Partida Rol por web

Durante dos horas, estáis junto a Frank, en silencio y pensando en lo absurdo de la situación, en todo lo que está ocurriendo... cuando de reprente Frank abre los ojos.

Con una babilla blanca que le cae del lado derecho de la boca

- Está aquí, en la habitación del Doctor Gauss. Al final del pasillo a la derecha.

- Por fin ha abierto los ojos - dije acercándome rápidamente al borde la cama - ¿Se encuentra bien, señor Dirak?

Pero Frank comenzó a hablar interrumpiendo mis palabras. Pensaba que aquella entidad ya habría abandonado su cuerpo pero me equivocaba, seguía completamente enajenado... Dios, maldito experimento, el Doctor Gauss está loco.

- ¿Quién está en la habitación del Doctor? - pregunté hecho un manojo de nervios - Vamos Frank, conteste, ¿qué hay en esa habitación?

La conversación ya empezaba a erizarme el vello del cuerpo y sentí que me faltaba poco para pasear por los pasillos del sanatorio con el revólver en la mano.

Andree no salía de su asombro. Parecía que el hecho de haber dormido a Frank le haría despertar mejor. Pero no era así. Volvía a tener como visioneso sueños que le hacían o parecían estar en otro lado.

- Frank.- Dijo Andree acercándose y mirando fijamente a su compañero.- Frank, escúcheme. Está ustede ne su cuarto. ¿Nos reconoce?.- Pregunto el autor para ver si Frank reaccionaba.

Russell miró a Frank con mirada extraña, pidiendo con ella cierta explicación a lo que pasaba. También tenía la esperanza de que cuando éste despertase recobrara un poco de su cordura, pero veía con cierto desasosiego que no era así. Seguía hablando de aquellas entes extraños, esos que al parecer habían visto con la maquinaría del doctor Gauss. ¡Maldita sea con el médico! Tenía que salir de allí antes de que su cerebro también sucumbiera ante la presión como lo hacía el de Dirak.

¿De... de qué habla usted...? ¿... Quién... quién debería estar... en la habitación del doctor.... del doctor Gauss? - tartamudeó Knighton, algo nervioso y no muy seguro de querer saber la respuesta.

Escucháis una voz femenina gritando de pánico, la sangre se os hiela en las venas pues sus gritos son absolutamente desgarradores como si hubiese visto la cosa más horrible del mundo.

El grito ensordecedor que provenía del pasillo interrumpió nuestra conversación. Frank tenía razón, había algo en la habitación del Doctor Gauss, algo horrible como lo que habíamos visto en aquella especie de sueño inducido por la maldita máquina del doctor. Reaccioné rápidamente, apartándome de la cama para abrir la puerta.

- Es la enfermera - dije mientras abría el pestillo de la puerta de la habitación

Como bien había previsto, había llegado el momento de correr por el pasillo con el revólver en la mano. Y eso fue lo que hice, saqué mi 45 del bolsillo de la chaqueta y corrí por el pasillo guiado por los gritos. Lo cierto es que no pensé demasiado en lo que estaba haciendo, simplemente actué, a veces lo hago pero eso es algo que no siempre da buenos resultados.

- ¡Tranquila señorita! - grité mientras corría por el pasillo - ¡Voy en su ayuda!

La cosa iba de mal a peor. Los gritos del pasillo auguraban males peores. Era como si estuviese viviendo el libro que siempre hubiera querido escribir en primera persona.

Pero ¿qué debían hacer en esta situación si lo que decían eracierto y un canido, venido de ¿Tindalos?, les quería deborar... o algo peor? No lo sabía y lo peor es que todo su conocimiento no albergananada que pudiera servir anteesteretotan increiblecomo inexperado.

En ese momento Andree lo vió: si todo era cierto y Frank está poseido, eso quiere decir que los enfermos que habían conocido antes también decían la verdad y ... ¡¡no estaban locos!! Debemos contar con su ayuda, a lo mejor ellos sabren cómo hacer para salir de esta. Pensó el autor.

Luego segiró hacia sus compañeros y les dijo.-Tal vez debamos contar con la ayuda de los internos... esos que nos mostró el doctor.- Sugirió Andree.

Harry sale corriendo por el pasillo con Adree detrás en dirección a la habitación del Doctor Gauss que es la última de la izquierda, al llegar a la puerta los gritos se apagan.

Cuando Harry abre ambos quedáis estupefactos:

Véis unos vapores verdes emanando de una esquina de la habitación, como en forma de puerta , en el centro de la estancia la enfermera yace tendida bocarriba, con un orificio en el cráneo y  con la horrible criatura que antes vistéis succionando el interior del cráneo de la enfermera con su larga lengua

Sobre la cama, el Doctor Gauss yace muerto con el mismo agujero que el que tiene la enfermera.

Andree se queda estupefacto al ver aquella bestia en el despacho del doctor Gauss. Era algo aberrante, inusual, alienigena, extraterrestre. No sabía de nada parecido ni que exisistiera o que alguien lo hubiera siquiera imaginado.

Sus piernas flaquearon e intentaron moverse sin resultado. Su cabeza intentaba pensar pero no hacía caso. Y también quiso gritar, pero tuvo el mismo resultado, nada. No podía hacer nada.

La criatura parece terminar de succionar el cerebro de la enfermera y se gira hacia vosotros, os mira a los ojos y hace que se os hiele la sangre.

Entonces repliega primero y después estira su enorme lengua, en actitud amenazante.

Cerré la puerta como en un acto reflejo, por suerte no habíamos llegado a entrar o esa cosa nos habría hecho un bonito agujero en el cráneo. Mi mente trabajó a velocidad vertiginosa, acababa de ver al Doctor Gauss presumiblemente muerto, con lo cual cualquier esperanza de cobrar algo de dinero por aquella locura se había esfumado. Ya sólo me quedaba preocuparme por mi propia supervivencia, había que salir de allí como fuera, al cuerno con toda esa mierda. Empujé un poco al señor Lacroisse para que volviera al mundo real.

- Corra, por Dios ¡Corra! - le grité mientras empezaba a correr por el pasillo - ¡Knighton! ¡Hay que salir de aquí!

Mientras corría con el revólver en la mano me prometí a mi mismo que no miraría hacia atrás, incluso si ese bicho conseguía coger a alguno de los otros no vacilaría en seguir corriendo hasta salir de aquel maldito sanatorio.

Los zarandeos de Harry hacen volver en sí al Andree, el cual tenía una expresión de horror en su rostro. Mirandole con los ojos muy abiertos al ihual que su boca, lo único que pudo hacer fue asentir.

Luego siguió a su compañero por el pasillo hast llegar a la celda donde se habían reunido. Al llegar hasta allí, miró a los presentes y les dijo.- Tiene razón Harry, debemos salir de aquí cuanto antes.- Dijo temeroso.- Lo malo es que necesitmos las llaves para salir... supongo que el ayudante del doctor las tendrá... pero ¿dónde estará?.- Se preguntó para sí mismo más que para los demás.

Al contrario que el señor Lacroisse, yo no me detuve un segundo en la habitación donde Frank estaba tumbado. Supose que Knighton y Frank, si es que había vuelto en si, ya me habrían escuchado así que seguí conrriendo por el pasillo para ganar tiempo. Lo cierto es que importaba poco la vida de aquellas personas, sobre todo cuando era la mia propia la que estaba en juego.

Me dirigí a la puerta principal, si estaba cerrada la echaría abajo a tiros, que para eso tenía un revólver en las manos. Aunque me pareció prudente llamar al celador Cole, si acaso me escuchaba quizás el también podría salvarse y ayudarme a abrir la puerta.

- ¡Cole! ¡Celador Cole! - grité mientras corría - ¡El Doctor Gauss está muerto! ¡Tenemos que salir de aquí!

Russell no cabía en su sorpresa. ¿El doctor Gauss estaba muerto? ¡¿Pero por los mil demonios?!

Miró a Frank con preocupación y luego con movimientos apurados salió de la habitación, dispuesto a ayudar en las labores para salir de aquel lugar.

Tirad todos orientación para ver si os orientáis en el laberinto de pasillos hasta la salida. Con que uno pase la tirada es suficiente.