Partida Rol por web

El código del Dragón (Edén IV)

0. Prólogo

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24/10/2018, 16:32
Edu González Pérez

 

La sala estaba en plena oscuridad un hombre caminaba de izquierda a derecha bajo el foco del proyector. Aquello le parecía un déja vú como si lo hubiera vivido con anterioridad o... lo hubiese soñado. Fuera lo que fuese, el rostro cansado hacía partícipe de toda la presentación y, ante él, un grupo reducido de personas: dos, para ser concisos. 

Donde antes había un aula llena que aclamaban su figura, ahora, sólo había una sala, de un edificio, perdido en algún lugar de Lituania. ¿Cómo había acabado ahí? Ese era el kit de la cuestión: buscando a una hija que no daba señales de vida y que, posiblemente, con el transcurso del tiempo hubiera muerto. Así lo tenía más que asumido, claramente, aún en su cabeza, todo era hipótesis... ¿Y si su hija hubiera desaparecido porque realmente quería independizarse? Claro, después de todo hubo dejado una nota, si así fuese...

Sin embargo, todo era agua pasada. Eso quería pensar, otra vez. Muchas veces, hay casos que no se pueden resolver y aquel, claramente, era el indicio de uno. Era una mella.

Sin más dilaciones, Eduardo, Edu para los más fieles a él, cansado con ojeras de haber pasado una mala noche hasta las tantas de la madrugada, casi las ocho o las nueve; no lo recordaba, con grandes dosis de café, se sentó en el asiento de aquella mesa redonda. Aquello parecía la mesa del Rey Arturo, sólo que en aquel lugar no reinaba la monarquía y, mucho menos, eran los caballeros de la mesa redonda; más que nada, porque faltaría personal.

Suspiró, bebiendo un poco de agua y centró sus ojos tras aquellas gafas en el papel que había.

 ¿Algo de lo que queráis objetar?

La pelirroja iba a comentar algo, pero él hizo un gesto y negó. Sabía lo que iba a decir, que habían millones de caminos que llevaban a Roma par resucitar a las personas. Y no sólo eso, a lo largo de su vida había oído algo acerca de unas esferas que si las juntabas, lograban resucitar a un ser, algo así como las esferas de Dragon Balls; teniendo como nombre: Los frutos del Edén.

Edu suspiró. Estaba cansado, demasiado, así que optó por acabar la reunión. Además, para más estrés, tenían que ir a China en busca de uno de los pergaminos más buscados de la Historia perteneciente a la última emperatriz del país: Cixí, dinastía Quing.

Así que sí, ahí estaba él, volviendo a la carga. Volviendo a sacrificar todo su tiempo y vida por lo que le gustaba: organizar expediciones y que tuviesen buen fruto.

Notas de juego

Bien, genial, os presento el prólogo. Debéis narrar informando de las siguientes cuestiones enlazando la historia, sin mencionar a Edu, ya que es un personaje que no conocéis, con un ejemplo os lo mostraré, ya lo iréis entendiendo con los más ''veteranos'':

¿Dónde estáis? ¿Quiénes sois? ¿Qué hacéis? ¿Cuál es vuestro interés/propósito? (Esto, más que nada es para los nuevos). 

Ej:

Rodolfo ,un curioso joven de 26 años catedrático en Arte Universal, se hallaba en Pekín debido a una beca que había conseguido por parte de la universidad de Berlín, donde había finalizado sus estudios.  En aquel momento, estaba haciendo un recorrido por una exposición sobre los emperadores de China, en la cual podía apreciar las vestimentas y joyas de estos. 

¿Que por qué Pekin y no Berlín? Bueno, sinceramente, estaba harto de estudiar la historia desde un punto de vista eurocentrista, por lo que tuvo que especializarse en aquello que desconocía -y le llamaba la atención-, saliendo así del país y concediéndole una cuantiosa cantidad de dinero para beneficiar sus estudios.

Let's go! 

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25/10/2018, 09:44
Anya Triskovla

Hacía ya un par de años que me había graduado en historia, por suerte había conseguido ahorrar suficiente dinero para hacer un master de la historia asiática que era la que parecía más interesante y más oculta de todas a mi parecer.

El museo de historia de Kiev ya había organizado algunas expediciones a Siberia para encontrar a los mongoles por lo que había aprendido algo de mongol antiguo a la fuerza y con ayuda del arqueólogo al que acompañaba, era una suerte que, aunque estuviera de becaria me dieran tal oportunidad, pero claramente a los becarios de arqueología los dejan limpiando piezas para exponer, dicen que no están curtidos para lo que se ve allí fuera.

Por suerte ya había terminado el master y el arqueólogo al que acompañaba en las expediciones se había marchado, le habían ofrecido trabajo en otro país, demasiada suerte, aunque no llegue a saber dónde había ido a parar, por suerte había un puesto libre y ya que estaba curtida en las expediciones me ofrecieron el puesto, aunque fuera historiadora, pero ya me habían visto trabajar por lo que sí que indicaba que tenía algo de arqueóloga.

Hasta hacia poco seguia estudiado mongol antiguo para traducir lo que decían las tablillas encontradas en Siberia, pero aquello ya me aburría, tenía ganas de una buena expedición y si incluso era en asia y se encontraban piezas antiguas mucho mejor.

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25/10/2018, 19:09
Ramón Roures

Estaba en mi piso de Barcelona preparándome la comida, ya estaba dorando un lecho de cebolla en la cazuela cuando recibo en mi smartphone una llamada de mi editor.

– Si, dime ahora estoy preparándome la comida, ¿Qué quieres?

– Tienes que ir a la China.

– Si, ya me lo dijiste, para el número especial de aquí unos meses. Estoy refrescando mis conocimientos de esa época y acudiendo a una academia para subir mi bajo nivel de chino.

– No, tienes que ir ya, ordenes de la central, la de Europa no la nuestra. Ya tienes preparado los billetes y las reservas de los hoteles, y no sé cómo te han conseguido el visado de investigador en nada, pásate mañana por el consulado y te lo entregaran. Ya sabes las nuevas medidas de seguridad y quieren tomarte datos biométricos, sus lectores de caras por ordenador. Te dejo que acabes de prepararte la comida.

– De acuerdo, después paso por la oficina a recoger lo del viaje.

Acabo de prepararme la comida rememorando como he llegado hasta aquí. Mi ilusión cuando estudiaba historia contemporánea era conseguir plaza de profesor de Instituto transmitiéndoles mi pasión por la historia a mis alumnos. Entonces, recién graduado, estallo la crisis de las hipotecas del 2008 y solamente pude estar un curso completo como eventual. El trabajo en la revista tenía que ser una cosa temporal hasta que acabara la crisis y al final cambio el sistema universitario. Ahora tendría que repetir cosas o enfrentarme a la jungla de las convalidaciones y para eso tendría que haber estudiado derecho para descifrar las referencias a leyes, decretos, reglamentos… Es más fácil transcribir tablillas de hace milenios.

Al final me he adaptado a trabajar para la revista y he cursado algunos masters para complementar las áreas de mas interés; el Egipto Faraónico y el Lejano Oriente. Eso si al precio de renunciar a tener una pareja estable y formar una familia, ahora aparte de haber lanzado el dinero de la matricula en la academia quedado como un caprichoso que ha decidido abandonar el curso, eso lo podría sentir mi pareja o los hijos si de golpe les digo bueno ese viaje a China de aquí unos meses es esta semana.

Al acabar de comer no guardo el resto en recipientes de plástico para poner en el congelador y me los comeré para cenar y desayunar.

.

.

.

Todos los papeles estaban efectivamente preparados, así como una parte de las dietas en renminbi en el sobre conscientes de la practica imposibilidad de que alguna oficina me los pudiera preparar en unas horas. Que Estaba convencido de que era el yuan, pero esta es simplemente su unidad más popular.

.

.

.

Al cabo de un par de días estoy con mi tarjeta de embarque esperando embarcar en el aeropuerto del Prat.

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25/10/2018, 23:51
Ulthred Johansson

-Peque, papá tiene que irse de viaje por trabajo unos días ¿vale?-dije en cuclillas ante la niña de ojos verdes.

-Vale papá, pero...¿tardarás mucho en volver?-preguntó la pequeña Eara.

Tragué saliva ante la peliaguda pregunta-No lo sé la verdad...espero que una semana o dos, es algo muy importante que debo hacer cariño y tú no puedes venir, pero el tío Mike y la tía Ana cuidarán de tí mientras yo no esté ¿de acuerdo?-comenté con una sonrisa mirando al hombre musculado, una torre de 1.95 y de sonrisa amable, nadie sabía que en un pasado no muy lejano había sido un militar condecorado especialista en armas cuerpo a cuerpo y su mujer, Ana, una agente secreta francotiradora experta. Una pareja extraña pero perfecta a su modo de ver que me recordaba tanto a Victoria...ellos la protegerían, sabían dónde ir sin que nadie los siguiese.

-De acuerdo papá ¿pero no tardes mucho vale? que bobby ya te echa de menos-dijo con voz tenue mientras abrazada a su oso de peluche favorito con fuerza, el cuál había bautizado ella.

-Te prometo que volveré lo antes que pueda mi vida, anda ven aquí-susurré abrazando con fuerza a la pequeña, desde que la tuve en mis brazos por primera vez, me había separado de ella lo estrictamente necesario y ésto iba a ser muy duro para ambos, a mi me destrozaba el alma-Te quiero Eara-le dí un tierno beso en la frente mirándo con intensidad y amor sus ojos verde esmeralda.

-Te quiero papá ¡vuelve pronto!-gritó la niña agitando su mano dedicándome una dulce sonrisa que tan bien conocía. Me despedí de ella con un nudo brutal en la garganta y comencé mi viaje hacía China. Triquel seguía viva, no sabía cómo, pero aún con la cabeza cortada había sobrevivido. Aquella organización que había asesinado a mi mujer y que yo creía desaparecida, había resurgido y perseguían un famoso pergamino, otra reliquia con la que obtener poder o a saber que otras cosas...

Yo no iba a permitírselo, tenía que conseguir aquel objeto, Eara debía de vivir en un mundo sin miedo, su pequeño universo de felicidad no iba a ser interrumpido por aquella basura. Los detendría. Por mi pequeña, por Victoria..

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26/10/2018, 00:25
Marina Sorní

Me paré frente al espejo de la habitación a medio cambiarme, observándome, observando la cicatriz en mi pierna a la que a pesar de haberme acostumbrando solía prestar especial atención; pasé mi mano por esta mientras me tomaba un tiempo para recapacitar pero también para pensar en el futuro y a continuación cerré los ojos alejando mi mano para finalmente forzar una sonrisa antes de terminar de vestirme y salir camino a mi cita.

-Así que...¿el Código del Dragón?- repetí. Buscar tesoros formaba parte de mi día a día pero algo llamó especialmente mi atención de aquella oferta, lo medité con el ceño ligeramente fruncido, en cualquier caso si mis sospechas eran erradas solo sería un alivio pero después de aquel encuentro en Polonia me era difícil creer que resultaría por ser tan bonito, incluso de ser así estaba segura que el tiempo, por desgracia, terminaría por darme la razón.

Aquel hombre se percató de mi expresión y me dio unos segundos para pensar en silencio antes de aventurarse a decir algo -¿Acaso no te interesa?-

En aquel momento alcé la mirada dejando claro que acababa de salir de un profundo estado de pensamiento y esbozando una sonrisa dí mi respuesta -¿Cuándo empiezo?-

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26/10/2018, 15:47
Eoric Starggen

Estaba en mi despacho del centro de Madrid, firmando los nuevos proyectos en los que mi floreciente empresa estaba por colaborar, todo iba viento en popa, me sobraban clientes las tecnologías de ultima generación que ofrecía mi empresa estaban siendo punteras en todo los campos desde la exploración submarina hasta los viajes espaciales.
Una vez acabada la firma de proyectos, me deleite con los informes de mis  empleados sobre las operaciones de los proyectos en curso, pare concretamente en el de una organización TRIQUEL, aquella organización que contratara mis  servicios atravesó de mi ex prometida Diana.
Diana aquella bella pelirroja que después de 15 años de su ruptura, lo había encontrado de nuevo, de aquel encuentro había salido una gran noche y un cuantioso contrato, después de aquello ella había vuelto a desaparecer sin tiempos siquiera a sonsacarle como había echo para descubrir que seguía vivo.
Cuando el gobierno te ayuda a fingir tu muerte  no suele dejar cabos sueltos, la casualidad no había tenido nada que ver y dudaba que por un simple negocio alguien deseara gastar sumas de dinero en investigar su muerte, de todos modos el informe parecía muy normal unas excavaciones sencillas y sin nada especial, esa organización no parecía gran cosa pero bueno su hermano Teodoro, otra de las variables que tras 15 años volvía aparecer en su vida, le había contado sus desencuentros con esa organización y el peligro que suponía.

yo me estaba manteniendo al margen por la maldita desconfianza que me  produjera la historia de Teodoro, TRIQUEL su némesis mortal, quería tener controlada a su familia y utilizarla en contra de él, si lo pensaba bien parecía una tontería posiblemente creada en la egocéntrica mente del siempre superior e inteligente Doctor Teodoro Romasanta,pero la realidad para mi es que nunca han intentado nada contra mi  así que las Teorías de Teodoro bien se podían esfumar como había pasado con él desde su encuentro.

Eche la mano al teléfono con la intención de llamar a la Sede de la organización y contactar con Diana, porque volver a perder a la que había sido la mujer de mi vida por mi entrometido hermano pero de golpe me sonó el teléfono, un numero oculto en pantalla, cogí muy tranquilamente al otro lado del teléfono la voz de Teodoro sonó- Hola hermano, lo que predije se acerca, necesito tu ayuda, que te parecería hacer un pequeño viaje de negocios a China.

Así de improviso aquello me choco a la vez que me enervaba- Teodoro, no pienso viajar a china así de improviso, no sé qué quieres que haga allí pero sea lo que sea no, he estado desde tu visita atento y precavido pero nadie ha intentado nada contra mí y los informes que me llegan de mis empleados a los que he mandado a trabajar en las excavaciones con esa tal TRIQUEL, son simples y para nada extraños, solo debe de ser una organización con el mismo nombre pero nada que ver, olvídate de eso sigue tu vida.

Esperaba que aquella conversación acabara rápido para llamar a Diana pero como no, aquello tenía una réplica- Leo, créeme estoy 100% seguro de que son mi TRIQUEL, y están preparando algo en China aun no puedo decirte lo que pero tengo indicios que me indican que la organización va a operar allí, nuestro hermano pequeño está dentro y en peligro no sabe dónde se ha metido, me gustaría ir a mí pero si quiero acabar con ellos necesito aliados y mas información, algo de lo que ando corto pero mi investigación va por buen camino.
Sé que lo harás al final eres igual que yo, una aventura es una aventura y no puedes rechazarla
por algo somos gemelos.
Cuento contigo Leo, si no soy yo, alguien contactara contigo para darte todos los datos que posea.

Después de decir eso colgó, suspire y después maldije a Teodoro, otra vez se entrometía entre Diana y yo, pero solo le daría una oportunidad este viaje sería el primero y el ultimo que hacía por él.

Cogí y llame a mi secretaria- Por favor Laura, necesito que solicites un estudio de Mercado en China, posibles clientes potenciales, gracias- bueno pensé ya que iba a viajar a China, si lo de Teodoro no era lo que parecía siempre podría aprovechar el viaje para hacer negocio

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27/10/2018, 12:19
Dagomaru Weir

En el despacho del Doctor Weir, la puerta de entrada no daba al frontal de la mesa del despacho, si no a un lateral. El frontal estaba encarado a una de las paredes, que había mandado remplazar por una pizarra que ocupaba la totalidad de la superficie. Dicha pizarra estaba totalmente escrita, dibujada e incluso relacionada entre sí. Era el inicio de su próximo libro "Humanidad: Una teoría del Todo". Un intento de conectar elementos comunes a todas las culturas registradas, y buscar un elemento común oculto a simple vista que pudiera revolucionar el entendimiento de la historia humana hasta el momento.

Así, sentado desde aquella enorme silla detrás de su mesa, podía contemplar la magnitud de su obra sin ver entorpecida su visión o tener que moverse. Porque de aquella manera, podía mantener las torres de libros apilados en perfectas y simétricas torres como si de la imitación del núcleo de una ciudad se tratara. A pesar de la falta de espacio, se las había ingeniado para que todo pareciera ordenado y estructurado, hasta la posición del lápiz, que estaba en paralelo con el borde de la mesa.

Sus libros, sus teorías, sus estudios, todo tenía sentido en un marco común más allá del conocimiento popular de la historia por los contemporáneos. Pero para probarlo, aún le faltaban algunas piezas. Aquello que permanecía escrito en el Código del Dragón y una raza anterior a la humana. Publicar algo en aquel punto muerto sin las pruebas suficientes, sería poner fin a su carrera y disfrutar de su familia en Feroe, en una vida larga, tranquila y pacífica. Y los planes después de su retiro forzoso no le parecían de lo más convincentes, ni mucho menos.

Una vez más, se puso en pie sobre la mesa de su despacho descalzo, eso sí, para tener mejor panorámica de la habitación. Desde aquel punto superior era más visible el punto de obsesión al que había llegado el buen Doctor. Medio centenar de libros abiertos, en el suelo, encarados en dirección Weir. De esta manera, solo necesitaba ponerse las gafas de lejos y girar sobre sí mismo para compilar la información en su cabeza, y a la par, seguir teniendo la pizarra a la vista.

Y girando sobre el mismo, lentamente, comenzó a mover los dedos índice y corazón de la mano derecha, como un tic nervioso de cuando no conseguía algo, o simplemente, se ponía nervioso. Sabía que lo había tenido delante de él, en algún momento. Era desde aquel crucero años atrás que para encontrar algo o deducir cosas extrañas o difíciles de creer, necesitaba mirarlas desde arriba, en un entorno oscuro.

Como si mirara desde lo alto de un pozo algo muy importante.

Pero cuanto más repetía aquella acción, más nervioso se ponía. Más pesadillas tenían, levantándose en un hospital mientras una grotesca sonrisa le observaba. Durante unos segundos, de pie sobre su mesa, dejó de coger aire, paralizado. Levantó la mirada a la pizarra mientras entreabría los labios, colapsado, habiendo perdido la noción del tiempo y del espacio. Pero quiso el destino que aquella tarde, allí de pie colapsado, alguien llamara a la puerta.

El sonido de unos nudillos sobre la madera de roble arrancó a Dagomaru de aquel corte mental que había sufrido, pero lejos de actuar normalmente, su cuerpo reaccionó por él. Se llevó las manos a la cabeza, agachándose como si el techo de la universidad se le fuera a venir encima. Algo que jamás ocurrió, pero le hizo ver que una vez más estaba allí de pie, sin saber cuánto tiempo había pasado y con aquel miedo atroz a cosas que no tenían el menor sentido en su vida.

Aun de pie en aquella mesa, mandó pasar al inesperado visitante. Un representante de una compañía interesada en reliquias venía a buscarle para ofrecerle una de las dos últimas piezas de su particular rompecabezas, una preciosa y extraña coincidencia que el destino había puesto en su camino.

El Código del Dragón. El Doctor Weir jamás realizaba expediciones. Estaban llenas de polvo, gente sucia, gente desconocida, gente a secas, bichos, pájaros, falta de higiene, palabrotas y lo que era lo peor de todo: Falta de una dieta rica en fibra. Pero no podía negar que el atractivo de la expedición tanto en conocimiento como en fondos era motivo suficiente como para plantearse una... excepción.

- Llamaré al mejor caza tesoros que conozco. - Acabó por afirmar, mientras se bajaba de la mesa y echaba mano del móvil. Sabía exactamente que decir para convencerle.

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27/10/2018, 13:49
Dagomaru Weir

Al descolgar el teléfono, Dagomaru, que siempre seguía un orden exacto en todo lo que hacía, cogió aire y comenzó a hablar: Buenos días Heinrich. Ha venido a verme alguien para un trabajo. Un último trabajo con muchos ceros en el cheque... ¿Te interesa? -

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28/10/2018, 17:33
Maximilian Fox

El trozo de bambu se lleno de agua, lo que hizo que la gravedad lo hiciera bajar y alimentar de agua el pequeño estanque, antes de subir de nuevo, para llenarse y repetir el proceso. Eso causaba un ruido rítmico, estable, que quienes estaban en aquel templo abovedado y frio, ya lo tomaran como común.

En el centro del lugar, siete personas se encontraban, allí, meditando en la oscuridad y el frio. Alguien, lejano, golpeo un gong, y el mas anciano, entreabrió los ojos.  El sonido de “Ohhhhmmm” de la meditación de los siete se detuvo. Maximilian asintió y se puso de pie. Hizo una reverencia y se retiro de allí.

Afuera del templo, el sol brindaba un fuertísimo sol.

Espero que sus vacaciones hayan sido lo que esperaba , Mister Fox.- dijo la rubia californiana, haciendo sonar la moto al acercarse su pasajero. Fox se puso el sobretodo y las gafas de aviador, pues la chica solia hacer que la moto fuera muy rápido por la ruta 66. – ¿Adonde me lleva, Cassandra? –
Usted sabe, Doctor. A la Aventura.-

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29/10/2018, 01:04
Heinrich von Krüger

-Piscina climatizada... -Eso fue lo único que dijo Heinrich segundos antes de colgar el teléfono y coger sus maletas listas para un pequeño viaje rápido en avión hasta la localidad; fuera lo que fuera, no esperara que fuera más duro que sumergirse en lagos helados en busca de oro, o aguantar a feministas de pacotilla hablar sobre el trabajo de las mujeres y que merecen tener cosas por el mero hecho de ser mujer... ¿Cuántas mujeres bucean en lagos congelados bajo el amparo de la noche para conseguir lingotes de oro nazis y joyas de judíos?, Heinrich no sabía la cantidad, pero según pudo ver, ninguna.

La vida del, ya casi anciano y casi jubilado, Heinrich no hacía más que complicarse con el paso del tiempo, la sociedad avanzaba incansable hacia su auto-destrucción, y no en particular por los -cada vez- peores estilos musicales que iban apareciendo o por las modas estrafalarias que iban siendo partícipes los jóvenes y no tan jóvenes. Sino porque los lagos se estaban quedando sin oro, y Kruger siempre presintió que una vez que el último lingote hubiera sido retirado, alguien los volvería a llenar.

Con estos pensamientos en mente, el cazatesoros llegó a su destino.

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26/11/2018, 16:50
Shiraiwa Aratani

Aquella mañana, la joven caminaba de un lado para otro nerviosa, sabía de sobra que tenía que tenía que recoger a un grupo de distintas partes del mundo, porque, según le habían comunicado, irían a visitar la ciudad y ella, como buena guía turística, debía ser quien asesorase a esta muchedumbre que no se conocía entre ellos, o, al menos, eso pensaba. 

Suspiró mientras se recogía el cabello en un moño alto improvisado con lo primero que sacó del bolsillo: un lápiz. A decir verdad, había dominado con bastante soltura el arte de hacerse moños con lo primero que pillase por ahí. Sonrió y recogió el cartel que había dejado en el suelo. 

La mujer, quien tendría , aproximadamente, sobre los treinta y los treinta y cinco años, se acercó al gran ventanal y se cruzó de brazos.

¡Vaya, está lloviendo! -pensó para sí-.

Y, de fondo, la voz de la mujer de megafonía anunciaba que los pasajeros del vuelo 365 llegarían al destino final, mientras que los de 696 tardarían, como era el caso del vuelo procedente de España. Aratani sostenía tanto el cartel como la carpeta con las fotos de los pasajeros. Esperaba acordarse de sus rostros o tendría un serio problema.

El problema es que, China, los iba a recibir con un cielo nublado y... contaminado.

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28/11/2018, 12:43

La voz de megafonía respondía a tus dudas sobre cuánto faltaba para el lugar. Relativamente nada, sólo que el avión descansara en tierra firmen.

Había pasado un poco de tiempo tras el último encuentro con Teodoro, el cual ahora estaba, nuevamente, a su rollo, indagando por su cuenta. Te hubo dado una misión, bueno, más que una misión era... otro tipo de historia... ¿No? Pues bien sabía, que tu hermano pequeño había sido aceptado en un programa de buscar reliquias, o... ¿no era así? En cualquier caso, lo que había sabido, tanto por Teo, como por cuenta propia, es que aquel ''cursillo  o programa'', tenía como entre letras, la fina y delgada línea de Triquel.

¿Acaso no había sido exterminada?

Pero... claro, eran como el ave fénix.

 

Y el avión aterrizó.

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28/11/2018, 17:14
Ulthred Johansson

El viaje en avión había sido extenuante, tantas horas sin hacer casi nada me aburrían tremendamente, necesitaba estar ocupado, distraido y metido en aquella lata cuatrimotor no ayudaba en absoluto. Pensar, me daba para pensar mucho, demasiado y eso no era bueno, los recuerdos volvían de nuevo. Saqué una foto de mi cartera que siempre llevaba conmigo. Mi hija, la preciosa pequeña de ojos verdes y pelo rojo como el fuego que había dejado en casa sin saber cuánto tiempo pasaría hasta que la volviese a ver, esperaba que poco, quizás unos pocos días, un par de semanas como mucho pero lo desconocía totalmente.

Al final tras una eternidad sonó el aviso por el altavoz de que estábamos aproximándonos a nuestro destino y que comenzábamos el descenso-Gracias Señor-murmuré levantando el respaldo de mi asiento y poniéndome el cinturón de seguridad, deseaba pisar tierra firme, seguía prefiriendo estár bajo el agua que en los cielos. El descenso fue suave y rápido por lo que aterrizamos sin problema alguno, fui en busca de mi maleta y seguí las indicaciones de los carteles, el típico barullo de gente de un aeropuerto me rodeaba del cual conseguí abstraerme hasta llegar a la salida.

Dijeron que habría alguien esperándonos así que nada más traspasar la puerta comencé a buscar con la mirada dando con el cartel en pocos segundos. Lo sostenía una mujer de facciones orientales así que me encaminé hacia ella directamente con un gesto de aprobación de "si, soy yo". Cuando llegué ante ella alagué mi mano a modo de saludo-Hola, soy Ulthred Johansson, aunque bueno supongo, que usted ya lo sabrá-dije con una sonrisa viendo su abultada carpeta, a continuación miré a mi alrederor-Vaya..¿soy el primero en llegar?-elevé las cejas sorprendido, tocaría esperar al resto entonces.

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29/11/2018, 12:13
Eoric Starggen
Sólo para el director

Triquel, Triquel, Triquel - el nombre resonaba en mi mente, como me podía haber dejado embaucar por Teodoro así, mi vida sería mucho más tranquila si no le hiciera caso al pirado egocéntrico de mi hermano, bueno aprovecharía el viaje comprobaría que todo estaba bien que esa organización era legal, nada que ver con lo que Teodoro contaba y después contactaría con los posibles clientes que tenía en la lista dada por mi secretaria.
Baje del avión en aquel aeropuerto atestado de gente y me dirijo a la salida sin prisa pero sin pausa, pensando como podía hacer para conseguir información de ese "cursillo" en el que estaba mi hermano pequeño sin llamar mucho la atención y preferiblemente evitando cruzarme con él, era complicado tener que explicarle en persona porque había estado tantos años supuestamente muerto, prefería prolongarlo lo máximo posible y hacerlo en un ambiente íntimo, navidad quizás, navidad era una buena fecha para volver a casa.
al llegar cerca de la puerta me pare, quizás era tarde pero me di cuenta que había perdido las buenas costumbres adquiridas cuando trabajaba con el gobierno, supongo que los varios años que he estado levantando la empresa me han hecho un poco confiado cara las amenazas exteriores, me aparte hacia una columna y espaldas a ella, disimuladamente hice el amago de atarme un zapato, mientras observe a mi alrededor  por si alguien me seguía, no es que sea un experto en el análisis humano y que aquella acción fuera a mostrarme todo lo sospechoso de los alrededores, pero nunca estaba de más y si tenía suerte a veces podría salvarme la vida.

 

- Tiradas (1)
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01/12/2018, 12:56
Shiraiwa Aratani

La mujer asiática saludó al recién llegado, del mismo modo que volvió a mirar hacia la pista de aterrizaje esperando, con paciencia, la llegada de los otros aviones.

Al parecer, ha habido un pequeño retraso con la llegada estimada. Supongo que será por el clima. Al parecer, estos serán los últimos vuelos que llegarán al gigante asiático. ¿Ulthred? Sí, le conozco; pero no más que por estas fichas que tengo para saber quiénes son mis alumnos en esta guía turística.

Aratani caminó en dirección opuesta a la entrada de desembarco, esperando, así, un poco más alejada al grupo que faltaba por venir. 

Para las y media, los aviones aterrizaron uno por uno, dejando la pista de aterrizaje lista para el siguiente. Fue así, como un gran, y numeroso, grupo entraron hacia el interior del aeropuerto.

Ulthred, si me quiere ayudar a visualizar al equipo... por mí, genial.

Fue, entonces, cuando le enseñó las fotos del grupo.

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01/12/2018, 13:02
Anya Triskovla

Anya deseaba pisar con toda su ilusión aquel gigante país. Las horas, interminables, por cierto, del viaje le habían dejado exhausta y, para más inri, el vuelo se había retrasado.

En un principio, la joven rusa, había contratado a una guía que le enseñase la ciudad; pues si no se equivocaba, era mejor conocer el interior y recopilar información con ayuda de otros especialistas; así, ella tendría un elaborado informe y trabajo para su regreso a Kiev.

Entre tanto, cuando bajó de aquel vuelo a eso de las y cuarto, se encontró con una cola en la entrada al aeropuerto; lo cual le llevaba a pensar que su avión no había sido el único con retraso. ¿Había sido aquello posible? Sí, claro. Pues bien escuchó en su interior, por parte del piloto, que debido a los fenómenos atmosféricos iban a tardar... un poco en llegar, pero que lo harían sanos y salvo.

La joven rubia consiguió coger su maleta y esperó a visualizar a la guía que allí se encontraría si sus cálculos no le fallaban. Así pues, cuando avanzó y consiguió hallarla, lo primero que le extrañó fue verla junto con un hombre. ¿Era el ayudante? Posiblemente.

Con una sonrisa encantadora, Anya la saludó en un exquisito acento ruso:

Hola, encantada, soy Anya. -comentó desviando su mirada hacia aquel hombre-, Anya, encantada.

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05/12/2018, 17:42
Adrián Romasanta

Adrián caminaba de un lado para otro, entusiasmado, con varios papeles entre sus manos que debía de estudiarse, pues eran temas de algunas asignaturas que se daban en la carrera de Historia de Asia.

Entretanto, miró la hora como si esperaba que algo ocurriese o, más bien, que alguien llegara.

Ya mismo estará al llegar... ¿No? 

Observó a su alrededor. En aquella sala, apartada de toda civilización. La pantalla de alta tecnología que había en el ala izquierda de aquella blanca y desnuda habitación, informaba sobre alguna actividad fuera de la residencia. Cuando desvió la mirada hacia sus apuntes, alguien llamó a la puerta y ante él se mostró una cabellera rojiza.

 

Notas de juego

No hay nadie que te siga.

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05/12/2018, 17:47
Diana Lastres Nieves

Buenas, ¿qué estás haciendo?, ¿te sirven mis apuntes? Posiblemente mañana tengas que ir a clases, pero, mientras tanto, puedes mirar mis apuntes para recuperar el tiempo perdido. ¿Qué te parece?, por cierto, se me olvidaba, ¿esperas a alguien? Te veo ausente.

Creo haber escuchado a Eduardo de que tenemos una cita programada con... algún familiar Romasanta. -En ese momento miró a su acompañante con mirada de pocos amigos-. ¿Sabes algo?

Se dio media vuelta, sin dejar que el otro le respondiese y se encaminó hacia la sala a la espera de aquel misterioso Romasanta.

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05/12/2018, 19:32
Eoric Starggen

Parecía que no me seguía nadie, así que proseguí mi viaje, deje mi maleta en una consigna ya volvería por ella más tarde, cogí un taxi y pedí que me llevara a la dirección donde mi secretaria había quedado con los responsables de las operaciones de esa tal TRIQUEL, cuando se concertó la cita fui prudente y oculte mi misión de investigar como una simple visita de cortesía a mi cliente ya que iba viajar a Japón, no fue difícil convencerlos diciéndole que quería ver como estaban trabajando con mi tecnología para si podía echarles una mano y optimizarla mucho más viendo en que están trabajando, esa era mi cuartada, igual les parecía raro que el dueño de una gran empresa como la mía se desplace personalmente a hacer tales cosas pero si  sacaban el tema ya buscaría alguna manera de salir del embrollo.

La verdad es que tardamos en llegar al sitio, un poco alejado de la mano de dios podríamos decir, cuando me baje del taxi observe la ubicación, después fui con paso firme y decidido  a ver que me deparaba aquello, de golpe tuve un pequeño escalofrió, fue raro- Maldito Teo en que me estará metiendo- pensé antes de proseguir y adentrarme en lo que podía ser un sitio peligroso

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09/12/2018, 19:07
Ramón Roures

Después de una eternidad, y el pasaporte controlado por un guardia de seguridad en lugar de un policía, logro continuar avanzando en los trámites burocráticos para embarcar. Niego con la cabeza sin entenderlo igual que no entiendo que los que se encarguen de hacer la ronda en los cuarteles sean también guardias de seguridad privados, si seguro que hay jugosísimas comisiones, que las campañas publicitarias son muy caras. Por eso también deben estar los accesos VIP’S, esos si controlados por la policía. Así puede que no les pregunten a nuestros ministros de porque no confían en sus fuerzas de seguridad para controlar los accesos a su país.

El embarque es otra historia, afortunadamente los diversos documentos que me han preparado deben estar perfectamente ordenados ya que no me reclama ninguno y puedo finalmente llegar al avión.

La llegada, después de unas cuantas horas en las que he acabado plácidamente dormido cuando me había planteado repasar mis conocimientos de mandarín, esta bastante mas ordenada recuperando mi equipaje sin problemas, al parecer como todos.

Al salir a la sala de llegadas distingo una joven con un letrero donde esta escrita la referencia que debia buscar. Ya hay dos personas mas con equipaje a su lado que es evidente que están esperando. Sin dilación me dirijo hacía ellos saludándolos al llegar.

– Mis disculpas, ya se que llego tarde, pero el avión acaba de tomar tierra. – Ofreciéndoles la mano. – Ramon, encantado de conocerlos.