Partida Rol por web

Las dos últimas intervenciones de sus compañeros no fueron demasiado impresionantes… pero el cortesano escorpión estuvo asombroso incluso con aquellas palabras venenosas. Ya no se trataba únicamente de él… y eso le molestaba.

-Pero en ese caso el público sólo hubiera escuchado un intercambio de insultos y ni una palabra sobre el precio del hierro.

Tal vez al haber permanecido más conciliador el resto del tiempo… ¿pudiera descolocarle con eso?

Hidetora pareció molesto

-Bueno, tampoco es que hayas dicho cosas coherentes-

Huba cierta decepción en las palabras finales de hidetora, pero sin duda alguna su grupo había ganado.

-Tras este agradable e inesperado tiempo de dotes cortesanas, tengo el honor de ser la juez principal en la siguiente prueba, que sin duda alguna, hará las delicias de muchos-

Shizue hizo un gesto con las manos, y aparecieron varios sirvientes, uno por cada participante de la prueba. Traían pergaminos y tinta

-Haiku, cada participante escribirá uno, para regalarnos con su melodía y pasión un rato distendido, después de tan fiera batalla de palabras, la prueba concluirá en 10 minutos a partir de ahora-

El tiempo empezó a correr.
 

El ronin queda tranquilo después de la prueba. Pese a haber perdido, parece haber disfrutado y aprendido de la experiencia. Observa con detenimiento a la Grulla que de nuevo alza la voz. Rinji levanta un tanto las cejas.

Haikus, había escuchado alguno fugazmente en sus viajes y le sonaba por algún capricho del destino que la métrica era 5-7-5, pero nada más. De hecho, no era dado a escribir y su grafía era pésima.

El tiempo pasaba delante del pergamino mientras enredaba con la pluma en el tintero. Era plenamente consciente de que no tenía nada que hacer en esta prueba. Quizá con varias horas en casa, con la tranquilidad, podría sacar algo mediocre o al menos legible, pero en 10 minutos y así de sorpresa, imposible. Queda un minuto y aún no ha hecho ni una mísera mancha en el papel. Toma coraje, tenía que escribir algo, aunque fuera de aquella situación mismo, y así lo plasma con trazos lentos e inseguros.

_{Son sangre joven. Espadas ascendentes. Alzan el vuelo.}

^{(Yanguburaddo. Seichō shite iru ken. Hikō o toru.)}

Termina el tiempo. Coloca el tintero y la pluma a un lado y baja la mirada. Sabe que podría haberlo hecho bastante mejor, pero la situación no acompañaba.

Cuando la anfitriona Doji anunció la siguiente prueba, Ujio sonrió confiado. Estaba seguro de no ser el único que recordaba el haiku dedicado a Ikoma Tenbo que compuso en la cena de anoche. Como si tuviera todo el tiempo del mundo, el joven escorpión cogió el pergamino y escribió sobre él con ágiles trazos:

  Tímidas flores

  Regalan su belleza

  Y luego mueren

Releyó su poema varias veces satisfecho. Estaba seguro de que, como mínimo, gustaría a los jueces de la prueba.

La frustración que sentía por la prueba anterior había evocado en un estado que rozaba la indiferencia. Observó los pergaminos en blanco que los sirvientes les habían cedido para que realizasen un simple haiku.

Fueron tal las punzadas que sentía en su mente, acechando una derrota, que el pergamino permaneció en blanco hasta el final de la prueba por mucho que Hanako sostuviese el pincel con la punta empapada en tinta y goteando de vez en cuando sobre el pergamino.

Los asistentes se sorprendieron del Haiku del ronin, el cual, era bello aunque fatalmente recitado, y eso, finalmente, pareció jugar en su contra, según escuchaba más comentarios sobre ese tema.

Bayushi Ujio recitó elegantemente su Haiku. La gente esperó un poema de otra naturaleza, ya que de los muchos sentidos que podía dársele, había cierta implicación sexual en él. Como fuera, la gente se mostró contenta ante la actuación del escorpión

Tamako se revolvió en su asiento, algo molesto, tenía los ojos clavados en Hanako, la cual, se mostraba reacia escribir.

-Hanako-san, ¿acaso no somos dignos de escuchar tu obra?-

Hubo una risotada general entre los asistentes, pero Tamako no sonreía, se le podía notar cierto disgusto en el viejo rostro.

Cerró los párpados con pesar, e inclinó la cabeza en señal de disculpa. Continuó sin manchar el pergamino con ningún trazo, pues no conseguía las palabras oportunas para expresar lo que deseaba.

─Lamento profundamente... no hallar la manera de plasmar lo que me gustaría reflejar sobre éste pergamino.

Trató de justificar educada y sinceramente las vacaciones que su inspiración se había tomado en tan inoportuno momento.

Mantuvo la mirada fija sobre el pergamino en blanco una vez había acabado de disculparse.

Asahina Tamako no dijo nada más, una vez escuchadas las palabras de la Fénix, y volvió a adoptar un semblante más neutral, como el que había llevado hasta ahora

Yumiko no parecía tener mucha idea de poesía, la costó empezar a escribir y una vez haber empezado no parecía muy segura de sí misma.

''Árboles nacen

El sol los ha bendecido

Con su luz clara''

Un poema muy mediocre, no parecía demasiado contenta con el resultado. Finalmente suspiró decepcionada y dejó el pincel dentro del tintero.

hubo un sentimiento encontrado entre el público ante el haiku de Yumiko, bien construido, bien narrado..pero le faltaba algo,ese sentimiento mínimo para inspirar a los oyentes...

Sora terminó el debate volviendo a inclinarse ante el otro grupo. La falta de réplica por parte del escorpión a su pequeña puya final no les había otorgado la victoria pero sí le había librado de una humillación mucho mayor. Sus pensamientos fueron dirigidos por un momento a su maestra. Era la primera vez que deseaba que hubiera sido todavía más estricta.

La llegada inmediata de la siguiente prueba resultó ser todo un alivio. Lentamente, como si no hubiera escuchado nada sobre los diez minutos, el cortesano de la grulla echó el agua sobre su tintero y se puso a frotar la piedra de tinta en delicados movimientos circulares. Con la vista puesta en su trabajo y la respiración pausada, intentaba reponerse del agotamiento anímico que sentía. Lo había hecho lo mejor que había podido. No había sido suficiente pero él sabía que no se había dejado nada… en el tintero. El escorpión había resultado, sencillamente, ser mejor que él.

Los minutos pasaban y la piedra comenzaba a teñir el agua. Por mucho que su espíritu se hubiera serenado un poco por el trabajo repetitivo y concienzudo que estaba llevando a cabo, esa no era la situación ideal para la creación artística. Siempre le había gustado la poesía, al menos leerla. Admiraba profundamente a aquellas personas capaces de crear y hacerlo bajo la mirada de otros. En la soledad de sus aposentos practicaba la caligrafía y otros artes con frecuencia, incluso en ambientes infantiles… pero saberse juzgado por tantas personas le distraía. Normalmente hubiera pensado en qué querían escuchar los demás pero con comitivas de todos los clanes los gustos e intereses eran tan variados que debía ser imposible decir una sola palabra que no ofendiera a alguien.

Su mano se detuvo repentinamente y apartó con un movimiento suave la piedra del tintero para tomar el pincel. La tinta había quedado muy bien. Si hubiera alargado aquello un poco más, el color hubiera sido demasiado intenso. Y se habría quedado sin tiempo. Afortunadamente no necesitaba mucho más del minuto largo que le quedaba para escribir lo que tenía pensado.

La punta del pincel se humedeció, cargándose con la tinta que el cortesano había creado con tanto esmero y realizó su primer trazo en el papel. Tanto ese como los siguientes trazos fueron amplios y en un solo movimiento. Los caracteres que dibujaba ocupaban el espacio central del pergamino, dejando espacio en los márgenes pero tampoco apretados. Por supuesto que no era la obra de un gran calígrafo pero dejaba claro que no era la primera vez que el niño sostenía un pincel. La palabra jardín no había quedado todo lo elegante que le hubiera gustado aunque el conjunto no resultaba desagradable. Únicamente se lamentaba de que no les hubieran dejado escoger el color o textura del pergamino en que tenían que trabajar.

Una vez hubo terminado, dejó los instrumentos a un lado y esperó su turno para leer.

Como la nieve,

tu paso por el jardín

es silencioso.

Tras la intervención de sora, y antes de que comenzaran los murmullos, el cortesano escorpión que presidía el acto, Bayushi Yojiro, dijo

-Un mal poema perfectamente recitado te ha salvado, mi enhorabuena Sora-san-

nadie entre los asistentes pudo replicar, se escucharon leves aplausos