Partida Rol por web

Miré extrañado el móvil y lo dejé en la taquilla frunciendo el ceño y encogiendo los hombros de forma interrogativa. Desde luego era algo extraño pero no entendía el significado de aquellas palabras, seguí a todo el grupo mientras la guía nos daba amablemente la típica información turística del lugar cuando nombró las esculturas doradas me acerqué varios pasos hasta ellas pero Marina fue la que extendió la mano para tocarla. En ese momento una luz se encendió en mi cerebro-¡No Marina, no la toques!- exclamé, pero fue demasiado tarde una brillante luz recorrió el cuerpo de Marina cayendo ésta desplomada al suelo.

Corrí hacia ella y me agaché al igual que nuestra guía-¿Marina cómo te encuentras?-pregunté mirándola con preocupación aunque parecía recomponerse.-Menudo susto nos has pegado, eso sí que es una descarga de estética- comenté con una sonrisa nerviosa, porque yo sabía que no había sido eso..pero algo más ocurría, un sonido, una muchedumbre creciente se detenía sobre nosotros de manera descontrolada-¿Pero qué coño?- murmuré extrañado mirando al grupo, pero mis ojos se abrieron como platos aquella turba iba aumentando a cada segundo y venía hacia nosotros.

-¡Vamos vamos vamos, hay que apartarse de su camino o nos van a arrasar!-dije observando a Marina, todo aquello había comenzado en cuanto ella había tocado la estatua ¿Qué coño estaba pasando?.

La avalancha de aquellos posesos se quedó en las puertas del interior de la sala, gracias a la intrépida actuación del alemán, el más mayor, quien su experiencia en esos tipos de huida le había servido. 

cuando Heinrich suspiró de alivio porque aquellos seres se habían quedado atrapados, se giró con gran satisfacción. Sin embargo, en un reencuentro rápido del personal a manos de la guía notó que alguien faltaba. 

¿Dónde estaba Dagomaru? 

Los golpes tras la puerta habían cesado. Ya no se escuchaba ruido alguno salvo el murmullo de los turistas que , al parecer, habían vuelto a la normalidad. 

¡Socorro, estamos atrapados!, ¿hay alguien ahí? -gritaban.

Rápidamente, la guía, sin preguntar, abrió la puerta. Efectivamente, aquellas personas que se encontraban aturdidas sin saber qué era lo que realmente había pasado, o el por qué algunos se hallaban inconscientes en el suelo, sentados en lo alto de otros... habían vuelto a la realidad. ¿Qué demonios había pasado? Parecían haber estado posesos. 

Desde el otro lado de la sala, un equipo de seguridad penetró desalojando a los que sí estaban moviéndose, más que nada, para saber quiénes no se hallaban con vida o estaban inconscientes. Uno a uno fueron dejando libre la sala, en su medida, pudiendo dejar ver a aquellos caídos en batallas o no.

Entre ellos, bocabajo, se apareció una melena rubia o castaña clara. Uno de los agentes le dio la vuelta, con los guantes de látex, y comprobó su pulso.

Nada, no respiraba. Había fallecido asfixiado, al igual que algunos más.

El guarda habló con la guía y esta le comunicó que le dejasen unos minutos con el cuerpo, aún caliente, del viajero. Posiblemente, sus compañeros se quisieran despedir de él.

Cuando conseguimos escapar de la turba aun no me lo podía creer, hubo un momento que  pensé que la perdía arrollada por aquella multitud  furibunda, ella estaba más blanca que nunca y muy callada, claramente el estar a punto de ser aplastada la había afectado bastante.
Cuando todo volvió a la normalidad pudimos ver con pena que uno de nuestros compañeros no había tenido tanta suerte.
Oh pobre hombre, parecía agradable pena no haberlo conocido más- dije mientras intentaba confortar a mi amada, protegiéndola entre mis brazos y apartando su mirada del cadáver de aquel hombre

-Boze... Zycie jest brutalnie... Creo que paso de la visita... voy a fumarme una pipa en la puerta

Miro al cuerpo una vez más 

-Szczęść boze drugy.

Apenas me he recuperado de la sorpresa de la avalancha humana que cuando salimos constato uno de sus efectos, aunque hasta hora solamente los había visto a través de las noticias por televisión.

Me quedo paralizado unos segundos al descubrir que uno de los muertos es un miembro del grupo. No puedo dejar de pensar que fue uno de los que fuimos a investigar la desaparición de Anya y que fuéramos el objetivo de quien ha provocado esta avalancha que no puede ser casual que una vez hemos quedado fuera de su alcance haya finalizado.

Me quedo en silencio respetuoso atento por si alguien necesitara respaldo si ha resultado mas afectado.

Heinrich se encontraba gravemente desorientado, aquella avalancha repentina le había cogido casi por sorpresa, por lo que el alemán tan solo logró levantarse y girando su cabeza de un lado a otro cual pequeño pato en busca de su mamá, llamó por el que era su familiar político y el que le había invitado a esa locura.

-¿Dagomaru? ¿Dagomaru? -Volvió a insistir- ¿Dónde estás? ¡No me obligues a usar la cucharilla de postre!.

En ese momento fue cuando lo vio, tumbado en el suelo, el rostro blanquecino y amoratado a causa de aquella inusual estampida, la mirada blanca y perdida en el horizonte y con la boca abierta; completamente inmovil y silencioso. Un escalofrío recorrió la columna de Heinrich cuando, precavido, se acercó a su compañero.

-¿Dago? -Preguntó arrodillándose a su lado- Dago, vamos... -Pone su mano en el hombro del joven y lo mueve lentamente- Tienes que levantarte... -Cuando lo suelta, vuelve a su posición inicial- Tenemos que volver a casa... -Lo zarandea un poco mientras la desesperación inunda- ¡Socorro! ¡Por favor! ¡Ayudenme! -Heinrich se levanta y agarra a Grzegorz, porque parecía el más listo del lugar, empujándole hacia el cadáver- ¡Ayúdale!.

Me encontraba pegada a la pared con la respiración acelerada preparada para salir corriendo de nuevo si la situación lo requería cuando los golpes cesaron. Se abrieron las puertas y todo el mundo parecía haber vuelto a la normalidad, pero no era como si nada hubiese pasado, salí fuera mirando la mano con la que había tocado aquella estatua y cerrándola antes de acercarme de nuevo a mis compañeros y escuchando los gritos de uno de ellos para encontrarme con la terrible escena. -Lo siento- murmuro mirando el cuerpo inerte con expresión de dolor, sabiendo que esto había sido mi culpa.

Tan rápido como se había formado aquella marabunta de gente sin cerebro, parecía todo volver a la normalidad al otro lado de la puerta con aquellas voces confundidas y aunque el alemán había hecho bien la ausencia de su amigo le había puesto en alerta. Miramos a nuestro alrededor y en efecto no estaba. Abrimos la puerta con cuidado y en efecto la gente parecía haber vuelto a su estado normal aunque las caras de confusión eran mayúsculas, pero lo peor fue ver el cadáver de Dagomaru allí tendido, habí sido literalmente pisoteado.

El alemán se tendió sobre él pidiendo ayuda, me incliné para presionar su cuello buscando un pulso en la carótida que sabía que era inexistente y así fué, estaba muerto. Escuché la voz de Marina y yo negué con la cabeza ligeramente en señal de que no había posibilidad alguna-Está muerto, lo siento-fue lo único que dije incorporándome de nuevo, para mirar a la guía-¿Sabe usted algo de lo que ha ocurrido? supongo que también estará puesta en superstición y cosas parecidas ¿no? porque lo que se ha llevado Marina en la mano no ha sido una descarga eléctrica precisamente..-dije suspicaz mirando a la mujer menuda.

Las palabras de Ulthred me sacan de mi bloqueo por lo sucedido. En otras circunstancias diría que son delirios suyos, pero han ocurrido muchas cosas que no tienen explicación.

La desaparición de dos de nuestros compañeros iniciales en muy extrañas circunstancias, la extraña descarga de, ¿electricidad estática?, y por último la estampida humana simultanea…

Me acerco a él para no perderme ni una palabra y fijarme en las reacciones de nuestra guía.

No pareció quedar muy afectada por las desapariciones y una muerte de uno de su grupo tampoco parece afectarle. Había oído hablar de la flema británica, puede que también se espere aquí. Si tiene que ser eso los samuráis debían realizar el seppuku sin mostrar ninguna reacción mientras lo realizaban lo mas lentamente, los monjes budistas inmolándose, quemándose vivos, también manteniendo una expresión inalterable…

Puede que Shiraiwa-sama de estar a solas espresaría su verdadero estado emocional, pero en público debe mostrarse serena y manteniendo todo el control.

Con un gemido escondí el rostro en el pecho de Eoric, murmurando apenas, sin aire y a toda prisa, un fragmento de aquellos salmos aprendidos en mi infancia. "Miserere mei, Deus. Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion,ut aedificentur muri Ierusalem" 

Temblaba, asustada, ante lo que había ocurrido, aquella gente, ¿Qué les había ocurrido? ¿Porque aquella gente nos había atacado? Uno de los miembros de nuestro grupo parecía haber muerto y nos habíamos acercado a verlo, era él que había hablado, creía, no estaba segura, le vi un segundo, antes de volver a concentrarme en Eoric, si él hubiese sido lastimado... me habría muerto de dolor... 

-¿Porqué ha pasado esto?  -pregunte a nadie en particular. Aunque fije la mirada en nuestra guía, esperando una respuesta. 

La leyenda del Dragón de Luz -dije en voz alta, acercándome al grupo con la pipa en la boca. Fumar me relajaba, pero sobre todo, me ayudaba a canalizar mis ideas.

Es una historia muy antigua, pero cuenta que una vez, existió un dragón capaz de transmitir su alma a los humanos. No sé exactamente lo que ha sucedido, pero cuando Marina recibió la descarga, estoy seguro de que algo a nuestro alrededor cambió. En la naturaleza, la energía debe encontrar el equilibrio. Por cada fuerza positiva hay una negativa... y eso es lo que acabamos de ver.

Lentamente, me aproximé al cuerpo de Dagomaru y coloqué una mano sobre su pecho.

Esto debería convencernos de que no estamos de vacaciones ni se trata de un juego. Cada momento de gloria tiene un instante de sufrimiento. 

Entonces me volví hacia nuestra guía.

No me gusta perder el tiempo,ni tampoco que me mareen. La buena comida y la buena bebida no son suficientes para conseguir que me quede aquí. Hasta ahora me conformaba con esperar, pero ya es suficiente. Sus jefes van a tener que hacerlo mucho mejor si no quiere que nos vayamos todos.

Esperaba que la rabia se reflejase lo suficientemente en mi rostro como para que me hiciera caso. Aquel asunto era detestable pero la muerte de aquella manera... inaceptable.

Claro que yo no era así. Era la primera vez que reaccionaba de aquella manera. Quizás... estaba asustado después de todo.

Aratani se encontraba al límite del precipicio. ¿Qué había pasado exactamente? 

-N-No  sé... -se limitó a decir balbuceando-. N-No ten-tengo... r-respues... 

Entonces, el profesor habló por primera vez a lo largo del viaje. Como si por fin hubiera despertado de su yo interior.

Es una historia muy antigua, pero cuenta que una vez, existió un dragón capaz de transmitir su alma a los humanos. No sé exactamente lo que ha sucedido, pero cuando Marina recibió la descarga, estoy seguro de que algo a nuestro alrededor cambió. En la naturaleza, la energía debe encontrar el equilibrio. Por cada fuerza positiva hay una negativa... y eso es lo que acabamos de ver.

La guía asintió con la cabeza y se limitó a pasarle la mano por el hombre a Henrich, el más afectado por la pérdida. 

-D-Debemos ... debemos seguir. -susurró con la cabeza fría. El viaje, después de todo, no se podía paralizar.

-Lo reportarán. Henrich ...dejar ... ir... su alma. 

A continuación, miró la siguiente cosa que debían de hacer de su lista y empezó a andar con la esperanza de que algunos de los visitantes le imitasen.

Observé la situación en silencio, esperando la respuesta de la guía para decidir si debía o no hablar de la letra que había visto en el momento en que aquel "hechizo" o lo que fuese se había liberado... no quería que nadie más muriese por mi culpa hoy y nos habían dejado muy claro que de dar un paso en falso podíamos dar por hecho que ocurriría. La expresión y respuesta de la guía, sin embargo, parecían sinceras y solo pude preguntarme si se le daba muy bien actuar o si estaba siendo utilizada sin darse cuenta, pues tanto el cambio de hotel, como la conveniente llamada frente a nosotros a causa de la "desaparición" de nuestros compañeros como la invitación a tocar aquella estatua habían sido de lo mas desafortunadas a la par de sospechosas... en cualquier caso con ella presente debía tener cuidado.

Grzegorz por su parte había conseguido hacerme pensar en algo "Quizá solo buscan apartarnos para tener el trabajo más fácil..." concluí aunque lo tomaba solo como una posibilidad y no como un hecho. En cualquier caso seguía pensando que Triquel estaba de alguna forma detrás de esto también así que miré a Ulthred a los ojos esperando a que lo hiciese de vuelta y seguidamente aparté la mirada a la estatua que había tocado, tras ello llevé mi mano a la muñeca con la que lo había hecho y tracé una T repetidamente como si se tratase de un masaje, esperando que lo entendiese o que al menos se animase a mirar la estatua de cerca mientras la guía consultaba su lista.

-¿Tenemos trabajo que hacer aquí? Si es por mero turismo creo que es violento que sigamos sin más- expresé a la guía cuando comenzó a andar, antes de seguirla.

Heinrich se levantó con pesar, el hecho de haber perdido a un familiar con el que había pasado unas repentinas vacaciones llevando camisas estampadas a juego era algo duro, pero la muerte era algo que bien conocía el alemán; a lo largo de sus aventuras o inmersiones no era inusual que se quedara alguien atrás, bien porque no sabían del todo como usar el equipo y que Heinrich les gritara cosas en alemán en vez de enseñarles era un buen motivo para no aprender a usarlo... o bien porque directamente eran DEMASIADO cualificados y un ligero pequeño mínimo error era necesario para que no dejaran sin trabajo al alemán.

-Le diré a mi sobrina... -Comenzó a decir el alemán- No sé, que te disfrazaste de perro para infiltrarte en una, ¡yo que sé!, librería... y... estaba al lado de un restaurante... ¡Bah, ella se imaginará el resto!.

Tras decir esto, Heinrich se giró y agarró por la solapa a Grzegorz, levantándolo un par de centímetros del suelo.

-No sé como te llamas ni me importa. -dijo mirándole a los ojos- Te llamaré Dagomaru 2.

Heinrich parecía sufrir la pérdida de Dagomaru. Eso debía concedérselo. Aquel nazi tenía corazón y todo, aunque solo con unos pocos. Lo sentía también por Dago, pero podía habernos ocurrido lo mismo a cualquiera de nosotros.

-Pues no sé si eso es lo que más conv... -empecé a decir, cuando de repente, se giró y me levantó del suelo.

-No sé como te llamas ni me importa. Te llamaré Dagomaru 2.

-Eeeh, Dagomaru 2 es un poco largo, ¿no te parece? ¿Qué te parece si me llamas Greg? E-es más práctico -le dije, algo intimidado por tener los pies colgando y los ojos del nazi mirándome fijamente.