Partida Rol por web

Su segunda intervención había estado mucho mejor que la primera pero Hidetora conseguía hacer que no pareciera nada. Ahora le había llamado débil delante de todos y de ahí al insulto gratuito había ya muy poco. Perder ante otro samurái de mayores habilidades no era ninguna vergüenza pero él competía de una forma que a Sora no le estaba gustando nada. Al menos había contado con las palabras del otro escorpión a su lado. Estaba claro que sabía lo que se hacía.

Bajó la mirada levemente pensando en cómo podía reconducir aquello cuando las palabras del cangrejo le hicieron sonreír. Pero no había burla en él. Al contrario que a los dueños de aquella risotada general, a él le había parecido un gesto muy noble negarse a atacar un bien tan importante para su clan como ese aunque fuera en una prueba de su gempukku, una hermosa prueba de lealtad hasta las últimas consecuencias.

-Donde ve debilidad, Hidetora-san, yo veo la oportunidad de pensar en ello sin prejuicios mercantiles. Si estamos de acuerdo en que es un bien valioso y escaso, y así nos lo has manifestado, es comprensible que pueda encarecerse. Todo en el mundo guarda un delicado equilibrio y alterarlo por capricho podría ser desastroso. Como gran parte del metal se utiliza en tareas que repercuten en la defensa de la muralla, están ofreciendo un fantástico servicio a todo el Imperio Esmeralda, servicio que los otros clanes podemos responder y agradecer quedándonos generosamente con el resto de su hierro y contribuyendo de esta forma a su labor. Además, no se trata sólo de que se venda una pequeña cantidad, es que las montañas son limitadas. Una mina no puede plantarse como un árbol o pescarse en el mar. En el fondo lo que se nos ofrece es una pequeña porción de su hogar para que podamos disfrutarlo como ellos.

Tenbo se adelantó a Hidetora, para refutar los argumentos de sus contrincantes y así echarle una mano al escorpión.

-Yumiko-san, solo con mencionar quedamente metales y objetos de procedencia extranjera, queda en entredicho tu palabra, pues, fuera del imperio, indudablemente no hay mejor hierro, todos sabemos que en las arenas ardientes solo hay arena, insectos, y bárbaros gaijin-

Su porte era orgulloso, y sus palabras...

...Firmes.

Yumiko pudo recordar aquella canción del día anterior...

Hidetora se vió en cierta manera sorprendido antes las palabras de Sora, pero ni por un segundo se amilanó.

Se movió a una pose mas "chulesca", apoyando el codo izquierdo sobre la rodilla del mismo lado, y a continuación, apoyó en la mano aquel rostro de cierta maldad...

...bella

-No voy a quitar razón a tus palabras, Sora-san, pero al igual que el cangrejo nos protege y abastece de hierro de buena calidad, y jade, los demás clanes también les otorgamos otro trozo de nuestra tierra, pues, tu más que nadie, deberías de saber que el trigo de la grulla alimenta los estómagos de la muralla, muchas veces a un precio ventajoso  cuanto menos, gratis en tiempos adversos, sucede lo mismo con las demás regiones del imperio-

-El cangrejo nos protege, nosotros le devolvemos el favor de otras maneras,¿por qué no tienen la buena fé de comerciar a precio ventajoso el hierro? cuando la necesidad apremia al cangrejo, los demás abrimos nuestras manos sin preguntar absolutamente nada, que menos que devolver el favor-

Los aplausos comenzaron a levantarse entre el público, todos creían derrotado al grulla, per osupo recomponerse a tiempo.

Pero lo realmente bueno fué la refutación del león, y el subsiguiente manejo de Hidetora, aquella batalla se decantaba hacia un lado irremisiblemente...

Las intenciones de Yumiko habían sido buenas y su argumentación bastante bien expuesta pero Sora había temido aquel desenlace desde la primera referencia a armas extranjeras. No había esperado otra cosa de Tenbo. Estaba claro que el león gustaba de recrease en su propia socarronería y que era incapaz de discutir cualquier tema. Con la desacreditación pensaba que era suficiente.

A pesar de estar dando su mejor esfuerzo, Sora veía como el otro cortesano incluso se permitía el lujo de relajar su postura. Al contrario que él, el grulla se mantenía en la misma posición, dando a entender que lo que trataban merecía esa deferencia y respeto.

-Todo eso es cierto pero ¿no es acaso el alimento una necesidad? Matar de hambre a nuestros hermanos de otros clanes es un sinsentido. Como he dicho, el grano volverá a crecer para el año siguiente y los favores pueden ser devueltos.

Había dado un pequeño rodeo pero confiaba en poder volver a encontrar el camino.

-Una espada exquisita, en cambio, es un lujo sólo al alcance de unos pocos porque sólo esos pocos lo merecen. Si el honorable Daimyo Soshuro-sama juzga que debes poseer una, estoy seguro de que se lo podrá permitir.

Al terminar de hablar le sonrió. Tenbo era más precedible pero sentía curiosidad por cómo continuaría con aquello el escorpión.

Isawa Hanako había permanecido en silencio durante lo que llevaban de debate. No se pronunció en ningún momento. Su temor de que Doji Sora no estuviese a la altura de las circunstancias se había cumplido, y no solo él, también Rinji pero... bueno, ¿qué podía esperar de un ronin que trataba de ser amable? nada productivo.

De rodillas en el suelo, con la palma de sus manos sobre sus muslos y los dedos entrelazados, agachó levemente la cabeza observando el suelo cubierto por aquella alfombra verde de hierba.

Sus ojos comenzaron a oscurecerse, ante la curiosa mirada de aquel que prestase atención. Parecían emular unas manchas oscuras, como pequeñas oleadas de agua púrpura que cubrían toda la superficie de sus ojos. El efecto duró pocos segundos, dos o tres a lo sumo, cuando volvió a pestañear su mirada era la de siempre. Limpia y sin rastro de oscuridad alguna.

Alzó así de nuevo la mirada, y se pronunció.

─Abusivo... no. Necesario... sí.

Sus palabras sonaban firmes y convincentes, mantenía la mirada al frente, observando al otro grupo que participaba en el debate.

─Todos venimos de tierras diferentes. Cada cual con su historia, cada cual con sus recursos, y cada cual con su forma de vida. No podéis ni debéis cuestionar algo tan básico como la supervivencia de nosotros, nuestros amigos, y familiares.

Hizo una breve pausa.

─¿Qué serían de las batallas que nuestros antepasados han lidiado sin tan preciado y eficiente material? Las hubiésemos perdido. ¿Qué sería de la muralla, que contiene las Tierras Sombrías a raya? No existiría. Sin el precio a pagar que ya hay impuesto no se podría mantener la obtención y artesanía del hierro cangrejo ─enunció con dramatismo─, os encontráis en la situación de cuestionar la vida. La misma vida. Lo estáis haciendo. Jugáis con el eje de defensa que nos mantiene a todos a salvo, dándonos una existencia próspera y de calidad.

Se mantuvo en silencio. Un silencio que gritaba que su intervención había llegado a su fin.

-Defensa, algo que no entendeis bien en los castillos fénix, siempre estudiando en vez de ayudar cuando se os necesita-

Bufó Hikari con desprecio.

Desde las gradas se escucharon los murmullos de reprobación a las palabras de la joven unicornio.

Hidetora mantuvo su postura, con aquella sonrisa, a la vez que fruncía más el ceño, si era posible parecer mas dañino, lo habia conseguido.

-Claro, sora-san, el grano volverá a crecer, pero estamos hablando de hierro, ¿Quien querría una espada solo de hierro?, para hacer el acero con el que se forja una espada, se necesita carbón, y también de calidad, y no veo ni a Dragones ni a escorpiones poniendo precios exorbitados a este material, entonces ¿Por qué el cangrejo si lo hace con el hierro?, se quejan de que necesitan ayuda de todos, se les brinda esa ayuda, y encima, después, atacan en beneficio propio a otros clanes, ¿O no recuerdas la historia de los Yasuki, tú, especialmente, Doji-san?, utilizan el precio del hierro para sacar beneficios extra, habría que poner límites, ya que al igual que el grano crece, el hierro se puede fundir de nuevo-

Hidetora se echó hacia atras, como despreciando al grulla

-Ah, y por cierto, si llevas una espada de hierro a mi daimyo, seguro que te la devolverá para hacer Sepukku por la ofensa, ¿O quizás tendrías que cometer Jigai?-

Se empezaron a escuchar murmullos de sorpresa, ante el rumbo que estaba tomando de nuevo el grulla, sin duda alguna, a pesar de ir perdiendo no se rendía, y al fin y al cabo mantenía el tipo.

Pero cuando habló Hidetora, los aplausos se escuchaban como tambores de guerra, hasta parecía que el lado grulla se divertía ante la picardía y labia del escorpión.

Al final eso era lo que les diferenciaba. Por más que hubiera pensado en formas de hacerles saltar a unos y otros, a la hora de la verdad no era capaz de discutir con algo que no fueran sus propias habilidades. Si perdía sería porque no había logrado aprender lo suficiente, no porque sus trucos hubieran salido mal.

Dolido en su interior, se mantuvo firme y con una dulce sonrisa en el rostro.

-¿Quién querría una espada sólo de carbón?

Con un leve movimiento de una de sus manos hizo como si apartara algo de su regazo. Tal vez hubiera notado una arruga o le hubiera caído el pétalo de alguna flor… o fuera una alusión al horrible polvillo negro de tan desagradable material… para quien quisiera entender.

La situación había mejorado, pero aún tendrían suerte si aquello terminaba en empate.

 -Sora-san tiene razón. El equilibrio de todas las cosas es el pilar fundamental del imperio.

A pesar de que con esa frase no había aportado nada útil al debate, Ujio no dijo nada más. Se quedó con la mirada baja, como avergonzado por no tener nada mejor para ayudar a su portavoz y a su grupo.

El joven escorpión se estaba mordiendo la lengua tan fuerte que por un momento creyó que se la iba a seccionar. Tenía argumentos de sobra para apoyar a su portavoz o para refutar los argumentos de sus rivales, pero las palabras escritas en ese pergamino le hicieron bajar la cabeza y callar. Con esto, la victoria sería para Soshuro Hidetora y su grupo con toda seguridad.

Sun se adelantó a Hidetora, se podía ver que estaba muerta de vergüenza, pero aún así lo intentó

-Ca-Carbón?, vaya rudeza-

Terminó de hablar entrecortadamente y rápido, y, sabedora de su fallo, se retiró rápidamente con la cabeza gacha, totalmente nerviosa

Sora notó como Hidetora se descompuso durante unos instantes...

¿Era duda lo que le atenazaba?

¿O era la inesperada reacción de Sora, sobreponiéndose a su derrota?

Hidetora tardaba  en responder, los miembros de su equipo parecían agitados, ante un empate in extremis...

...Pero el cortesano escorpión respiró profundamente y cerró los ojos, para adoptar de nuevo su actitud de divina maldad.

-¿No había otro argumento mejor que ese?, quizás deberías de haber entrenado con los escorpión en Kyuden Bayushi-

Claramente se salía de la conversación y atacaba a la grulla, pero el público pareció tomarlo a bien, y un gran aplauso resonó por el túnel floral