Cuando el equipo se dividió y observasteis cómo os dieron la llave de la habitación de Fox antes de desaparecer en aquel ascensor y bajo tantos kilómetros de agua, subisteis al otro y pulsasteis el botón correspondiente a vuestra planta.

El elevador subía a su ritmo, pero aquellos minutos parecían una eternidad. No sabíais nada de Fox desde que cada uno se metió en su propia habitación. Y , mucho menos, pudisteis oír algún sonido proveniente de su habitación, pues las paredes estaban aisladas para el propio bienestar del cliente.

Para cuando llegasteis a la planta y el ascensor abrió sus puertas de metal, el pasillo era el típico sacado de una película de terror.

Sus luces no parpadeaban, ni nada por estilo. Aunque aquello no podía evitar que vuestra piel se erizase y, mucho menos, que bajaseis el estado de alerta. Habíais padecido mucho desde que Triquel apareció en vuestras vidas y ya, por raro que pareciese -aunque común para ustedes-, esperabais cualquier cosa de aquella organización que se hubo disipado. 

Sin embargo, en aquellos momentos de tensión, ni tan siquiera el sonido del Whatsapp de Ulthred podía traquilizaros. En él, había un mensaje de la pequeña Victoria que decía tal que así:

En el sitio rocoso al que fuimos en verano, ha crecido una seta. Hoy vamos a ir  a la posada, o, al menos, me va a llevar mi  madrastra.  ¡Creo que me voy a pedir el plato de arroz! Por cierto, ¿todo va bien?

 Victoria había sobresaltado las palabras en negritas. ¡Digno de una niña de su edad que quería darle énfasis a ciertas cosas!

Seguisteis caminando hacia la habitación y al llegar observasteis que estaba entreabierta. Sin vacilar, o , al menos, Marina no vaciló, la abrió y un olor fuerte a hierro invadió las fosas nasales. En la oscuridad del cuarto, a penas podíais visibilizar algo. Necesitabais luz.

Solo interrumpo mi concentración sobre la pipa para decir que servidor se queda, y pegarle un trago largo a la cerveza.

-Oh Boze. Oh matko Boze. Qué rica... Me quedaré aquí por si todo esto de la conspiración es algo exagerado y están de camino

Miré a mi compañero mientras el ascensor subía, y aunque había algunas cosas que me  moría de ganas por decirle fui lo suficientemente fuerte como para morderme la lengua lo bastante como para dejar escapar solo una simple pregunta -¿crees que están detrás de esto?- la hice pese a creer que conocía bien la respuesta. Poco después llegamos frente a la habitación y nos encontramos con una puerta entreabierta, miré a Ulthred mientras tomaba el pomo con una mano para hacerle entender que estaba por abrir mientras con la otra preparaba la linterna del teléfono móvil dado que no se veía salir luz y devolviendo mi atención a la puerta la abrí de golpe.

Los turistas y la guía se encontraban en el rellano. Tras ver como Marina y Ulthred decididos subían en el ascensor para ir a la habitación de Fox, el equipo restante bajó en dirección a la de Anya.  La fauna acuática era visible cada vez que descendíais a más kilómetros. Aquello podía transmitir cierta claustofobia, aquafobia o hidrofobia, dependiendo del grado de los presentes. 

Para cuando llegasteis a la planta y el ascensor abrió sus puertas de metal, el pasillo era el típico sacado de una película de terror, sólo que este era más futurista con sus peces nadando a diestro y siniestro por encima de vuestras cabezas. Al llegar a la puerta de la habitación,  pudisteis ver que estaba cerrada. Así pues, Aratani la abrió y en ella resonaba silencio por doquier. 

Estaba intacta, tal y como la hubieron dejado las limpiadoras antes de ser entregada a su respectiva clienta. Los amplios ventanales de cristal mostraban, una vez más, aquel lugar de ensueños. . . 

Si bien vistes como tus compañeros se dividían en su película montada como si de 'Viernes 13' se tratase, un camarero volvió a la mesa para dejar una botella del mejor champán que tenían en sus bodegas. 

Para cuando empezaste a degustarlo, un SMS llegó a tu móvil. Hacía mucho que no recibías alguno, más que nada, porque el mundo se había innovado y las personas usaban Whatsapp u otras aplicaciones similares. Quienes verdaderamente usaban aquel método eran nada más y nada menos que las sucursales o empresas de publicidad para enviar alguna novedad. 

Así pues, sin vacilar lo abriste. El mensaje venía de un número desconocido al que no habías guardado en tu lista de contactos. 

Dzień dobry, jak się masz? Potrzebuje pomocy. I have your pipe, teacher. 

 Sólo había una persona que podía ser la emisora de aquel peculiar SMS. El por qué no usase Whatsapp y el que hubiera cambiado de teléfono móvil eran dos datos insignificativos para la sensación que sentías. ¿Cómo era que había vuelto después de tanto tiempo? 

Contesto al móvil mirando desconfiado a mi alrededor 

Gdzie? Kiedy?

Lo dejo apoyado en la mesa más intranquilo que antes... Y vuelvo a mi cerveza y mi pipa. Espero que se pueda fumar aquí

El trayecto en el ascensor fue tenso, no por la presencia de Marina, en absoluto sino por lo que me temía lo que nos podíamos encontrar en aquella habitación y más aún cuando llegamos a la planta y se abrieron las puertas. El ambiente era opresivo y me daba la sensación de que sólo faltaba el niño de El Resplandor con un tricilo recorriendo ese pasillo. Miré con gesto tenso y comenzamos a caminar hasta la habitación en cuestión.

El silencio reinaba, no se escuchaban voces, ni televisores encendidos tras aquellas puertas numeradas lo que era extraño, provocando que frunciese el ceño, en ese momento sonó el aviso de que tenía un mensaje nuevo en mi móvil, llevé la mano por instinto hacia él y miré a Marina con gesto de disculpa pero al mirar aquel mensaje me quedé congelado, me detuve en mitad del pasillo y tuve que releer el mensaje varias veces incrédulo-No..no puede ser...-musité con nerviosismo creciente. Recordé lo que me había dicho mi hija hace tiempo. Una conversación a la que no le dí importancia, pero que ahora cobraba un terrible sentido, mi barbilla tembló unos instantes, guardé el móvil y recuperé la posición al lado de Marina, intentando recomponerme con rapidez, tenía que llamar a mi pequeña, lo antes posible...

Cuando llegamos ante la puerta vimos que se encontraba entreabierta y miré a Marina interrogante y asentí ante su pregunta-Aunque me cueste admitirlo, es muy posible...-murmuré caminando tras Marina que entró en la habitación sin dudar. No era partidario de entrar así sin tener un mínimo de cautela y ya era tarde así que conecté la lintentar del móvil y enfoqué al interior de la habitación, aquel olor...tenía que ser sangre, sin duda alguna.

- Creo que voy a vomitar. - afirmó, mareado y desorientado al abrirse las puertas y mostrar aquella visión de pasillos rodeados por agua. Porque Dagomaru si era alguien con bastantes fobias, entre las que se incluía la hidrofobia. Así que durante unos segundos vaciló, en dar un paso más o quedarse donde estaba y volver al comedor, ya que ahora mismo, el plan de no hacer nada sele antojaba de lo más convincente.

Por desgracia, alguien le empujó, y no solo tuvo que contener las ganas de gritar y correr histéricamente, además tuvo que luchar ocntra su propio subconsciente para no caer derrumbado allí mismo, incosciente por un desmayo. Porque puede ser que otros no, pero él miraba a través del agua, y tenía la sensación de que en cualquier momento, un tiburón gigante se comería a alguien querido para él.

Se situó estrategicamente detrás de Aratani, quien usaría como escudo humano en caso de necesidad. Ella parecía la única a la cual podría mover sin problemas en caso de emergencia, porque aquel sitio le traía toda una batería de malas sensaciones. Desde aquella posición aventajada, en la cual parecía disfrutar de una seguridad pasajera, se tomó la libertad de echar un vistazo a su alrededor.

Sin embargo, pese a tu mareo, descubriste que había unas medias debajo de la cama y, junto a ellas, la ropa interior.

¡Vaya, al final alguien había estado de juerga!

- ...........................uhhhmm................ - Aquello quería decir que había encontrado algo. Pero estaba pensando en como plantearlo. Era como cuando un can encontraba la pelota, y lo anunciaba previamente moviendo la colita. Finalmente, rebuscó en los bolsillos y sacó un boligrafo.

¡Por que la pluma era más poderosa que la espada!

Y recogió algo de debajo de la cama con el uso de tan útil herramienta. Eran unas medias y la ropa interior de Anya. - Como observación, parece ser que alguien estuvo aquí disfrutando de su habitación hasta el último momento. - y con un estilizado y rapido movimiento, dejó las prendas sobre la cama.

Le daba algo de corte tocar la ropa interior femenina de alguienq ue no fuera su esposa, máxime cuando el tío de su mujer estaba allí, vigándole de cerca. - Quizás necesitemos un estudio más... minucioso. -

Marina encontró el interruptor de la luz que estaba justo al lado de la puerta y, al hacerlo, las yemas de sus dedos fueron manchadas de las salpicaduras de sangre que tenía. La luz se abrió camino ante vuestros ojos, motivo por el que os costó haceros a esa luz tan potente que tenía la habitación. 

Una vez que vuestra visión se acostumbró, visteis todo lo que , en parte, esperabais. Eso sí, sin ningún cadáver. Como si de un crío que hubiera esparcido ketchup sobre sus patatas fritas y todo el plato de comida, la sangre había bañado la estancia entera, literalmente. Pues había por las paredes, suelo, cama, lámpara, ventanas...

En lo alto de la cama, entre tanta sangre, un sobre blanco con un símbolo negro, el cual ya era familiar para ustedes, se encontraba dejado a propósito. 

Al abrirlo, una pequeña tarjeta negra con letras en blancas decía lo siguiente:

Bienvenidos. ¡Qué comience el juego! 

¿Cómo sabían que ibais a ir ustedes y no otras personas? Muy fácil, habían colocado una pequeña cámara por la que os estaban observando en la habitación. Lo supisteis porque de la nada se escuchó una voz distorcionada que decía:

En la planta de abajo tengo a vuestro equipo... como también tengo aquí un botón que al darle hará que los grandes ventanales se agrieten y toda la planta quede inundada. Lo que significaría que vuestros compañeros quedarían como el Titanic. Un paso en vano y no vacilaré en pulsar este botón rojo. 

Tras una tétrica risa, la persona autodestruyó la cámara. Parecía que se divertía con aquella situación. ¿Quién podía ser? Aeryn estaba claro que no, pues había abandonado la organización, disolviéndola por completo, comenzando una nueva vida junto a Faraday, con el que había engendrado a una criatura. El señor Ainswoth murió en aquella escena. Entonces, si el padre y la hija no estaban en juego... ¿Quién era la persona que había tomado las riendas de una organización exterminada?

Le entendemos, señor... Romasanta. Yo tampoco me fiaría de mí mismo tras pasar por lo que he pasado, sin embargo, lo hago, porque no quiero que más personas acaben en las garras de Triquel. Necesito averiguar quiénes están al nuevo mando de la organización y frenarla.

Realizó una breve pausa y dio directrices a diestro y siniestro:

¡Diana, Adrián!, preparad el equipo, partimos de inmediato. 

Mientras los dos nombrados iban de un lado hacia otro, Eduardo puso las manos en los hombros de los dos nuevos recién llegados:

Podéis coged todo cuanto necesitéis. Os recomiendo cambiaros de ropa, como también, preservad vuestra identidad, nunca se sabe quién puede estar detrás de nosotros. Si podéis cambiar algo del físico mejor, en una de las habitaciones tenemos prendas de vestir con todo equipado, desde armas, hasta simples pelucas que se adaptan a nuestros capilares, como también la posibilidad de modificar la tez. Ya sabéis eso de la evolución de la tecnología.

Sin embargo, mientras Eduardo os explicaba seriamente todo, en la pantalla azul saltó una emergencia. El característico triángulo rojo se reflejó por las paredes y, ante vosotros, las imágenes de una habitación ensangrentada de un hotel en China. Las imágenes cedidas por una fuente desconocida, mostraban a una pareja de caucásicos en una habitación. Sus manos estaban manchadas de sangre, como también la suela de los zapatos. Todo ello indicaba que habían sido los presuntos ejecutadores del crimen.

En sus manos tenían un sobre blanco, también manchado de sangre, con restos de sus dedos en él. Ante la siniestra fotografía, Eduardo empalideció. No podía creer lo que estaba viendo. ¡Triquel en estado puro! Aquellos dos parecían que acababan de terminar una ejecución. Tragó saliva, tenía miedo. No sabía quién estaba detrás de Triquel... hasta ahora.

¡Aligerad! -gritó tembloroso, apagando el equipo, guardando por última vez aquella foto en su retina-.

Por su parte Heinrich fuertemente armado con una cuchara de postre se abalanzó a la habitación, chocando y rebotando contra la cama mientras intentaba golpearla con aquella ínfima cucharilla. Al parecer, su plan de acabar con todo el mal que hubiera en la estancia usando una simple cuchara, no había funcionado... ¡Incluso fracasó su plan de golpear a una joven con dicho cubierto!.

-¡Caerás ante mi poderosa cucharilla de postre, como el trigo sucumbe ante la guadaña! -Exclamaba mientras atizaba a la cama.

Mientras que su compañero se divertía recogiendo lencería íntima del suelo; Krüger directamente abrió la maleta de la joven y una vez que levantó su cabeza tenía cubriendo su calva un tanga sexy, aún sin utilizar, o al menos eso esperaba.

-¡Estoy ayudando!. -De hecho no, lo hacía porque su compañero también "jugueteaba" con lencería ajena. -¡Soy Dagomaru y juego con ropa interior ajena! Brummm Brummm...- Tras terminar de "demostrar su punto" le lanzó a Dagomaru el tanga.