, mucho , mucho frío.
La gran nevada empieza a dejar huella sobre el asfalto y pronto el mismo, queda cubierto de una pátina de nieve, cada vez cuesta más trabajo mantener el coche en la calzada y en varias ocasiones estás a punto de perder el control. Si esto sigue así puedes salirte en cualquier momento...
Haz una tirada de Conducir x3 para mantener el coche (60 o menos para tener éxito)
Rusell se sujetó con fuerza del asiento para no tambalearse de un lado a otro con los movimientos bruscos del automóvil. Sus ojos se mostraban aterrorizados por las sacudidas violentas, mientras le rezaba a un Dios que realmente no conocía para que saliera con vida de allí.
Espero... espero que lleguemos... a salvo - tartamudeó, intentando parecer valiente.
La nevada se había vuelto seriamente molesta, sobre todo para mantener el control del automóvil; y justo cuando parecía que lograba tomarle la medida al volante el carro patino de forma súbita haciendo que Frank perdiera el control por completo.
Tirada: 1d100
Motivo: Conducir
Dificultad: 60-
Resultado: 92 (Fracaso)
En una de las curvas, pierdes el control del coche y el coche empieza a dar vueltas y vueltas descontroladamente. En un momento dado y cuando estás a punto de vomitar debido a tanta vuelta , el coche se sale de la carretera y el coche se estrella contra la cuneta.
El impacto es enorme pero afortunadamente para ti, hay un terraplén a los lados de la calzada que para el golpe e impide que choques contra algo peor. Además el golpe es lateral y tu cabeza choca contra la ventanilla del conductor.
No llegas ni a perder el conocimiento, pues el golpe no ha sido todo lo fuerte que podría haber sido, tras unos segundos de conmoción te das cuenta de lo que ha ocurrido. Notas como un hilillo de sangre te resbala por la frente.
Tirada: 1d100
Motivo: Suerte Frank
Dificultad: 45-
Resultado: 67 (Fracaso)
Tirada: 1d10
Motivo: daño
Resultado: 2
Pierdes 2 puntos de vida
Por mi parte respeto tu decisión respecto a los acontecimientos al ser el director de la partida. Sin embargo he de señalar que había recalcado que mi personaje era meticuloso en todo lo que hacia, y que viajaba despacio, si luego me narras que esta nevando vería ilógico que el personaje tal como he descrito no bajara la velocidad. En mi particular opinión debería ir a unos 40km por hora, como físico se que uno derrapa en la nieve al frenar, al acelerar recuperas el control de cierto modo, así pues si me estrelle debería ir a lo mucho a 30 por hora. Estas son conjeturas claro tu eres el que decides, pero dar vueltas se me hizo demasiado exagerado desde mi perspectiva científica.
Por muy despacio que vayas en una carretera cubierta de nieve, el coche derrapa a la mínima y empiezas a dar vueltas( me ha pasado a mí yendo a 20-25 km/h) , y el golpe en la cabeza contra la ventanilla es perfectamente lógico en un impacto lateral.
De entrada te confirmo de nuevo que acepto la decisión narrativa tomada.
Fuera de eso discrepo completamente desde una perspectiva científica, quizá las condiciones iniciales de tu accidente tuvieran una perspectiva caótica o muy particular; en general es ilógico que a 20Km por hora un carro derrapando al frenar en nieve de varias vueltas al verse enfrentado a un gradiente de curva; por cierto el efecto centrifugo de la curva solo te afecta si vas demasiado rápido. Lo que siempre sucede son esas carambolas de carros que se estrellan en las grandes autopistas y que por cierto suelen ir a mas de 60km/h y aun así raro que se vuelquen. Un carro que se vuelca se debe a que sus componentes de fuerza son mayores que la tensión con el suelo al frenar, o por algún agente externo, en el caso de la nieve lo que sucede es que el carro al frenar no tiene agarre alguno y simplemente no frena sino que patina hasta detenerse reduciendo su velocidad muy poco en comparación. Disculpa que me extienda, la física me apasiona xD.
Creo que no me estás entendiendo, no me refiero a vueltas en el aire, sino a vueltas sobre su eje, sobre sí mismo. Como cuando un coche de fórmula 1 se sale del trazado y pisa la hierba del circuito que da varias vueltas sobre sí mismo, varios giros.
¿ sabes lo que digo?
En España a lo que tú dices se llaman vueltas de campana, a lo que yo digo se le llaman trompos.
Totalmente de acuerdo entonces; cabe señalar ahora que son Méxicano y que puede que entienda distinto el como le dicen a ciertas cosas allá xD.