Partida Rol por web

Había llegado la hora de la recepción.

Uno por uno, los niños que próximamente se convertirían en adultos, fueron llegando a la sala a la cual habían sido citados.

Aquel espacio era amplio, sin mobiliario alguno a excepción de 13 cojines perfectamente alineados en el suelo, a modo de asientos. Lo que sí había, eran grandes pinturas por toda la habitación, así como extensos pergaminos con las palabras de la dama Doji y el tao de shinsei.

Poco a poco, los niños fueron llegando, 13 en total, ni uno más ni uno menos. Esperaron allí sentados en silencio, a esperar a los anfitriones, estos no tardaron en llegar.

eran 5, 3 grulla y 2 escorpiones.

Todos allí en silencio, tras hacer las oportunas reverencias quedaron mirando al quinteto anfitrión.

Solo había una mujer, bastante joven en comparación a los otros 4, de pelo blanco y largo, el cual le caía por la espalda al igual que la nieve deslizándose suavemente por la ladera de una montaña. La cortesana no era extremadamente guapa, pero había algo en su rostro y mirada afable que te hacía sentir agusto a su lado.

Avanazó unos pasos cojeando levemente, y tras ponerse en frente de los niños, esbozó una sonrisa tras devolverles el saludo a modo de reverencia leve.

-Bienvenidos seais todos a la casa de la Dama Doji-  dijo en primera instancia, la voz era dulce y jovial

-Mi nombre es Doji Shizue, anfitriona del evento junto a Asahina Tamako-sama-

-Es un orgullo para mi clan y mi familia tener aquí a los mejores alumnos de los respectivos dojos de todo el imperio, y espero que desarrollen sus distintas habilidades en el evento dando lo mejor de sí, para orgullo de sus senseis- Hizo una pausa meditada y volvió a hablar de nuevo cuando todos los allí presentes asimilaron sus palabras

-Recordad siempre las palabras de los Kami, perfección en todas las cosas, y así nos deleitarán a todos con sus grandes dotes, y cuando vuelvan a sus casas, nadie podrá negarles el orgullo por lo que en estos sucesivos días aquí realizarán-

Tras las palabras de Shizue, como parte de un guión perfectamente llevado a cabo, esta se retiró y en su lugar se adelantó otro de los grullas, el cual rozaría la treintena de edad, portaba una armadura pesada de tonos azules oscuros y plateados, si bien no llevaba el mempo junto con el casco puesto. A su costado izquierdo, podían observarse las sayas de su Daisho, de una elegancia y manufactura superior. Un fino bigote surcaba su labio superior sin llegar a rozar su nariz, su rostro era de una dureza extrema, sin emociones, como la piedra.

-Os saludo, soy Daidoji Kato, general de los grulla de hierro Daidoji, personalmente seré el encargado de supervisar vuestras aptitudes en las distintas habilidades Bugei, pero tened en cuenta que no es solo saber manejar un arma o dos, un samurai no es solo un guerrero, si no que debe de estar curtido en cualquier campo de batalla, ya sea con espadas o con las palabras, y que además debe mostrar su gusto y refinamiento cuando es invitado por un superior, o cuando es él mismo el que tiene hospedar a alguien, así no insultará a nadie con su ignorancia-

Kato se retiró y dió paso al primero de los escorpión

El primer escorpión era evidentemente un cortesano. De talla normal, vestido con un quimono lujoso de colores rojizos y negro, con el mon bayushi estampado por todo el traje. Era un hombre bello, aunque sin ningún rasgo importante a destacar, simplemente el conjunto hacía una buena obra de él.

Se adelantó y fué el siguiente en hablar.

-Soy Bayushi Yojiro del escorpión, antes de nada tengo que agradecer a mis anfitriones grulla por darme la oportunidad de asistir a este evento, así como apoyar a Shizue-sama en las pruebas de más elegancia y refinamiento-

Su voz era clara y concisa, sin ningún tipo de alarde más.

-Así que os recomiendo que esteis concentrados y preparados para el devenir de los días, ya que estos sin duda alguna marcarán vuestro futuro cuando volvais a casa, eso es todo por mi parte de momento-

Por último, el anfitrión de todo el evento, Asahina Tamako, se adelantó. Era un hombre de avanzada edad, con el pelo grisáceo, desprovisto del mismo en una amplia franja de su cabeza. Una perilla espesa del mismo color adornaba su vetusto rostro, el cual aunque denotaba su edad, estaba firme en la medida de lo posible, y no arrugado como un zapato viejo.

-Bien, cada cosa tiene su momento, y cada momento su explicación, así que antes de los detalles mas concretos, creo que es el momento de ser educados, por lo cual pasareis a explicarnos quienes sois y de donde provenís, también sería un buen detalle conocer vuestra escuela- dijo con unas palabras profundas, salidas desde la misma fuente de la sabiduría.

-Nosotros ya lo sabemos, pero la educación para con un igual es importante, siempre-

Únicamente uno de los anfitriones allí presentes no había abierto la boca, el otro escorpión.

Se limitaba a estar de pie con los brazos cruzados, observando al milímetro a cada uno de los asistentes.

Al igual que Kato portaba armadura, pero en ligera en este caso, la cual sin lugar a dudas era nueva. Lo más inquietante de su persona era su máscara.

Una máscara similar a un demonio, grotesca, de afilados colmillos y punzantes cuernos, de un color rojo similar a un fuego de oscura tonalidad, y tras todo aquel aparejo, unos ojos verdes que no paraban quietos, moviéndose a cada rincón de la sala para no perder detalle de absolutamente nada.

En cierta medida, daba miedo, o en el mejor de las casos, te hacía sentirte inquieto en su presencia.

Sora había sido escoltado hasta la sala donde le habían citado. Ya había otras personas dentro, niños como él pero de las regiones más variadas del Imperio. Venía vestido con un fino kimono de seda, del mismo color cielo que sus ojos salpicado por delicados pétalos blancos de sakura en caída y alguna ocasional flor completa. El obi, en cambio, era de color rojo pálido y el obijime, claramente negro. Sobre el pecho lucía el mon del clan de la grulla, en el lado izquierdo y traía el cabello mayor mente suelto, a excepción del primer mechón de cada lado de su cabeza que se unían en la parte posterior de la misma, impidiendo al resto poder desordenarse.

El pequeño grulla tomó asiento fingiendo serenidad pero en realidad sentía que el corazón podía salírsele del pecho en cualquier momento. También él estaba allí. Hizo su mejor esfuerzo y espero correctamente sentado hasta que estuvieron todos y se sucedieron las diferentes reverencias de rigor, que ejecutó con especial elegancia y respeto.

Cuando los adultos hubieran dicho todo lo que tenían que decir, decidió que esa era su oportunidad, como Doji del palacio, para presentarse y servir de ejemplo al resto. Se inclinó en una reverencia con las manos delicadamente recogidas en el suelo por delante de su cabeza.

- Mi nombre es Doji Sora -comenzó el joven cortesano con una vocecilla clara pero suave- hijo de Doji Amida-sama y Doji Shinju-sama, del honorable clan de la Grulla. Formo parte de la distinguida escuela de cortesanos Doji, instruido por Doji Reiko-sama. Vengo de Kyuden Bayushi por la bondad y buena voluntad de mis anfitriones que han permitido que pueda responder con mi presencia a su generosa invitación. Que mis actos en los días venideros se conviertan en el mejor agradecimiento que pueda ofrecer.

El niño con el kimono gris de tonos marrones, con el mon Hida a la espalda en color plata hizo una reverencia y se levantó.

Era muy alto, incluso a su edad superaba a todos los asistentes. Se notaba que se había afeitado hace poco, pues partes de su cuello estaban enrojecidas por la acción rasuradora de un pequeño cuchillo, destinado a tal fin.

A pesar de no estar desarrollado por completo, se le notaban sus músculos en pleno crecimiento, y si bien, no era una mole como muchos de sus congéneres cangrejo, sin duda alguna en un futuro podría llegar a superarlos en anchura y potencia.

-Hida Giichi, del clan cangrejo, he aprendido todo lo que sé sobre como matar a criaturas de las tierras sombrías en el dojo hida bushi-

Su falta de tacto era evidente a kilómetros, y no se escondía al intentar recalcar a todos el deber de su clan para con el imperio.

-Mi sensei es Hida Yuu-sama-

En aquel momento, el enmascarado escorpión avanzó, sus pasos cortos y su mano derecha al pecho denotaban que no gozaba de una buena salud, o quizás fuese otra cosa.

-Conozco a tu sensei, Giichi-san, he cazado con él criaturas de la oscuridad, así que sabrás perfectamente quien soy-

Su voz intentaba sonar firme, pero algunas notas de dolor se le colaron

-Soy bayushi Sanosuke, magistrado esmeralda, y tu clan me debe mucho, aún así, no creo que Yuu-san se alegre cuando le cuente lo impertinente que estás siendo aquí-

Giichi hizo una reverencia totalmente avergonzado, y se sentó en silencio para no molestar más.

Una vez todos habían tomado todos su lugar y las presentaciones habían dado un respiro a cualquiera que se quisiera anunciar, Hanako alzo el gesto y se pronunció:

─ Me complace presentarme ante todos, mi nombre es Isawa Hanako. Provengo del clan Fénix, hija de Isawa Ninube e Isawa Kaji. Confío en poder honrar el nombre de mi clan y mi familia en los próximos días.

Tras esto guardó silencio y continuó sentada sobre el cojín junto al resto de los jóvenes, en fila. Vestía un kimono de seda rojo carmesí, con finos bordados de color amarillo y anaranjado que recorrían con formas tribales un gran porcentaje de la prenda. A su espalda se podía apreciar un gran mon bordado de hilo dorado que ilustraba el símbolo del clan Fénix. La acompañaba una bolsa de seda en la cual se hallaban tubos de bambú debidamente tratados para almacenar los pergaminos que la joven portaba.

Yumiko llegó a la sala vistiendo una sencilla túnica púrpura, ni bordados, ni dibujos, ni nada que pudiese corromper la pureza y la serenidad de su color. Portaba aun así varias pulseras de cuero trenzado en las muñecas, un colgante con la figura de un caballo y un coletero de cuero que anudaba su larga melena oscura.

Desde que llegó no parecía demasiado cómoda, tocaba constantemente con los dedos las pulseras de sus muñecas y perdía su mirada en las pinturas de la habitación.

Llegado el momento hizo una pequeña reverencia y conteniendo los nervios alzó la voz. -Me llamo Otaku Yumiko, del Clan del Unicornio. Hija de Otaku Kotone-sama y de Shinjo Tsuyoshi-sama. Es un honor haber sido enviada por los mios a un acto tan importante y espero poder honrar a quienes me han dado esta oportunidad con cada uno de mis actos-.

Dicho esto, suspiró aliviada y volvió a perder la mirada intentando evitar las posibles miradas de los demás.

tras yumiko, la siguiente fué otra fénix, bastante hermosa, de cara ovalada y un busto superior al de la mayoría de las mujeres. Tenía un aspecto tierno y dulce, a la vez que una presencia arrebatadora. Sin duda alguna cuando creciese terminaría por convertirse en una preciosidad fuera de lo común.

-Me llamo Isawa-sun, del clan del fénix, y espero honrar a todo mi clan y familia-  Pudo verse el rubor en sus mejillas a pesar de la corta presentación.

Tras la fénix, el estudiante del león se puso en pie, podía verse a la perfección un biwa de calidad al lado de su cojín.

-Soy Ikoma Tenbo, representante del honorable León, honraré hasta el final las enseñanzas del kami akodo en mi gempukku, así como a la inigualable escuela de bardos Ikoma, donde aprendí todo lo que sé y que me ha dado la confianza suficiente para afrontar con éxito este importante evento, a ojos de tan distinguidos anfitriones así como a de nuestros ancestros y fortunas- 

No destacaba mucho, pero lucía un porte orgullo y una determinación férrea.

Volvió a sentarse con la espalda totalmente recta

Maravillado por las pinturas y los pergaminos, sus ojos no paran quietos desde que entra en la sala. Sentado de forma cuidada en seiza, con las manos sobre las piernas, deja de curiosear y guarda respetuoso silencio ante los adultos cuando se presentan; lo mismo cuando les toca al resto de los jóvenes.

Tras la intervención de Hida Giichi y la posterior reprimenda de Bayushi Sanosuke, baja unos instantes la mirada. El ronin está interiorizando todo aquello.

Desde el más profundo de los respetos, deja que los demás miembros de Clan hablen. Él se espera al final.

Sobre otro de los cojines esperaba sentado sobre sus rodillas otro chico, en cuyas prendas predominaban los tonos fríos. Por encima del celeste de su kimono se imponía el zafiro de su kataginu, con el mon de la familia Kakita bordado en el pecho: la hoja de una katana bajo el ala de una grulla. Pese a ello, no portaba arma alguna, igual que el el resto de aspirantes. Su pelo oscuro estaba recogido en un moño por encima de un hachimaki blanco en cuyo centro, que caía sobre su frente, se repetía el escudo de armas. 

Al igual que Hida Giichi, era evidente que él tampoco disfrutaba de tanta formalidad. A diferencia de él, lo toleraba mucho mejor, como si hubiera aprendido por la fuerza del hábito. Cuando se hubo presentado el aspirante del Clan del León, sentado a su lado, decidió que había llegado su turno. Sin levantarse, agachó la cabeza hasta que el hachimaki tocó el suelo. 

—Kakita Takeshi, del Clan de la Grulla, hijo de Kakita Daisuke-dono, y Kakita Ayumi-dono —comenzó, una vez hubo regresado a su posición original. Tras una breve e incómoda pausa durante la cual le faltaron las palabras, reanudó su presentación—. Discípulo en la Escuela Bushi de mi familia, e iniciado en el sagrado arte del iaijutsu. 

Tras haber pasado un tiempo prudencial, uno de los dos estudiantes escorpión se presentó. Era un joven de belleza gentil y jovial, de pelo largo el cual llevaba suelto sobre los hombros,  podía verse el mon Shosuro estampado en negro a lo largo de todo su kimono rojo intenso. Sus labios siempre mostraban una sonrisa leve.

-Me llamo Shosuro Hidetora, representaré a mi familia en este gempukku, actuando siempre desde los conocimientos y valores que me transmitió mi sensei-

Su voz era tranquila, perfectamente modula y sin alteraciónes.

al lado del escorpión, la otra muchacha unicornio se levantó y saludó con una leve inclinación de cabeza. su kimono morado portaba únicamente el mon su clan a cada lado de los dos hombros. Tenía un rostro marcado por el desdén que mostraba a todos, y causaba cierta atracción, al igual que lo puede causar una katana de buena fabricación. Aún así, su ceja izquierda enarcada, y su pelo corto según el estándar en una mujer, denotaban una actitud de superioridad frente a sus compañeros.

-Shinjo Hikari, del unicornio, les doy las gracias por haberme invitado a este evento-

Una voz más grave de lo normal para ser una mujer. Se sentó con la misma actitud con la que se había levantado.

El joven Ujio estaba sentado en silencio al lado de sus futuros rivales. La experiencia le había enseñado que, en ocasiones, observar primero podía suponer una gran ventaja. Y en esta ocasión, necesitaba todos los elementos a su favor que pudiera conseguir si quería causar una buena impresión tanto a escorpiones como a grullas. Había puesto especial cuidado en su apariencia: llevaba un elegante y sencillo kimono rojo teñido de tal forma que el color se iba oscureciendo hacia los pies hasta terminar siendo prácticamente negro, rematado con el mon de su clan bordado en seda negra a la espalda. Además, había recogido su larga melena con una cinta de seda roja a la que había añadido un ornamento de madera lacada con un pequeño escorpión dibujado.

Con expresión calmada, hizo una cortés reverencia. Se alzó, pero no se irguió totalmente, guardando cierta inclinación a modo de respeto. Entonces comenzó:

 -Soy Bayushi Ujio, hijo de Bayushi Seiichi-sama y de Bayushi Reiko-sama. Durante cuatro años he estudiado el arte del guerrero en la escuela de bushis de la familia Bayushi, bajo la tutela de Bayushi Kiyomasa-sama. Es un honor haber sido considerado digno de participar en esta importante ceremonia y espero poder honrar tanto a mis ancestros y a mi clan como a mis anfitriones con mis acciones en los días venideros.

Tras pronunciar estas palabras, el joven regresó a su posición inicial, sonriendo ligeramente y de forma encantadora.